Queridos lectores,
Hace algunos días Gail Tverberg escribió un perturbador post en su blog "Our Finite World". Analizaba el conflicto sirio desde la perspectiva de la carestía de los recursos naturales, y aunque es obvio que el conflicto depende de otros numerosos factores el problema de los recursos también está desempeñando un cierto papel. A fin, de cuentas, Siria pasó en 2012 de ser un país exportador de petróleo a ser un país importador, con una importante caída en su consumo, como muestra esta gráfica sacada del post de Gail (gráfica elaborada con datos de la Energy Information Administration del Departamento de Energía de los EE.UU.).
En algunos debates se apunta a la estructura de la balanza de pagos siria para explicar el estallido de las graves revueltas actualmente en curso, pero, como indica Gail, ésta es justamente el resultado del descenso de los ingresos del petróleo. Una de las consecuencias de estos desequilibrios fiscales es que el precio local del trigo se ha doblado de 2010 a 2011 (en parte por la sequía en Siria y en parte por la reducción drástica de subsidios estatales, necesarios para compensar el descenso de ingresos del petróleo). Es obvio que si comienzan a escasear los alimentos o se hacen demasiado caros para la población el estallido de un conflicto interno es bastante probable.
Que la simple y llana hambre directamente originada por el declive energético tenga un papel relevante en el caso del conflicto no es una sorpresa para el lector de este blog; ya hace más de dos años mostrábamos que la verdadera razón de la Primavera Árabe no fue Facebook sino el pan, y hace muy poco discutíamos el caso concreto de Egipto. Gail también ilustra el paralelismo entre Egipto y Siria por lo que respecta a la producción de petróleo.
¿Cuáles serán los nuevos estados fallidos, después de Egipto y Siria? Gail apunta a un firme candidato: Yemen, del cual se ha comentado numerosas veces en este blog que es una verdadera bomba de relojería, y por lo que muestra el gráfico está a punto de explotar.
Otros canarios en la mina (expresión que Darío Ruarte introdujo en este blog) pueden ser identificados con la ayuda de la web Flujos de Energía. Se tiene que ser cauteloso al hacer ese ejercicio, puesto que aunque se pueda avanzar que algunos países dejarán pronto de exportar no es inmediato colegir que se sumirán en guerras civiles (por ejemplo el Reino Unido dejó de exportar en 2005 y aún parece un país bastante estable). Dependerá sobre todo de la estructura de su balanza comercial y de sus déficits internos: tanto más probable será que tal Estado acabe siendo un estado fallido cuanto más dependiente del petróleo y menos diversificación tenga el país (lo cual suele ir de la mano de padecer un estado autoritario, puesto que justamente no deja desarrollarse industrias que compitan con el potencial exportador: en esencia son repúblicas bananeras).
Veamos cuáles son los países exportadores de petróleo que con mayor probabilidad experimentarán problemas durante la siguiente década. La relación no pretende ser exhaustiva, sino mostrar cómo el problema está más extendido de lo que la gente se piensa, y cómo vivimos en un mundo profundamente inestable, que cambiará su faz de manera para muchos insospechada en un puñado de años:
América:
México es un país que superó su propio peak oil en 2005 y donde las exportaciones están decreciendo a un ritmo alarmante. Aunque México es una potencia regional y un país con muchas posibilidades, superar la previsible desaparición de la renta petrolera antes de 2020 requerirá un gran esfuerzo.
La producción de petróleo en Ecuador es muy modesta, pero el país es bastante pobre y la desaparición de la renta petrolera quizá antes de 2020 originará sin duda graves tensiones.
Miembro de la OPEP y exportador significativo, Venezuela ya se encuentra en la fase de declive rápido de su renta petrolera, a pesar de la explotación de los crudos pesados de la Faja del Orinoco. Aunque probablemente el país continuará exportando petróleo después de 2020, es socialmente más convulso que otros países y la disminución de los ingresos pueden inestabilizarlo, hasta el punto de que la producción podría decaer más rápido de lo esperado (fíjense en las repetidas huelgas del sector petrolero). No obstante, Venezuela dispone de ingentes recursos de petróleo pesado y con una buena gestión el país podría mantener una producción elevada durante décadas.
Y si en el caso de los países antes mencionados los problemas se plantean en el futuro, Argentina ya está ahí, en el momento crítico de no poder exportar más. Ya hemos comentado mucho de la situación de este país en el blog. Es obvio que no se han hecho las reformas que hacían falta, y a la población se la adormece con un discurso de futura abundancia petrolera basada en el shale de Vaca Muerta que, como sabemos, es una absoluta falacia. Sólo nos queda desear la mejor de las suertes a nuestros hermanos de ultramar.
