lunes, 28 de abril de 2014

El baile de las sillas con sillas infinitas



Queridos lectores,

Javier Pérez vuelve a la carga esta semana con su estilo directo en este ensayo sobre el efecto de los límites de  los recursos en las previsiones que frecuentemente se hacen. Espero que les guste.

Salu2,
AMT

El baile de las sillas con sillas infinitas

Alguna vez he hablado ya del problema, enorme problema, que supone el hecho cierto de que mucha gente no sepa multiplicar ni dividir. Parece una broma, pero incluso en los ambientes científicos se encuentra uno a menudo con personas que creen que el resultado de multiplicar muchos por muchos es muchísimos. Así, con un par.
El ejemplo más típico que solemos utilizar por aquí es el de la capacidad energética de las plantas, las algas y demás fuentes de biodiesel. Los promotores de semejante invento nos cuentan que una hectárea puede producir X toneladas (hoy no me voy a meter en cifras) y que esas X Toneladas se pueden convertir en Y litros de combustible. Pero cuando haces las cuentas, resulta que producir esas Toneladas requiere una cierta cantidad de energía, y que la única energía que se obtiene de una fuente externa es la del Sol, porque lo demás tiene que salir de fuentes fósiles ya sea en forma de trabajo, fertilizantes, etc. Como sabemos qué energía media aporta el sol por hora y por metro cuadrado,  sabemos el número de horas de sol que recibe un cultivo, y sabemos el rendimiento medio de cada especie, nos encontramos con que  sólo hay que multiplicar y dividir para obtener la cifra del número de hectáreas de cultivo que necesitamos a fin de cubrir nuestras necesidades. Y eso es justo lo que no hace casi nadie, para no dejar al descubierto que todo el invento se basa en cultivar superficies realmente atroces o defender que se ha descubierto una planta mágica, una especie de berza filosofal con rendimientos superiores al 100%.
Como estamos entre amigos, os pongo otro ejemplo, que a mí me encanta: el de las pirámides de Egipto.
Las pirámides, además de tener que sufrir toda clase de tesis marcianas, asaltos de unicornios y batallas de elfos, padecen también la manía de no hacer cuentas. En este caso se trata de hablar de muchas piedras y de mucho tiempo, pero sin atreverse a llegar más allá, pero si se para uno a mirar el tema de cerca está claro que algo falla.  Según la Wikipedia, y otras muchas fuentes, la gran pirámide de Keops está formada por alrededor de 2.300.000 bloques de piedra. Según estas mismas fuentes, el peso medio de cada piedra es de 2,5 Toneladas, aunque hay bloques de más de sesenta toneladas. Y tranquilos todos, que no voy a volver al viejo tema de cómo las pusieron allí. El caso es que según las fuentes de la antigüedad se tardó veinte años en construirla, y según fuentes más modernas, veintitrés años, que es los que duró el reinado del emperador Keops, o Jufu, como se le llama actualmente. Vale.
Y aquí  llega nuestra mente y nos dice, para abreviar: muchas piedras en mucho tiempo. Correcto. ¿Pero qué pasa si echamos un vistazo a las cifras? Que un minuto son sesenta segundos. Una hora, son 3600 segundos. Un día son 86400 segundos. Un año, entonces, son aproximadamente 31.536.000 segundos. Por lo tanto, 23 años son alrededor de 725 millones de segundos.  Aquí ya la fastidiamos, porque parece que esta cuenta no la había hecho nadie y resulta que si dividimos estos segundos por el número de pedruscos gigantescos, nos sale que hay que poner una piedra cada cinco minutos y quince segundos, y eso trabajando veinticuatro horas al día, todos los días del año, cuando sabemos que de noche no se solía trabajar (dicen que por problemas con Fenosa, pero no me lo creo). Si se trabajan sólo 300 días a razón de 12 horas diarias (que ya es trabajar), estamos poniendo uno de esos morugos rocosos cada dos minutos. Y no sólo ponerlos, sino también ajustarlos, pues no es lo mismo mover una piedra enorme que dejarla al lado de otra: los últimos diez centímetros son los más difíciles, porque sólo se puede empujar desde una parte.

