martes, 22 de enero de 2013

Cómo podría ocurrir. Parte 5: La disolución

Queridos lectores,

Y llegamos por fin a la quinta entrega del relato de John Michael Greer sobre la decadencia y hundimiento de los Estados Unidos. Pueden encontrar el artículo original aquí y su traducción al catalán aquí.

Salu2,
AMT

 

Cómo podría ocurrir

Parte V: La disolución



El post de esta semana es la última de las cinco partes de un relato de ficción que bosqueja un posible escenario de la derrota imperial y el posterior colapso de Estados Unidos. A medida que una nación dividida y en bancarrota se dirige tambaleante al encuentro de su destino, la cuestión que queda por dilucidar es si hay algo del experimento estadounidense que pueda salvarse.

*********

En cuestión de horas, gracias a los medios de comunicación que informaban minuto a minuto desde Saint Louis, la noticia sobre la propuesta de disolver la Unión se propagó por el planeta como un reguero de pólvora. La reacción más común fue desecharla y tomársela como una broma de mal gusto. Un comentarista escribió esperanzado que el bulo podría provocar que la convención entrase finalmente en razón. Unos pocos artículos detallaron la biografía de los dos delegados que habían propuesto la medida, dándoles sus primeros quince minutos de fama —volvieron a aparecer en las noticias dos años después, esta vez en relación con su boda—, mientras los medios trataban de centrarse en los temas que consideraban realmente importantes.
Durante los días siguientes, sin embargo, la propuesta cobró vida propia. A lo largo y ancho del país, en los bares, las salas de estar y los grange halls, la gente no hablaba de otra cosa; reuniones públicas y mítines atrajeron a grandes multitudes, y cada día que pasaba más personas respaldaban la propuesta. Mientras tanto, el foro lanzado en internet para que el público comentara los debates de la convención se colapsó tres veces en otras tantas horas, inundado de comentarios sobre la disolución de la Unión. Para el 4 de octubre, el día en que estaba prevista la votación de la propuesta en la convención, los comentarios en el foro a favor de la disolución eran diez veces más numerosos que los de quienes se oponían a ella.
Los políticos y expertos estaban descubriendo para su horror lo que observadores más perspicaces habían percibido mucho antes: que Estados Unidos hacía tiempo que se había resquebrajado culturalmente y que el país solo permanecía unido porque el poder del gobierno federal hacía que la secesión fuera algo inalcanzable. Ahora, no obstante, lo impensable era una opción real. Cada región vio la oportunidad de conseguir lo que quería sin tener que bregar con los enormes abismos culturales del país; los estados occidentales, en los que hasta el 90 por ciento de la tierra era propiedad del gobierno federal y, por tanto, estaba exenta de impuestos y tributos estatales, echaron cálculos y vieron cuán fácilmente podrían equilibrar sus presupuestos una vez que todos los terrenos cayeran en sus manos; los políticos estatales más ambiciosos empezaron a soñar con dirigir países independientes, y la idea de quitarse de encima la losa de la astronómica deuda federal mediante la simple disolución del gobierno que cargaba con ella rondaba por la mente de mucha gente. Para ellos y para muchos otros estadounidenses, la disolución parecía ofrecer posibilidades deslumbrantes, y pocos eran los que tenían en cuenta los enormes inconvenientes.
La noche del 3 de octubre, los detractores de la medida echaron cuentas y se percataron de que carecían de los votos suficientes para evitar su aprobación. Gracias a maniobras parlamentarias consiguieron aplazar la votación hasta el día siguiente, pero eso no hizo más que desencadenar una reacción popular que convenció incluso a los observadores más optimistas de que algo drástico estaba en marcha. Previamente ya se habían convocado concentraciones para el 4 de octubre, y estas crecieron en tamaño a medida que se fue sabiendo que la votación había sido aplazada. Aquella noche, a lo largo de todo el país las multitudes se congregaron y corearon consignas en la oscuridad iluminada por el fuego. Saint Louis fue testigo de una de las mayores manifestaciones, con muchedumbres gritando y marchando más allá del centro de convenciones durante más de tres horas. Los delegados miraban el mar de caras preguntándose en qué terminaría todo aquello.
La votación sobre la propuesta de disolución de la Unión llegó finalmente el 6 de octubre. A pesar de los exaltados alegatos de sus detractores, la propuesta se aprobó por una amplia mayoría. Otra votación desestimó la enmienda que hubiese servido para prohibir los programas sin fondos —a falta de un gobierno federal esta propuesta era irrelevante— y una tercera votación puso punto final a la convención. En el momento en que sonó el último mazazo dándola por finalizada, la sala estalló en gritos airados y hubo forcejeos y empujones, pero la suerte estaba echada: la que sería, en caso de ser refrendada, la vigésimo octava y última enmienda a la Constitución iniciaba su andadura hacia la ratificación final.
La decisión del Congreso de exigir que las enmiendas fuesen ratificadas por convenciones estatales en lugar de por las asambleas se estaba volviendo, pues, en contra del establishment de la capital. La balanza de la lucha de poder entre los estados y el gobierno federal se había inclinado en favor del pueblo, y si los delegados que este eligiera para las convenciones de ratificación apoyaban la disolución, no habría forma constitucional alguna de detener la propuesta; por ley, una enmienda a la Constitución estadounidense entraba en vigor en el mismo momento en que era ratificada, sin que fuera necesario promulgar ninguna legislación adicional. A medida que las multitudes marchaban, sin embargo, había al menos una persona que estaba planteándose hacer caso omiso de la Constitución; y en teoría tenía el poder para hacerlo.

