martes, 17 de junio de 2014

Distópica futura: 12 de Diciembre de 2014



A veces los eventos que marcan nuestro destino colectivo se proyectan tan nítidamente en nuestro futuro que uno tiene la tentación de unir los puntos de los sucesos cercanos y tratar de imaginar cuál será su influencia en el porvenir siguiendo una banal línea recta. Sin embargo, nuestro futuro será el resultado de muchas decisiones individuales, siempre complejas y a veces caprichosas, y de factores externos de los cuales tenemos un conocimiento en el mejor de los casos aproximado. Es por ello que cualquier previsión que hagamos sobre lo que va a pasar está condenada a un error más o menos grande, y a menudo aún cuando el error es pequeño se debe más a la casualidad que al acierto. 

Aún así es tentador intentar esbozar cómo podría ser uno de esos millones de infinitos futuros a nuestro alcance, uno que quizá es más probable o está más cerca del camino que posiblemente acabaremos siguiendo... o quizá no.


Viernes 12 de Diciembre de 2014. Rueda de prensa del presidente del Gobierno de España, D. Mariano Rajoy Brey.

Habla el Presidente del Gobierno.

Comparezco ante Vds. por iniciativa propia para anunciarles la decisión del Gobierno de España de enviar tropas para proporcionar ayuda humanitaria en la zona del Golfo Pérsico como consecuencia de los conflictos armados desatados en Siria, Irak y Yemen. Como saben, la OTAN ha solicitado de manera urgente a todos los países aliados que envíen tropas para intentar dar auxilio a los millones de refugiados de estos conflictos, en lo que constituye la mayor catástrofe humanitaria en la zona hasta la fecha. Éste, y no otro (como han dicho maliciosamente algunos), es el objetivo de esta misión; por supuesto, en algunos momentos los soldados podrían necesitar hacer uso de una fuerza proporcionada para proteger a la población civil pero, como digo, no se trata de fuerzas de ocupación, sino de pacificación y de protección de civiles. No se va a conquistar ningún país, sino a defender a los ciudadanos y los poderes locales para evitar que el caos, la anarquía y la muerte campen a sus anchas.

Como Vds. saben, los conflictos en el Golfo Pérsico han provocado una grave escalada del precio del barril de crudo (no hace falta que les recuerde que el 40% del petróleo que se consume en el mundo pasa por esta zona) que está poniendo en peligro la recuperación económica que habíamos comenzado ese año. Esta coyuntura ha coincidido con el conflicto del gas natural en Ucrania; la negativa de Rusia a permitir el paso del gas por ese país ha creado problemas de suministro en toda Europa. Aunque España afortunadamente no tiene problemas de suministro de gas ya que nuestros proveedores están el Norte de África, la lógica solidaridad entre los países miembros de la Unión Europea nos obliga a compartir nuestras provisiones de gas hasta que el problema con Rusia se resuelva; desde el Gobierno de España y también desde los de nuestros aliados europeos estamos convencidos de que las sanciones propuestas por la Organización Mundial del Comercio y por el G-7 surtirán efecto y Rusia por fin adoptará una posición más razonable y llegará a un acuerdo comercial con Ucrania, justo y razonable para las dos partes, que ponga fin a este conflicto.

Sé que tanto los ciudadanos de a pie como las empresas están sufriendo como consecuencia, por una parte, de los altos precios del petróleo que minan tanto nuestra competitividad como nuestra balanza comercial y, por la otra parte, de las medidas de racionamiento de consumo de gas natural que se han tenido que implantar para asegurar que nuestros socios de la UE no se vieran obligados no ya a detener su industria sino a consentir que sus ciudadanos mueran de frío. Sé también que la población española es justa y solidaria y está dispuesta a aceptar estos sacrificios temporales en favor de Europa, esa Europa en el pasado ha ayudado tanto a España y a la cual es de justicia devolverle ahora el favor.

