domingo, 10 de junio de 2018
David Lafarga: In memoriam
Quizá a algunas personas les sorprenda saber que dos de los congresos más importantes (y con buena presencial internacional) sobre el tema del agotamiento de los combustibles fósiles que han tenido lugar en España se hayan celebrado en Barbastro (el Primer Congreso Internacional en mayo de 2011 y el Segundo Congreso Internacional en octubre de 2014). A pesar de su innegable encanto, la capital de la comarca del Somontano está bastante alejada de los principales núcleos urbanos de España y no ocupa una posición demasiado central en las modernas redes de comunicaciones. Que en este lugar se hayan podido celebrar dos ediciones y de gran calidad de este congreso, haciendo necesaria publicidad del problema del peak oil, es el resultado del esfuerzo de muchas personas dedicadas y concienciadas que trabajan en la UNED; y entre ellas ha habido una que destacó por su buen hacer, su empeño y su calidad humana: David Lafarga Santorromán.
Conocí a David a principios de 2011, cuando él estaba organizando la primera edición del congreso. En aquella época The Oil Crash era un blog todavía más minoritario de lo que lo es ahora mismo (no sumaba ni 100.000 páginas vistas) y mi actividad de divulgación tenía todavía una repercusión muy modesta. A pesar de eso, David me encontró y me encargó una ponencia sobre los otros líquidos del petróleo. El tema me interesaba bastante, y gracias a la búsqueda bibliográfica que hice en aquel momento pude escribir unos cuantos artículos relacionados.
No conocí a David en persona hasta que llegué a Barbastro, en mayo. Era un hombre joven (estaría o al menos aparentaba estar entonces aún en la treintena), alto, bien parecido, deportista, siempre educado y siempre amable pero con esa cercanía y familiaridad tan aragonesa, y por encima de todo una persona franca y honesta. David era el factótum del congreso, la persona que había ideado todo el entramado, una persona culta y muy bien enterada de lo que se trataba ahí; y más aún, muy concienciada de la gravedad de lo que se hablaba. Una persona que con su empeño personal, el apoyo de sus superiores y la complicidad de sus compañeros había conseguido sacar adelante un congreso de esa magnitud. Y encima aprovechó al máximo la ocasión, consiguiendo que la UNED e incluso TVE hicieran varias entrevistas a los ponentes asistentes.
Durante los días del congreso, sobre todo después de cada sesión o al acabar el día en un ambiente más distendido, tuvimos ocasión de hablar largo y tendido con David. Cuando nos fuimos de Barbastro prometimos mantener el contacto y volver a reunirnos cuando la ocasión lo permitiera.
Un año más tarde volví a Barbastro, de nuevo invitado por David. En aquella ocasión para dar una conferencia, yo solo. Yo era entonces un poco más conocido (dentro de lo marginal que es este mundo del peak oil). De nuevo, David le sacó el máximo provecho a mi visita y también, al ser un evento de mucha menor dimensión, tuvimos más tiempo para hablar de cuestiones personales durante la cena. Creo que fue entonces que me comentó de su grave enfermedad, afortunadamente superada en aquel entonces; pero cómo le había obligado a hacer cambios importantes en su vida. Lo explicaba con sencillez y naturalidad, con esa sonrisa un poco de pillo que tenía. David 2.0, decía él. Brindamos por ello.
Aún nos volvimos a ver en la vorágine que fue el congreso de 2014. En aquella ocasión David me confió la charla inaugural, un honor teniendo en cuenta quienes eran los ponentes. Con mis compañeros del CSIC trabajamos con David para escribir las conclusiones del congreso. David, como siempre, amable y correcto, centrado y cercano. Yo no pude ver entonces la sombra que se cernía sobre él.
Hace unos meses le contacté. Había perdido bastante su contacto, y me temía lo peor. Me decidí a escribirle un email, con la excusa de preguntarle sobre si volvería a haber una nueva edición del ya mundialmente conocido congreso de Barbastro. Siempre amable me respondió, y con la simplicidad de un hombre bueno me contó que la enfermedad había vuelto. Escribió frases positivas sobre sus perspectivas de futuro, pero se leía entre líneas que esta vez jugaba con enorme desventaja.
Hace casi una semana escribió una emotiva despedida en su perfil de Facebook. Sabía que estaban a punto de administrarle sedación terminal, y quiso aprovechar sus últimas horas de lucidez para dejarnos un mensaje que resume muy bien el tipo de persona que era David:
"Queridos amigos, mi estrella se apaga muy rápido. Nunca pensé que pondría algo así en FB pero estos días he recibido tanto y tan bueno que me atrevo a hacerlo para deciros que hoy intentaré estar para dar un último abrazo a quien quiera acercase al hospital. Se os quiere y gracias a todos por formar parte de mi vida y hacerla tan plena a pesar de su brevedad."
Podía haberle llamado, pero no fui capaz. Casi no puedo ni escribir esto.
El 8 de junio David perdió su última partida, y para nuestra desgracia nos dejó solos aquí.
Descanse en paz. Adiós, amigo David.
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