* * *

El almirante Roland Waite, presidente del Estado Mayor Conjunto, andaba con paso firme por un pasillo del Pentágono hacia “el tanque”, la sala de conferencias insonorizada donde los miembros del Estado Mayor solían reunirse. El vicepresidente y los altos mandos de las diferentes fuerzas armadas estaban allí, pero también el DCI y el DNS, los directores de la CIA y la NSA respectivamente, junto con los principales funcionarios de los organismos que conformaban el poder ejecutivo. La mayor parte del poder que aún detentaba el gobierno federal estaba concentrado en aquella habitación.
¿Ha visto al presidente? —preguntó el general Mendoza, comandante del Cuerpo de Marines.
Sí. —Waite tomó asiento en una silla de la larga mesa ubicada en el centro de la habitación—. Cada vez que voy allí estos días me pregunto si soy el único adulto en el edificio. —El comentario provocó risas incómodas—. Sigue obstinado en una respuesta militar —continuó Waite, y las risas cesaron—. Hoy me ha ordenado literalmente “poner en marcha el asunto”: movilización de tropas, logística, todo. Tiene a los del Departamento de Justicia trabajando en pretextos legales.
Los necesitarán para imponer la ley marcial —dijo el general Wittkower, el vicepresidente del Estado Mayor.
No se trata solo de la ley marcial. —Waite se inclinó hacia adelante—. Quiere todo el país bajo un régimen militar. El Departamento de Seguridad Nacional está confeccionando una lista de personas susceptibles de ser confinadas en campos de internamiento, ese tipo de cosas.
¡Santo Dios! —dijo Wittkower—. Pretende dar un golpe de Estado.
¿Creen que podríamos lograr que triunfara? —preguntó Mendoza.
El director de la CIA contestó.
En el mejor de los casos sí, pero ahora mismo tenemos que afrontar una gran insurrección en el Oeste respaldada con armas y dinero por China; Beijing no será tan estúpido como para perder una oportunidad como esa. ¿En el peor de los casos? La Guardia Nacional y algunas unidades del ejército se pondrían del lado de la Unión y tendríamos una nueva guerra civil, con China respaldando al otro bando. ¿Podríamos ganar? Demonios, esa es una buena pregunta.
Eso ya se planteó en 1861 —dijo Mendoza.
En 1861 —terció Wittkower— una región quería escindirse y el resto del país dijo que no. ¿Y ahora? El Norte quiere deshacerse del Sur tanto como el Sur quiere hacerlo del Norte, por no mencionar a los estados del Oeste. Me encantaría poder decir que contamos con el ejército, pero lo que estoy oyéndole decir a nuestra gente de seguridad no es nada bueno, y respecto a la Guardia Nacional es peor.
Parece haber un montón de dinero apoyando la disolución —dijo Waite—. ¿Dinero chino?
Esa es una buena pregunta —respondió el director de la CIA—. Estados Unidos se ha creado un montón de enemigos, y China solo es uno más de ellos. Hemos intentado rastrear los fondos, pero quienquiera que sea sabe cómo borrar sus huellas.
¿Qué opina Wall Street de todo esto? —preguntó Wittkower.
Depende de a quién se lo preguntes —dijo uno de los civiles, un burócrata de carrera del Departamento del Tesoro—. Algunas empresas están aterradas ante la perspectiva de la disolución y otras están a la expectativa para sacar tajada. ¿Un gobierno militar? Eso no sería un problema, ellos son conscientes de que pueden trabajar con nosotros. La insurgencia o la guerra civil ya son otro asunto. Aunque ganáramos, dicen, la conflagración arruinaría por completo nuestra economía y pondría el resto del mundo en manos de Beijing. Y si no ganáramos acabarían todos colgados de farolas, y lo saben.
Justo al lado de ti y de mí —dijo Mendoza. Nadie se rió; todos sabían que el comandante de los marines tenía razón.
Hete aquí la cuestión que realmente importa. —Waite miró todas y cada una de las caras alrededor de la mesa—: ¿Alguno de ustedes piensa que podemos conseguir que esto funcione? —Nadie respondió. Tras una larga pausa, Waite dijo—: Bien. —Se puso en pie—. Creo que todos sabemos qué es lo que viene a continuación.