Las turbulencias geopolíticas  a las que me acabo de referir, de una parte la proliferación de conflictos en el Golfo Pérsico  y de la otra la interrupción del suministro de gas a Europa, son problemas puntuales y que serán resueltos en fechas próximas, restaurándose así la deseada normalidad. Algunos de los que están generando estos problemas son enemigos declarados de la democracia, grupos que ilegítimamente pretende hacerse con el poder e imponer sus ideas totalitarias. Muchos de estos movimientos de corte totalitario tienen conexiones en otros países, incluso en nuestro país, donde también pretenden conseguir el poder aprovechándose del descontento que ellos mismos han contribuido a crear. En particular, creo que está en la mente de todos los movimientos ilegítimos de ciertos grupos con aspiraciones políticas, apoyados por Gobiernos extranjeros, que explotan de manera populista la crisis económica y las dificultades de muchos ciudadanos para intentar recabar más votos y así conseguir sus oscuros fines, que no son otros que destruir nuestra democracia y nuestro modelo de convivencia. Es por eso que en estos momentos de dificultades transitorias, causadas por una interrupción del libre mercado de materias primas, más que nunca hago un llamamiento a las fuerzas políticas del país para ofrecer una imagen de unidad y firmeza delante de los que sin duda son los enemigos del pueblo y de la libertad.

Y la amenaza de nuestros enemigos no debe ser tomada a a la ligera. Sus manipulaciones del mercado internacional de hidrocarburos, conseguidas arteramente y por la fuerza de las armas, serán sin duda derrotadas; pero no se puede negar que han causado una mella significativa en las expectativas macroeconómicas de España, que de ser muy brillantes a principios de año han pasado a quedarse congeladas en este momento; e incluso será no ya necesario sino imprescindible tomar medidas impopulares pero inevitables para capear este mal momento. Es una cuestión de responsabilidad, y el Gobierno que yo presido nunca se ha arrugado delante de las decisiones que son difíciles pero necesarias; y ha estado, está y estará a la altura de las circunstancias, siempre al servicio de España. Por ello, aunque nuestra aportación de tropas requeridas para la pacificación de la zona en conflicto suponga un coste adicional al erario público en un momento difícil, el Gobierno que yo presido no faltará a sus compromisos internacionales, porque un país serio y fiable como es la España que queremos y que quieren la mayoría de los españoles no puede echarse atrás en los momentos clave; pero además porque estamos convencidos de que trayendo la paz al tablero internacional es la mejor manera de restaurar el libre comercio mundial y asegurar la mejoría económica en nuestro país.

Por ese motivo esta misma mañana he firmado del Real Decreto que permite la movilización inmediata de las tropas. Dado que hace semanas que la eventualidad estaba prevista, nuestros soldados están ya preparados y partirán durante los siguientes días. No hace falta que les insista en la importancia de la misión y en la necesidad de que en estos momentos difíciles los españoles apoyemos más que nunca la labor de estos profesionales que se juegan y se jugarán la vida por defender los valores en los que creemos en otros países y la libertad en el nuestro.

  
El Presidente del Gobierno aparta por primera vez la vista del papel.


Éste es el comunicado del Gobierno que quería leerles; ahora contestaré a un breve turno de preguntas de los periodistas acreditados.


Una treintena de periodistas levantan la mano. Como había acordado con su jefe de gabinete, Mariano Rajoy sólo contestará a una decena de preguntas, pero para evitar las críticas recurrentes de los últimos meses es importante dar una representación balanceada a los medios considerados como más conservadores y pro-gubernamentales y a los más progresistas y contestatarios, aunque la cambiante realidad lleva a un nivel de contestación insólito en algunos medios en principio afines y a un cierto conformismo, no menos insólito, en algunos medios del otro bando. El terreno mediático se ha vuelto tan pantanoso como la calle: en los últimos meses, en los que la recuperación económica definitivamente embarrancó, las manifestaciones y protestas se han convertido en un elemento más del paisaje urbano.

Para abrir fuego el jefe de Gabinete da la palabra a un par de medios cuya afinidad con el Gobierno está garantizada; como además se trata de dos cadenas de televisión, estas intervenciones son las que después se verán en las casas de todos los españoles. Los reporteros, después de largas loas a la responsabilidad, hacen preguntas sobre el número y tipo de efectivos a enviar, y le piden al Sr. Rajoy que concrete a qué grupos españoles con intención política se refiere cuando habla de los enemigos de la libertad. Con una sonrisa relajada,  las preguntas de logística militar las solventa leyendo la larga relación de efectivos y materiales implicados, mientras que se limita a sonreír significativamente cuando se habla de los enemigos de España; nada se dice pero en la mente de todos está que se trata de una referencia nada sutil a los movimientos contestatarios del último año, algunos de los cuales se han constituido en partidos políticos con buenas perpectivas electorales y amenazan la alternancia bipartidista de las últimas décadas.

