Queridos lectores:
Como viene siendo tradicional, al acabar un año y estar a punto de comenzar el siguiente escribo un post formulando mis previsiones para el año que comienza sobre el devenir de la crisis energética y de sociedad que la primera comporta.
Aventurarse a hacer predicciones para el año siguiente es siempre un ejercicio arriesgado, cuando no directamente imposible. Un año es un período de tiempo demasiado corto como para poder describir con cierta precisión los cambios asociados al inevitable e inexorable declive de los recursos energéticos, y existen miles de factores imponderables que pueden acelerar o frenar los procesos en curso. Por ejemplo, en 2005 la producción de petróleo crudo convencional llegó a su máximo, pero no fue hasta 2008 que las dificultades de suministro se manifestaron en forma de un pico de precios histórico (casi 150$ por barril) para caer abruptamente después (tal y como era de esperar); después, hacia 2011, el precio del petróleo volvió a recuperar los 100$ y todo parecía indicar que habría un nuevo punto de ruptura, pero irrumpió el fracking estadounidense (ya saben, un negocio ruinoso a través del cual EE.UU. está financiando al resto de Occidente una extensión temporal de la fiesta del petróleo) y el precio no volvió a romper el techo, sino que se mantuvo en torno a los 100$ hasta que en 2014 algunas cosas comenzaron a ceder... y así hasta ahora. Este tipo de complejidades son las que se dan en el mundo real, y las que hacen que el ejercicio de intentar anticipar por dónde van a ir los tiros sea tan difícil.
Pero, a pesar de las dificultades, creo que es interesante intentar aventurar las dinámicas a corto plazo, básicamente para ayudar a los que esto lean a reconocer determinados movimientos y sepan cómo reaccionar (independientemente del momento exacto en que se produzcan finalmente). Por ejemplo, el actual acoso al diésel ya lo intuimos en 2012, aunque el momento en el que se ha producido el pico de producción del diésel haya sido en 2015. También es interesante intentar anticiparse a los problemas que se pueden producir a corto plazo justamente para intentar prevenirlos, si la detección es temprana. Lo que desde luego no debe tomarse es como un vaticinio cierto, y menos en tan breve lapso.
Pero antes de empezar con la previsión de este año propiamente dicha, haremos como siempre un repaso de las previsiones que hicimos el año pasado, analizando cuán acertadas o equivocadas fueron.
- Caída de la producción de petróleo: Puede que la producción de todos los líquidos del petróleo haya comenzado a caer, pero si es así tal caída no está siendo aún apreciable ni mucho menos ha llegado a los 2 Mb/d. Considero esta predicción fundamentalmente errónea.
- Pico de precios del petróleo: Hubo un momento, en octubre, en el que parecía que el precio del petróleo se iba a disparar, pues subía con rapidez y el barril de Brent tocó los 85$. Sin embargo, por razones múltiples y no del todo evidentes, el precio ha pegado un bajón impresionante en estos dos últimos meses, hasta los 52$ actuales. Considero esta predicción fundamentalmente errónea.
- Grave crisis del fracking en los EE.UU. con fuertes consecuencias políticas: Bueno, en el post ya se decía que lo más probable es que sucediera en 2019. Aunque la situación financiera de las empresas del fracking ha continuado su rumbo de empeoramiento durante 2018, aún no han tocado fondo. Predicción errónea, por tanto.
- Recesión, por fin: Pues no. El IBEX35 va de mal, pero aún no ha sido el momento. Aún no. Previsión errónea.
- Nuevas guerras: La situación del mundo no es buena, pero afortunadamente no han estallado nuevas guerras en países que aún no estaban en conflicto. Previsión errónea, por suerte.
- La España ingobernable (tercer acto): Hubo moción de censura, hay inestabilidad, pero no ha habido elecciones anticipadas (aunque es un riesgo que todo el rato ha planeado). Que el Congreso está fragmentado es un hecho, y que tras las próximas elecciones lo estará aún más es más que probable. Previsión casi correcta.
- Cataluña, rebelión de baja intensidad: La mayoría de las cosas que se decían en este punto tan detallado se han cumplido. Previsión esencialmente acertada.
- La sequía en España se agrava: Gracias a Dios, ha pasado exactamente lo contrario. Previsión completamente errónea.
- Cierre de este blog: Se consideraba que no era en absoluto probable, y así ha sido.
En suma, mis previsiones para 2018 han sido un desastre sin paliativos: creo que es el año en que menos cosas he acertado hasta ahora (y mira que en 2017 había estado muy desacertado). Así que, partiendo de este historial de desaciertos, vamos a ver ahora qué creo que nos deparará el 2019.