* * *

P. T. “Pete” Bridgeport se presentó a las ocho de la mañana siguiente a su charla semanal con el presidente. Tras una brillante carrera como senador durante tres legislaturas, se había convertido en la opción más clara para asumir la vicepresidencia tras la dimisión de Weed. A Bridgeport no le gustaba Gurney ni confiaba en él, pero la política es la política y un trabajo es un trabajo; adoptó su sonrisa más amigable y cruzó la puerta. Encontró al presidente mirando fijamente en dirección a una pantalla plana, con la cara pálida y la expresión de un hombre recién estrangulado.
Santo Dios, Lon —dijo Bridgeport—. ¿Qué es eso?
El presidente permaneció con la mirada fija en la pantalla y no dijo nada. Bridgeport se acercó para verlo por sí mismo. Un noticiario mostraba al almirante Waite vestido de uniforme en uno de los despachos del Capitolio. El texto “ALMIRANTE WAITE: GURNEY PLANEA UN GOLPE DE ESTADO MILITAR” aparecía a lo largo de la parte inferior de la imagen. “… una idea terrible”, continuó Waite con gesto inexpresivo. El texto de la parte inferior cambió a: “DIMITE COMO PRESIDENTE DEL ESTADO MAYOR CONJUNTO”. “No obstante, si es así como el pueblo estadounidense decide ejercer sus derechos constitucionales, la obligación de los militares es saludar y a la vez decir: ‘Sí, señor; sí, señora’.”
Lon —dijo despacio Bridgeport—, ¿lo has hecho? —El presidente no había comentado nada sobre los planes militares con él, pero le miró y Bridgeport pudo leer la respuesta en su cara—. Será mejor que hagas las maletas —le dijo a Gurney; su sonrisa se había desvanecido y su voz era de repente la del político experimentado que explica la realidad a un novato despistado—. Van a acabar poniendo tus tripas sobre una tostada.
Un presidente con un fuerte respaldo por parte del público o del Congreso podría haber sobrevivido a las noticias, pero Gurney no contaba con ninguno de ellos. A las diez en punto de esa mañana, un macilento presidente de la Cámara de Representantes anunció que se dejaban de lado otros asuntos menos importantes para someter a debate la posibilidad de iniciar un proceso de destitución y enjuiciamiento contra Gurney. Al final de ese día nadie dudaba de que la propuesta sería aprobada, y un recuento en el Senado dejó claro que a la acusación le seguiría una condena. Esa noche Gurney ordenó a su secretario de prensa que anunciara su dimisión y huyó del país en un jet privado.
El presidente Bridgeport juró el cargo unos minutos antes de la medianoche del 12 de noviembre, y en su discurso inaugural hizo un llamamiento a la unidad para conseguir que la nación levantara cabeza. Aunque su popularidad era alta, el mensaje cayó en saco roto. Para la gran mayoría de los estadounidenses, la intentona golpista de Gurney había sido la gota que colmaba el vaso, y los medios de comunicación compararon los esfuerzos de Bridgeport por reavivar el sentimiento patriótico con los intentos de Gorbachov de insuflar vida al comunismo en los estertores de la Unión Soviética. Ni siquiera sus órdenes ejecutivas para traer de vuelta a las últimas tropas estadounidenses desplegadas en el extranjero y desguazar la obsoleta flota de portaaviones sirvieron de nada para modificar los términos del debate.
Poco más había que Bridgeport pudiera hacer, porque el gobierno federal se estaba desmoronando a su alrededor. El colapso del dólar hizo que los sueldos de los funcionarios valieran poco menos que nada, y eso cuando los menguantes ingresos vía impuestos permitían al gobierno pagarlos, de modo que la mayoría de los funcionarios federales fueron simplemente dejando sus trabajos. Mientras tanto, a medida que el dólar estadounidense se acercaba día a día al momento en que su valor final fuese cero, una pragmática mezcla de trueque, vales estatales y dólares canadienses se convirtió en el medio de intercambio en gran parte del país.
El primer estado en ratificar la 28.ª enmienda, en lo que constituyó una fina ironía, fue Carolina del Sur, el mismo que fue el primero en escindirse en 1861. La convención de ratificación se celebró en Charleston el 6 de diciembre, y tardó menos de tres horas en observar todas las formalidades y votar a favor de la ratificación; la multitud cantó “The Bonnie Blue Flag” hasta bien entrada la noche. Dos días después se reunió la convención de Colorado, y aunque tardó algo más —una facción unionista luchó con fuerza—, el resultado fue el mismo. Antes de que Colorado votase, tuvo lugar la convención de Michigan, que sorprendió a los observadores al votar contra la ratificación. Al día siguiente, Iowa y Nuevo México se reunieron y votaron a favor de ella.
Y así fue como sucedió, día tras día, semana tras semana. Un puñado de estados se resistieron a la tendencia, pero solo unos pocos, y la cifra total ascendió constantemente hasta alcanzar la cantidad crucial de 38 estados, tres cuartas partes del total. El 29 de enero, cuando la convención de Nebraska se reunió en Lincoln, el recuento estaba en 37 a favor y 9 en contra. Fue una reunión tranquila, al estilo de una de negocios. Después de que los delegados tomaran asiento y se abordasen los asuntos preliminares, por unanimidad, la convención dio por cerrado el debate y, sin mayores preámbulos, dio inicio la votación nominal. Por 118 votos frente a 32, la 28.ª enmienda fue ratificada y los Estados Unidos de América dejaron de existir.