Oriente Medio:
Irán está entrando en barrena. Sus exportaciones caen en picado y su petróleo, de cada vez peor calidad, es aceptado por menos países, hasta el punto de que ni el propio Irán lo puede usar y ha de importar la gasolina que utiliza. El país es una perfecta bomba maltusiana, al igual que Egipto: población mayoritariamente muy joven, muy poblado y con ingresos del petróleo decayendo rápido. Irán podría sufrir un colapso antes de que acabe esta década. Quizá esto explique su interés por la energía nuclear civil, más allá de las cuestiones armamentísticas.
África:
Argelia presenta muchas características en común con los países que parecen abocados a un colapso: demasiado poblado para su escasa capacidad de carga y fuertemente dependiente de los ingresos del petróleo que ya están en caída. Los problemas serios en Argelia no se esperan hasta el final de esta década, aunque la situación se irá haciendo progresivamente más tensa.
Nigeria es uno de los grandes productores africanos. BP no dispone de datos sobre su consumo interno, pero vemos claramente un cierto estancamiento y una tendencia a la disminución de la producción. Nigeria es un país muy poblado y con una altísima densidad de población, muy joven; encima, en una de las zonas más productivas de petróleo, el Delta del Níger, opera un grupo armado que reivindica los derechos de la población local enfrente de un Gobierno que con frecuencia los atropella a ellos y a su entorno en defensa de las grandes petroleras que allí operan. País en grave riesgo de colapso durante esta década.
Asia
Indonesia, que fue miembro de la OPEP, es un país que ha optado por la industrialización y por el aceite de palma como vías para superar la pérdida de ingresos provenientes del petróleo. Sin embargo, la agitación social no amaina y los desequilibrios ecológicos asociados a la nueva actividad acrecientan la presión popular y de otros país. Sin una correcta gestión el país podría acabar en una guerra civil en los próximos años.
Malasia es un país que, sin que nadie se haya dado cuenta, ha cruzado ese umbral de exportador a importador. Le ayuda tener una población moderada y haber apostado por la industrialización de alto valor añadido, lo cual le ha dado estabilidad. Es un país candidato a desplazar de la mesa de los importadores a alguno de los actuales comensales.
* * * * *
Por resumir lo que nos muestra este breve lista, el problema de fondo es que no hay petróleo para los nuevos importadores. Los países que han conseguido una posición de privilegio y son importadores desde hace años han creado estructuras políticas y económicas destinadas a perpetuar esta situación, y en una situación de recursos menguantes no hay sitio para que los antiguos distinguidos proveedores pasen a ser indeseables competidores. Así que por la fuerza de los tratados y si es preciso por la de las armas se hará lo imposible para evitar tener más comensales a una mesa ya abarrotada y cada vez más desabastecida. Algunos, sin embargo, conseguirán entrar, seguramente precipitando en la indigencia que esquiven a algún otro país del actual selecto club de importadores de petróleo.
Teniendo en cuenta eso, y atendiendo a que la mayoría de los lectores vienen de España, cabe preguntarse si España será de esos países que acabarán cayéndose de la mesa del banquete de la importación petrolera. ¿Acabará España siendo un estado fallido? Lo cierto es que las exportaciones globales están estancadas o en ligero decrecimiento, mientras la demanda mundial de petróleo continúa subiendo (nótese que de acuerdo con las categorías de "todos los líquidos del petróleo" que usa BP la producción mundial continúa subiendo, aunque el salto entre producción y consumo es más que evidente).
Y si quieren entender la gravedad del problema, después de haber visto los gráficos de los países exportadores, miren con atención el de España. Miren su enorme dependencia exterior en materia energética, y como su consumo de petróleo está cayendo en picado:
España reúne muchos requisitos para abandonar la fiesta antes de tiempo: poca diversificación, alta dependencia energética del petróleo (que representa más del 50% de la energía primaria y también de la final consumida), un colapso industrial y de servicios cada vez más acusado y una deriva centrífuga en aumento, sobre todo en Cataluña. Quizá en vez de seguir observando los canarios para saber si falta oxígeno en la mina deberíamos empezar a buscar nosotros mismos la salida. No sea que al final los que nos quedemos sin aire respirable seamos nosotros.
Salu2,
AMT
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