Queridos lectores:
El pasado mes de octubre la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sacó su World Energy Outlook (WEO), en el que la AIE informa a los gobiernos de la OCDE sobre las grandes tendencias que han de marcar el futuro de la energía durante los próximos años. Un WEO insólitamente breve, siguiendo la tónica de los últimos años: 398 páginas, pero de las cuales 109 son anexos con tablas y definiciones (algo que antes solía venir en un fichero excel aparte), así que de manera real el informe consta de 289 páginas reales. Todo un récord de brevedad.
Han pasado ya 19 años desde que la producción de petróleo crudo convencional llegase a su máxima producción, y desde entonces poder cubrir toda la demanda de petróleo del mundo ha dependido de los petróleos no convencionales, lo que en los últimos años quiere decir petróleo de fracking, porque es la única categoría que sube de forma neta desde 2015. Pero incluso contando con los petróleos no convencionales, hace ya 6 años desde que la producción de crudo más condensado llegó a su máximo, en 84,6 millones de barriles diarios (Mb/d) en noviembre de 2018, y desde entonces ha caído un 3,5%.
Imagen de Peak Oil Barrel: https://peakoilbarrel.com/august-non-opec-world-oil-production-rose/ |
Es importante fijarse en esa categoría de crudo más condensado, que en esencia es todo lo que se puede usar como combustible líquido, dejando fuera el sucio truco de incluir los líquidos del gas natural, que sólo usables para producir plásticos. Dado que la producción de gas natural aún aumenta (aunque cada vez más lentamente, evidenciando la proximidad de su pico de producción), el añadir los líquidos del gas natural no deja de ser un artero truco para no mostrar lo que está pasando con los combustibles líquidos. Pero, del mismo modo que actualmente se ofuscan los datos de extracción de uranio para camuflar la amarga verdad del descenso vertiginoso de su producción (la Asociación Nuclear Mundial no ha publicado este año los datos de extracción del 2023), en el caso del petróleo todo el acento se pone en intentar hacer creer que se está produciendo un ilusorio pico de demanda y que si a partir de ahora se consume menos petróleo es porque no se quiere más. Así claramente lo refleja este WEO, que repite en 134 ocasiones el término "peak" pero en prácticamente todas las instancias en un contexto de "pico de demanda".
Y, sin embargo...
Sin embargo, tal y como anticipábamos en años anteriores, se está dándole cada vez más foco al concepto de "seguridad energética", que es la forma civilizada y políticamente presentable de hablar del peak oil y del peak everything, al punto de que, una vez más, se le dedica uno de los seis capítulos del informe, intentando diluirlo con otros conceptos como "asequibilidad" y "sostenibilidad", pero que en realidad son caras de la misma moneda. Pero es que además, otro de los capítulos del WEO está dedicado a las incertidumbres de los escenarios planteados, así que 80 de las 289 páginas, casi la tercera parte, está dedicada a explicar por qué lo que se está previendo en este informe no se va cumplir.
Y es que este WEO es un nuevo canto de sirena tecnológica y una nueva apuesta redoblada por la Renovable Eléctrica Industrial (REI), un modelo de transición energética que a estas alturas no solo sabemos que no va a funcionar, sino que encima es cada vez más evidente que está fracasando estrepitosamente en Europa, la región donde con más ahínco se está apostando por el REI. No volveremos a hablar del desplome de las ventas de los coches eléctricos, de los curtailments crecientes, del hundimiento de la industria eólica, del sinsentido del hidrógeno verde, de la escandalosa desviación entre las proyecciones de electrificación - siempre en aumento - y el consumo eléctrico en Europa (siempre en descenso)... A estas alturas, es evidente que quien crea que el REI puede funcionar sufre un proceso de disonancia cognitiva aguda, o trabaja para una de las empresas que aún quieren exprimir un poco más los fondos NextGeneration o es un político que ha puesto demasiada implicación y crédito personal en el REI como para poder rectificar.
Pero vayamos por fin a estudiar con cierto detalle este WEO.
El informe se estructura en 6 capítulos:
1.- Visión general y resultados principales
2.- Definición de escenarios
3.- Rutas para el mix energético
4.- Discusión de las incertidumbres del WEO
5.- Seguridad energética, asequibilidad y sostenibilidad
6.- Escenarios regionales.