* * *

Tres semanas después, Pete Bridgeport caminaba hacia el Capitolio para almorzar, saludando a los transeúntes en la avenida Pensilvania. Esos días, las puertas del Capitolio estaban sin vigilancia; se dirigió al ascensor y pulsó el botón de la planta de la cafetería del Senado. Ahora se había convertido en un restaurante, y servía la famosa sopa de alubias del Congreso y bocadillos bautizados con el nombre de los presidentes fallecidos para contribuir así a mantener encendidas las luces del viejo edificio. Bridgeport conocía a los habituales de la hora de la comida, pero esta vez se encontró con una multitud inesperada.
¡Pete! —Una senadora de Pensilvania (ex-senadora, se recordó Bridgeport a sí mismo) se acercó a saludarlo—. Llegas justo a tiempo —dijo—. Estamos inventando un país.
¿En serio?
Pidió una sopa y medio Harry Truman, pagó en dólares canadienses y se acercó a una larga mesa donde una docena de ex-senadores y ex-congresistas estaban sentados con sus almuerzos a medio terminar. Las palabras de la senadora no fueron una sorpresa. Nueva Inglaterra acababa de declararse una república, nueve estados sureños tenían delegados en Montgomery elaborando lo que los bromistas dieron en llamar “Confederación 2.0”, se habían proclamado las repúblicas de Texas y California, y se decía que Florida iba a seguir su ejemplo en breve.
La senadora le llenó el vaso.
Hemos estado toda la mañana en el Edificio de Oficinas del Senado hablando por teléfono con los estados. Los siete del Este que votaron contra la ratificación están con nosotros, y también Ohio y Delaware; ambos suspendieron sus convenciones una vez que la votación de Nebraska las hizo innecesarias. Nueva Jersey solo lo ratificó por lo ocurrido en Trenton y está de nuestra parte, y Kentucky se lo ha pensado y ha decidido que prefiere estar con nosotros a unirse al Sur. Así que lo que estamos diciendo es: de acuerdo, los demás no queréis la Unión, está bien, pero nosotros todavía la queremos.
¿Estáis pensando en utilizar el antiguo nombre? —preguntó Bridgeport.
Sonaría bien, ¿no? Mira, echa un vistazo al mapa.
Le mostró un mapa. Era el antiguo Estados Unidos con una nueva frontera demarcando doce estados en la mitad oriental del continente: desde Nueva York y el Atlántico Medio en dirección oeste a través de Ohio, Virgina Occidental, Kentucky, Illinois, Michigan y Wisconsin, enlazando el Atlántico, los Grandes Lagos y el alto Mississippi. Bridgeport se dio cuenta de que era una nación viable.
La senadora miró por encima de Bridgeport y saludó a alguien.
Hola, Leona. ¿Te importa traerte una silla?
Leona Price había sido delegada sin derecho a voto en el Congreso por el Distrito de Columbia, al que pertenecía Washington DC, y era una habitual a la hora de la comida en el Capitolio. La senadora le sirvió bebida y preguntó:
¿Qué hay del Distrito de Columbia?
¿Qué hay del estado de Columbia? —respondió Price.
Las conversaciones en la mesa se detuvieron un instante, pero solo un instante; las aspiraciones del distrito a convertirse en un estado habían sido de dominio público en el viejo Congreso.
Rhode Island nos ha dejado —dijo un congresista por Ohio—, así que sí, tenemos una vacante para un estado pequeño. ¿Quieres ocuparla?
Price sonrió.
Tengo que consultarlo con los ciudadanos, pero supongo que sí.
Un momento —dijo Bridgeport. Se levantó de la mesa, fue a ver a otro habitual de las comidas en el Capitolio, un antiguo miembro del personal del Senado, y habló con él en voz baja. El tipo abandonó el comedor y volvió cinco minutos después con un rollo de tela. Bridgeport se levantó y dijo:
¿Podemos hacer un poco de espacio por aquí en medio? Esto servirá.
El miembro del personal y él desenrollaron la tela. Trece estrellas en un círculo, trece barras rojas y blancas; una réplica para turistas de la bandera original estadounidense se extendía frente a ellos.
Fue un país muy hermoso —dijo Bridgeport—, cuando solo había trece estados y no intentábamos controlar al resto del mundo. Podría volver a ser un buen país.
Hará falta muchísimo trabajo, señor presidente —dijo la senadora por Pensilvania enfatizando las dos últimas palabras—. Un montón de trabajo.
Bridgeport se dio cuenta de que todos estaban mirándole, no solo los senadores y congresistas, sino también toda la gente que había en el comedor.
Lo sé —dijo—. ¿Por dónde empezamos?