Tras abrir el fuego con la cobertura amiga, es el momento de empezar la refriega de verdad. El jefe de gabinete hace un breve comentario al oído del Presidente y concede la palabra al reportero de un diario progresista bastante crítico. El periodista se pone de pie y pregunta: 

- Gracias. Se han producido muchos otros conflictos con anterioridad en los que la catástrofe humanitaria ha sido mucho mayor que ésta de la que hablamos. De hecho, y sin necesidad de guerras, hay muchos países donde se viven actualmente situaciones más graves, en los que el hambre, las inundaciones y las enfermedades causarán este mismo año varios millones de muertes. Resulta por tanto difícil de hacer creer que es la motivación humanitaria la que ha puesto en marcha, y en tiempo récord, a la OTAN. Y más cuando el conflicto en Siria, uno de los que se dice querer resolver, hace más de dos años que colea. Parece claro que se trata de Irak, y de su producción de tres millones de barriles diarios de petróleo ahora reducidos a casi nada, el que ha puesto en marcha la maquinaria bélica, sobre todo cuando en Julio el precio del petróleo superó los 150 dólares por barril que aún hoy se resiste a perder. - Gesto de impaciencia del jefe de gabinete al periodista, que le conmina a que formule ya su pregunta; el periodista asiente y dice: - He aquí mi pregunta: ¿no es el objetivo de esta intervención el de asegurar que el petróleo iraquí vuelve a fluir? ¿No es cierto que los EE.UU., Francia e Inglaterra han enviado sendos equipos de ingenieros civiles del petróleo para reparar los desperfectos en yacimientos, oleductos, refinerías, etc a la más breve dilación? Gracias.

El Presidente del Gobierno respondió sin apenas pausa apenas hubo acabado la pregunta; sin duda ésta la esperaba y llevaba la respuesta aprendida.

- Vamos a ver... Ciertamente el hambre en el mundo es un grave problema, pero Vd. se da cuenta de que no se puede combatir con la fuerza de las armas, sino de la cooperación internacional; de hecho, mi Gobierno ha hecho todos los esfuerzos por mantener la dotación presupuestaria y ampliar las competencias de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo... - el reportero protesta, diciendo que también hay otras guerras que han causado y causan más muertos - Sí, sí, hay otras guerras, qué duda cabe; pero no podemos estar en todas partes: no somos los gendarmes del mundo. Y en este caso se trata de peligrosos insurgentes que, fíjese Vd., no solo ponen en peligro la vida de millones de sus conciudadanos, sino que buscan atentar contra nuestra vida y nuestras libertades. Comprenderá Vd. que luchar contra estos enemigos es lo más prioritario, por lo menos lo es para mi y para mi Gobierno, de nuevo, como he dicho, por un ejercicio de responsabilidad, que creo que la mayoría de los españoles comparte ampliamente.

Con cierta aspereza, el Presidente da por zanjada la pregunta y el jefe de gabinete se apunta en su cuaderno una nota sobre ese periodista tan maleducado que se ha atrevido a interrumpir al Presidente cuando estaba respondiendo.

Para dar al Presidente una pequeña tregua, el jefe de gabinete le da entrada a la pregunta que formula el periodista de un pequeño diario conservador:

- Gracias, Presidente, por sus aclaraciones. Vd. ha relacionado el presente conflicto con la necesidad de hacer ajustes presupuestarios, como se refleja en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2015 que se ha discutidos estos días pasados en las Cortes. Destacaría varias de esas medidas en particular: una, si me lo permite, draconiana subida del IVA, que con carácter general y con muy pocas excepciones pasa a ser del 25%; el incremento de los porcentajes tributarios sobre la base imponible del IRPF sobre todo para las rentas medias y bajas; el incremento del IAE; la reducción de deducciones para particulares y empresas y, la que a mi parecer es la medida más radical, la disminución por primera vez, en un 0,95 % en términos nominales, de las pensiones en España, un hecho inédito que hará que este Gobierno pase a los libros de Historia; medida aún más dura si cabe si se tiene en cuenta cuántas familias sobreviven sin otros ingresos que la pensión del abuelo. Por todo ello, mi pregunta, en realidad dos si me lo permite, son: ¿Cree Vd. que realmente vamos a conseguir mejorar la situación financiera de España con esta guerra? Y la segunda pregunta: ¿cuánto tiempo  cree que durarán estas medidas y cuándo llegará la recuperación económica? Puesto esto es lo que le interesa al pequeño y al gran empresario, y al ciudadano de a pie. Gracias.

