viernes, 30 de agosto de 2019

El falso dilema del Green New Deal


https://neweconomics.org/uploads/files/8f737ea195fe56db2f_xbm6ihwb1.pdf
Queridos lectores:

A principios de este año, la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez encabezó una propuesta que, junto con algunos de sus correligionarios, presentó en el Congreso de los EE.UU. La propuesta promovía la adopción inmediata por parte de los EE.UU. de un plan de choque para conseguir que el país lidere la lucha mundial contra el Cambio Climático y al mismo tiempo recupere la equidad perdida con la generación de millones de nuevos puestos de trabajo de mejor calidad y más remunerados. Imitando a aquel New Deal (Nuevo Acuerdo) que implantó el presidente Roosevelt en los años 30 del siglo pasado, a este plan lo bautizaron como Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde).

Teniendo en cuenta que el Partido Republicano tiene la mayoría en el Congreso, no fue para nada sorprendente que la propuesta fuera rechazada, aunque sí que cabe destacar que lo fue de manera vergonzante, ya que la mayoría no permitió que fuese debatida antes de la votación. Como respuesta a ese atropello, el grueso de los representantes demócratas no votó, a modo de protesta, y los pocos demócratas que votaron era porque lo hacían en contra, así que la propuesta fue descartada por 57 votos en contra y 0 votos a favor.

Desde que fuera presentado, el Green New Deal (GND a partir de ahora) ha generado un cierto revuelo, con varias decenas de artículos escritos y algún que otro libro publicado (cosa que no está nada mal para un magro texto de solo 14 páginas con un tipo de letra enorme y solo 25 líneas por página). La propuesta ha recibido tanto elogios como furibundos ataques, con una longitud que excede con mucho la del texto discutido (creo que ni Góngora ni xkcd han conseguido tener una ratio de texto de comentario por texto escrito tan elevada). Abrumado, como he estado, por la inmensa cantidad de artículos que he visto durante estos meses sobre el tema, tenía la impresión de que el GND era uno de los grandes temas de debate de los últimos años y que por ello necesitaba dedicarle un cierto tiempo a su estudio (y así lo comentaba en las charlas en las que me han preguntado sobre él). Cuál no ha sido mi decepción cuando, encontrando por fin un momento para volcarme sobre la documentación existente, me encuentro con el raquítico texto de la propuesta y la enorme simplificación de las propuestas que contiene.

Dado que es previsible que el tema del GND vuelva una y otra vez (esta misma semana el senador Bernie Sanders, contumaz candidato presidencial, lo ha vuelto a sacar), he querido esta semana escribir un post haciendo un comentario en detalle de todas y cada una de las propuestas que contiene (que tampoco son tantas), de modo que el lector que no domina el inglés pueda hacerse una idea general de lo que trata la propuesta y al mismo tiempo pueda conocer mi análisis técnico sobre la misma.

Antes de entrar en el análisis técnico en sí, hay una cierta cuestión de orden en esta propuesta, y que tiene que ver con su oportunidad. No es que el Cambio Climático no sea importante: por supuesto que lo es, y nos va mucho en juego, a todos. No es que la respuesta la Cambio Climático no sea urgente: los plazos se acortan y es perentorio reaccionar antes de que se sobrepasen ciertos umbrales críticos (si no se han sobrepasado ya). Lo que es cuestionable es la oportunidad política de la propuesta presentada en el Congreso de los EE.UU. Cuando Franklin Delano Roosevelt presentó el New Deal, él ostentaba la presidencia de los Estados Unidos, y tenía por tanto la capacidad política no solo para proponer el plan, sino para llevarlo a cabo. Sin embargo, los demócratas no están en el poder en los EE.UU. en este momento, y Ocasio-Cortez no es la presidente de los EE.UU. Que ella presente un plan con ese nombre de alguna manera usurpa el legado de Roosevelt y parece querer apropiarse de unos roles que no le son suyos. Si verdaderamente cree en ese plan y su importancia le parece que trasciende la dinámica partidista, ¿por qué no ha intentado, pacientemente, ir convenciendo a los republicanos de su conveniencia y necesidad? ¿Por qué no ha intentando presentar el plan conjuntamente con el partido republicano, aunque eso hubiera llevado mucho más tiempo y le hubiera restado protagonismo a ella? Al margen de que el mundo necesita algo como el GND, está claro que Ocasio-Cortez ha usado este plan y con este nombre como una palanca de promoción personal, y al hacerlo ha quemado un activo valioso, no solo un nombre útil sino que ha soliviantado a los sectores más conservadores para que carguen sus armas contra una lucha, la del Cambio Climático, en la que todos deberíamos militar en el mismo bando. Por lo tanto, da la impresión de que su oportunismo más bien le ha hecho un flaco favor a la causa. Habrá quien argumente que su gesto era necesario para abrir este debate, pero desde un punto de vista desapasionado, sabiendo cómo se las gastan los republicanos  y máxime en vistas del resultado final parece claro que lo mejor hubiera sido ir buscando acuerdos laboriosamente y con paciencia.

Pero analicemos por fin, uno por uno, los puntos de la propuesta. En lo que sigue, el texto (no siempre literal) de la propuesta aparecerá en letra cursiva, y mis comentarios en letra normal.

El texto empieza con un resumen de los problemas más serios que los proponentes ven en EE.UU., notablemente el cambio climático y la creciente desigualdad. Enumera muchas de las consecuencias de estos dos problemas. Hasta aquí no hay nada que no sea aceptable para alguien sensato. Después, afirma que EE.UU. requiere de un GND y explica cuáles serían las ventajas del GND, a saber: 

(1) crear millones de trabajos buenos y bien remunerados en los EE.UU.

(2) proporcionar niveles de prosperidad y seguridad económica a todo el pueblo de los EE.UU.

(3) contrarrestar todas las injusticias económicas.

Por supuesto, no hay nada que objetar a estos objetivos, perfectamente deseables y que podrían ser suscritos por cualquier partido.

A continuación, establece los "Objetivos del GND", que voy a copiar in extenso aquí abajo:

(A) conseguir cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a través de una transición justa y equitativa para todos los trabajadores y comunidades.

(B) crear millones de puestos de trabajo de calidad y bien pagados y asegurar la prosperidad y seguridad económica de todo el pueblo de los EE.UU.

(C) invertir en la infraestructura y en la industria de los EE.UU. para, de manera sostenible, resolver los desafíos del siglo XXI.