29 comentarios:

  1. La realidad supera la ficción

    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/22/actualidad/1358865219_550162.html

    Mike.

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    1. En parte se podría decir que este sr no dice la verdad. Aunque no es tema de este blog, pero todo el BAU médico oficialista aquí en Occidente, vive de cronificarnos. Les somos más rentables enfermos que muertos a la gran industria farmacéutica.

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    2. En parte no está muy equivocado el Sr. Taro Asó, El BAU de la industria farmacéutica y la medicina oficialista consiste en crónificarnos el mayor tiempo posible, que es como les somos más rentables. Somos su mercancía.
      Si Hipocrates levantase la cabeza......

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    3. El ministro Taro Aso ha expresado lo que muchos piensan. El fascismo japonés todavía vive.Preocupante para los baby boomers.

      Un cordial saludo

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  2. ¿Por donde empezamos? He ahi la cuestiòn

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    1. Como se ha dicho varias veces las posibles soluciones pasan por la acción colectiva en grupos afines.
      Podemos empezar por reunirnos y hablarlo.
      Aqui un evento para este sábado 26 en la Sierra Norte de Madrid:
      http://unipopularsierranorte.wordpress.com/2012/12/26/borrador-programa-aula-energia-uniposible-2013/

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  3. La URSS se hundió sin necesidad de una derrota, y no pasó nada. Absolutamente nada.
    Si un día se hunden los EEUU posiblemente tampoco pase nada. El problema será el que aquí se trata habitualmente: que sin energía nada flotará...

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    1. Anónimo Mad Max apocalipsis23 de enero de 2013, 22:15

      Hombre eso de que no paso nada, que se lo digan a los cubanos.

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  4. Dos millones de páginas vistas

    Quiero felicitar a AMT por el número de páginas vistas en su blog. Es una cifra significativa y una señal clara del éxito que ha tenido. El temario tratado es riguroso, extenso que toca muchos aspectos no solamente técnicos sino también sociales acerca del impacto que supone para todos nosotros el peak oil y el crash oil. Sin duda este blog se ha convertido en un sitio de referencia para todos aquellos internautas interesados en el tema energético.