Podría haber sido peor: el arranque hacía presagiar un final más difícil, pero las preguntas era bastante genéricas y proclives a ser respondidas de manera vaga, estandarizada, cosa que el Presidente aprovecha.

- Gracias. En primer lugar permítame decirle que España no está ni estará en guerra; los soldados españoles van a una zona de guerra en la cual nuestro ejército no será una de las partes contendientes sino uno de los garantes de la vida y la libertad de los civiles. Hacer tal cosa es una obligación moral para todas las personas de bien, y deberíamos por tanto hacerlo, independientemente de si nos resulta o no interesante económicamente. Pero es que además del incremento de seguridad de la región todos salimos beneficiados, como lo atestigua el desmesurado e injustificado aumento de precio del barril del petróleo durante los últimos meses. Así que déjeme decirle que los beneficios de esta intervención son inmediatos, a medio plazo y a largo plazo. Inmediatos, porque es una cuestión de justicia moral; a medio plazo, puesto que evitará que siga subiendo el precio del petróleo; y a largo plazo, porque conseguirá que este precio baje y se mantenga estable. Con respecto a lo segundo que me ha preguntado, las actuales medidas, que sabemos que son duras y que por supuesto son temporales, durarán hasta que el contexto de estabilidad de precios en el mercado internacional no mejore. No le puedo decir hasta cuándo; el Gobierno por supuesto desea que este plazo sea tan breve como sea posible, de unos meses a lo sumo, pero como digo dependerá de factores que no están en nuestra mano, y sobre los cuales la única forma de influir es justamente con la ayuda de nuestras tropas y promoviendo la paz en la región.

El periodista del pequeño diario conservador asiente a cada palabra del Presidente y al acabar éste musita un suave pero audible "Gracias". El jefe de gabinete se lo anota en la columna del haber de su libreta. Sin embargo, llega el momento de tragarse una amarga píldora: por la regla no escrita del equilibrio mediático deben dar la palabra a un periodista de una conocida y vista cadena de televisión de orientación progresista. Encima, esta televisión sólo ha enviado un único reportero, muy conocido, que es además el número uno de la lista negra del jefe de gabinete. Pero no queda más remedio que darle la palabra y así lo hace Mariano Rajoy, preparándose para tomar nota de sus palabras para usar después sus argumentos en su contra; el jefe de gabinete y dos de sus secretarios se disponen a tomar también sus notas para pasarle después a Rajoy y ayudarle en el rifirafe dialéctico.

El periodista comienza su andanada sin ni tan siquiera agradecer que le hayan concedido el raro privilegio de tener el uso de la palabra.



- La continua oleada de recortes tanto en materia de prestaciones sociales como en derechos civiles está generando una situación de gran malestar, visible en las calles de toda España. El pasado fin de semana varias manifestaciones, según algunos medios las más masivas de la historia reciente, pidieron que España no participara en esta guerra; al parecer, igual que en 2003, más del 90% de la población española está en contra de la guerra en Irak; sin embargo, el Gobierno hace oídos sordos a esta petición. La aprobación hace un mes de la Ley Orgánica de Emergencia Armada le permite enviar tropas bajo circunstancias de excepcional gravedad para los intereses españoles sin tener que contar con la autorización previa del Parlamento. Sr. Rajoy, esto se desmorona y Vd. lo sabe. Las banderas republicanas proliferan en las manifestaciones y, aunque ahora es contrario a la ley publicar tales encuestas, muchos medios apuntan a que el apoyo a la instauración de una república es casi mayoritario, y eso por no hablar de las cuestiones catalana y vasca. Sr. Rajoy, ¿no cree Vd. sus políticas podrían estar llevando a España al desastre, a la desintegración social? ¿Realmente no contempla dejar de ejecutar políticas que son mayoritariamente rechazadas, desde la ejecución de hipotecas draconianas que dejan en la calle madres con hijos pequeños y a ancianos sin recursos hasta la participación en guerras injustas, e intentar que la soberanía de España vuelva a ser realmente popular en el sentido propio de esa palabra? Porque hasta de la palabra "popular" se han apropiado Vds., señor Presidente... Gracias.

El periodista hubiera seguido despotricando durante un buen rato, pero el jefe de gabinete le hace un gesto significativo y el periodista calla de golpe, introduciendo ese "Gracias" repentino y desubicado. Todo el mundo sabe que cada uno tiene un papel y el periodista no debe excederse en el suyo, por muy progresista y martillo de conservadores que se crea. Afortunadamente la estrella de la tele es coherente con su papel de bufón aliviaconciencias y no continua haciendo gracias; por ese motivo se le permitirá volver otro día a una rueda de prensa, donde hará una nueva boutade...