    Por lo tanto, como las piedras son las que son, y allí están para contarlas, hay que pensar que el tiempo lo hemos calculado mal y que a lo mejor se empezó mucho antes o se acabó mucho después de lo que se dice.
Pero no: los economistas nunca harían eso. Los economistas, o en este caso los historiadores, generan un modelo y la realidad se tiene que adaptar a él, por las buenas o por las malas. Y si la realidad no se adapta, es que la realidad es falsa.
En el caso de los economistas, todos sus modelos matemáticos para estudiar la oferta, la demanda, la productividad, los precios y cuantas variables económicas nos podamos imaginar, están construidos sin tener en cuenta los límites, ya que consideran el mundo un ente infinito. Y cualquiera que sepa un mínimo de matemáticas sabe también que la existencia de un límite en una función modifica la gráfica y el desarrollo de esa función.
Por tanto, los modelos económicos que conocemos parten sin excepción de una premisa falsa: la infinitud, y no pueden funcionar correctamente nunca. La cuestión reside en lo que expliqué arriba: en que como hay muchas toneladas de cobre en las minas, muchos barriles de petróleo en los pozos y muchas toneladas de piedra en las canteras, multiplican mucho por mucho, les sale muchísimo y se quedan tan anchos creando un modelo matemático que se basa en recursos infinitos.
La realidad no es así. En la realidad, hay un número determinado (alto, pero concreto) de toneladas de cobre, un número de barriles de petróleo y un número determinado de bloques de piedra. El hecho de que no conozcamos esas cifras no nos permite decir que el límite no existe ni mucho menos generar funciones matemáticas que obvien ese límite. Los límites son cruciales en toda función matemática.
Porque el caso es que no nos manejamos en un sistema ilimitado y sin restricciones, sino todo lo contrario. Y además de las restricciones de capital, de oferta y de demanda existen restricciones físicas que hay que tener en cuenta a la hora de valorar el impacto de la temida Ley de Rendimientos Marginales Decrecientes, escrita con mayúsculas a ver si así la tenemos en cuenta.
Cuando sacas una piedra, la siguiente está más honda. Cuando coges una manzana, la siguiente está más alta. Cuando talas un árbol para conseguir leña, el siguiente está más lejos. Todo eso lo sabemos desde hace milenios, pero no se refleja de manera suficiente, o de ningún modo en absoluto, en los modelos de los economistas. Según ellos, la cantidad que se extrae es una función de la oferta y la demanda, y esa dificultad añadida se refleja en una oferta menor o en un precio superior. Vale. ¿Pero qué diríamos de alguien que emplease un modelo sin restricciones para reflejar un asunto que sí las tiene? ¿Qué diríamos de alguien que plantease jugar al juego de las sillas con un número infinito de sillas?
Pues eso es lo que nos están vendiendo: que suena la música y hay que sentarse cuando deja de sonar, pero que el número de sillas es ilimitado y si no puedes sentarte enseguida basta con que vayas un poco más lejos para encontrar una silla libre. ¡Tranquilos, que hay sillas para todos! La tuya puede no estar justo a tu lado, pero hay una silla para ti y siempre la habrá cuando se detenga la música. Pero no es así: cada vez desaparecen más sillas y cada vez se queda más gente de pie cuando se detiene la música del optimismo y el crecimiento.
Por esta clase de cosas, no me canso me decirlo, es por lo que es tan divertido leer los periódicos salmón atrasados. No hay revista de humor que los supere, o no la habría si no fueran tan trágicas las consecuencias de sus errores.
Y además no tienen vergüenza: un gurú que se equivoca quinientas veces sigue siendo gurú sin que nadie se lo reproche. Menos mal que los cirujanos son un poco más serios. Menos mal…

Javier Pérez
www.javier-perez.es

martes, 22 de abril de 2014

Receso obligado

Queridos lectores,

Por razón de una grave enfermedad del editor de este blog, no se publicó ningún post nuevo la semana pasada ni se publicará tampoco durante esta semana. Esperamos volver a la normalidad durante los primeros días de la semana que viene.

Salu2,
AMT

jueves, 10 de abril de 2014

El período especial cubano

Bodega de aprovisionamiento popular en Cuba.


Queridos lectores,

En las primeras conferencias que dimos sobre el problema del Oil Crash poníamos el ejemplo de dos países que habían afrontado una situación de caída brusca del suministro de petróleo (en ambos casos, por el colapso de la Unión Soviética) de dos maneras completamente diferentes: o bien apostando por un modelo industrial (Corea del Norte) o por uno más agrario (Cuba). Los ejemplos estaban recogidos en el libro de Dale Allen Pfeiffer "Comiendo combustibles fósiles" y nosotros los trasladábamos un tanto acríticamente a las charlas. Con el tiempo, muchos cubanos me han hecho notar que el Período Especial cubano no fue ni mucho menos tan ideal como nosotros lo mostrábamos, y, si bien en Corea del Norte las cosas fueron mucho peor, en Cuba el Estado tuvo un papel menos decisivo del que le atribuíamos y la situación fue de todo menos idílica.

Recientemente, Erasmo Calzadilla, del Havana Times, me contactó para preguntarme sobre ciertas cuestiones relacionadas con la energía, y en medio de los sucesivos e-mails acabamos hablando del Período Especial. Su visión sobre el tema, como esperaba, era bastante crítica con el mensaje que nosotros trasladábamos en aquel entonces. Erasmo es el primer cubano que ha aceptado escribir un ensayo sobre su visión de aquel período para ser publicado en este blog y que además lo firma con su propio nombre (que por cierto tanta resonancia histórica tiene para nosotros los europeos).

Les dejo con Erasmo.
Salu2,
AMT



El trabajo donde comparas a Cuba con Corea se llama: THE OIL CRASH: EL FUTURO INMINENTE DE UNA ESPAÑA SIN ENERGÍA. Data del 18 de febrero del 2010 (Nota de AMT: se refiere a una de las primeras conferencias que di sobre el Oil Crash).


Dices sobre Cuba:

El gobierno tomó dos medidas básicas para evitar el colapso:

  • Programas de alimentación de los sectores sociales más débiles 
  • Cartillas de racionamiento para toda la población.

Un plan agresivo de reforma agropecuaria, un retorno progresivo e incentivado al campo y la investigación en agricultura ha permitido mantener un nivel alimentario razonable.


No creo que fueran estas las medidas que evitaron el colapso.

La cartilla de racionamiento y el buchito de comida que repartían a los más desamparados brindaron alguna ayuda pero no podías contar con eso para no morir de hambre.

En la ciudad, la solución fue “la lucha y el invento”. La gente pescaba hasta en charcos de aguas negras, cazaba hasta los gatos (aunque dejaron tranquilos a los perros), recolectaba hasta en los nichos de basura y/o robaba, sobre todo al Estado. Aquellos con más iniciativa y ganas de trabajar se apropiaron de los terrenos yermos en torno a los barrios con el objetivo de sembrar o criar animales (casi siempre a título personal).

El mismísimo centro de la ciudad se llenó de corrales hediondos que sus dueños construían justo al lado de los edificios o incluso dentro de los apartamentos para protegerlos de los “ninjas”. Las fosas se tupieron y desbordaron con los residuos de las cochiqueras; de milagro no se desató una epidemia mortal.