(D) asegurar a todo el pueblo de los EE.UU. durante las generaciones que vendrán:
    - agua y aire limpios
    - resiliencia climática y de la comunidad
    - alimentos saludables
    - acceso a la naturaleza
    - un medio ambiente sostenible

(E) promover la justicia y la equidad, parando las actuales, evitando las futuras y reparando las históricas opresiones de los pueblos indígenas, comunidades de color, comunidades inmigrantes, comunidades desindustrializadas, comunidades rurales despobladas, los pobres, los trabajadores con sueldos bajos, las mujeres, la gente mayor, los sin techo, los discapacitados y los jóvenes (a todos ellos se les referirá en esta resolución como "comunidades en riesgo y vulnerables").

Tampoco en esta parte hay mucho que objetar, aunque el lenguaje empleado comienza a visitar ciertas ideas-fuerza de moda entre la izquierda a ambos lados del Atlántico. El punto que seguramente crearía más fricción con el sector más ultra de los republicanos es la insistencia en conseguir cero emisiones netas, puesto que unos cuantos piensan que el Cambio Climático es un bulo orquestado con perversas intenciones por parte de los lobbies verdes, pero a fin de cuentas es a eso a lo que ha venido esta resolución.

A continuación, se nos dice que cumplir con los Objetivos del GND requerirá de un plan de 10 años, lo cual me parece una barbaridad, dado que uno de los puntos clave del GND es la descarbonización total y eso requiere un cambio completo del sistema energético. Históricamente, las transiciones energéticas (de la leña al carbón, del carbón al petróleo, la introducción masiva de la electricidad...) han llevado más de 50 años. Y en la actual literatura científica, la mayoría de los estudios validados por peer review apuntan a períodos de transición de no menos de 30 años, y hasta donde yo conozco no hay ninguno que pretenda hacer este cambio en menos de 20 años. Pero, en fin, vamos a asumir que lo de los 10 años es un banderín de enganche usado por razones políticas y que Ocasio-Cortez y los suyos saben de sobras que se necesitan no una sino varias décadas, pero que lo verdaderamente importante es ir comenzando ya con esa transición. Aunque no es muy edificante, aceptémoslo. Sigamos.

En las páginas siguientes la resolución detalla los objetivos y proyectos específicos para conseguir el GND. Estos objetivos y proyectos se describen en dos bloques, que se presentan con la misma fórmula ("objetivos y proyectos para conseguir los Objetivos del Green New Deal"), lo cual es un poco confuso (¿por qué no ponerlos todos en el mismo bloque?); después, cuando lees los dos bloques te das cuenta que el primero es de carácter más técnico y el segundo bloque es de carácter más financiero/legal. Dado que el documento acaba con estos dos bloques, iré detallando uno por uno los objetivos expuestos (aunque no haré una transcripción literal de su texto).

Bloque científico-técnico:

(A) construir resiliencia contra desastres relacionados contra el cambio climático, incluyendo instrumentos financieros para proyectos orientados a las comunidades.

En sí mismo, es un objetivo adecuado. La dificultad principal es definir qué es un desastre relacionado con el cambio climático, sobre todo teniendo en cuenta que a medida que pasen las décadas nos iremos acostumbrando a cosas que ahora nos parecen aún insólitas. Sin una definición precisa, se crea un barullo con consecuencias legales. Sería mucho más sensato hablar de ayudas para catástrofes naturales, así, en general, porque las comunidades necesitarán igualmente ayuda tanto si el desastre está originado por el cambio climático como si no. Además, con ese redactado se favorece una interpretación torticera, en la que determinado tipo de contingencias que afecten más a las clases más pudientes se consideraran como "causadas por el cambio climático" (por ejemplo, la sequía en zonas residenciales exclusivas de California que fueron construidas sin ninguna planificación hídrica adecuada para una zona semiárida), mientras que otros desastres que sí que tienen netamente que ver con el Cambio Climático pero que solo afectan a las clases pobres no se consideraran así (por ejemplo, el aumento de cierto tipo de enfermedades por degradación de las condiciones de vida, desde el mal acondicionamiento térmico de los hogares hasta la llegada de nuevos vectores de enfermedades antes tropicales).

(B) reparar y mejorar la infraestructura de los EE.UU., que incluye eliminar la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero tanto como lo permita la tecnología, asegurar el acceso universal a agua limpia, reducir los riesgos planteados al Cambio Climático, y asegurarse de que toda ley sobre infraestructura del Congreso tenga en cuenta el Cambio Climático.

Se suponía que en esta parte estábamos detallando ya los objetivos más específicos, pero éste en concreto es muy genérico. Todo lo que dice está muy bien, pero, ¿cómo, en concreto, se pretende articular eso? La única cosa que dice con alguna concreción es el último punto, el asegurar que las nuevas leyes de infraestructuras contemplen forzosamente el Cambio Climático, aunque tal cosa podría quedar en una mera frase de circunstancias en la ley de turno. Pero, en fin, aceptemos que esto es solo un documento marco y que en leyes concretas posteriores, habiendo voluntad de progresar en estas líneas, se detallarían esas medidas concretas.

(C) cubrir el 100% de la demanda de potencia en los EE.UU. a través de fuentes de energía limpias, renovables y de cero emisiones, lo que incluye expandir y actualizar dramáticamente las fuentes de potencia renovable y desplegar nueva capacidad.

Este párrafo contiene un redactado tramposo, pues juega con las palabras "power" (que he traducido como "potencia") y "energy" ("energía"). ¿Por qué digo esto? Porque en inglés "power" se asocia con la energía eléctrica, no con toda la energía. Por tanto, lo que este párrafo dice es que el objetivo es cubrir el 100% de la generación eléctrica con fuentes de energía renovable. Lo cual está muy bien, pero es una historia muy diferente a la descarbonización completa de la sociedad. En EE.UU., como en todos los países occidentales, la energía eléctrica supone poco más del 20% de toda la energía final consumida; como siempre digo, la electricidad es energía, pero no toda la energía es electricidad. En el caso concreto de los EE.UU., la segunda fuente de energía en la generación de electricidad es aún el carbón, con el 27% de la electricidad generada. La progresiva eliminación del carbón de la generación motivada por el descenso de la producción de carbón nacional no es solo una necesidad, sino algo que mejorará la competitividad del país. El gas natural, primera fuente en la generación eléctrica norteamericana, con el 35% del total de electricidad generada, no es previsible que siga el mismo curso hasta que el fracking no colapse (cosa que comenzará seguro en los 10 años previstos para el GND, pero que aún no se habrá completado hacia el final de este período). De la energía nuclear, por supuesto, ni se habla, a pesar de suponer más del 20% de la electricidad actualmente.