- Recesión, por fin: Hemos huido hacia adelante durante varios años, pero viendo las enormes tensiones que se están manifestando actualmente en la cotización bursátil incluso en EE.UU., en mucha mayor medida en Europa y hasta extremos muy preocupantes en España, creo muy probable que se desencadene por fin la recesión que hace años tememos. El consumo está débil, los programas de compra de deuda se han acabado a ambas orillas del Atlántico, el precio de la acción de grandes bancos como Deutsche Bank cotiza a la baja,... Los problemas se acumulan sin que haya mucha solución, y muchos analistas avisan de que se acaba el crecimiento. Algunos son tan infelices como para creer que lo que está a punto de pasar es la superautomatización y robotización del trabajo, cuando los problemas vienen claramente por otro lado. En fin, sea como sea, todo apunta a que en 2019 se va a presentar la recesión, y seguramente lo hará con una cara más fea de lo que lo hubiera hecho si no hubiéramos inflado tanto la bola.
- El precio del petróleo se mantiene moderado-bajo durante todo el año: Dado que lo más probable es que la recesión económica llegue antes de que se empiece a notar la caída de producción motivada por la desinversión global en exploración y desarrollo, lo más probable es que durante todo 2019 el precio del petróleo sea incapaz de superar los 80$ por barril, y con la recesión completamente desarrollada veremos el barril a un precio muy inferior, incluso por debajo de los 40$. Solamente a finales de año, cuando el hundimiento del fracking comience a tomar carta de naturaleza, el precio empezará su ruta de ascenso, que no concluirá hasta un nuevo pico de precios, pero eso no pasará antes de 2020.
- El fracking se hunde: Las dificultades económicas generales harán que se pierda la fe en la capacidad del fracking de generar alguna vez beneficios netos. Sin embargo, no es probable que eso suceda hasta finales de año e incluso podría postergarse hasta 2020. Eso sí, cuando las empresas de fracking comiencen a quebrar, el descenso de producción de petróleo y su ascenso de precio será inexorable.
- El pico del diésel amenaza: A finales de este 2018 se ha empezado a evidenciar que hay un problema urgente con el diésel, el cual se intenta disfrazar con diversas medidas y argumentos, aunque no son pocos los que adivinan la incongruencia argumental de lo que se está diciendo. En 2019 veo previsible que la urgencia por contener el problema del diésel se agudice, pues aunque la crisis económica haga caer el consumo general de combustibles, también va a golpear a las refinerías y va a paralizar inversiones necesarias para intentar sacar un poco más de diésel de los hidrocarburos que se procesan hoy en día. Por lo tanto, no me extrañaría ver en 2019 que el límite de velocidad en las carreteras convencionales se reduce hasta los 80 Km/h o que se anuncien nuevos impuestos o medidas coactivas contra el coche de diésel.
- Nuevas guerras: Este fantasma va a seguir flotando en el aire el año que viene y los que le seguirán. Cuál es el siguiente país que va a caer bajo la bota del dios Marte es difícil de saber. Las dudas sobre la capacidad de Argelia de mantener su producción de gas natural, las enormes dificultades de Venezuela para mantener su producción de hidrocarburos líquidos y la inestabilidad social que padece ese país, la guerra civil de baja intensidad que padece Nigeria,... La lista de candidatos es larga. Que alguno de estos países acabe de reventar es algo bien posible en 2019.
- El marasmo político: No es solo España, toda Europa esta prisionera de muchas urgencias, todas de ellas con un denominador común: la creciente desesperación de la clase media. Desesperación que se va a acrecentar cuando la crisis económica dispare el paro. En esa situación, la subida de partidos con discursos populistas parece cantada. Algún gobierno podría caer, y en el caso de España la convocatoria de nuevas elecciones es en todo caso obligada por ley, agotada la legislatura. El viraje del discurso político a posiciones extremistas y radicales es una cosa completamente inevitable, y es muy poco probable que surja una fuerza conservacionista con un discurso no reaccionario que se pueda oponer a esto (entre otras cosas porque los líderes políticos, incluso los de aquellas fuerzas que se autoconsideran más avanzadas, no entienden la situación).
- España, rumbo al desastre: En España, la deriva independentista de Cataluña (que aunque uno no lo acepte sería de justicia reconocer que ha sido un movimiento pacífico) ha llevado a un atrincheramiento esencialista español, sobre todo entre los partidos de la derecha, esencialismo que domina cada vez más el discurso político, por encima de muchos otros problemas ya presentes y algunos previsibles en el futuro más inmediato. Si todo va como parece, la radicalidad anticatalana en particular y reaccionaria en general va a acabar dominando la escena política española. Eso solo puede agudizar los problemas en Cataluña y por extensión en otras comunidades, empezando por las de las nacionalidades históricas (País Vasco, Galicia) y al final por todas partes. Dada la poca altura de miras de nuestros representantes políticos y la deriva actual, solo cabe esperar que la cosa degenere. Y la crisis económica lo va a hacer todo peor, mucha gente gritando acerca de problemas espurios y callando sobre los reales.
- Cierre de este blog: Aún no lo veo probable, pero teniendo en cuenta que vivo en España me espero que se me comience a ver como un mal español o un traidor o alguien al servicio de vete a saber qué intereses. No será 2019 el año en que cierre el blog, pero empiezo a vislumbrar su fin.
Salu2.
AMT
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