    Pasando al tema que ha ocupado cinco post sobre la distopía de John Michael Greer, destaco el cuidado que le pone al autor en el detalle como si fuera una crónica de noticias publicada en un periódico de gran tirada. El tema de fondo que propone, más que la guerra chino-americana, es la disolución de USA. Sin duda es un contenido reiterativo el cual tuve la oportunidad de contemplar en una serie de T.V. titulada “Jerico”. El argumento se desarrollaba en los mismos Estados Unidos, un grupo de terroristas, que son parte de un complot urdido por el mismo departamento de estado, hacen estallar una serie de bombas nucleares en varios puntos del país. Este suceso provoca una desconexión de las comunicaciones interiores y un vacío de poder. El ejército se divide y algunos estados pretenden separarse ya que los nuevos dirigentes han perdido legitimidad sobre varias regiones del país, entre ellas un pueblo pequeño perdido en el centro del país llamado Jerico, el cual ha formado su propio ejército de milicianos. La mayor parte trama de la serie, que fue interrumpida inexplicablemente, se desarrolla en ese pueblo.

    Los americanos son felices imaginando miles de distopías sobre su país, esta fantasía desbordante no exenta de credibilidad ha dado pie a numerosos guiones para series de T.V. y películas tan famosas como “El Planeta de los Simios”. Pienso que la disolución de los EE.UU. aún no esta escrita, sin embargo hay 320 millones de ciudadanos que seguro la van a escribir dentro de unos lustros. Dejemos que la realidad nos sorprenda si es que llegamos a vivirla.

    A veces pienso que un blog sobre un tema, en principio tan aburrido como el energético, haya dado tanto juego, se hayan tocado tantos temas interesantes alrededor de él y darnos cuenta que la energía es esencial en nuestra vida, en nuestra civilización, la energía condiciona toda nuestra existencia. Como el tema de la energía, en principio tan baladí, condiciona todo lo que conocemos y poseemos. Imaginemos un día sin luz eléctrica y sin combustibles fósiles y nos daremos cuenta en seguida que todos somos unos yonkis de la electricidad y de la gasolina. Tenemos la falsa impresión de que siempre han existido y que siempre existirán. Los asumimos como algo consustancial al entorno humano como el agua, los árboles, los bosques, los mares, los lagos, las montañas o los animales.

    Un cordial saludo

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  5. Personalmente me gustó leer la serie. Me parece bastante "esperanzadora" en el sentido de que ofrece alguna luz para la humanidad: el mayor consumidor de energía del planeta colapsa y abandona su proyecto imperial sin que medie una "guerra mundial". Por otro lado, también puede interpretarse que todo sigue igual, sólo que ahora con China a la cabeza.
    Finalmente es imposible construir un escenario totalmente realista (al margen de que, como muchos lectores han señalado en comentarios, la serie cae en errores técnicos, omisiones y/o exageraciones detectables por especialistas). Por ejemplo, el relato podría (o debería) incluir los problemas internos de China, que se irán intensificando cuando estalle su burbuja inmobiliaria y se frene su desarrollo económico; los efectos más inmediatos del cambio climático (ya que aumentará el consumo del carbón); la inestabilidad política mundial derivada de las guerras del hambre que aparecerán por aquí y por allá; la violencia de los cárteles del narcotráfico en la frontera mexicana, y un largo etcétera. Gracias a Antonio por el esfuerzo de difusión.

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  6. Tampoco veo que haya razón para tanta crítica. El relato no es como para un Nobel de literatura, ni creo que lo pretenda, pero al menos da una versión muy poco dramática y bastante amable del desmembramiento del imperio americano, incluso demasiado optimista, diría yo. Si esto parece política-ficción, revisad por ahí las previsiones de Igor Panarin, que sin embargo y según dicen las malas lenguas, han sido consideradas plausibles por el Kremlin...

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  7. Gracias por la traducción del relato Antonio. Ha sido muy entretenido de leer.

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  8. Como se ha dicho varias veces las posibles soluciones pasan por la acción colectiva en grupos afines.
    Podemos empezar por reunirnos y hablarlo.
    Aqui un evento para este sábado 26 en la Sierra Norte de Madrid:
    http://unipopularsierranorte.wordpress.com/2012/12/26/borrador-programa-aula-energia-uniposible-2013/

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    1. y dónde crees que está esa afinidad? dónde un ser afín a otro? el sistema, esta sociedad capitalista, ya se encargó de atomizarnos, de hacernos creer que estamos en poder de la única razón, en poder de la verdad absoluta en cada uno de nosotros... ay qué crudo que lo tenemos, pero qué crudo; quizás todo pase cuando tenga que pasar, cuando los acontecimientos nos fuercen a ello.

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    2. Fino.
      Por favor abre el enlace y leete el texto de dos parrafos.
      Si te identificas con algo de lo que dice ya tenemos un punto de afinidad.

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  9. Hay un par de libros de ciencia ficción de Juan Ibarrondo dibujando cómo podría ser el crac que son muy sugerentes y entretenidos: "Retazos de la red" y "Gerotron 2050", que es como una especie de continuación del primero (aunque en realidad va hacia atrás en el tiempo).

