Javier Pérez compartió conmigo hace unos días este ensayo sobre algunos aspectos de la conducción de coches eléctricos en situaciones reales que no siempre son considerados en las visiones idealizadas sobre el futuro de este medio de locomoción. Como creo que puede ser de general interés, y mientras acabo otras múltiples cosas que estoy haciendo, he decidido publicarlo. Espero que les resulte interesante.
Les dejo con Javier.
Salu2.
AMT
Todos lo sabemos, aunque a veces nos cueste interiorizarlo: las cosas van bien hasta que algo se jode. Todo es maravilloso hasta que deja de funcionar. La tecnología es lo mejor de la Humanidad hasta que una pieza, una cualquiera, funciona de un modo distinto al esperado.
Y lo mismo pasa con el coche eléctrico, por más que estemos a punto de leer en alguna parte que Elías fue arrebatado a los cielos en un coche eléctrico. Es pronto, pero demos tiempo al tiempo.
La cuestión es que los partidarios del coche eléctrico, sus promotores y sus vendedores (si se diferencian en algo), parecen tener respuesta para todo: mejores baterías, carga más rápida, autonomía más amplia etc… Para todo, menos para las situaciones inesperadas, lo que nos lleva a pensar que el coche eléctrico podría ser un artefacto eficiente pero frágil.
Lo vemos con un ejemplo
Hace unos cuantos meses, allá por finales de enero, me encontré en una autopista alemana, cerca de Stuttgart, en medio de un atasco producido por un accidente de tráfico. Un camión había volcado, o similar. La gente lo comentaba pero mi alemán no da para tanto.
Insisto en el escenario: finales de Enero. Alemania. Siete grados bajo cero a las nueve de la mañana, aproximadamente. Había algo de niebla, o lo que sea que se puede sostener en el aire a esa temperatura, pero en ese condenado país hay algo que flota en el aire a siete grados bajo cero y no es humo.
La autopista contaba con tres carriles en cada sentido. Con el procedimiento de emergencia al que los alemanes llaman el Rettungsgasse, y que consiste en echarse todo el mundo a un lado hasta rozar la carrocería con el vecino o con el raíl lateral, se consiguió que hubiese cuatro carriles operativos en dirección a Stuttgart, y que por uno de ellos pudiese pasar un camión de bomberos, mientras los otros tres estaban clavados. Nadie supera a esos tíos organizándose en esos casos. Al menos, esa es mi experiencia.
Aún así, el atasco duró casi cuatro horas. El accidente debía de ser grave. Primero se liberó un carril, luego otro... etc. Las retenciones llegaron a los 30 kilómetros en su momento máximo, según leí al día siguiente, y afectaron a unos 22.000 vehículos. Esos fueron los datos que dieron. Fue un atasco importante, pero nada histórico: todos los años hay dos centenares como ese en Alemania y unos cuantos en cualquier otro país.
Bueno, pues veréis: de los 22.000 vehículos, a 7 grados bajo cero, apenas veinticinco se quedaron sin combustible aquella mañana en que había que mantener la calefacción encendida, a riesgo de quedarse pajarillo. Esos veintitantos vehículos fueron empujados con mucho esfuerzo a un lateral, pero eso hacía que los cuatro carriles se convirtiesen en tres, así que pasaron los de la THW (una especie de protección civil germánica) y los bomberos, a repartir 5 litros de combustible por cada coche parado. La media en repostar fue de entre dos y tres minutos, calculo yo.
¿Os imagináis este imprevisto en un mundo lleno de coches eléctricos?
No hace falta que lo calculemos para desaprensivos u olvidadizos, sino que utilicemos el simple sentido común. Lo intentamos.