Se dice que Cuba sobrevivió gracias a la cooperación comunitaria; me parece que idealizan. La gente se ayudaba pero mucho menos que antes de la crisis y nunca con explícito sentido comunitario.

Que yo sepa no emergió ninguna organización suprafamiliar (salvo la comunidad de fieles que proliferó en las iglesias); más bien se desintegró la que había, tal y como cuenta y predice Dimitriv Orlov. Los líderes de la Revolución y los medios de comunicación habían combatido ardua y concienzudamete contra el individualismo pero este rebrotó a la menor oportunidad y se instaló en el trono de la subjetividad del cubano.

Ese Renacimiento nuestro fue positivo en muchos aspectos pero fatal en otros. El pico de la crisis, el momento en que peor estábamos, coincidió con el pico de la ostentación, con el del egoismo y el de la violencia despiadada. Mucha gente andaba armada para evitar que la asaltaran y hasta degollaran por quitarle cualquier bobería.

Fue ese el momento en que levantaron cabeza los Macetas, tipos inescrupulosos que hicieron fortuna aprovechando el hambre ajena, la desesperación y el descontrol. Una comunidad organizada y consciente como la que imaginan los idealistas hubiera enfrentado y puesto en su lugar a esos personajes pero más bien ocurrió lo contrario. Los Macetas se fueron convirtiendo en el ejemplo a seguir, en líderes de la comunidad y vecinos de respeto, llegando a ocupar cargos públicos. Cuando el gobierno recuperó las riendas tumbó a algunos del caballo; otros consiguieron lavar su fortuna y hoy prosperan protegidos por la ley.


Y en cuanto al retorno progresivo e incentivado al campo, no tengo noticia de que algo así haya ocurrido. En la ciudad capital había miseria, sed y hambre pero no tanta como para empujar a los habaneros fuera de la urbe; el fenómeno migratorio masivo de que tengo noticia fue más bien en sentido contrario.

De la noche a la mañana La Habana se llenó de buscavidas, gente que vivía muy mal en las provincias del interior o que intentaba aprovechar el caos para instalarse en la capital. Los recien llegados levantaban un llega-y-pon en una cuarta de tierra, con una viga robada a una torre de alta tensión, una plancha de zinc extraida de una industria desmantelada, un pedazo de cartón sacado de la basura y como eso todo lo demás.

Aún en plena crisis la Habana daba vida a aquellos que venían dispuestos a todo: trabajar en la construcción, en la agricultura, en la policía, como jineteras, como pingueros, asaltantes de camino, mensajeros etc. El gobierno los deportaba masivamente hacia su provincia de origen pero ellos regresaban en el mismo tren. Hay un documental, “Buscándote Habana”, que refleja el tema.

En resumen, los capitalinos no se fueron al campo, más bien la ciudad se ruralizó, llenándose de sembrados, cochiqueras, potreros y gente de campo.


Sobre la investigación científica en el ámbito de la agricultura

Mientras fluyó la ayuda del campo “socialista” aquí se practicó una agricultura intensiva a golpe de combustibles fósiles. Los disímiles institutos de investigación tenían los ojos puestos en los avances más deslumbrantes de la ciencia y sobre todo en la biotecnología. Justo antes de La Caída los burócratas y tecnócratas tenían un entusiasmo tremendo con los cultivos hidropónicos, que necesitan un andamiage sofisticado y caro. Por supuesto que todo eso se fue a bolina en el primer soplo de la crisis pero en cuanto comenzó a gotear el maná proveniente de Venezuala se pusieron las pilas y andan girados para los transgénicos y otras lindezas semejantes. “Los bueyes lucen mejor en el plato”, es una expesión de Jorge Triana, un economista que disfruta del reconocimiento de las altas esferas y se la pasa dando conferencias a la élite política y científica.


Sin embargo, las fuerzas armadas revolucionarias (FAR) sí tenían pensada una estrategia de cómo organizar la sociedad y el trabajo en tiempos de guerra; Opción Cero le llamaban. Implementada con tino dicha estrategia ayudó a recuperar una agricultura, una farmacia y hasta una medicina natural alternativa que ayudaron a parar el golpe.

Además, con los reclutas que iban entrando a las fuerzas armadas (aquí es obligado para los hombres) la FAR organizó el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT). Los reclutas trabajaban en granjas agrícolas por un salario miserable (siempre es mejor que marchar bajo el sol) y luego el ejército vendía barato o distribuía gratis (en escuelas, hospitales, unidades militares y centros de trabajo) lo cosechado.

Pero desde mi punto de vista fueron los guajiros y guajiras los que más hambre ayudaron a matar; con técnicas rudimentarias y a golpe de sabiduría tradicional, nucleados alrededor de la familia y sin recurrir al trabajo esclavo. La gente de la ciudad se daba viajes al campo a intercambiar cualquier cosa por viandas, vegetales o frutas.

El Estado-Gobierno estaba en la ruina y no tenía recursos para organizar ni controlar salvo lo más indispensable. Al Aparato no le quedó más remedio que permitir a regañadientes el laisser faire, que la gente se independizara. Muchos campesinos y emprendedores de todo tipo se partían el lomo con la ilusión de tener algo propio, recuperar la dignidad, ser libre. Tanto malestar había generado el colectivismo forzado que el ansia de independencia devino en uno de los motores subjetivos más poderoso cuando apenas quedaban esperanzas ni fuerzas para luchar.

Por otra parte el turismo, la inversión extranjera y las remesas familiares aportaron la moneda dura que, junto a otros factores, impidió cayéramos tan hondo como Corea del Norte.

