Queridos lectores,
Como anunciaba en el post anterior, Ruy Núñez nos ofrece esta semana una segunda parte, en la que analiza la TRE de la industria del petróleo, una versión simple pero más acertada de este tema que la que nos ofrecía el modelo ETP. Sin duda, un tema fundamental para entender qué nos deparar el futuro.
Les dejo con Ruy.
Salu2,
AMT
TRE global de la industria del petróleo
Mientras escribía el anterior post “Un aumento de producción “autoportante”” me vino a la cabeza la posibilidad que ofrece el análisis sobre la energía del petróleo para estimar la tasa de retorno energético (TRE) de la industria en su conjunto. El asunto es realmente muy sencillo pues a partir de la TRE de cada fuente, basta con hacer una media ponderada, y gracias a los cálculos hechos para el post anterior eso ya está hecho y sólo queda dividir la energía total producida por la energía total dedicada a la producción.
Hay que señalar que dicho análisis encierra una pequeña licencia metodológica, ya que no toda la energía que se utiliza para extraer petróleo proviene de dicho petróleo. Parte de ella proviene del gas natural y otra parte es electricidad, por lo cual la identificación de las fuentes primarias se vuelve casi imposible. Pero esta licencia no desvirtúa la reflexión general sobre la energía bruta, la necesaria para producción y la neta, y por tanto sobre la TRE.
Al igual que en el post anterior sólo considero dos escenarios de estudio: el correspondiente a los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) sin corregir y el correspondiente a los datos corregidos para contemplar una situación sostenida de baja inversión en exploración y desarrollo. Asimismo, las correcciones aplicadas a los datos del WEO’16 y las TRE asignadas a cada categoría de líquidos asimilables al petróleo los he extraído de los posts de Antonio Turiel.
Al final del post, se presentan dos gráficas en las que se han doblado las TRE parciales de las categorías no convencionales a modo de análisis de sensibilidad.
Escenario central de la IEA (New Policies Scenario)
Aquí se consideran a los datos brutos recogidos en el World Energy Outlook 2016 (WEO’16) de la IEA más dos correcciones. Una para ajustar el volumen de los líquidos que no son petróleo crudo, igualando su densidad energética (el 70% de la del crudo). Y una segunda corrección para ajustar la producción a valores más realistas de producción (ver “El Ocaso del Petróleo 2016”). Los resultados se recogen en la gráfica 1.
Gráfica 1. Curvas de TRE de la industria del petróleo en su conjunto. La línea verde corresponde a los datos del WEO’16 de la IEA. La línea azul a la producción homogeneizada para igualar los volúmenes por la densidad de energía de los diferentes tipos de líquidos. La línea roja corresponde a volúmenes de producción con la corrección anterior, más previsiones a futuro más acordes con lo esperable.
El primer elemento que creo que es destacable es la convergencia de las curvas en el largo plazo. Independientemente de las correcciones que se introduzcan, incluso comparando con la curva sin ninguna modificación –datos directos del WEO’16– la TRE del conjunto apunta a un valor algo por encima de 3 y muy pequeña dispersión (entre 3,3 y 3,4). Parte de la explicación se encuentra interpretando la gráfica hacia atrás: las diferencias son más significativas en los datos del pasado en los que no existe apenas contribución de los petróleos con bajas TRE (sean convencionales o no convencionales), y en los que la contribución de los líquidos del gas natural y de las ganancias de proceso (que reducen su volumen o se eliminan en las correcciones) revelan su peso en los datos sin corregir. De esta forma, en el punto correspondiente al año 2000 la TRE del conjunto es prácticamente la del petróleo crudo convencional, es decir 20.
Al mismo tiempo, en el largo plazo, las curvas tienden a converger pues en cualquiera de las tres series de datos aumenta el peso de los productos con menores TRE. De otra forma, la convergencia de las curvas obedece en gran parte al hecho de que hacia 2040 la categoría que más pesa en el promedio es la de los petróleos crudos pendientes de aprobación (las categorías de los descubiertos pero no aprobados y de los todavía por descubrir).
Caben más discusiones sobre los resultados que ofrece la gráfica, como la posición más alta o más baja de cada curva, pero entiendo que son reflexiones metodológicas de interés para otro tipo de artículo. Aprovecho para señalar que no he incluido todas las gráficas de las series generadas para el análisis, pues son análogas a las recogidas en los posts “El Ocaso del Petróleo” de Antonio Turiel y creo que simplemente distraen la atención. Miraré de generar un documento que recoja toda esa información y lo pondré a disposición de quien lo solicite.
El segundo elemento, y que es el que me parece realmente relevante desde la perspectiva de considerar aquello que de verdad importa en toda esta historia del estudio del aprovisionamiento energético, es que la TRE global del petróleo cae a valores peligrosos para el sostenimiento de una sociedad compleja.
La TRE mínima para sostener una sociedad compleja es un valor prácticamente imposible de determinar con precisión. Según el experto en la materia Charles S. Hall, los valores para sostener sistemas como el educativo, el de salud o la creación artística están alrededor de 12 a 14. Son valores cuestionables, pues no se trata sólo de la TRE en su conjunto sino también de cómo y quién aprovecha el excedente energético, pues si no fuese así, hasta la aparición de los primeros aprovechamientos energéticos fósiles no hubiera existido ningún tipo de sociedad compleja. Pero dado que en el pasado el disfrute del excedente energético estaba restringido a fracciones minoritarias de las sociedades, esas civilizaciones sí pudieron desarrollar cierta complejidad, a costa de la explotación humana (esclavos, siervos, proletarios).