Eres un tío normal en un día normal. Sales de casa para hacer un desplazamiento de 35 kilómetros. Llevas carga para 120 Km., porque te gusta ser previsor. Reservas para casi cuatro veces las necesidades. Está muy bien. Pero hay -7ºC y ya sabemos lo que pasa con las baterías a esa temperatura. Tu carga es para 100 km. a todo echar por lo alto. Además, la neblina de las narices hace que tengas que llevar los faros puestos todo el camino. Te has quedado en 85 Km de autonomía. Ya no son cuatro veces tu trayecto. Ya son dos y media…
No pasa nada. Todo va bien. Pero entonces, cuando faltan 19 Km para tu destino, la cola se para y te quedas allí 4 horas, porque ha habido un accidente. Con la calefacción encendida... La apagas a ratos, sí... Pero... ¿Cuánto te va a aguantar la batería? ¿Una hora? ¿Hora y media? A partir de ese momento, la cagaste. Antes que tú la cagaron los que iban un poco justos, después lo que eran un poco menos previsores, y después de ti la habrán pifiado un buen número de conductores, quizás hasta llegar al percentil treinta, o cuarenta de más ricos, mejores baterías o más previsores, dependiendo de lo que dure el atasco. Así son las cosas. ¿O no?
Así que, vamos a ver, en entre todos:
-1- De los 22.000 coches atrapados en el atasco, ¿cuántos pensáis que se hubiesen quedado sin batería en esas 4 horas? ¿tres mil? ¿Cinco mil? ¿Más aún? No es un caso hipotético. Es algo que sucedió y sucede a menudo. En un atasco de 4 horas a 7 bajo cero, hay quien habla de hasta el 65%. Eso son 15.000 coches. A mí me parece exagerado, pero vamos a dar esa cifra por buena.
-2- Cuando lleguen con sus baterías o con sus cables, con sus pilas al hombro o como gustéis, ¿cual será el tiempo medio de recarga de esas baterías, en medio de ninguna parte? Clima adverso, pero sin excesos... Una autopista cualquiera. Campo campero. ¿Tres minutos por vehículo? No, desde luego. ¿Media hora? ¿Sabéis lo que es media hora por 15.000 coches? 7500 horas. 312 días si sólo hubiese una asistencia. Multiplica por cien las asistencias. 3 días. No está mal…
-3-¿Cómo se producirían esas recargas en medio del quinto carajo? Porque llevar 5 litros de gasolina o diésel a cada vehículo se hace con la gorra... ¿Pero esto? Si fuesen cuatro coches, vale, se remolcan o se trasladan en grúa... Pero es que a los mejor son cuatro mil los vehículos que necesitan asistencia. O diez mil. O muchos y muy dispersos, como cuando el último invierno se quedaron cientos de vehículos varados en medio de la nieve en el Norte.
-4- Y lo más importante: ¿Cuanto se tardaría en realidad en solventar el atasco? (porque estas cosas son acumulativas. Se atascaron 22.000 coches porque fueron 4 horas. Si son más, se atascan más....) ¿De qué tiempo hablamos para recuperar la normalidad y cual es el valor de ese tiempo?
-5- Y lo más importante. Cuando se habla del coche eléctrico... ¿Alguien ha pensado en estas cosas? ¿Alguien ha caído en la cuenta de que ante cualquier evento imprevisto el coche eléctrico muestra una fragilidad extrema?
Es en estas cuestiones donde más se nota que estamos ante un fenómeno puramente improvisado y que no está pensado para una gran masa de vehículos. Desde mi punto de vista, el coche eléctrico no viene a sustituir al motor térmico, sino a servir de pretexto para que el motor térmico se elimine mientras el motor eléctrico, en una fracción numérica, se venda a las élites mientras se fuerza al resto de la población a soluciones que esta no desea pero tendrá que aceptar como imposición de las élites.
Los recientes sucesos de Francia, con su oleada de chalecos amarillos, han venido a demostrar que alguna gente ya se ha dado cuenta de cual es el verdadero movimiento en su contra y qué tópicos del imaginario utilizan para imponer su nuevo orden.
A mi entender, el automóvil eléctrico es uno de los principales iconos de esa nueva era de mentiras, de ese elitismo vestido de ideología, que dice defender el medio ambiente mientras se limita a ofrecer mejores oportunidades a los ricos y mayores servidumbres a los pobres.
Lo único eléctrico que de veras piensan ofrecernos a todos es la silla, si nos quejamos, o el patinete, si nos estamos quietecitos y somos monos. Lo demás, ni de coña.
Javier Pérez
www.javier-perez.es
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