Muchas personas de bien toman a Cuba como el ejemplo de que es posible sobrevivir a un desabastecimiento repentino de combustible y otros productos indispensables gracias al trabajo en comunidad y la guía de un gobierno socialista con respaldo popular. La idea me parece bonita pero dista bastante de la realidad.

domingo, 6 de abril de 2014

Propiedad y uso de la propiedad

Queridos lectores,

Partiendo del concepto de acceso universal tan común de las modernas tecnologías de la comunicación Gabriel Anz hace una reflexión sobre cómo tendría que ser una nueva visión del clásico régimen de aparcería para incorporar en él las ideas de mínimo vital y de sostenibilidad.

Les dejo con Gabriel

Salu2,
AMT 

La Era del Acceso





La Era del Acceso… una frase que captó mi atención y motivó mi interés por bucear en la WEB para ver de que se trata. Asociadas a ésta aparecieron otras frases y como concepto me quedó que estaríamos a las puertas de una nueva Era, en la que se cuestiona el significado y alcance de la palabra “propiedad” y por otro, se habla de que hay una migración desde la “masividad a la individualidad”. Las otras frases asociadas (y de seguro habrá otras) son:

- All That We Share
- Capitalismo Distributivo
- Socialismo Colaborativo
- Economía Científica
- Capitalismo empático.

Parece ser que en la economía capitalista actual, comprar cosas en los mercados y ser propietario de bienes es algo obsoleto, prevaleciendo el acceso a múltiples servicios, donde la conectividad y tecnología asociada que permite Internet es el protagonista de la historia. Se venden propiedades y achican inventarios, se alquilan herramientas y tercerizan prestaciones. Poseer activos hoy se considera una desventaja que quita flexibilidad y capacidad de adaptación a los cambios. Así mismo, escuchar música, ver cine, comunicarse por medio de redes sociales, etc. han pasado a formar parte de una nueva cultura, que es la del Acceso, en donde el concepto de la propiedad intelectual, de lo que es mío o no, de la posibilidad de acceder casi sin límites y hasta incluso sin costos, está derribando preceptos y estructuras sociales muy arraigadas en la historia de la humanidad moderna. Las fronteras físicas y políticas se han desdibujado con la globalización de procesos y nuestra interacción con congéneres de otras nacionalidades, razas y culturas, ha derribado barreras ideológicas al mismo tiempo que se ha logrado una conciencia mas elevada respecto de nuestros semejantes y “compañeros de viaje en éste barco” que es el Planeta Tierra.

También el concepto de “propiedad” está siendo cuestionado al hablar sobre bienes esenciales como el agua, la tierra, el aire, los recursos naturales, la biodiversidad, etc.

Al mismo tiempo, las tecnologías y la capacidad de comunicarnos en tiempo real con alguien en cualquier lugar del globo, han promovido un cambio de conciencia en cuanto a la individualidad y a la capacidad individual de promover cambios y de auto-gestionar muchos aspectos de nuestras vidas. Un ejemplo extremo podría ser la cercana posibilidad de “imprimir en 3D un corazón artificial en el living de casa” o simplemente ensamblar un mueble prefabricado o una computadora, editar textos e imágenes, producir energías alternativas en casa y sumar los excedentes de éstas a redes interconectadas para beneficio de otros y mil cosas más.

Así que entiendo que la combinación de estas posibilidades, configura y da sentido a las frases enumeradas mas arriba.

Pero… ¿No les parece que este futuro que se preconiza es demasiado dependiente del sistema BAU en el que estamos inmersos y de que por ello es altamente dependiente de energías? Y por este motivo encuentro sumamente frágil la idea. Considero que hay gente seria detrás de todos estos estudios y análisis, por lo que me llama la atención la manera en que se promueven. Ello me hace pensar en propagandas pergeñadas para anunciar los cambios que ya sabemos se vienen, pero siempre decorados de tecno-optimismo y futuros brillantes y promisorios, que es lo único que estamos dispuestos a escuchar, porque las alternativas son desoladoras desde el punto de vista de los valores y referencias actuales.

En fin… sea como sea, lo dicho hasta ahora es la introducción de lo que realmente me interesa transmitir y que extracté del concepto Era del Acceso, siempre de acuerdo con mi visión escéptica de tanto artificio y desconexión con lo natural.

Habría que hacer Historia para determinar más o menos en que momento el Hombre se separó del resto de la dinámica de los seres vivos y comenzó a pensar en la acumulación de Capital y en establecer la Propiedad sobre los bienes y recursos, pero creo que estaremos de acuerdo en general, de que coincide con el advenimiento de la Agricultura y el consecuente fin del nomadismo para establecerse en lugares de tierras fértiles y con posibilidades de riego, con el desarrollo de herramientas, con la domesticación de animales para facilitar el trabajo y la subsistencia, con el auge del comercio, etc. Surgió entonces la necesidad de establecer normas de convivencia y de hacer más predecible los embates de la naturaleza y sus ciclos, es decir de domeñar a favor nuestro fuerzas muy superiores. El descubrimiento del potencial y versatilidad de los hidrocarburos fueron el complemento que terminó por torcer el rumbo de la Humanidad hasta lo que hoy conocemos, en un lapso de tiempo lo suficientemente corto en términos históricos y geológicos, pero lo suficientemente largo como para incluir a varias generaciones que han perdido la noción del impacto de tales cambios, aceptándose estos como naturales y de pleno derecho.