Discutiré brevemente cada uno de los capítulos, excepto el último porque me parece que tiene poco interés general (y en realidad cuando vas mirando los diferentes WEOs, si ya sobre el cuadro global la AIE cada año dice una cosa diferente, a escala regional es impresionante cómo varía). Recordemos que, como siempre, hay tres escenarios principales, el de Políticas Anunciadas (STEPS), que es el que se toma como escenario de referencia; el de Políticas Anunciadas (APS), que es como una versión mejorada del STEPS; y el del Cero Neto en 2050 (NZE), que es el escenario ideal y deseado con una rápida transición a las renovables. Los tres escenarios se diseñan con los modelos económicos de la OCDE y son independientes (o eso dicen) de la disponibilidad de energía, porque la AIE comulga con el credo neoliberal que la demanda crea la oferta y por tanto nunca acepta que pueda haber problemas con la oferta y todos los picos observados son, para la AIE, picos de demanda. Que si por ejemplo consumimos menos petróleo no es porque falta, sino porque hemos decidido consumir menos.
1.- Visión general y resultados principales.
Es un capítulo trufado de medias verdades y de afirmaciones sesgadas. Se dice, por ejemplo, que en las economías avanzadas el consumo de energía ha caído desde 2005 a un ritmo promedio del -0,5% anual, pero no se explica que es como consecuencia de la deslocalización de la industria más contaminante e intensiva en el consumo de energía, y que eso ahora mismo está poniendo a esos países en una situación complicada (ver, por ejemplo, el caso de Alemania). En el resto del mundo, el consumo de energía ha crecido un 2,6% anual, pero solo en la última década. Y, atención, incluso en el escenario STEPS se empiezan a ver unos claros picos de producción de petróleo, gas y carbón, más evidentes de lo que se mostraba otros años. Para ello, la categoría "Clean energy" (que contiene la biomasa, la hidroeléctrica, la nuclear, la eólica y la fotovoltaica) se supone que tiene que experimentar un crecimiento sin parangón (y sin mucha verosimilitud).
Con estos mimbres, incluso en este escenario el crecimiento del consumo energético es bajo, de alrededor del 0,5% anual. La AIE nos aclara que eso no quiere decir que se detenga el crecimiento económico, el cual, al contrario, sería de un 3% anual, debido al progreso tecnológico y las mejoras en eficiencia. Tal cosa no ha pasado jamás en el contexto mundial (algunos países han podido "incrementar" su eficiencia energética pasándose a prestar más servicios, pero a cambio se desolocalizó la producción industrial a otros países como China, incrementándose el consumo de energía debido a que los productos finales viajaban distancias más largas de la factoría al consumidor final). En suma, se hace una afirmación extraordinaria para nada refrendada por la experiencia previa.
La discusión sobre las emisiones de CO2 es un total disparate, teniendo en cuenta que intenta ocultar el hecho de que el año pasado se produjeron las mayores emisiones de CO2 de la Historia, y que encima nos dicen que aún podemos conseguir no sobrepasar los +1,5ºC de calentamiento con el NZE (cuando ya estamos en +1,6ºC) y que con STEPS, es decir, con el escenario de referencia el calentamiento sería de +2,4ºC, lo cual ya sería terrible pero en realidad todo el mundo reconoce que sería de por lo menos +3,1ºC (que sería catastrófico). En este tema, la AIE se ha desconectado por completo de la realidad de la discusión actual.
La discusión sobre la geopolítica es otra barrabasada, pues por un lado se aceptan los problemas actuales en Ucrania y Oriente Próximo, y por el otro se minimiza su impacto en el futuro. Incluso se afirma que va a sobrar petróleo (recordemos: pico de demanda) y que los precios van a ir a la baja. Qué importa toda la evidencia en contrario.
La AIE anticipa una dependencia geopolítica de muy pocos países en ciertos materiales y tecnologías críticas para la transición. No solo reconoce que puede haber problemas de dependencia muy serios en el futuro, sino que incluso admite que la producción de cobre y de litio no va a estar a la altura de la demanda esperada, aunque todo lo fía al desarrollo de nuevas tecnologías químicas para las baterías y al reciclaje (el tema del reciclaje del cobre se está convirtiendo en un mantra, toda vez que parece probable que hayamos pasado su pico de producción).
No obstante lo cual, en la sección siguiente se lanzan perspectivas muy optimistas sobre la implementación masiva de los coches eléctricos en los próximos años. De hecho, se supone que lo que consigue que el consumo de petróleo empiece a bajar en los próximos años (el presunto "pico de demanda") es el incremento del número de coches eléctricos.
