viernes, 19 de julio de 2013

Cuando el saber se vuelve un lujo que ya no nos podemos permitir



Queridos lectores,

Las personas que se mueven en los círculos de información y divulgación del Peak Oil habrán observado que se está produciendo una deserción más o menos continua, un abandono de algunas fuentes ya clásicas donde conseguir información, abandono que en algunos momentos da la impresión de ser un comienzo de desbandada. 

Sitios que hablen del Peak Oil y sus consecuencias en la red hay y ha habido muchos, y se puede considerar normal que algunos hayan desaparecido con el paso de los años. Por ejemplo, el "Life after the Oil Crash" de Matt Savinar, que fue de los primeros lugares donde yo me informé y de donde saqué el nombre de este blog, y que tras una crisis existencial su fundador el abogado Matt Savinar lo convirtió en una página web de adivinación y ciencias ocultas, hace ya algún tiempo dejó de existir por completo. Se pueden contar por decenas los pequeños sitios web que fueron empezados con mucho entusiasmo e ilusión de divulgación, pero que ya sea por falta de noticias nuevas o por falta de tiempo para continuar la propia educación sus creadores han dejado languidecer sin prácticamente actividad en años o directamente los han cerrado. Pero lo que está pasando últimamente está tomando un cariz diferente que la del simple abandono por aburrimiento o agotamiento; se trata de un verdadero hundimiento que afectará y gravemente a la continuidad de la divulgación durante los próximos años.


El año pasado, uno de los grandes sitios de divulgación, Energy Bulletin (EB), echó el cierre después de unos 10 años de actividad. EB, donde muchos velamos nuestras primeras armas, era un gran agrupador de noticias donde los editores ponían a nuestra alcance los contenidos relacionados con el Peak Oil, la escasez de materias primas y los problemas de sostenibilidad en general. Con buen criterio EB agrupaba temáticamente noticias ya fueran publicados en la prensa generalista o en sitios web y blogs especializados. Fue a través de EB que muchos dimos con grandes autores como , John Michael Greer, Stuart Staniford o Sharon Aystik, por citar sólo unos pocos. El cierre de EB no fue total, puesto que fue sustituido por el nuevo portal Resilience.org (de hecho, la antigua dirección www.energybulletin.net redirige hacia el nuevo sitio web), pero Resilience.org sólo se ocupa del problema de la energía entre muchos otros, y su foco está puesto en diseminar noticias (también es un agrupador) que ayuden a mejorar la resiliencia de las comunidades, principalmente en EE.UU.

Con todo, la noticia más impactante de los últimos tiempos es el cierre de The Oil Drum (TOD) después de 8 años de singladura. Esta página consiguió en muy poco tiempo atraer a profesionales del sector gracias al alto nivel técnico de sus contribuciones; de hecho, TOD había llegado a ser la mejor referencia mundial en muchos temas asociados con la energía, por encima de muchas consultorías o publicaciones académicas. Sin embargo, durante los últimos meses los administradores de TOD han sufrido para mantener la página abierta: una parte importante de los contribuyentes han dejado de colaborar con el sitio porque se dedican ahora a sus propios proyectos (de divulgación o de otro tipo) y las aportaciones económicas han caído considerablemente. Aún hay una discusión viva sobre el futuro de TOD y el cierre inicial (31 de Julio) se ha postergado un mes; en cualquier caso, el proyecto está tocado de muerte y antes o después tendrá que echar el cierre, aunque según parece mantendrán los archivos en línea para referencia futura.

En peor situación aún se encuentra la página decana en España, Crisis Energética. Tras varias crisis de liquidez y diversas migraciones a sucesivos servidores, el último servicio de hosting fue incapaz de gestionar correctamente un sitio web de la complejidad de Crisis Energética, con sus múltiples foros. De momento se mantiene parcialmente la actualidad de las entradas gracias a un sitio provisional, http://lacrisisenergetica.wordpress.com/, pero resulta clave recuperar archivos y foros y no se ve viable hacer tal cosa en un futuro próximo.