Pero antes de que surja la agricultura… si estamos de acuerdo en considerar a éste momento histórico como el gran punto de inflexión, ¿no teníamos acaso Acceso -por derecho natural- a casi todo lo que la Madre Naturaleza nos proveía? Obviamente no de forma globalizada ni instantánea, pero tengamos en cuenta que antes hablábamos de recursos naturales y hoy hablamos de servicios, modas y un mundo virtual, lo cual es tremendamente diferente si pensamos que antes se involucraban bienes básicos para la supervivencia y hoy en términos generales hablamos de bienes más relacionados con la satisfacción del hedonismo que nos caracteriza.

No he visto en los escritos que hablan sobre la Nueva Era del Acceso como se resolverían de forma contundente los problemas que cada vez más gente sufre para acceder a agua limpia, a un pedazo de tierra para cultivar o tan solo siquiera para asentar sus reales.

¿De qué manera aplicaríamos un Capitalismo Distributivo y Empático, un Socialismo Colaborativo o una Economía Científica, al paradigma de vida actual, pensando en que mas tarde o mas temprano nos vamos a tener que hacer enemas de tecnología, porque no va a haber con qué hacerla funcionar y porque simplemente no es alimento?

Es la Gran Pregunta que me hago… y que les hago.

¿Está la respuesta en una vuelta a formas de vida tribales? A veces pienso que desde el punto de vista del Equilibrio del Ecosistema, de la posibilidad de Acceso a los recursos, de la obligación a ser más Colaborativos por necesidad y supervivencia, ha sido y sería lo más efectivo. ¿Pero hay espacio para pensar en otras alternativas que satisfagan en parte las necesidades del Hombre desarrollado, sin tener que volver al pasado y sin tener que plantear la posibilidad de nuestra extinción por inadaptados?

Para muchos de nosotros está más que claro que el Planeta está desbordado en su capacidad de carga y que éste ritmo de vida es absolutamente suicida. Tenemos claro también que la Naturaleza con sus mecanismos de regulación encontrará la forma de “ponernos en caja” y que en todo caso no es el Planeta el que está en peligro, sino nuestro Hábitat y la supervivencia de nuestra especie y de todas las que arrastramos con nosotros durante ésta época de excesos. Para mi la única solución es aceptar esta realidad con sentido Trascendente, porque ninguno de nosotros es eterno, pensando en las generaciones futuras, dejando planteado para ellas un esquema de dinámica social, económica y política, en el que sin tener que volver al pasado cavernícola, nos permita lograr el necesario y obligado equilibrio con la Naturaleza para la sustentabilidad del Ecosistema, mientras que podamos disfrutar de ciertos privilegios que nos otorgaría esta condición de seres vivos más desarrollados y complejos desde el punto de vista intelectual y espiritual.

¿Pero cuál sería ese punto de equilibrio?

Ya he comentado en otras oportunidades (en mis dos post “Concepto de Granja I y II”) que el equilibrio lo ubicaría entre el punto en el que desarrollemos la conciencia y empatía con la Naturaleza pues es la que cuenta con millones de años de evolución y demostrada capacidad para regenerar sustentablemente los recursos necesarios para la vida, y entre la posibilidad de modificar ciertos aspectos del Ecosistema a favor nuestro, pero sin llegar a los extremos de herirlo de muerte. Tal equilibrio lo encuentro en el desarrollo del Concepto de Granja, porque ello implicaría revertir el proceso de vaciamiento de los campos por el éxodo ocurrido hacia las urbes, para que más gente encuentre nuevamente la senda del auto sustento y la auto gestión de sus vidas (sin tener que estar todos colgados de un Sistema que se está empezando a caer en pedazos), para que produzca alimentos de forma artesanal y biodiversa y así poder prevenir y/o paliar las crisis y hambrunas que se están gestando velozmente. Está claro que debe cambiar radicalmente la forma de trabajar las Granjas, aprovechándose los conocimientos científicos que demuestran las ventajas de la preservación de los suelos, el agua, la vegetación y la biodiversidad en general, para lo cual han surgido varios métodos como son la Permacultura y otras técnicas Biodinámicas, que se basan en formas orgánicas de producción de alimentos, aunque se promuevan otras formas de equilibrios naturales, lo cual no tiene porqué ser necesariamente malo.

Lo que encuentro difícil, es como resolver el Acceso –parafraseando el título que dio origen a este Post- a una cantidad suficiente y sustentable de gente a esos recursos, para que los gestione en beneficio propio y de otros sectores de la sociedad (que no necesariamente se tienen que reconvertir en granjeros), sin que se generen conflictos de magnitudes incontrolables. Deduzco entonces que los cambios radicales no sirven por ser traumáticos en exceso y que debería lograrse una transición bajo el esquema actual de “propiedades” y preservación de “capitales y mercado”, pero otorgando formas de Acceso a terceros que le confieran Derechos de uso y usufructo mientras vivan y/o demuestren idoneidad y vocación para llevarlos adelante.

Pongamos un ejemplo… Yo soy dueño de una finca, una estancia, un terruño o como quieran llamarle y resulta que por los problemas económicos propios de una Era de decrecimiento e insuficiencia energética y de recursos tecnológicos y mecánicos acotados, ya no puedo producirlos ni trabajarlos ni cuidarlos apropiadamente. Entonces, otorgo Derechos y Acceso a gente en cantidades suficientes y sustentables para que trabaje sectores de tales tierras, a cambio de un contrato de alquiler o mediante comodato o a cambio de un porcentaje de lo producido, etc. Tales derechos podrán ser transferibles y/o heredables bajo condiciones preestablecidas, para lo cual habrá que readecuar quizás Códigos Civiles y de Comercio a las nuevas circunstancias.