Llama también la atención que la AIE asume que el consumo de electricidad se va a duplicar de aquí a 2050, cuando al tiempo reconoce que está estancada en porcentaje (y en realidad en descenso en valor absoluto) desde el año 2010 en los EE.UU. y en Europa. Por supuesto, dan por bueno que la demanda de electricidad desde los centros de datos y gracias a la inteligencia artificial va a crecer en los próximos años, sin problemas. En todo caso, asumen que la clave del aumento del consumo de electricidad son las dos tecnologías palanca que ya están mostrando claramente sus limitaciones, el coche eléctrico y el hidrógeno verde. Da igual lo que esté pasando ahí fuera, de momento el discurso de la transición según el modelo REI no cambia.
Introduce en este punto el WEO una gráfica que debería dar de pensar a los partidarios de las energías renovables: fíjense cómo ha aumentado enormemente la capacidad instalada de la nueva renovable, y en comparación qué poca energía eléctrica ha producido. El problema de siempre: una cosa es instalar y otra es producir. Y lo que cada vez se está viendo más claro: con la saturación renovable y los problemas de inestabilidad que causa, el factor de planta (porcentaje de energía producida respecto al máximo generable si funcionase al máximo el 100% del tiempo) va disminuyendo.
Acto seguido, se discute el papel del gas natural licuado (LNG) en el futuro inmediato. En otra muestra de la total desorientación de la AIE, asume que en los próximos años las exportaciones de gas de los EE.UU. seguirán aumentando (más aún, se incrementará su capacidad exportadora), cuando todo apunta a que los pozos del fracking están llegando a su límite terminal.
Tras eso, hay una larga discusión sobre el uso de la electricidad en diversos sectores domésticos e industriales según los escenarios; y después sobre la inversión en "energía limpia" (el término escogido para incluir la nuclear en el mix renovable), sin demasiado interés: por destacar algo, que reconocen que la cantidad de inversión que se necesita es descomunal.
2.- Definición de escenarios.
En esta sección se discuten los tres escenarios principales del WEO (STEPS, APS y NZE). Ya nos dejan claro que en todos los escenarios la economía va a crecer un 2,7% anual y la población llegará a los 9.700 millones de personas en 2050, porque en su visión eso no depende de la disponibilidad de energía, que la dan por garantizada, y lo único a discutir es el mix de preferencia. Y aunque en sus escenarios el precio de los combustibles fósiles va a seguir bajo, no excluyen que se produzca volatilidad. Vamos, que se esperan una cosa pero no descartan su contraria. Cada escenario está asociado con un incremento probable de la temperatura global: +2,4ºC en el caso de STEPS, +1,7ºC en el caso de APS y +1,5ºC en el caso de NZE. Hay varias cosas curiosas en esos escenarios declarados. La primera es que sabemos que no vamos a conseguir quedarnos por debajo de los +1,5ºC porque de hecho ya hemos superado esta marca. Pero lo que resulta más chocante es que afirmen que en el escenario APS se va a conseguir un calentamiento de solo 0,2ºC superior al NZE, cuando en el último caso se asume una drástica disminución de las emisiones con respecto al APS.
Hay una gráfica al principio de esta sección que me ha hecho cierta gracia, porque resuena con un argumento repetido por los partidarios del REI [ENLACE Algunas preguntas incómodas]: que el precio de las tecnologías renovables no hace otra cosa que bajar. Y es cierto que ha bajado más que considerablemente en la última década, pero también es cierto que actualmente se ve una cierta tendencia, de tres o cuatro años de duración, al estancamiento, como si el precio hubiera tocado suelo.
La mayoría del contenido de este capítulo es la discusión de la situación macroeconómica de acuerdo con los escenarios. Dejo aquí la tabla de los precios esperados por combustible, porque seguramente la comparación con la realidad de los próximos años será bastante ilustrativa.
3.- Rutas para el mix energético.
El epígrafe de este capítulo es "¿Se ven venir picos?". Desde luego, es curioso. Ya en el resumen del capítulo nos anuncian que, al igual que en el WEO 2023, se espera que los picos "de demanda" del petróleo, carbón y gas natural se den de aquí al 2030. Esto se muestra claramente en la figura 3.1, en la que se nos da la evolución del suministro total de energía primaria en los tres escenarios del WEO24.