Testigo mudo de este hundimiento paulatino de la divulgación de la crisis energética y de sostenibilidad de nuestra civilización es el agregador (en español) Cenit del Petróleo.info. Un rápido vistazo les mostrará que muchas páginas allá indexadas han desaparecido (como se refleja en la falta de alimentación de contenidos vía RSS).

Y en realidad el problema de este hundimiento es más profundo de lo que refleja la caída de las webs. La Asociación Para el Estudio del Cenit del Petróleo y del Gas (ASPO), con muchas divisiones nacionales, también está en una crisis más o menos declarada y sufre ciertas divisiones internas. La conferencia anual, que cada año agrupaba a los mejores especialistas a escala mundial, este año no se ha celebrado. En su lugar, ASPO ha co-sponsorizado un evento mucho más mainstream, con una mayoría de conferenciantes provenientes de la industria y sin relación con ASPO  y con unos pocos conferenciantes escogidos de ASPO. El contexto y los temas tratados divergen marcadamente del tono habitual de las conferencias anuales de ASPO, lo cual me hace pensar que quizá algunos se han promocionado buscando acomodo dentro de un marco más convencional y socialmente aceptable que la pátina ligeramente anarco que suele rodear la divulgación del Peak Oil.


¿Qué está pasando? ¿De dónde viene este hundimiento, este desfallecimiento? La cuestión es simple: los grupos de concienciación sobre el Peak Oil no son, por el mero hecho de divulgarlo, inmunes a él. La sociedad que nos alberga se está hundiendo, y nosotros con ella. Pregúntenle a Pedro Prieto qué piensa de los últimos decretos españoles que limitan, y prácticamente destruyen, el sector fotovoltaico español, y cómo le está afectando a él personalmente en las plantas en las que participa. Aquí está el drama: esta crisis que no acabará nunca nos afecta también a nosotros. Aquellos que se han mantenido dentro de la industria o del ámbito académico han podido mantener un alto nivel técnico, pero como contrapartida han adoptado modos de vida menos resilentes, menos capaces de hacer frente a la zozobra de nuestra sociedad. Por su parte, aquellos que decidieron cambiar radicalmente su estilo de vida y adoptar una simplicidad radical seguramente no están notando grandes cambios, pero a la vez tampoco disponen de demasiado tiempo para perderlo escribiendo artículos en blogs o dando charlas.

Cuando éramos ricos nos podíamos permitir saber más y mejor. Pero llegó la época de los recortes, y con ellas empezó a disminuir la información disponible, porque obtener información es caro (es en ese contexto de recortes que la Agencia de Información de la Energía, dependiente del Departamento de Energía de los EE.UU., dejó de recoger y analizar ciertos datos hace ahora dos años). Cuando se tenía un buen trabajo, un buen sueldo y suficiente tiempo libre (otro lujo) se podía hacer divulgación pro bono y montar asociaciones más o menos complejas. En la actualidad, y será una tendencia que irá consolidando con el tiempo, sólo se pueden mantener sitios web pequeños tipo The Archdruid Report, Peak Oil Blues, Causabon's book, Early Warning o éste mismo.


Y en medio de este marasmo los defensores de la última burbuja, en este caso la estafa de gas y petróleo explotado por fracking, intentan aprovechar la ocasión: "Cuando el gato duerme los ratones bailan". Así, por poner un ejemplo entre varios posibles, tenemos este artículo de Anthony Wile que asegura que el Peak Oil está muerto, ¡y la prueba de ello es precisamente el cierre de TOD! En realidad, el fracaso profesional de los que se dedican a la divulgación del Peak Oil es la consecuencia lógica de su llegada, y no de su pérdida de validez; que si cunde el desánimo y el abandono es por problemas económicos y no porque se reconozca que sobra petróleo: yo no he visto en ningún divulgador del Peak Oil tal acto de contrición que los valedores del fracking intentan ahora vender. Dirán quizá que no somos capaces de aceptar nuestra derrota, sin darse cuenta de que nosotros somos científicos y técnicos, y al contrario que ellos nosotros reconocemos la verdad cuando se nos presenta, aunque eso suponga cambiar radicalmente lo que decíamos. Nosotros no nos casamos con ninguna posición, sólo estamos del lado de la verdad, en tanto que ellos lo están del de su cuenta de resultados y la verdad es completamente accesoria.