Rajoy repasa rápidamente las notas que bien preparadas le pasa su jefe de gabinete y las intercala convenientemente con las suyas propias. El plano ligeramente contrapicado del realizador televisivo impide ver este ejercicio de lectura rápida, disimulado aún más gracias a la obligada pausa que le permite un discreto sorbo de agua. Al fin, comienza a esbozar la respuesta, con tono contundente pero pausado, que hace pensar en una rabia contenida por la inteligencia aunque en realidad es el resultado del tiempo necesario para la lectura de las notas. Dado la brevedad del tiempo que han tenido que prepararlas, las respuestas del Presidente suenan a demasiado escuetas, a telegráficas:

- España no va a la guerra en Irak, ni en los otros países en conflicto, como ya hemos dicho. La misión de España es estrictamente humanitaria. Además, a pesar de que aún no se ha podido votar, esta propuesta cuenta con el apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados. No es el Gobierno el que lleva a España hacia el desastre y la desintegración, sino los enemigos a los que implacablemente perseguiremos aplicando el imperio de la ley, incluso creando leyes nuevas para perseguirles donde ahora se nos escapan. Las políticas que ejecutamos tienen el apoyo mayoritario del Congreso y este Congreso es refrendado cada cuatro años en las correspondientes Elecciones Generales; quien quiera defender legítimamente otras ideas, otro plan, tiene el derecho de presentarse y de intentar gobernar: ahí reside la verdadera soberanía popular, y no en coacciones ilegítimas.

Y lo deja ahí, pero el periodista mediático se siente satisfecho con la respuesta: le da para hacer un par de cortes provocativos para los anuncios de su programa, para elevar la audiencia y los ingresos por publicidad.

El jefe de gabinete le dice al Presidente que ya está bien por hoy; pueden estar contentos porque la cosa ha ido muy bien. Pero aún hay tiempo para otra pregunta breve, y así lo repite el propio Rajoy. El jefe de gabinete se fija en una periodista joven y atractiva, que solicita su turno el brazo en alto sonriente, con una sonrisa cálida y cándida. Revisa sus notas y comprueba que trabaja para un medio de internet, técnico, sin afiliación política. Hace poco tiempo que asiste a las ruedas de prensa en Moncloa aunque ya lleva unas cuantas a sus espaldas. Intervino una vez hace meses con una pregunta sobre la fiscalidad de las gasolinas, planteada de manera meramente informativa, sin entrar a valorar la intencionalidad del Gobierno. Muy profesional, había anotado el jefe de gabinete, y le sugiere a Mariano Rajoy que la escoja a ella. El Presidente le da la palabra, recordándole que la pregunta ha de ser breve. Sin dejar de sonreír un instante, ella se pone en pie y con una voz dulce pronuncia una pregunta sencilla.

- Gracias por el turno de palabra, Sr. Presidente. Mi pregunta es sencilla: ¿Sabe Vd. lo que es el Peak Oil, Sr. Presidente?  Y si lo sabe, ¿es Vd. consciente de que los problemas del Oriente Próximo no son la causa de los altos precios de los hidrocarburos, sino el síntoma? ¿Y que los precios no van a bajar nunca?

Rajoy duda unos segundos; ¿será él el primer Presidente que hablará públicamente y de manera directa de Peak Oil? Vacila: no puede negar que conoce el concepto puesto que le podrían reprochar que miente, pero al tiempo reconocer su existencia públicamente tiene demasiadas implicaciones. Afortunadamente su jefe de gabinete, hombre ágil y preparado para estas situaciones, dice en voz alta que lamentablemente no hay tiempo para responder más cuestiones y agradece a todo el mundo su asistencia, y se acerca a Rajoy para alejarlo del atril y de la rueda de prensa. Rajoy aún está un poco perplejo, pero los breves comentarios de sus ayudantes le devuelven a la selva de la gestión del día a día, a las preocupaciones inmediatas de la economía española y del nuevo despliegue militar.


Mariano Rajoy se despide de los periodistas, pero al pasar delante del atril el micro abierto aún es capaz de captar sus últimas palabras:

- A ver quién hubiera podido prever este sarao hace meses.


Antonio Turiel
Figueres, Junio de 2014

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