    A mí me han gustado y sugerido más que el relato de Greer.

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    1. Por cierto, otro texto, no ne forma de ciencia-ficción sino de política ficción (con muchas dosis de realidad), es "La quiebra del capitalismo global 2000-2020" de Ramón Fernández Durán. Muy recomendable.

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  10. A margen de esta obra, creo que John Michael Greer es un autor muy recomendable porque aborda el tema del Peak Oil desde una perspectiva muy coherente y creo que acertada:

    - Considera que estamos en un proceso de colapso de la CIVILIZACION OCCIDENTAL, no de la especie humana. Para muchas culturas indígenas el Peak Oil puede ser hasta una buena noticia pues supone una reducción de la presión que Occidente ejerce contra ellas; de todas formas, les queda lidiar con la "patata caliente" -nunca mejor dicho- del cambio climático.

    - El colapso de la civilización occidental se debe a las FALSAS IDEAS que sustenta; ideas falsas no sólo desde el punto de vista económico -como se ha discutido mucho en este blog- sino también filosóficas y religiosas; en ese sentido, creo que ha resultado nefasto ambientalmente el intenso arraigo en los occidentales del ANTROPOCENTRISMO, hasta el punto que prácticamente nadie aquí discute la bondad del humanismo, al que consideramos un valor máximo de nuestra cultura sin darnos cuenta que ello conlleva el desprecio al resto de seres naturales, a los que despojamos de todo derecho; y eso ocurre no sólo entre las personas que se consideran religiosas, sino también las que se consideran ateas o agnósticas; es decir, es una idea profundamente arraigada en la mente occidental. Considero que la ausencia de una idea ética o religiosa arraigada hacia la naturaleza, a diferencia de lo que ocurre en otras culturas, es una de las causas del colapso de esta civilización. Aquí Greer es coherente acogiendo el druidismo que, como muy bien comentó anteriormente Darío Ruarte, puede considerarse un tipo de budismo occidental.

    - Para que la civilización occidental evitara su colapso no sólo harían falta cambiar sus fallos en ideas económicas sino también en la mentalidad de las personas; es por esto que los movimientos de Transición deben hacer mucho hincapié en la "TRANSICION INTERIOR" que necesitamos hacer las personas para conseguir una comunidad sostenible (en esta transición interior entraría la adquisición de hábitos saludables, comunicación no violenta, etc.).

    Pongo a continuación una recopilación de las obras de J. M. Greer que he encontrado traducidas al castellano, para quien quiera ampliar su conocimiento sobre este autor tan fundamental:

    Preparando el descenso
    http://www40.brinkster.com/celtiberia/descenso.html

    Nuestra fe en el progreso
    http://www40.brinkster.com/celtiberia/progreso.html

    Nochebuena del 2050 (I)
    http://www40.brinkster.com/celtiberia/nochebuena1.html

    Nochebuena del 2050 (y II)
    http://www40.brinkster.com/celtiberia/nochebuena2.html

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    1. Claro, ese es el problema de fondo: una cultura autodestructiva que surge con la domesticación de semillas y animales. Ella lo permea todo y crea estas civilizaciones efímeras basadas en los valores autodestructivos: la dominación, la apropiación, el poder y la gloria.

      La falsa creencia que domesticación implica dominación es la piedra angular de este constructo que autodestruye su enésima civilización: la industrial.

      Mientras no entendamos aquello nada entenderemos.

      Y nada solucionaremos.

      Solo habrá ilusión.