Llama la atención que la propuesta da por hecho que podemos expandir la producción renovable tanto como se quiera, lo cual es bastante discutible porque estas fuentes tienen limitaciones bien conocidas. En todo caso, como solo se establecen porcentajes no sabemos cómo de grande será la demanda: quizá la demanda vaya a caer en picado y así sí que sería fácil cubrirla al 100% con energía renovable. En realidad, es más que presumible que están pensando en un proceso de expansión ("expandir", "desplegar"), en el crecimiento.

Y por supuesto hay una total omisión a ese 70 y muchos por ciento del consumo de energía que no es electricidad.

(D) construir y actualizar redes eléctricas eficientes, distribuidas e inteligentes, y asegurar el acceso asequible a la electricidad.

De nuevo el foco se pone en la electricidad, cuando aún no sabemos como conseguir electrificar la inmensa mayoría (casi el 80%, como hemos comentado) de la energía que consumimos. Ese paso en falso es muy común en el mundo político y entre los grandes agentes económicos, pero es una barbaridad y demuestra lo mal asesorada que está Ocasio-Cortez. Y de nuevo aquí falla la concreción: ok, todo ideal, pero, ¿cómo se hace eso? Es más: ¿piensa Vd. que no se está haciendo ya todo lo que se puede para conseguir eso mismo? ¿Creen que la gente que trabaja en la gestión de la red eléctrica no estarían ya haciendo eso mismo si fuera una tarea tan sencilla? Es cierto que probablemente no se destinan suficientes fondos a estos fines (la red eléctrica estadounidense, sobre todo la de baja tensión, está en pésimas condiciones en muchas partes del país), pero lo que se propone no es tan simple y ya hace mucho tiempo que se experimenta con ello. En muchos países ya se está haciendo lo mejor que se puede a día de hoy.

(E) mejorar todos los edificios existentes en los EE.UU. y construir nuevos edificios que alcancen la máxima eficiencia energética y en el uso del agua, seguridad, precio asequible, comodidad y durabilidad, lo que incluye hacerlo a través de la electrificación.

Ciertamente es en la edificación, tanto en la rehabilitación como en la nueva construcción, donde se pueden conseguir mejoras muy grandes con costes bastante moderados. Falta definir los detalles concretos de cómo se haría esto, pero en sí mismo parece un buen objetivo.

(F) espolear el cambio en el sistema manufacturero e industrial  en los EE.UU. para que sea limpio, fomentando el uso de energía renovable tanto como sea tecnológicamente factible.

Hay algo aquí que rechina: ¿cómo se pretende hacer cambios muy profundos y al mismo tiempo mantener la competitividad económica? Generalmente, la producción barata implica no tener en cuenta lo que los economistas denominan  "externalidades negativas", es decir, el daño al entorno y particularmente al medio ambiente. Sin externalidades, el coste de producción lógicamente aumenta. Eso en sí no es malo, al contrario: se computa el coste real de producción de las cosas. Claro que, internalizando todos los costes (remediación ambiental, uso de materiales más respetuosos, salarios dignos para todos los trabajadores que participan en la producción desde la extracción de los materiales hasta el ensamblaje final, seguridad y salubridad en el trabajo, etc) un móvil o un ordenador serían artículos de verdadero lujo, y un coche algo solo alcance de auténticos millonarios. Yo estoy persuadido que la propuesta del GND no va tan lejos, ni mucho menos. Queremos manufacturas limpias, pero solo hasta un cierto punto y que la eventual contaminación no se vea desde casa; queremos salarios dignos y buenas condiciones de trabajo en general pero solo si no interfieren con una determinada idea de lo que es nuestro bienestar material, y si en otros países se explota a la gente para poder conseguirlo no nos importa tanto. Sin entrar a analizar estos aspectos en cierto detalle, este GND es como mínimo hipócrita y como máximo beneficiario interesado de un sistema de explotación que se basa en esclavizar y envenenar a otros pueblos del mundo.

(G) Trabajar con los granjeros y rancheros de los EE.UU. para eliminar las emisiones del sector agrícola tanto como sea tecnológicamente factible, y en particular apoyando las explotaciones familiares, la agricultura y ganadería sostenibles y las prácticas que mejoran la salud de la tierra y construyendo un sistema de alimentación sostenible que asegure un acceso universal a alimentos saludables.

Si de verdad los proponentes entienden que quiere decir "sostenible", este punto es sin duda uno de los mejores del GND. Faltaría ver, como en todo lo demás, como se debería materializar esto, pero que se apueste por la explotación familiar, que se ponga el énfasis en la sostenibilidad de las explotaciones y que hace falta mejorar la salud de los suelos cultivados es un muy buen punto de arranque.

(H) reformar el sistema de transporte de los EE.UU. para reducir la contaminación y las emisiones tanto como sea factible tecnológicamente, basándose en la inversión en construcción de vehículos y su infraestructura de cero emisiones, en transporte público limpio, asequible y accesible, y en trenes de alta velocidad.

Los primeros puntos destilan cierto tecnooptimismo, pero si los legisladores comprendieran que las mejores soluciones de movilidad generalmente no son en vehículos autónomos sino vinculados a la red eléctrica (tren, tranvía, trolebus, metro) podrían tener un pase. Pero la referencia a los trenes de alta velocidad no deja de ser un aditamento sin sentido: no hay ninguna necesidad de tener ferrocarriles de alta velocidad, parece que es como una compensación a la gente que se resiste a dejar el avión. El tren de alta velocidad es una infraestructura que consume muchos recursos y que al final solo sirve a una minoría. Se puede perfectamente ir un poco más lentamente.

(I) mitigar y gestionar los problemas de salud, económicos y de otro tipo generados por la contaminación y el cambio climático, particularmente financiando proyectos en las comunidades.

De nuevo, en sí misma no es una mala idea, a falta de concretar la manera en la que todo eso se plasmaría.

(J) eliminar gases de efecto invernadero y eliminar la contaminación restaurando los ecosistemas naturales a través de soluciones basadas en métodos tradicionales que aumentan el almacenamiento de carbono en el suelo, tales como la conservación de suelos y la reforestación.