Asimismo, la TRE de la industria del petróleo no es la TRE del sistema energético en su conjunto. Pero para hacer el análisis de la TRE del sistema energético en su conjunto no podemos realizar un simple ejercicio de promedio ponderado como el presentado aquí. Dado que el petróleo desempeña una posición de posibilitador del sistema industrial mundial, el descenso de su TRE afectará de forma no lineal al conjunto del sistema energético global. Esto permite enfocar de otra forma la discusión sobre la continuación del aprovechamiento del petróleo como vector energético más allá de su aportación neta de energía. En posts anteriores he sostenido que el petróleo puede seguir siendo explotado más allá del momento en que deje de aportar energía neta gracias al aporte de ídem de otra fuente, típicamente el gas natural. Pero a la vista del previsible rapidísimo descenso de la TRE del petróleo, si esa otra fuente que debe proveer la energía neta para continuar con la extracción, refino y distribución del petróleo depende a su vez del petróleo, se establece un bucle perverso que puede ir cerrándose sobre sí mismo muy rápidamente hasta anular dicha realimentación.
Dicho de otra forma, para poder seguir explotando el petróleo cuando su TRE caiga por debajo de lo indispensable, gracias al apoyo de otra fuente de energía, habría que transformar la parte pertinente de la infraestructura para cambiar el orden de prevalencia. Es decir, la industria de extracción, refino y distribución del petróleo debería apoyarse básicamente en, pongamos, el gas natural. En este punto la pregunta evidente es ¿tenemos tiempo y recursos para dicha transición?
Escenario de baja inversión
Este escenario corresponde al analizado por Antonio Turiel en “El Ocaso del Petróleo 2016” para recoger una previsión de producción a futuro ajustada al mantenimiento de unas condiciones deprimidas de inversión en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos, según advierte la misma IEA.
A partir de los datos brutos del WEO’16 de la IEA se hace un ajuste de los volúmenes para tener en cuenta la previsible caída en la extracción debida a bajas inversiones en ese capítulo fundamental para sostener la producción de petróleo. Posteriormente se hacen los mismos ajustes por densidad de energía y previsiones de futuro más realistas. Con eso se obtienen las curvas de la gráfica 2.
Gráfica 2. TREs de la industria del petróleo en su conjunto en un escenario de baja inversión en exploración y desarrollo. La línea verde corresponde a los datos del WEO’16 de la IEA. La línea azul contempla el ajuste de los volúmenes a una baja inversión en exploración y desarrollo. La línea roja presenta los datos de la producción homogeneizada para considerar la densidad de energía de los diferentes tipos de líquidos. Finalmente, la línea marrón corresponde a volúmenes de producción con la corrección anterior más previsiones a futuro más acordes con lo esperable.
Nuevamente se aprecia una cierta convergencia de las curvas a un valor en el entorno de 4. Las causas son exactamente las mismas que en el caso anterior. Y de forma general, la discusión que podemos realizar sobre los resultados son las mismas. Ello permite concluir que, independientemente de la producción total de hidrocarburos líquidos, la perspectiva en cuanto a TRE es la misma a efectos prácticos y por tanto, las implicaciones respecto a las afectaciones para nuestra sociedad serán válidas más allá de si creemos que el volumen total extraído será el que prevé la IEA u otro mucho menor. y esto es realmente lo relevante del análisis, que independientemente del volumen total producido, del volumen total de energía neta obtenida, la TRE del petróleo caerá a valores que, según los expertos, no permiten sostener una civilización como la que tenemos ahora.
Al mismo tiempo, y volviendo a la discusión sobre energía total, no en términos de TRE, cabe decir que ahí sí existirían diferencias importantes entre una situación u otra. Cuanta más energía neta total haya, más se podrá destinar a realizar la transición o la proporción de gente que todavía podrá disfrutar de los beneficios del petróleo será mayor (el volumen de energía neta en los diferentes casos contemplados cambia sustancialmente si consideramos los valores de la IEA o los resultantes tras las diferentes correcciones).
Análisis de sensibilidad
En las gráficas 3 y 4 se presentan los resultados de doblar las TRE de las categorías que no corresponden a petróleo crudo ya en explotación, a modo de análisis de sensibilidad y dado que el valor de TRE es sumamente complejo de determinar.
Gráfica 3. TREs de la industria del petróleo en su conjunto doblando el valor de las TRE de las categorías diferentes a los petróleos crudos ya en explotación. La línea verde corresponde a los datos del WEO’16 de la IEA. La línea azul a la producción homogeneizada para considerar la densidad de energía de los diferentes tipos de líquidos. La línea roja corresponde a volúmenes de producción con la corrección anterior más previsiones a futuro más acordes con lo esperable.
Gráfica 4. TREs de la industria del petróleo en su conjunto en un escenario de baja inversión en exploración y desarrollo y doblando el valor de las TRE de las categorías diferentes a los petróleos crudos ya en explotación. La línea verde corresponde a los datos del WEO’16 de la IEA. La línea azul contempla el ajuste de los volúmenes a una baja inversión en exploración y desarrollo. La línea roja presenta los datos de la producción homogeneizada para considerar la densidad de energía de los diferentes tipos de líquidos. Finalmente, la línea marrón corresponde a volúmenes de producción con la corrección anterior más previsiones a futuro más acordes con lo esperable.
Las variaciones no son demasiado relevantes pues a pesar de doblar las TRE de muchas categorías, apreciamos la misma tendencia decreciente a valores de TRE global en el entorno de 5,5 a 7 que sigue siendo escaso para el mantenimiento de sistemas sociales complejos.
Como apunte metodológico final, decir que en todo el análisis se han considerado valores estáticos de al TRE, pero se sabe que la TRE de cualquier fuente de energía finita es decreciente, por lo que la inclusión de este aspecto en el análisis no haría otra cosa que empeorar las perspectivas.
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