Un modelo para adaptarse a la cambiante realidad de nuestra decadente sociedad que parece estar funcionando es el de John Michael Greer. Con un cierto punto de excentricidad (JGM es Archidruida de la Orden de los Druidas Verdes de Norteamérica y tien una imagen personal acorde su posición druídica) JMG ha conseguido mantener un sitio personal muy visitado y de un altísimo nivel, actualizado semanalmente, y dedicado a la discusión de las diversas facetas de la falta de sostenibilidad de la sociedad industrial sobre todo desde el punto de vista sociológico y filosófico, y con no pocos apuntes con consejos prácticos para mantener un huerto sostenible. JMG, que es un verdadero intelectual, vive del dinero que ingresa con sus libros (escribe al menos uno cada año) y de los frutos de su huerto. Aunque con mayores dificultades, Sharon Aystik sigue también un modelo similar con su Causabon's Book.

Exportar ese modelo a España no es fácil por múltiples motivos (por ejemplo, es un país más poblado y la disponibilidad de tierra propia es menos frecuente), y en general las personas y asociaciones (Vespera de Nada, las múltiples iniciativas de transición, etc) acaban optando por poner más peso en la divulgación o en su propia adaptación. En cuanto a mi mismo, mis opciones son limitadas. Tengo mi trabajo como investigador del CSIC que me gustaría mantener (la ciencia es mi vida) pero justamente mi línea de trabajo principal (dejando de lado los pequeños trabajos de investigación que estamos haciendo en materia de política energética) tiene una componente tecnológica muy fuerte (oceanografía por satélite y procesamiento avanzado de la señal) que justamente la hace estar en mayor riesgo de perecer en medio de la zozobra actual. Por si fuera poco, la institución que me acoge hace aguas y podría acabar desapareciendo en un plazo no muy dilatado de tiempo. Dedico no pocas energías a crear alternativas viables para mi y para mi equipo mientras capeamos las restricciones presupuestarias, y al tiempo intento mantener mi trabajo de investigación; a ratos libres voy explorando los planes B, C y D por si todo lo demás falla; tengo mi familia... El tiempo se me agota y si no fuera por que dedico dos viajes de tren a la semana al blog y algunas veces sustraigo tiempo de las ya escasas horas de sueño simplemente debería parar mi esfuerzo de divulgación. Y yo tampoco soy inmune al Peak Oil: puede que dentro de unos meses mis esfuerzos por simplemente mantenerme a mi y a mi familia afecten de manera significativa a mi capacidad de divulgación (de hecho, ya afectan pues no tengo tanto tiempo para mantenerme al día o para acabar algún análisis clave que proyecto desde hace meses).

No saber en tiempos de crisis tiene un precio: no se podrá hacer un diagnóstico preciso de la situación si no se sabe qué es lo que está pasando en realidad. Hay mucha gente interesada en difundir una cierta visión de las causas y soluciones de esta crisis y que por desgracia tienen mucho más acceso a los medios de comunicación que los pocos que van quedando para divulgar el problema de los recursos. Pero esas soluciones interesadas, por supuesto, no funcionan, porque no van a las causas reales de los problemas. El fracaso sucesivo de las diversas medidas que en vano intentan atajar la crisis favorecerá un mayor malestar social y mucha más inestabilidad, situación desde la cual yo sólo veo dos derivas posibles: o bien que surjan salvapatrias con soluciones milagro y se implante una feroz dictadura que acabará con tantas cosas útiles y hasta necesarias, o bien que la masa enfurecida, harta de tantas decepciones, cargue contra todo y lo destruya todo. Ése en realidad es el mayor lujo, el mayor derroche: destruir todo lo que ahora tenemos. Y desgraciadamente éste sí que nos lo permitiremos, si no cambiamos pronto de rumbo.

Salu2,
AMT

1 comentario:

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