Desconozco demasiado sobre temas legales y corro el riesgo de decir barbaridades grandes como casas, pero solo me interesa que quede el concepto de la idea y de cómo intento readecuar el concepto de la Era del Acceso a un escenario más realista que el que plantean otros autores, según mi entender. Como verán, mucho de lo que digo –si no todo- es de práctica frecuente en la actualidad y se ha practicado también en el pasado… la diferencia quizás pase más por la intensidad y por la necesidad de adaptación a nuevos escenarios, que como dije serán mucho más conflictivos y difíciles de llevar adelante por grupos reducidos de gente. Creo que también serían alternativas dentro del esquema de “mercado” actual, que no implicarían volver a la esclavitud o a relaciones de trabajo del tipo “empleado-empleador”, que también han demostrado tener una cantidad de inconvenientes, por los abusos de ambas partes (costos, sindicalizaciones extremas, rebeliones, etc.).

Creo también que las Cooperativas son efectivas y tendrían cabida dentro del planteo que imagino. Hay mucha tela para cortar aquí. Los grupos de transición tipo Eco Aldeas o Transition Towns creo que decantarán en amalgamas de sistemas ya institucionalizados y legislados con nuevos paradigmas, para lo que irán encontrando nuevos caminos “al andar”, debiéndose adecuar los códigos de convivencia.

En lo personal y dentro de mi propiedad, le doy vueltas a la idea de generar pequeñas parcelas de tierra con disponibilidad de agua, para que acuerdo/contrato mediante, puedan producir sus alimentos hortícolas terceros adquirentes del derecho de acceso y uso de dichas parcelas. Imagino la posibilidad de vender el servicio de cuidado y mantenimiento de las mismas, para que las personas con Derecho y Acceso a dicha tierra, no vean fracasados sus cultivos por falta de disponibilidad de tiempo y recursos para llevarlos adelante. A diferencia de una huerta comunitaria, donde es compleja la equitativa distribución del trabajo y de los beneficios (comunismo), en este caso cada uno sería “propietario” o tendría Acceso y Derecho al fruto de su trabajo y esfuerzo, en calidad y cantidad acorde. Para mi podría ser una fuente extra de ingresos, con terceros ayudándome a producir superficies de tierra que solo no podría llevar adelante.

Una persona que me está haciendo un par de trabajos, me contaba que se había estado dedicando a organizar y cuidar “huertas a domicilio”, como si fuera un servicio de jardinería o cualquier otro servicio. Huertas y Granjas “llave en mano”… ¿Cómo suena eso?

En campos grandes, como los que es normal ver aquí en la Patagonia, era de uso habitual otorgar a “medieros” áreas del predio para que los produzcan (normalmente con la cría de animales) a medias con el dueño de la tierra.

Creo que serán pasos obligados de la “vuelta a al campo” y que darán trabajo y nuevas oportunidades a los “descolgados y descolocados del Sistema”.

La transición no será fácil ni romántica, porque somos más de los que el Planeta puede sostener. Como tantos otros soy víctima del cuatrerismo y de los robos que lamentablemente van en aumento, pero estoy convencido que no es con barbarie que hay que combatir la barbarie que se hará más habitual.

El Acceso a tanta información, conocimientos y sabidurías debería iluminarnos para encontrar caminos alternativos efectivos y en beneficio del Conjunto.

Saludos a todos,


Gabriel Anz
Técnico Agrónomo


jueves, 3 de abril de 2014

Imparcialidad y dignidad




Queridos lectores,

Desde hace ya algún tiempo me encuentro con una crítica recurrente a este blog. A algunas personas les parece bien que haga un análisis técnico (la palabra que suelen usar es "científico") de aspectos concretos de la crisis energética, particularmente los asociados a la producción de materias primas, la rentabilidad energética y económica que tienen, etc. Sin embargo, a estas personas les suele molestar cuando trato otros temas de índole más social, a pesar de que uso las mismas técnicas analíticas cuando hablo de exclusión social que cuando hablo del suministro de hidrocarburos. Entienden que un blog técnico ("científico") no debería tocar temas que, en su concepción, son más de opinión antes que de hecho. Incluso a veces se dice que son "demasiado políticos" (particularmente cierto si hablo de Cataluña).

Por el contrario yo creo que soy bastante coherente con mi línea editorial (que sólo rompo cuando publico artículos de otros, artículos por cierto con los que no siempre estoy de acuerdo pero que difundo aquí en aras de una pluralidad que no suelo encontrar en otros lugares). Los temas que abordo los trato (o intento tratar en la medida de mis posibilidades) desde una perspectiva lo más técnica y objetiva posible, y además los temas tratados son pertinentes, incluso fundamentales, para la discusión de este blog. Sin embargo, entiendo que se me hagan estas críticas partiendo de donde partimos, puesto que hoy en día los medios de comunicación en general y la prensa escrita en particular no tienen en absoluto una manera semejante de discutir estas cuestiones.

Hoy en día en los medios de comunicación se ha impuesto una suerte de falsa equidistancia: delante de cada tema de debate en la sociedad, ya sea la ley del aborto o la producción de hidrocarburos, se recaban las opiniones de los diversos sectores y se presentan tal cual, dejando que sea el lector quien elabore sus propias conclusiones. Se dice que tal manera de presentar las discusiones es imparcial, puesto que no se toma partido por ninguno de los sectores implicados. Tal estrategia, que podría tener cierto sentido (aunque se le apliquen algunas salvedades que detallo más abajo) para la discusión de cuestiones de opinión, es completamente absurda y nociva cuando se discuten cuestiones de hecho. Y es que los hechos no admiten discusión: pueden ser más difíciles o más fáciles de conocer -y es legítimo centrar el debate ahí en algunos casos-, pero una vez conocidos no son opinables. Peor aún, en aras de una supuesta representatividad equilibrada de todas opiniones en realidad se da un peso desmedido a las opiniones más repetidas, las cuales (dinero mediante) son las más representadas. Hace años que las grandes compañías comprendieron que esta aproximación al periodismo les favorecía, puesto que creando fundaciones, centros de estudios, etc, además de sus propios gabinetes de comunicación y medios políticos afines, podían hacer escuchar la opinión que favorecía sus intereses por encima de cualquier otra, y por eso atacan con fiereza cuando en un medio de comunicación no hay lo que denominan una "representación proporcionada de todas las opiniones" - es decir, sus propias consignas no son repetidas varias veces desde sus diversas antenas.