Esta medida está muy bien planteada, particularmente por la elección de palabras (e.g., "low tech" en el texto original, que yo he traducido por "tradicionales"). Restaurar los ecosistemas naturales es algo muy complejo, porque ni sabemos qué ecosistemas había antes ni cómo crear un ecosistema en equilibrio, pero la idea de fondo es dejar actuar a la Naturaleza y solo intervenir cuando se observe una gran desviación. Justamente por su escritura, esta medida es de las más difíciles de pervertir por una legislatura hostil, aunque siempre la podrían ignorar.

(K) restaurar y proteger ecosistemas amenazados, en riesgo y frágiles a través de proyectos con base científica que mejoren la biodiversidad y apoyen la resiliencia climática.

Esta medida es un poco más abstracta y por tanto más proclive a la mala interpretación, pero en principio es una idea correcta.

(L) limpiar los lugares con residuos peligrosos existentes, asegurando el desarrollo económico y la sostenibilidad de esos sitios.

Esta medida, aunque necesaria, formulada así es poco más que un brindis al Sol. Los lugares donde se han acumulado residuos peligrosos suelen ser muy difíciles de tratar, y la gestión de esos residuos es muy difícil, porque no se trata simplemente de mover los residuos de un lugar a otro (esto es particularmente cierto en el caso de los residuos nucleares). Al hablar del desarrollo económico nos deja claro que están pensando en comunidades que han sufrido una degradación ambiental muy elevada de su entorno, y por tanto esta medida tiene una alta componente de justicia social.

(M) identificar otras fuentes de contaminación y de emisiones y crear soluciones para eliminarlas.

No creo que haya muchas fuentes de contaminación desconocidas o esencialmente diferentes a las que ya hay. Lo de "crear soluciones" suena un tanto extraño, como si una cosa debiera de pasar simplemente porque lo deseamos (ahí están, de nuevo, los residuos nucleares para recordarnos que no es tan fácil). Sería más deseable que esta medida fuera sobre "dejar de contaminar" que de arreglar lo contaminado.

(N) promover el intercambio internacional de tecnología, experiencia, financiación y servicios, con el objetivo de hacer de los EE.UU. el líder mundial en la  acción climática y ayudar a otros países a hacer su propio GND.

Por fin nos acordamos de los otros países, lo cual está bien teniendo en cuenta que el Cambio Climático es un problema global. Sería más deseable que la acción fuera no solo climática sino ambiental, pero en todo caso no es una medida muy objetable.

Bloque financiero-legal:

(A) proporcionar sufientes fondos y medios de financiación a las comunidades, agencias estatales y locales y organizaciones para la movilización del NGD.

Esto es una declaración de intenciones. No tiene mayor contenido para discutir.

(B) asegurarse que el Gobierno Federal toma en cuenta los costes ambientales y sociales y el impacto de las emisiones a través de las leyes existentes, los nuevos programas y regulaciones y asegurándose que las comunidades vulnerables no se vean afectadas.

De nuevo, una mera declaración de intenciones sin mayor contenido.

(C) proporcionar recursos, adiestramiento y educación de alta calidad al pueblo de los EE.UU., particularmente a las comunidades vulnerables, para que puedan participar en la movilización del GND.

Aparte de la errata del texto original (pone dos veces seguidas "educación de alta calidad"), de esta medida lo que cabe destacar es la insistencia en las comunidades vulnerables. Da la sensación de que se espera que porque son mencionadas específicamente varias veces en el texto éstas se van a alinear con el GND. Supongo que en parte es esa la idea, de que los marginados de la sociedad abracen esta suerte de revolución como una esperanza de conseguir mejorar su posición social. Por lo demás, se trata de una medida vacía de contenido real.

(D) hacer inversión pública en la investigación de nuevas tecnologías e industrias limpias y de energías renovables.

Aquí el tecnooptimismo se convierte en tecnofabulación. ¿No se ha invertido antes investigación de tecnologías limpias y energías renovables? ¿No se lleva décadas, de hecho, invirtiendo capital público y privado en este sector? ¿Piensan que solamente porque necesitamos (o creemos necesitar) esas tecnologías van a aparecer ahora porque vamos a invertir en ellas, como ya se lleva haciendo tiempo? ¿Creen quizá que se van a conseguir ahora los logros que no se han podido alcanzar en las décadas previas? ¿Van a multiplicar la inversión en este área de investigación para conseguir eso? ¿Son conscientes de que hay límites que son difíciles de franquear, si no son directamente infranqueables? En esta medida más que en ninguna otra se evidencia que en realidad no hay voluntad de cambiar nada de base, que se confía todo a que una solución tecnomágica arregle el día.

(E) dirigir las inversiones para espolear el desarrollo económico, profundizando y diversificando la industria y los negocios en las economías locales y regionales, y construyendo riqueza y propiedad comunal, mientras se prioriza la creación de puestos de trabajo de alta calidad y los beneficios económicos, sociales y ambientales en las comunidades vulnerables, y en las comunidades desindustrializadas, que de otro modo padecerían con la transición de abandonar las industrias intensivas en la emisión de gases invernadero.

He traducido íntegro este párrafo infumable solamente por la última frase. Esa frase demuestra que los proponentes son muy conscientes que la transición deseada va a causar sufrimiento a las clases trabajadoras. Todo el bla, bla, bla anterior es un mero bálsamo verbal de la cruda verdad, y es que el abandono de la mayoría de la actividad industrial (inevitable no ya por la lucha contra el cambio climático, sino por el descenso energético) va a cebarse en los más pobres y desfavorecidos y en las clases trabajadoras. Seguramente saben, más allá de tanta palabrería, que en realidad a lo que vamos no es a la transición que necesitamos, pero sí a la que nos merecemos.

(F) asegurarse el uso de procesos participativos y democráticos, liderados por las comunidades vulnerables y los trabajadores para planear, implementar y administrar el GND a nivel local.

De nuevo esto es bla, bla, bla en la práctica: no se está dando el poder real para definir el GND que la comunidad quiere, sino para desplegar sobre el terreno el que le viene dado. Lo de los procesos participativos me recuerdan a las consultas sobre las leyes de cambio climático que hemos discutido algunas veces en este blog: procesos completamente dirigidos y encorsetados que no sirven para llegar a ningún lugar donde merezca la pena ir.