Como se muestra, en todos los casos se espera una caída prácticamente inmediata de la producción de energía primaria fósil (petróleo, gas y carbón), que además será muy acelerada en los escenarios APS y NZE, y solo más moderada en el caso de STEPS. Se ve que estamos llegando al punto en el que se hace difícil disimular que el suministro de toda energía fósil ha pasado su máximo, pero por eso se insiste todo el rato en que se tratan de picos "de demanda", aunque los indicios indican lo contrario, que se trata de picos de oferta. En todos los casos se espera un ilusorio e imposible crecimiento explosivo de la generación renovable. Dado el tamaño en 2023 de la generación de energía renovable (la franja verde) podría parecer que lo que se propone no es tan descabellado, pero no se tiene en cuenta que la mayoría de esa generación actual corresponde a la renovable tradicional, es decir, hidroeléctrica y biomasa tradicional (leña, vamos), siendo la producción eólica y fotovoltaica - justamente la que se espera que crezca descomunalmente en los próximos años - menos del 2% del total. Otra cosa que llama la atención de estos escenarios es que solamente en STEPS se espera un cierto crecimiento de la producción de energía, mientras que en APS y NZE disminuye, teóricamente porque los sistemas que se usaran, de renovable eléctrica, serán más eficientes en el uso de la energía, haciendo de la necesidad (la incapacidad ni en los escenarios más fantasiosos de hacer crecer más la energía renovable) virtud (dando a entender que no importa porque haremos lo mismo y más con menos energía).
Llama la atención también cómo la AIE continúa insistiendo que en su escenario de referencia, STEPS, el primero de los combustibles fósiles en alcanzar su pico será el carbón, en 2025, mientras que el petróleo y el gas lo harían hacia 2030. La realidad es que la producción de petróleo crudo más condensado (que es lo que se puede usar para hacer combustibles líquidos) tocó su máximo en noviembre de 2018 y desde entonces ya ha caído un 4%, pero se está disimulando con el incremento de la fracción de "todos los líquidos del petróleo" denominada "líquidos del gas natural", que mayoritariamente se usan para hacer plásticos pero es con lo que llevamos unos años camuflando la caída de la producción de petróleo para combustibles. Por otro lado, el débil crecimiento de la producción de gas natural en los últimos años (menos del 0,8% anual) anticipa una próxima llegada a su pico. Por su parte, por desgracia al carbón aún le queda recorrido no solo para crecer, sino para mantenerse bastante elevado durante unos cuantos años más. Pero por razones políticas a la AIE le interesa hacer creer que es el carbón lo que primero caerá.
Una parte importante del capítulo se dedica a la discusión de las mejoras en intensidad energética. Como la intensidad de energía es la cantidad de energía utilizada por cada dólar de PIB producido, las mejoras de intensidad observadas en los últimos años tienen mucho más que ver con la proliferación de servicios que con mejoras reales en la eficiencia de los procesos; encima, con la deslocalización de empresas hacia China principalmente, nos encontramos que en cifras absolutas en el mundo se consume cada vez más energía, a pesar de esta mejora en intensidad energética. Y es que la intensidad energética no es realmente una medida de la eficiencia productiva, sino de la eficiencia en la generación de capital, la cual se basa con demasiada frecuencia en cuestiones espurias e insostenibles en el largo plazo. Eso no quiere decir que no haya habido ganancias reales en eficiencia, pero por desgracia se han visto más que compensadas por el incremento en el consumo de energía, fruto de la Paradoja de Jevons.
Una muestra de lo inverosímil (o de lo que realmente implican los escenarios de la AIE) es cómo cree la Agencia que evolucionará el consumo de combustible para el transporte. Ya no es la cuestión de lo poco verosímil que resulta la transición hacia un uso masivo de electricidad y de hidrógeno; es que en el escenario NZE se observa una caída enorme del consumo energético. Obviamente se argumenta que esa caída es debida a la mayor eficiencia, pero teniendo en cuenta que esto no se ha hecho nunca, no se puede garantizar que vaya a haber esa mejora real en condiciones reales y una implantación masiva. Seria mucho más probable que tal disminución fuera causada por un descenso del volumen del transporte, en realidad. En ese sentido, es interesante la discusión sobre micromovilidad y motos eléctricas.
Es curioso ver como para la demanda energética en edificios también prevén una fuerte caída del consumo energético actual en el escenario NZE, aunque en ese caso es difícil de justificar que sea por la mayor eficiencia eléctrica ya que el consumo eléctrico es semejante al de STEPS, pero allá el consumo total es mayor. La clave, que esperan una menor demanda de calefacción debido al Cambio Climático (cosa que, por el otro lado, traería mayor demanda de aire acondicionado: lo prevén, pero le dan relativamente poca importancia). Lo cierto es que la cosa no tienen ningún sentido, a no ser que se acepte que NZE es un escenario de descenso del consumo, no por eficiencia sino por pobreza.
