Queridos lectores:
Como cada año por estas fechas, realizo en este post un repaso de las noticias acaecidas durante este año que creo que son más relevantes desde el punto de vista de los temas que trata este blog, es decir, del desarrollo de la crisis energética y de recursos, y de cómo éstas están impactando en nuestra sociedad. Por cierto que para los recién llegados, que no entenderán la cronología a la que se refiere el título ("año 13"), sigo la convención de Kenneth Deffeyes, según la cual el pico de producción de petróleo crudo convencional se produjo el día de Acción de Gracias del año 2005. Poco importa que esa fecha sea una simple convención sin mayor sentido que el simbólico: sabemos que aproximadamente a finales de 2005 la producción de petróleo crudo llegó a su máximo y que desde entonces se han intentado poner parches para seguir adelante, con discreto éxito (por no decir sonoro fracaso) desde el punto de vista del rendimiento energético y económico.
Pasemos, pues, a hacer la revista de los hechos que considero más relevantes de este 2018. Y para variar empezaré con la energía, y después con lo que está pasando en la escena social internacional y española.


- Pero el petróleo no sube de precio: A pesar de las pésimas previsiones para los próximos años, en lo que a la producción de petróleo se refiere, el precio del petróleo ha caído bastante durante el final del año 2018, como muestra la gráfica que acompaña a estas líneas (precio del barril de Brent en los últimos dos años). Cabe decir que el precio había subido mucho desde mediados de 2017 (de unos 45$ entonces hasta casi 85$ hace un par de meses) y que con la caída actual aún no ha vuelto a los precios de 2017 (todavía está unos 10$ más caro). ¿A qué obedece la caída de precio actual, si el petróleo está por escasear, como hemos dicho? Como llevo explicando desde el quinto post de este blog (escrito en febrero de 2010), los problemas con el suministro de petróleo no conllevan precios permanentemente altos, sino fuerte volatilidad. Es decir, precios que oscilan salvajemente, y a veces son demasiado bajos (falla el consumo) y a veces son demasiado altos (falla la producción). Es la temida espiral de la energía, una dinámica de destrucción acelerada que no hemos querido comprender. La actual caída de precio anticipa una severa crisis económica a escala global.
- Malas perspectivas económicas en todo el mundo: Si hay algo que se ha repetido mucho este año son los análisis que nos advierten de los negros nubarrones que se están acumulando en el horizonte. La demanda es débil, las perspectivas de crecimiento ya no son tan buenas, hay muchas fragilidades en el sistema... Hay muchos síntomas de que el actual ciclo de relativa bonanza va a acabar. Llevamos desde 2014 anticipando problemas muy serios que aún no se han materializado, en parte porque se ha apuntalado lo que queda de crecimiento con más deuda. Y aunque todo el mundo sabe que eso no podrá seguir así para siempre, ahí sigue el índice Dow Jones subiendo alegremente. Fíjense sin embargo en la enorme similitud del gráfico de evolución del Dow Jones durante los dos últimos años y la gráfica del precio del barril de petróleo que ponía más arriba. En este momento, gracias a la alocada apuesta por el fracking, el precio del barril del petróleo está completamente acoplado con las perspectivas bursátiles. Eso le pone una fecha de caducidad a la magra bonanza actual: cuando la burbuja del fracking reviente. Y como sabemos, la capacidad de los nuevos pozos de fracking de compensar la caída de producción de los anteriores está a punto de desvanecerse. Así que probablemente es cierto que estamos llegando al final de este período expansivo, con el agravante de que ha sido más expansivo en lo macroeconómico que en lo microeconómico.
- Malestar social creciente: Este año que acaba se caracteriza por el afloramiento de muchos movimientos de contestación social. Y no solo en el norte de África, donde se empieza a intuir el resurgimiento de la Primavera Árabe que todo lo quiso cambiar pero nada resolvió. Ahora el problema se ha trasladado a países más pudientes. En boca de todos está la revuelta de los chalecos amarillos en Francia: grupos numerosos de ciudadanos de clase media que, agobiados por los impuestos y las malas perspectivas económicas (porque la presunta recuperación económica no ha llegado de igual manera para todo el mundo) se lanzan a las calles para protestar en tal número que la cosa toma por momentos las dimensiones de una verdadera revolución. De momento las protestas han sido controladas con bastante fuerza, pero si los problemas que las han originado no se resuelven el país (y estamos hablando de Francia, nada menos) podría caer en una situación muy turbulenta. En el Reino Unido lo que ha cobrado mucha fuerza es el movimiento Extinction Rebellion: gente que se resiste a la forzada extinción de la raza humana si continuamos con nuestro alocado consumo de combustibles fósiles y aceleramos aún más el Cambio Climático. Aunque fuera del Reino Unido no se le ha prestado la debida atención, Extinction Rebellion supone también un grito y un desafío a las élites políticas y económicas que gobiernan a espaldas no ya solo de los ciudadanos, sino de las duras realidades a las que debemos de hacer frente. Todos estos movimientos, caóticos u organizados, reflejan el descontento creciente de la población con sus líderes y augura muchos otros problemas por venir.
- Auge del nacionalismo y el autoritarismo: Es un problema completamente global. Es la victoria de Bolsonaro en Brasil o la coalición entre el Movimiento 5 estrellas y la Liga en Italia, es el rodillo ultraderechista en Hungría o la recuperación del UKIP en el Reino Unido, es la reafirmación nacionalista de Japón y es, por supuesto, Donald Trump. Todos esos movimientos tienen en común un ascenso de líderes que hace 10 años serían improbables y actualmente son inevitables. Son líderes que surgen como una reacción contra la patraña y el engaño del progreso, como ya explicamos profusamente en su momento, oportunistas que aprovechan esa deriva iconoclasta de los ciudadanos desencantados y asqueados, dispuestos a acabar con el sistema si así se consigue una mejora por pequeña que sea. Pero obviamente esos líderes son lobos con piel de cordero, no persiguen una mejora social real sino imponer una agenda reaccionaria y autoritaria, que disfraza las renovadas prebendas al poder económico con soflamas nacionalistas. El año acaba salpicado de noticias terribles: Italia no solo ha cerrado sus fronteras, sino que ha regulado la deportación exprés y masiva; Japón desfía la prohibición internacional y vuelve a cazar ballenas; Brasil desprotege amplias áreas de la Amazonia para su explotación; Hungría aprueba una ley que degrada las condiciones laborales hasta casi la esclavitudad; el Reino Unido parece lanzarse a un Brexit duro que sobre todo va a perjudicar a sus clases medias; y así un largo etcétera de noticias. Y por supuesto, todo lo que tenga que ver con Donald Trump, desde el muro con México al "No me lo creo" con el que despachó el informe sobre cambio climático que habían realizado sus propios científicos. Todas estas noticias tienen un denominador común: el líder macho alfa impone auténticas barbaridades desde el punto de vista de los derechos colectivos con la excusa de hacer su nación grande y poderosa de nuevo. Y la masa traga y acepta, por lo menos de momento, aceptando tales barbaridades, quizá en la esperanza de que su país volverá a ser grande, de alguna manera.