(G) asegurarse que la movilización de GND crea trabajos locales de alta calidad y bien pagados para los trabajadores afectados por la transición.

De nuevo, la idea del sufrimiento que va a causar la transición sobre la clase trabajadora. Solo hace falta que nos digan cómo van a crearse esos buenos puestos de trabajos, si con una industria más contaminante pero más competitiva como la actual no se ha podido hacer.

(H) garantizar que los salarios permiten vivir a las familias, bajas adecuadas por motivos familares o de salud, vacaciones pagadas y jubilación a todo el pueblo de los EE.UU.

Creía que eso ya era así, al menos sobre el papel - ya sabemos que no en la práctica. Tendrían que ser más autocríticos y entender por qué eso no ha funcionado en la práctica.

(I) reforzar el derecho de los trabajadores a organizarse y sindicarse para defender sus derechos y negociar sus salarios sin coacciones, intimidaciones o acoso.

De nuevo, se supone que eso ya es así, sobre el papel. Si en la práctica falla, hay que ir a la raíz de ese fallo, no simplemente hacer una declaración enfática.

(J) reforzar la salud y seguridad en el trabajo, eliminar discriminaciones, y estándares de horario y sueldo en todas las industrias y sectores.

Mismo comentario que más arriba. Parece que nadie en el equipo de Ocasio-Cortez ha tenido la capacidad de analizar estos problemas laborales y entender cómo se tiene que actuar, así que se dedican a simplemente enunciarlos.

(K) poner en marcha y reforzar reglas comerciales y legislación de frontera de modo que se detengan la deslocalización de trabajos y de las actividades contaminantes y que haga crecer el sector manufacturero en los EE.UU.

Esta medida tiene una fuerte componente proteccionista, lo cual curiosamente acerca a Ocasio-Cortez a Trump. Lo cierto es que es legítimo procurar una relocalización de la actividad, máxime cuando justamente en una situación de descenso energético la globalización va a desaparecer, con lo que este tipo de cosas, de facto, van a ocurrir. El problema es que hablar de restricciones comerciales es anatema para los celotes del liberalismo económico, con lo que solo por eso el GND se ha ganado unos enemigos formidables.

(L) asegurarse que las tierras, aguas y océanos públicos están protegidos y no se abusa de su dominio.

De nuevo, se supone que ya hay leyes para eso. 

(M) obtener el consentimiento libre, informado y previo de los pueblos indígenas en todo lo que les afecta y proteger su soberanía y derechos sobre sus tierras.

Suena muy bien. Sonaría mejor si estuvieran pensando en los pueblos indígenas del mundo, en particular de los lugares de donde los EE.UU. extraen materias primas, pero mucho me temo que solo piensan en los indios americanos del territorio de los EE.UU. Para los cuales, de nuevo, se supone que hay leyes, aunque muchas veces esas leyes queden en papel mojado (pero, como hemos dicho antes, ¿qué garantiza que éstas no sean también inefectivas?).

(N) asegurar un entorno comercial en el que cualquier emprendedor/a sea libre y no sufra presiones ilegítimas de monopolios nacionales o internacionales.

Sinceramente, no sé cómo se puede hacer eso en un entorno de mercado natural como el que tenemos.

(O) proporcionarle a todo el pueblo de los EE.UU. asistencia médica de calidad, vivienda asequible, segura y adecuada, seguridad económica y agua limpia, aire limpio, alimentos saludables y acceso a la naturaleza.

Esta medida es redundante con todo lo que se ha dicho hasta ahora, aunque introduce la idea del acceso a la vivienda. Para todas estas cosas, de nuevo, los EE.UU. ya tienen leyes y regulaciones, así que, una vez más, lo suyo sería decir cómo se va a hacer para que se cumplan.



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Como hemos visto, las ideas generales del GND son buenas, y el redactado de algunas medidas concretas revela una contribución por parte de gente que entiende bien de qué habla. Hay muchas medidas que tienen un cierto tono populista, proponiendo cosas como si fueran nuevas aunque en realidad ya están contempladas por la legislación vigente y simplemente ésta no se aplica; en vez de ser más realista y explicar cómo conseguir que se cumpla la ley, se propone lo que ya existe, como si con decirlo ya hubieran cumplido. En las pocas partes más propositivas y que inciden en la cuestión del Cambio Climático, se cuelan algunos errores de bulto con repetidas propuestas de soluciones infundadas y tecnooptimistas. Por acabar, es evidente que no hay la valentía de plantear un cambio mucho más profundo, que es lo que más urgentemente se requiere; un cambio que implique modificar el sistema financiero y productivo y que tenga en cuenta la amenaza del peak oil. Hace 10 años, otro grupo - éste británico - que también uso el término New Green Deal hizo unas propuestas en las que contemplaba el triple frente: crisis climática, crisis financiera y crisis de recursos. Las medidas que propusieron eran mucho más radicales y certeras, pero implicaban cambiar el sistema de raíz. Quizá por eso el tema del peak oil ha sido arrinconado: porque con él sobre el tablero, el juego cambia.


Salu2.
AMT

miércoles, 21 de agosto de 2019

Fatalidad



Queridos lectores:

A medida que los signos de que se avecina una nueva crisis económica se consolidan, va creciendo en la ciudadanía un sentimiento de malaise, de resignación delante de lo que ha de venir. Sabemos que vamos a estar peor, mucho peor. Intuimos que estamos llegando al final de un largo camino que ha durado décadas, que la opulencia con la que hemos vivido no podrán disfrutarla nuestros hijos ni soñarla nuestros nietos; pero preferimos no movernos por el temor culpable de perder más rápidamente aquello a lo que, en buena lid, tampoco tendríamos derecho. Preferimos quedarnos quietos y callar, sabiendo que poco a poco seremos desposeídos, en vez de protestar y quizá sufrir una caída más rápida - sí, aunque más digna. 

Vemos cada día morir a cientos delante de las puertas de Europa y, para no amargarnos delante de lo miserable de la situación y de lo miserables que somos por aceptarla sin levantarnos, inventamos excusas miserables para intentar demostrar que en realidad los miserables son los otros: los desgraciados que huyen, pagando lo que sea a mafias para escapar con sus familias de infiernos que muchas veces hemos creado nosotros; los que sobre el terreno recogen puñados, solo puñados, del agua de esta lluvia que no amaina, quizá también para acallar sus maltrechas conciencias; los Gobiernos que reaccionan tarde, mal y nunca, tratando como problemas puntuales, como casos aislados, este rayo que no cesa... Todos, nos decimos, actúan por oscuros intereses; ninguno, pensamos, es trigo limpio. Queremos demostrar que los miserables son los otros, porque mirar a los muertos, reales y bien reales, que se estrellan contra el dintel de nuestra casa, no es una visión agradable. Es otro quien tiene la culpa. Los que mueren de alguna manera se lo han merecido. Eso es lo que queremos demostrar.