El resto del capítulo se centra en la discusión de los cambios en otros sectores: en industria, en electricidad, en el transporte... En el caso de la electricidad se se asume que la aportación de la nuclear será ligeramente creciente en todos los escenarios, una aberración, aunque en todo caso bastante minoritaria. También se marca una trayectoria de descenso de las emisiones rapidísima y poco verosímil. Hay toda una discusión sobre las necesidades de reforzar la red de alta tensión que para mi está completamente alejado de la realidad del mundo, teniendo en cuenta que ya solo mantener la red actual tiene un coste prohibitivo.
Y llegamos por fin al análisis detallado de la evolución para los combustibles, donde la AIE intenta acomodar la realidad del descenso geológico de la producción de los combustibles fósiles con la quimera de que en realidad hay un pico de demanda y no es que tengamos menos, es que queremos menos.
En la Tabla 3.1 tenemos un resumen de la previsión para la producción y demanda de petróleo en los tres escenarios. Espero dedicarle un post específico de aquí unos días, pero ya se ven cosas bastante claras: la caída de la producción de petróleo convencional desde los 70 Mb/d que se producían en 2005, el reducido margen que le queda al tight oil (y eso que el aumento de 2 Mb/d hasta 2035 es absolutamente inverosímil) y también que la principal fuente de aumento de lo que se denomina petróleo son los líquidos del gas natural, la mayoría de los cuales no se pueden usar para producir combustibles líquidos. Pero, eso sí, seguimos con el discurso de que el pico se debe a la demanda.
El resto de la sección no es demasiado interesante. Únicamente destaca que incluso en el escenario STEPS (el más conservador) se observa un fuerte desplome de la gasolina, mientras que la producción de diésel y de queroseno se mantendría elevada. Justo lo contrario de lo que se está observando, en realidad.
En el caso del gas natural, la previsión en el escenario STEPS es que sea la caída de la producción del gas natural la que acabe arrastrando a la caída del total. Lo cual es verosímil; lo que no es verosímil es el ritmo de decaimiento previsto, que es demasiado lento.
En cuanto al carbón, se prevé una caída que es importante incluso en el escenario STEPS, y con carácter inmediato. En este caso tampoco es verosímil, pero por la razón opuesta, y es que es probable que la producción se mantenga relativamente elevada durante otros diez años al menos, dadas las características geológicas de este tipo de recurso. La idea es que va a caer muy rápido el uso del carbón en las centrales térmicas de producción de electricidad. Ojalá así fuera, porque el carbón es el combustibles fósil más contaminante y con mayores emisiones de CO2, pero por desgracia me cuesta de creer que sea eso lo que va a pasar.
El resto del capítulo es una proyección de crecimiento para los sistemas renovables absolutamente exponencial. Y un gran incremento de la potencia nuclear instalada, aunque, como pasa demasiado frecuentemente, este WEO tiene la anomalía de no mencionar ni una sola vez la palabra "uranio", precisamente cuando se están viviendo unos problemas de suministro del combustible nuclear por excelencia.
El resto del capítulo es previsible: vehículos eléctricos, bombas de calor y mucho hidrógeno. Nada demasiado interesante, y mucha tecnofantasía.
4.- Discusión de las incertidumbres del WEO.
Este capítulo pretende explorar cómo de sensibles son los diversos escenarios a posibles problemas, sobre todo a nivel geopolítico. Yo, que he trabajado en temas relacionados con la sensibilidad de los modelos numéricos del océano a las condiciones iniciales, encuentro que los modelos de la AIE son muy poco sensibles, lo cual hace poner en duda su fiabilidad: si los caminos están fuertemente predeterminados y no dependen en demasía de los condicionantes externos, quiere decir que más que un modelo de predicción lo que tenemos es un reflejo de las trayectorias que se han fijado a capón. Por demás, el conjunto de problemas que explora la AIE es muy superficial y con poco contenido técnico: por ejemplo, no parecen pillar que las renovables introducen problemas de inestabilidad que limitan su porcentaje de penetración. Eso sí, el hype del momento (la expansión estratosférica de los centros de datos por la irrupción de la IA) sí que es uno de los potenciales problemas explorados. Que otro de los problemas sea el exceso de suministro del gas natural licuado demuestra cómo de perdidos andan en la AIE.