Este tipo de periodismo que se limita a recoger y transcribir opiniones, y que tanto abunda hoy en día, es indiscutiblemente una muestra de dejación del periodista de su labor primera: informar. Informar no es hacer una relación de opiniones como si uno estuviera haciendo un inventario; informar es buscar la verdad y presentarla correctamente a los lectores. Es lo que hace tiempo llamaban "periodismo de investigación"; lo otro no pasa de mera crónica o gaceta, cuando no directamente de publirreportaje. Y es posible que la decadencia de los medios de comunicación tradicionales se deba en parte a esta falta de compromiso con la verdad, a veces por la influencia directa de los grandes intereses económicos, pero otras veces por esa falta de búsqueda de la verdad que explicamos, y que es lo que hace que cada vez más personas busquen en la red medios alternativos donde encontrar una verdadera elaboración a partir de los hechos, un verdadero intento de llegar a la verdad.

La primera cosa a comprender es que no se puede hacer de igual manera una crónica de sociedad que la discusión de hechos medibles y observables. No hay posible equidistancia entre hecho y opinión. Y menos aún si hablamos de fenómenos naturales: la Naturaleza no negocia, y le es igual nuestra opinión. Y sin embargo te encuentras a menudo que esta visión de relatividad absoluta de los hechos, este mundo del todo es opinable, impregna todo discurso, hasta el punto de que hay una total y absoluta falta de práctica en la discusión de hechos. Muchas veces me he encontrado que después de hacer una exposición de hechos alguien me dice: "Muchas gracias por su opinión". La presentación de hechos está tan desvirtuada que la gente no distingue hecho de opinión, porque está acostumbrada a que hablando de un tema concreto los "hechos" dependan completamente de quién los transmite. En el fondo es un problema de decadencia moral de nuestra sociedad: en los debates públicos se debería exigir que las partes actuasen con honestidad, presentando los hechos de manera no sesgada y objetiva, en vez de dar una visión particular que favorezca una cierta visión. Sin embargo, la opinión pública encuentra perfectamente aceptable que la presentación de los hechos sean manipulada para favorecer intereses particulares, y eso hace que a estas alturas hecho sea indistinguible de opinión.

Esa manipulación de los hechos se manifiesta de muchas maneras. Cuando un tema afecta a grandes intereses económicos es frecuente encontrarse con campañas de confusión deliberadas, en las que se hace selección interesada de hechos -cherry picking- para hacer ver las cosas con un prisma completamente desvirtuado. A modo de ejemplo, es normal encontrarse entre los voceros del fracking ciertos argumentos, como por ejemplo que la producción de petróleo de fracking en los EE.UU se ha multiplicado por 18 en los últimos 10 años (sin decir que hace 10 años era prácticamente insignificante) y escribir eso hábilmente en una frase en la que se dice que los EE.UU. son ya independientes energéticamente (cosa radicalmente falsa hoy y que tampoco será cierta en un futuro) y sin decirlo explícitamente dando a entender que una cosa ha llevado a la otra. Cuando uno lee frecuentemente lo que dice esta gente detecta el fraude de mezclar medias verdades con mentiras porque las frases son siempre idénticas (y es que el engaño sólo funciona con unas frases especialmente construídas para ello, que por tanto se tienen que repetir prácticamente literalmente), pero al lector desavisado le puede pasar por cierto, y ese es justamente el objetivo de tales desinformaciones. Como además estas opiniones construidas con la presentación sesgada de hechos escogidos está sobrerrepresentada en los medios de comunicación, se consigue emborronar el debate y que la verdad nunca sea conocida.

La verdad, lo que creemos que es la verdad objetiva de las cosas no es, por supuesto, nunca completamente objetiva: siempre los propios sesgos cognitivos de la persona que la busca y la transmite, sus propias preferencias, influyen en lo que ésta considera "la verdad". Pero esta subjetividad inevitable en la presentación de los hechos no nos puede hacer caer en un escepticismo recalcitrante: yo siempre digo que una cierta dosis de escepticismo es conveniente, pero un exceso del mismo es puro cinismo. Lo que hay que hacer es simplemente centrarse en los hechos. La presentación de los mismos puede estar voluntaria o involuntariamente sesgada pero al menos son hechos; lo que tiene que hacer el lector crítico es buscar otros hechos que corroboren o complementen en su caso la parte de la verdad que se le había presentado. Por eso es importante que el lector sea parte activa y crítica de lo que lee; otra de las grandes deficiencias de nuestro tiempo es que los lectores y espectadores son pasivos y apáticos, y básicamente se tragan más o menos acríticamente lo que les echan, sin buscar razonar, sin comparar con informaciones previas, sin buscar inconsistencias; en suma, sin ser críticos y responsables, como corresponde ser a un buen ciudadano.