¿Demostrar, a quién? ¿A quién le interesan nuestros gallináceos argumentos? En realidad, no le interesan a nadie, particularmente a nadie que esté viviendo ese drama. Solo nos interesan a nosotros, son el analgésico con el que intentamos calmar nuestra dolorida conciencia. Es doloroso pensar en esta cruda y desgraciada realidad, y por eso es mejor zanjar rápido el tema, aunque sea de mala manera, con malos argumentos. A veces encontramos una vía razonable y no tan dolorosa de abordar este problema: es cuando nos decimos, y es verdad, que hay que actuar en origen, que hay que conseguir mejorar las condiciones de vida de esta gente para que no quieran huir de su país. Pero en la mayoría de los casos la manera más eficaz de conseguir esa mejora sería que, simplemente, les dejáramos en paz y no intentáramos apropiarnos de sus recursos, ya sea por medio de gobiernos títere que nos vendan barato, ya por medios más directos si a mano viene. Pero, no, eso no se puede discutir. Ese comercio asimétrico, lo sabemos todos, es la base de nuestro bienestar. Es más fácil echarle la culpa a los gobiernos endémicamente corruptos de la región (sin ver que son nuestros gobiernos no mucho menos corruptos quienes los apuntalan) o las guerras recurrentes que se dan en esos países (aunque estén financiadas y provistas por nuestras empresas). Llegados a esas conclusiones desagradables, se cierra el ciclo y se vuelve atrás. No, los miserables son los otros.

Está muriendo gente. ¿Cómo puede ser que unas vidas valgan más que otras?

Ojalá nunca nos traten ellos, a nosotros y a nuestras familias, como les estamos tratando nosotros, a ellos y a sus familias.

Vamos bajando lentamente por la pendiente del colapso. El colapso, ya lo sabemos, es un proceso, no un momento. Se desarrolla en escalas de tiempo históricas: al menos varias décadas, y eso si va rápido. Y no siempre es un colapso completo: todo depende de la inteligencia colectiva de la gente de cada territorio, pues el colapso va por barrios y no en todos los sitios pasará lo mismo.

Vamos bajando lentamente, como digo. En Europa, los vientos más fríos vienen de su locomotora, Alemania. En el país teutón (y por ende en todo el resto del continente) crece el miedo a la recesión. También, recientemente se anunció que el Gobierno alemán plantea crear impuestos a la carne, leche y huevos - para luchar contra el Cambio Climático, dicen. Y con el telón de fondo de la Huelga Mundial por el Clima del próximo 27 de septiembre, en Alemania se ha reabierto el debate para limitar la cantidad de vuelos internacionales que podrán hacer sus ciudadanos, y no solo eso: sorprendentemente, la propia Asociación de la Aviación Alemana apoya el fomento del ferrocarril para la eliminación de vuelos domésticos.

¿Que tienen en común esos tres hechos - recesión, impuesto a los alimentos y limitación de los vuelos? Las tres, obviamente, implican una disminución de las emisiones de CO2 de Alemania. El más efectivo para la reducción de las emisiones es, curiosamente, el primero: en las últimas décadas, no ha habido nada que consiguiera reducir tanto las emisiones en un solo año que la Gran Depresión de 2008-2009 (aunque solo fuera algo temporal).



La reducción del número de vuelos, obviamente, también es eficaz reduciendo las emisiones de CO2, aunque no sea el sector de la aviación el principal emisor. Y en cuanto a los impuestos a la alimentación (y al margen de los beneficios para la salud de reducir el consumo generalmente excesivo de carne en el mundo occidental), su efecto es discutible: si bien la ganadería industrial implica grandes consumos de energía y por tanto de emisiones, la propia agricultura industrial es también altamente consumidora de energía, y la reducción porcentual de emisiones podría no ser tan alta como se piensa.

Hay otro factor que unifica estos tres hechos (recesión, alimentación y vuelos), y que obviamente no se le ha pasado desapercibido a los lectores habituales de este blog: las tres cosas tienen que ver con la necesidad urgente de adaptarse al rápido descenso de la disponibilidad de petróleo que sin duda se va a sufrir durante los próximos años.

Pero hay un último factor que unifica los tres hechos, uno que todo el mundo empieza a percibir, a veces de manera inconsciente.  ¿A quiénes perjudican más estos hechos?  A los más pobres, lógicamente. La recesión, por motivos obvios: la ola de despidos que ya se vive en la banca y en el sector de la automoción vendrá seguida de una oleada más amplia que afectará a todos los sectores productivos; son los trabajadores, sobre todo los menos cualificados, los que más probabilidades tienen de sufrir en sus carnes, y con mayor intensidad, la recesión que viene. Los impuestos a la alimentación perjudican, sobre todo, a quienes dedican una mayor parte de su renta a comprar comida, es decir, a los pobres (evidenciando de paso lo inane de la espuria diferencia entre pobreza energética y pobreza a secas). Y la limitación de volar se aplicará a quien no pueda pagar los cargos por los viajes "extra", que de nuevo son las clases menos pudientes.

¿No les recuerda a algo todo esto?

Es la misma historia que subyace en el caso de la demonización del diésel. 

Tenemos, por una parte, la razón aducida: los coches de diésel (solo los coches, nada de camiones, barcos o resto de maquinaria) son muy contaminantes y dañinos.

Tenemos la razón real: el problema, apremiante, de la falta de recursos, pues la producción de diésel cae más rápido que las de otros combustibles porque faltan petróleos de calidad para producirlo. Es el pico del diésel.



Y tenemos, por fin, la solución asimétrica, que en el caso del diésel es la Algarada del Diésel (como magistralmente la definió Beamspot): el plan de que el necesario abandono del vehículo privado de diésel lo paguemos todos, aunque solo lo disfruten algunos.