Capítulo pobre, con muy poco a aportar. Una oportunidad perdida de abordar una cuestión crucial con un poco de seriedad.
5.- Seguridad energética, asequibilidad y sostenibilidad.
Este capítulo es en cierto modo un contrapunto del anterior, pero aquí el acento se pone en las políticas económicas, como si de alguna manera se pudieran contrarrestar los problemas materiales del mundo real con las políticas apropiadas.
La primera parte del capítulo se dedica a la cuestión de la "seguridad energética", que tiene que ver con los problemas de suministro y que engloba a la forma políticamente aceptable de hablar del pico de producción de los combustibles fósiles. Pero se aporta muy poco: que si la cuota de mercado de la OPEP, que si riesgo de falta de inversión... Pero todo se minimiza con la idea de que las renovables se van a ir imponiendo y van a evitar los riesgos asociados a la concentración de la producción en pocos países y de cortes en los suministros por problemas geopolíticos. Tan absurdo como suena. Otro riesgo es el Cambio Climático, pero sus escenarios de temperaturas extremas son bastante moderados (y poco realistas) y los eventos extremos se mencionan pero no parecen interorizar lo que significan.
Mayor (y mejor) discusión merece la seguridad eléctrica. Aquí se discute de nuevo el concepto de flexibilidad, igual que en el WEO del año pasado, pero en el general hay una confianza a ultranza en la tecnología.
También se discute con cierta extensión la cuestión de los materiales críticos, pero como la visión sigue siendo la de la economía clásica, se acepta sin discusión el principio de infinita sustituibilidad de los factores de producción y que nunca habrá problemas de oferta y todo es cuestión de precio. De hecho, la volatilidad de precios de estos años (un claro síntoma de que hay problemas de suministro) es interpretada incorrecta e interesadamente como una muestra de que los mecanismos de mercado funcionan.
La segunda parte del capítulo se centra en la cuestión de la asequibilidad. No solo es cuestión del precio nominal de la energía, sino si la gente realmente se la puede permitir, teniendo en cuenta su nivel real de renta. De nuevo, se aborda un tema interesante para su discusión, pero en seguida se da por hecho de que los precios se van a mantener moderados porque la revolución tecnológica es imparable y la transición al REI será todo un éxito. En fin... Y por supuesto que no falte una loa a cuánto empleo va a generar el sector de la energía limpia.
La tercera y última parte del capítulo se dedica a la cuestión de la sostenibilidad. Un tema de nuevo muy interesante y cuya discusión se ve en seguida fallida cuando vemos que sólo quieren hablar de Cambio Climático y dentro de éste solo de las medidas de descarbonización, como suele ser habitual en medios institucionales (es la famosa "visión en túnel de carbono"). Teniendo en cuenta de lo miope y de poco alcance que es su visión sobre la gravedad del Cambio Climático, ni siquiera esta parte de la discusión es de mucha utilidad. Se habla también de inversiones, pero toda esta parte me parece increíblemente fantasiosa.
******************************************************************
En definitiva, este WEO es una nueva oportunidad perdida de explicar realmente el que está pasando, mientras se intenta desesperadamente vender un relato triunfalista de que se está haciendo una transición energética exitosa hacia un futuro brillante y que en los próximos años vamos a ver una aceleración de la misma. Yo solo puedo estar de acuerdo con lo de la aceleración, pero me temo que no va a ir en la misma dirección maravillas que dicen éstos. Un día llegará en el que se tendrá que poder exigir responsabilidades a la AIE por confundir no ya a la opinión pública sino a nuestros gobernantes sobre la realidad y forzar que sigamos el camino tan terrible que estamos siguiendo y que, me temo, continuaremos transitando unos años más, hasta que la disfuncionalidad sea tan evidente que algo se quiebre.
Salu2.
AMT
P. Data: Como verán, estoy intentando poner al día el blog. Han sido semanas muy intensas con muchas presentaciones del libro, muchos plazos de entrega de proyectos y algunos cambios importantes en mi vida personal que me han sustraído tiempo (aparte de mis obligaciones parentales con respecto a la nueva generación de futuras científicas). Espero sacar durante los próximos días los posts propios del final del año y que a partir de ahí se normalice el flujo de posts. Nos vemos en breve; entre tanto, Feliz 2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La sección de comentarios de este blog ha sido clausurada por ser imposible su gestión. Disculpen las molestias. Pueden seguir comentando en el Foro OilCrash: http://forocrashoil.blogspot.com.ar/
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.