      Suerte
      Gus

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    2. Estimados todos .
      El antropocentrismo surge en Occidente al fin de la edad media en Italia, la anterior moral medieval era teocéntrica, es decir la idea de Dios y de la vida eterna lo permeaba todo.
      E s en Italia en ese proceso extraordinario que significó el renacimiento que surge la moral antropocéntrica , el hombre es el referente y centro principal de la vida , el hombre desligado de los miedos y angustias generados por la moral teocéntrica , solo basta con leer la imitación de Cristo de Thomas de Kempf para entender el significado de la moral teocéntrica.
      Es pues en Italia de manos de la academia neoplatónica de Florencia y de las ideas expresadas por Marsilio Ficino de las que surge la concepción antropocéntrica , mas tarde Pico de la Mirandola define el antropocentrismo como el hombre que camina seguro de si mismo y con la frente alzada. Que no teme.
      El arquetipo ideal es el David de Miguel Angel que se guarda en la Galleria Dell'accademia de Florencia , acaba de arrojar la piedra que ha acabado con el Goliath de la ignorancia , del oscurantismo.
      Somos hijos de ese concepto, pero el antropocentrismo lo único que hace es como la inmensa mayorría de las religiones es creer que somos los reyes de la creación , que la tierra y sus recursos están a nuestra disposición y su uso y disfrute depende de nuestro libre albedrio..
      Hay que decir que solo los animistas , los pueblos cazadores y recolectores se consideraban unos huéspedes de un proceso vital superior a ellos , de ello su conducta de caminar a la par de la vida y de la naturaleza.
      Los pueblos que comenzaron el proceso de implementar la civilización agropecuaria trataron y tratan , tratamos de controlar , domesticar y subyugar a la naturaleza y sus complejos procesos.
      Se ha hablado del budismo y de su paridad con los druidas , para nada , el budismo es una moral de fondo muy negativo, considera que la vida es sufrimiento y que el objetivo de nuestros actos es llegar al final del sufrimiento, a la nada , el budismo es ateo, , el budismo de Buda , del sakya Muni, el budismo tal como se conoce en thailandia y Birmania , el otro budismo es una escisión del primitivo.
      El druidismo tal y como es expresado por J M Greer, la antigua orden de los druidas de América está relacionado con la masonería de rito Escocés de hecho en los templos Másonicos se ofician en los EEUU , Canadá o en UK ,ceremonias Druidicas , es un movimiento panteísta , deista , neopagano, el golden dawn.
      http://en.wikipedia.org/wiki/Neo-Druidism
      Coloco una de las triadas druidicas
      3 cosas que el sabio debe de evitar: Esperar lo imposible. Llorar por lo irrecuperable. Temer lo inevitable.
      Saludos


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  11. Pues se ha marcado ayer mismo un articulo el Sr. Greer en el sitio de Chris Martenson titulado "Slamming Face-First into the Limits of Growth" (con cita de Jeremy Grantham incluida) que es de aplauso, dos orejas, rabo y vuelta al ruedo.

    Para mi este triunvirato, Greer, Martenson y Grantham, son de lo mejor que se puede leer en ingles en el tema del Crash Oil

    Saludos!

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    1. Unelé el video de Michael Ruppert
      http://www.youtube.com/watch?v=LUmWdL3F7z0
      Es un poco largo (1:20) y aunque le falta un poco de profundidad para tratar todos los temas, sus mensajes y análisis son sencillos, claros y directos.

      Por cierto, creo que el blog: ttp://www.peakprosperity.com

      Y en especial su apartado: "What Should I do?" (http://www.peakprosperity.com/page/what-should-i-do), podrían ser un espejo a la hora de iniciar la nueva andadura que proponía AMT a principios de año.

      Supongo que habrá otras fuentes, pero

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    2. A mi de Michael Ruppert me sobra mucho melodramatismo y un pelin de conspiranoia.

      Totalmente de acuerdo con lo del "What Should I do?", por otra parte

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  12. ¿El mejor momento para la transición? Hace treinta años

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  13. que te parece este video AMT? (saltar a 1:35 para ver el quid de la cuestión)

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    1. Chico, ya lo he explicado en el blog como unas cinco veces, y hay un post sobre el tema. Los combustibles fósiles tienen una densidad energética tan grande que incluso mezclados con agua queman; lo que pasa es que el rendimiento del motor (combustible por cada 100 Km) empeora muchísimo (hicieron una prueba en un canal de TV francés y salía que el gasto del motor pasaba de los 10l/100 Km).

      Por favor, no vuelvas a preguntar la misma cosa una vez más.

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    2. 10 litros de combustible fósil por cada 100 kilómetros, por si hay dudas; el agua, aparte.

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  14. Estimados todos.
    El final del gobierno de los EEUU , no ha de significar el fin de los EEUU, el actual gobierno de los EEUU no responde a los intereses del pueblo de los EEUU, responde a los intereses de las grandes corporaciones, y de intereses espurios manejados y manipulados por una minoría infiltrada , de una mafia político religiosa que antepone los intereses de un país foráneo (Israel) a los intereses reales del pueblo de los EEUU.
    Los EEUU han sido el país de los libres y el hogar de los valientes , Land of the Free, Home of the Brave
    Hemos de seguir siendolo
    http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=nG_u9TbzRwA#!.
    Saludos

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  15. Gracias por la traducción es un relato interesante. Espero que si algún día EEUU colapsara fuera de manera pacífica pero lo veo bien dificil.

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