Éste es el planteamiento que se está haciendo, es lo que se ha hecho hasta ahora y es lo que previsiblemente se va a seguir haciendo: se difunde la razón aducida para ocultar la razón real y así imponer una solución asimétrica. La ocultación de la razón real (que en todos los casos es la escasez de recursos originada por el peak oil) es fundamental, porque si discutiéramos las causas reales de los problemas que sufrimos veríamos que lo que se presenta como parches inconexos para problemas aislados y puntuales es en realidad una pobre respuesta al problema real, que no solo no lo aborda sino que acaba siendo una excusa para la desposesión de las clases medias, para empujarnos a la mayoría a La Gran Exclusión

Si estuviéramos discutiendo las causas reales de los problemas entenderíamos que con quitar los coches de diésel no solucionaremos nada de manera duradera, porque nos va a faltar diésel para los camiones, los barcos, las excavadoras, los tractores y las cosechadoras. Si la producción de diésel va a disminuir drásticamente será necesario racionar, y se tendrá que abandonar la Globalización, se tendrá que reducir drásticamente el comercio internacional, se tendrá que prestar una atención preferente a las necesidades locales y, en última instancia, se tendrá que abandonar un modelo económico basado en el crecimiento.

No será que no se haya repetido esto hasta la saciedad. Por ejemplo, un reciente informe encargado por la ONU a un grupo de científicos muestra que la energía barata ha llegado a su fin y que el capitalismo ya no es viable. Hay que emprender una gran transformación de nuestro sistema económico y productivo.

Hace años que sabemos eso, y no solo lo sabemos los científicos. También lo saben los grandes poderes económicos. Esos mismos que promueven la Algarada del Diésel, los impuestos a la alimentación, la limitación de los desplazamientos, y los que sin duda aprovecharán la nueva oleada recesiva para precarizar aún más el empleo y degradar aún más a la clase media. En suma: estos poderes económicos ya están, por la vía de facto, promoviendo un nuevo sistema económico y productivo, uno que pueda ser viable en un mundo en decrecimiento forzoso por la falta de recursos. Lo que pasa es que ese modelo no es justo, ni equitativo, ni probablemente sea democrático. Es otra cosa.


Siempre me han hecho gracia aquellas personas que me acusan de catastrofista y de deprimente. No, señores y señoras, deprimente es aceptar que esto es así y que no se puede hacer nada para cambiar. Deprimente es esa manida idea del "No hay alternativa". Deprimente es decir "Esto es lo que hay" y "no podemos hacer nada para cambiarlo". Deprimente es ver el curso actual y previsible de los acontecimientos como una fatalidad, una desgracia inevitable. Deprimente es ver como la vida se vuelve más precaria y no atreverse a siquiera soñar con algo mejor que esto.

Yo creo que podemos cambiar. Yo creo que, de hecho, podemos mejorar. Yo estoy convencido de que, con nuestros conocimientos y capacidad técnica, podemos dejarles un futuro espléndido a nuestros hijos y mucho más equitativo, no solo en nuestro país sino a escala global. Un futuro con una calidad de vida semejante, si no mejor, a la que disfrutamos hoy en día en Occidente. Precisamente porque tengo una formación técnica yo veo que el problema principal no es técnico, sino social. Y lo primero que hace falta cambiar es esa actitud derrotista que hace interpretar esta miseria perpetrada como el signo de los hados, como si que nosotros mismos echemos este planeta a rodar por un acantilado fuese una fatalidad.



Salu2.
AMT

miércoles, 7 de agosto de 2019

Evolución del fracking en los EE.UU.



Queridos lectores:

Hace casi 9 años escribí mi primer artículo sobre la extracción de hidrocarburos mediante la técnica de fracking. En aquel entonces se hablaba sobre todo de la extracción de gas natural, aunque la técnica pronto se extendería para la extracción de petróleo en lutitas, sobre todo el denominado Petróleo Ligero de Roca Compacta (en inglés Light Tight Oil, LTO). Tres años más tarde, un artículo de Dave Hughes en Nature desmontaba la falacia de la viabilidad económica de la explotación del gas natural en estas formaciones, y dejaba claro que la rentabilidad del LTO sería muy limitada, concentrada en unas pocas explotaciones y con poco margen de ganancia (algo que también comentamos con cierta extensión en un artículo publicado en este blog). En 2014 un informe de la Energy Information Administration (EIA) del Departamento de Energía de los EE.UU. mostraba como los hidrocarburos no convencionales estaban llevando a la ruina a las compañías petroleras, y se anticipaba una fuerte desinversión global en la exploración y desarrollo de nuevos yacimientos, desinversión que se fue consumando en los siguientes años. En aquella época yo mismo afirmé que la burbuja del fracking era parecida a la inmobiliaria, solo que duraría menos tiempo. Y parecía que así iba a ser: a finales de 2015 la producción de petróleo de fracking comenzó a disminuir y a finales de 2016 ya había caído un 15%. Todo parecía indicar que el espejismo del fracking tocaba a su fin.

Sin embargo, en enero de 2017 Donald Trump entró en la Casa Blanca y el fracking retomó su rumbo ascendente.
 
Imagen de la EIA, https://www.eia.gov/todayinenergy/detail.php?id=38372


 
Rumbo ascendente que ha continuado hasta el día de hoy: de acuerdo con las últimas estimaciones de la EIA la producción total de petróleo (convencional y no convencional) de los EE.UU. se sitúa ya en los 12,2 Mb/d


Imagen de Peak Oil Barrel, http://peakoilbarrel.com/usa-and-world-oil-production-3/

Destaco la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los EE.UU. porque sin duda las políticas emprendidas por el nuevo gabinete tienen mucho que ver con ese cambio de rumbo. Sometidas a las puras y duras condiciones del libre mercado, las compañías americanas que trabajan en el sector del LTO necesitaban reducir sus enormes pérdidas y por tanto el descenso de producción en el fracking era inevitable. No por casualidad, Donald Trump tuvo como Secretario de Estado durante el primer año de su mandato a Rex Tillerson, quien hasta ese momento era nada más y nada menos que el consejero delegado de ExxonMobil. Y sí, se trata del mismo Rex Tillerson que en 2012 había declarado en el Wall Street Journal que con el fracking estaban perdiendo hasta la camisa. Y eso que ExxonMobil era la única de las tres grandes petroleras americanas que conseguió (por poco) no perder dinero en esos turbulentos años.