Al otro lado del Atlántico, en los últimos meses se ha sucedido una serie de caravanas principalmente desde Honduras pero también desde Guatemala y El Salvador, atravesando México en dirección a los Estados Unidos. Análogamente a lo que sucede en Europa, nadie pregunta por qué en este momento se ha originado una caravana semejante, cómo es posible que tantas personas a la vez hayan llegado a tal punto de desesperación de emprender un viaje semejante a pie, con sus hijos pequeños y casi sin pertenencias. Y análogamente a lo que sucede aquí, toda esa gente necesitada se encuentra con la incomprensión, la xenofobia, e incluso la violencia (personal e institucional) en la frontera.
- El IBEX35 acaba desastrosamente el año: La evolución del selectivo español ha sido realmente muy mala durante este año, culminando una trayectoria descendente que comenzó hace casi dos años. La evolución de la bolsa española se encuentra entre las peores de Europa (y eso que incluso países grandes como Alemania o Francia no han tenido precisamente evoluciones muy brillantes). Sin recursos propios, Europa no tiene demasiadas posibilidades para intentar mejorar su curso económico, y cuando sobrevenga la gran crisis del fracking americano el sufrimiento actual se convertirá en un gran padecimiento.

- Ascenso de la ultraderecha en España: Y es que el partido Vox, hasta ahora una fuerza extraparlamentaria, ha conseguido centrar una buena parte del foco mediático durante los últimos meses. Con un discurso calcado de otros partidos autoritarios europeos, la entrada de Vox en el Parlamento Andaluz y la más que probable entrada en el Parlamento Español cuando se convoquen elecciones, acaba con la anomalía española de no tener un partido con un discurso netamente populista, autoritario y reaccionario.
- Descrédito de la justicia: No llevaré aquí la cuenta de todas las decisiones judiciales discutibles, cuanto no directamente injustas, que han tenido un gran eco mediático en España durante el año 2018. La grotesca y rocambolesca anulación de la resolución del propio Tribunal Supremo que cargaba a los bancos con el pago de determinadas tasa que abonaban hasta ahora los clientes; el trato de favor de determinados tribunales con políticos del PP mientras se carga la mano con los independentistas catalanes; las resoluciones judiciales benignas con delitos contra la libertad sexual, la persecución de raperos, actores iconoclastas, titiriteros y otra gente de mal vivir... La lista es realmente impresionante. Dentro de la oleada reaccionaria que se abate actualmente sobre España, no son pocos los que ven con buenos ojos tales desmesuras. Sin embargo, las veleidades de un poder que para ser efectivo debe ser independiente e irreprochable están causando profundas grietas en el contrato social, al que una gran parte de la población se siente cada vez más desafecta. Si continuamos por esta vía de descrédito, la próxima parada será la rebelión contra los tribunales y a partir de aquí el choque entre las aspiraciones legítimas de los ciudadanos y el monopolio legítimo de la violencia que ostenta el Estado será imparable.

Y con eso acabo esta revista de los hechos que considero más relevante de este 2018 que pronto acaba. En el siguiente post, formularé mis previsiones para el año 2019.
Salu2.
AMT
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La sección de comentarios de este blog ha sido clausurada por ser imposible su gestión. Disculpen las molestias. Pueden seguir comentando en el Foro OilCrash: http://forocrashoil.blogspot.com.ar/
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.