En el colmo del despropósito, a los pocos periodistas que comprenden que hay que ir más allá e informar de verdad, a los que realmente buscan la verdad y la presentan basada en hechos, no en las declaraciones de unos y otros, se les suele acabar llamando "activistas", como si su objetividad se viera empañada justamente por su búsqueda de los hechos y de la verdad. Este tipo de periodista suele tener problemas en los medios para los que trabajan, tanto da cuál sea su orientación política formal, puesto que al final todos están en manos del gran capital.
 

Y justamente una de las cosas que suceden cuando uno se centra en los hechos, cuando uno se centra en la verdad, es que se le acusa de meterse en discusiones políticas aunque uno esté hablando de ciencia, ya sea de recursos naturales o del clima; y siempre hay quien te reprocha que eso es inadecuado e impropio de alguien que se llama científico, puesto que los científicos deben permanecer puros, imparciales. Esta crítica en particular es especialmente absurda. Resulta que los estudios científicos del medio ambiente o los recursos naturales, como en realidad los de cualquier otra materia, son esencial e irrenunciablemente políticos. Pues por definición la política es la discusión de los asuntos que interesan a los ciudadanos. Como he dicho muchas veces, este blog, todo lo que en él se discute, es político, porque se trata de cosas que les interesan a los ciudadanos. Lo que no es, o no debe ser, es partidista: no se puede, desde una perspectiva meramente técnica, tomar partido por una u otra opción, entre otras cosas porque las dinámicas de partido suelen llevar a que tarde o temprano se sacrifiquen ciertas ideas en aras del pragmatismo.

¿Debe por tanto la ciencia intentar dar respuesta a cuestiones políticas? La respuesta es sí, y en realidad siempre ha sido así. La ciencia intenta dar respuesta a problemas que preocupan al hombre, y que a menudo afectan a la organización social, es decir, a los aspectos políticos. El científico no es quien para tomar las decisiones de cómo gestionar ese conocimiento, pero sí quien debe decir qué es lo que hay y qué es lo que puede funcionar y lo que no en base a su conocimiento. Conocimiento incompleto y siempre provisional, por supuesto, pero que es lo único que tenemos en cada momento, y que es mejor guía que otros intereses mucho más espurios en base a los cuales se toma tan a menudo decisiones con consecuencias lamentables.

La opinión pública está tan poco educada en el debate de los hechos, en el debate científico, que cada vez que se aborda desde una perspectiva científica un determinado tema causa extrañeza lo que se considera una rotundidad excesiva. Pasa que el debate de opiniones es siempre subjetivista y por tanto las normas de cortesía implican que los interlocutores tienen que estar dispuestos a conceder cierto beneficio de la duda al contrario; quien no lo hace así se le considera un grosero y un bruto. Sin embargo, en el debate de los hechos no hay ni medias tintas ni consideraciones; el debate científico es en ese sentido implacable pues sólo le interesa la verdad. No hace mucho me encontré, discutiendo por internet con una persona, que tras ir yo presentando hecho tras hecho, artículo tras artículo, a pesar de que siempre fui educado en mi tono el otro me repuso de forma un poco áspera: "Tienes todas las respuestas". Y es que en un debate de opiniones no es admisible ser contundente; sin embargo, hablábamos de hechos. Como le dije, la cuestión era simple: lee mis hechos y refútamelos con datos, si crees que no son correctos. Es así como se discute en ciencia. La ciencia, digámoslo aún otra vez, no es opinable. No podemos someter a votación el resultado de hacer dos más dos; siempre tendrá que ser cuatro, siempre será cuatro, independientemente de nuestras preferencias u opinión al respecto.

La enorme confusión sobre lo que es hecho y lo que es opinión, el colosal y  cínico relativismo moral de nuestra época, es lo que lleva a algunas aberraciones lógicas, como por ejemplo las que discutimos en este blog al hablar de precaución y garantía. A modo de anécdota, recuerdo haber leído hace tiempo un artículo sobre el infausto e-CAT (que el tiempo se ha encargado de mostrar que era una estafa). Quien lo escribía asumía que lo que decían los "inventores" era cierto por un "Principio de inocencia científica". Por supuesto que en ciencia no existe tal principio: los hechos se discuten por sí mismos, implacablemente; las críticas son siempre afiladas, precisas, quirúrgicas: se busca la verdad, sin concesiones; no hay presunción de inocencia: hay hechos que probar, mostrar o refutar. A veces me encuentro también, en la discusión de la magufada de turno, que hay quien me dice que "la crítica siempre tiene que ser constructiva", y de nuevo la afirmación es errónea. La crítica a las personas siempre tiene que ser constructiva, puesto que a una persona no la podemos desechar y empezar con otra: hay que intentar mejorarla partiendo de lo que se tiene, y por tanto la crítica tiene que dirigirse a construir, no a destruir. Sin embargo, la crítica a las hipótesis, a las ideas, ha de ser descarnada, implacable, lógica, feroz; y si las hipótesis no son refrendadas por los datos, si la teoría resulta falsada, se la desecha por completo y se busca una nueva. Es así como se avanza en el conocimiento.

La razón de tal confusión, de tal falta de comprensión de los aspectos básicos de la ciencia y su elaboración, vienen en una parte del exceso de peso de unas ramas concretas de las Humanidades (concretamente el Derecho y las Ciencias Económicas tradicionales) en la dirección de la sociedad, pero en una parte mayor del gran interés de los rectores de nuestro sistema económico en alimentar una confusión que sirve mejor a sus propios intereses. El primer paso para poder construir una sociedad más equilibrada y menos cínica es recuperar el respeto por el debate científico y aplicar una imparcialidad implacable en la discusión de los hechos. Es necesario para comprender cabalmente dónde estamos y hacia dónde podemos dirigirnos, y es imprescindible para recuperar nuestra dignidad como seres humanos.

Salu2,
AMT