Imagen de SRSRocco Report, https://srsroccoreport.com/the-blood-bath-continues-in-the-u-s-major-oil-industry/

Por supuesto, la situación es mucho más siniestra si miramos compañías de mediano tamaño, centradas solo en el fracking (y como se ve en la gráfica de aquí abajo, la carnicería continúa aún hoy).

Imagen del Institute of Energy Economics and Finantial Analyis, http://ieefa.org/sightline-ieefa-update-u-s-fracking-sector-bleeds-red-ink-in-q1/

 
Desde 2015, 172 compañías del sector han quebrado en los EE.UU., con una deuda conjunta de unos 100.000 millones de dólares. Y las compañías sobrevivientes han perdido aproximadamente el 80% de su valor.

Imagen de Bloomberg, https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-07-02/drillers-find-few-signs-of-recovery-5-years-after-oil-s-collapse

Estos son los números del fracking. Para la mayoría de la prensa generalista, una revolución que ha permitido el sueño de devolver a los EE.UU. a la posición del primer productor de hidrocarburos líquidos del mundo y le permite soñar con ser el primer exportador en 2021. Para unos pocos que entienden mejor la economía del fracking, una pesadilla económica que debería haberse abandonado ya hace algunos años, cuando aún se podían contener las pérdidas. Lo cierto es que hora ya es demasiado tarde para retirarse: la burbuja de la deuda ha crecido por encima de cualquier expectativa de poderla devolver y un frenazo del fracking ahora desencadenaría una crisis económica de dimensiones globales.

No por casualidad hay quien opina como nuestro amigo Javier Pérez, que el fracking ha sido, es y será una herramienta de dominación política antes que un negocio en el sentido propio del término. No les falta razón. La cuestión clave es durante cuánto tiempo más se podrá mantener la farsa de que la producción de fracking se consigue en condiciones de libre mercado, en vez de ser un subsidio que el resto del mundo le paga a los EE.UU. La clave está en dos factores, uno financiero y otro físico. Por una parte, tenemos la resistencia financiera de los testaferros que respaldan este falso negocio: la exposición al fracking aumenta el riesgo los bancos y fondos y llegado el momento podrían plantear dudas públicas sobre su solvencia. Por otra parte, está la limitación física de las formaciones de lutitas de donde se saca el LTO: habrá un momento en que no se podrán perforar suficientes nuevos pozos para compensar el declive de los ya existentes, y lo agresivo de las técnicas actuales y la saturación de perforaciones puede precipitar ese límite físico. Con respecto al primer límite, seguramente el Gobierno de los EE.UU. y los Gobiernos de los países aliados/alineados con él respaldarán financieramente a las entidades que se vean comprometidas y que tanto han ayudado durante estos años para evitar el desmoronamiento del sueño occidental de un suministro de energía siempre creciente; es ese respaldo aseguro lo que les permite continuar con cotas crecientes de inversión en un negocio ruinoso. Pero el segundo límite es uno inexorable, en el cual las instituciones de los seres humanos no tienen capacidad de influir. Y no hay que olvidar que no pocos fondos buitre e inversores de oportunidad tienen echado el ojo a ese momento, pues cuando el LTO comience finalmente a retroceder se hará evidente que la deuda no se podrá pagar y las apuesta en contra en el gran casino que es el mercado financiero actual (inversiones en corto, las denominan) provocarán un efecto de avalancha.

No hay una salida honrosa a este atolladero, pero se buscan con desesperación. Cabe destacar, por la importancia de la institución, los recientes anuncios de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), y particularmente me entretendré en dos de ellos.

Hace unos días la AIE anunciaba la creación de una Comisión Global para la Acción Urgente en la Eficiencia Energética, con destacadas personalidades, todas ellas con un perfil más político que técnico. No deja de ser curioso que el foco de la Comisión sea en la eficiencia, y no en la reducción de las emisiones, lo que sería más lógico ya que se supone que el principio inspirador y lo que motiva la urgencia es el Cambio Climático, pero ya sabemos que aunque el Cambio Climático es una urgencia, la verdadera emergencia es la Crisis Energética (para los obcecados, cabe recordar que de acuerdo con el diccionario la diferencia entre emergencia y urgencia no es la necesidad de dar una respuesta inmediata a un problema grave -igual en ambos casos-, sino que la emergencia es algo imprevisto y la urgencia no).

El otro anuncio curioso fue la publicación de su informe Oil 2019, con sus previsiones hasta 2024. Si uno mira la presentación a la prensa nos encontramos que para la AIE el pilar del mercado del petróleo durante el próximo lustro es, por supuesto, el fracking norteamericano. Se hacen diversas loas a la ventaja que tiene el procesar un petróleo tan ligero, que simplifica el procesamiento en las refinerías y que permitirá reducir la inversión en las mismas, aunque deliberadamente soslayan la baja calidad del LTO incluso para la producción de gasolina y la imposibilidad económica de utilizarlo para producir diésel. Lo más curioso, sin embargo, se encuentra en la transparencia 5: las previsiones que hace la AIE para la producción de fracking estadounidense en los próximos años dependiendo del precio del barril de petróleo.



Pero si recuerdan lo que decía la misma AIE en su último informe anual, se necesita que la producción de shale americana llegue hasta los 15 Mb/d en 2025 para evitar el peor de los escenarios posibles (que en todo caso ya era muy malo), puesto que es la única fuente de hidrocarburos líquidos en el mundo que aún podría crecer. Con lo que todo apunta que vamos a un caso peor que el de referencia. Fíjense además que con el escenario de referencia (curva rellena inferior) la producción de LTO (o shale oil, en la nomenclatura de la AIE) estaría a punto de estancarse.

Y como el shale oil, como hemos dicho, es demasiado caro de procesar para producir diésel pero es en lo único que podemos confiar para compensar cualquier crecimiento de demanda en los próximos años, el mismo informe pone una gráfica bastante preocupante sobre la demanda del sector marítimo, por la necesidad de adaptarse a la nueva normativa marítima internacional que entra en vigor el 1 de enero de 2020.


En fin, como ven vamos a un escenario muy incierto en los próximos años, y ya no estamos hablando de décadas sino de los próximos 4-5 años. Y si, como algunos apuntan, en realidad el LTO ya está tocando su máximo físico (cosa que el propio escenario de referencia de la AIE parece confirmar) se podría desencadenar una tormenta perfecta, con un descenso del suministro de petróleo del mundo y una crisis financiera asociada al hundimiento del fracking

Salu2.
AMT