viernes, 31 de mayo de 2013

La paradoja de Jevons explicada a profanos



Queridos lectores,

William Stanley Jevons formuló hace siglo y medio su conocida paradoja, referida al consumo de carbón en el Reino Unido, y que puede extenderse al consumo de energía y de prácticamente cualquier bien de naturaleza económica. Hoy Javier Pérez nos trae una divertida pieza en la que explica el concepto con una naturalidad y sencillez que debería hacerlo asequible hasta al más cerril. Y por qué las mejores intenciones de "salvar el planeta" y ahorrar tienen un impacto neto nulo sobre el curso global de la Humanidad.

Les dejo en las capaces manos de Javier.

Salu2,
AMT


El ahorro, el consumo responsable y otras músicas celestiales 





    Normalmente viene bien comenzar con un título impactante para captar la atención del lector y luego poder ir desarrollando un argumento. Lo malo de este caso es que no se trata de un truco retórico, sino que voy a hablar exactamente de lo que enuncia el título: del ahorro y el consumo responsable como monsergas inútiles, discursos sin sentido y músicas celestiales.
Así que para pasar el mal trago, comencemos con una buena cerveza. ¿Qué tal una cerveza alemana?
La cerveza alemana tradicional se elabora siguiendo la ley alemana de pureza, promulgada el 23 de abril de 1516 por el duque Guillermo IV de Baviera, según la cual sólo se podían utilizar tres ingredientes para la elaboración de la cerveza: agua, cebada y lúpulo. La levadura se descubrió más de trescientos años después (cosa de Pasteur), y en aquella época se consideraba que la fermentación se iniciaba por sí misma.
¿Y cual era la intención del duque al promulgar semejante ley? Pues varias, en realidad. En primer lugar garantizar la calidad de un producto que generaba grandes ganancias a las arcas del país, y que ya entonces comenzaba a ser apreciado en toda Europa. En segundo lugar, garantizar a la corona ducal unos magníficos ingresos en forma de impuestos, ya que el duque controlaba el monopolio del comercio de la cebada, y de este modo había una mayor demanda del cereal, con lo que pasaba por las manos de la hacienda ducal una mayor cantidad de dinero. Y en tercer lugar, evitar que se fabricase cerveza de trigo, porque la fabricación de esta variedad de cerveza hacía que el trigo fuese más rentable en las cubas que en los hornos, lo que empujaba al alza los precios del pan, cabreaba a la población y aumentaba la probabilidad de revueltas.
Sí, este duque Guillermo IV de Baviera era un tipo bastante listo o tenía un ministro de Hacienda bastante hábil,  de eso no cabe duda, pero fijémonos, por favor, en la tercera de sus razones: obligar a usar cebada para ahorrar el trigo. ¿Y qué conseguía el duque de Baviera ahorrando el trigo? Que bajara su precio y se consumiera más en otra cosa, o sea, en fabricar pan. ¿Impedir que el trigo se usara en la fabricación de cerveza hizo que se consumiera menos trigo? En absoluto: hizo que se abaratase y se consumiera más aún en otros fines. La ley de la cerveza abarató el pan, y el abaratamiento del pan fomentó el aumento de la población. ¿Qué os parece?
Se trata de un caso más de la paradoja de Jevons, de la que ya hemos hablado en más ocasiones, y que viene a decir que la eficiencia en el empleo de un recurso no disminuye su consumo, sino que lo incrementa.
En realidad el problema es aún más grave y se llama efecto sustitución.
A todos nos gusta pensar que podemos hacer algo por el medio ambiente ahorrando agua, ahorrando energía o consumiendo menos recursos, pero el caso es que no es así. Una cosa es el efecto simbólico, para sentirnos comprometidos, mirarnos al espejo y sentirnos bien, y otra cosa, muy distinta, que el pan que nosotros no tiramos a la basura vaya a la mesa de los que tienen hambre o el agua que ahorramos vaya a las sedientas tierras de los que no la tienen.
       Como vivimos en un mundo donde es pecado mortal maldecir a los unicornios, pues vale,  lo aceptamos y tiramos para adelante, pero la realidad es otra cosa muy diferente.
      La realidad es que el ahorro de cualquier bien o recurso, supone su abaratamiento para aquel que decida consumirlo.
       La realidad es que la gasolina que nosotros ahorramos es la que pueden quemar los norteamericanos en sus coches de dos toneladas, y lo cierto es que si nosotros no la ahorrásemos ellos tendrían que pagarla a mucho más de los 50 céntimos de euro a los que la pagan ahora.
       La realidad es que la gasolina que nosotros no quemamos no va a una hucha, ni se entierra en el subsuelo para que nadie la queme y no produzca CO2. Va al mercado, aumentando la disponibilidad para el que la quiere quemar y disminuyendo su precio.
    El carbón que nosotros no quemamos no desaparece en el espacio sideral para no contaminar: es el que queman los chinos, más barato precisamente porque nosotros no lo demandamos, y el que les ayuda a barrer del mapa nuestras tiendas y nuestras industrias, incapaces de competir con sus precios.
       La leña que no quemamos los que vivimos en los pueblos es la que abarata los pellets para las calderas urbanas y las calefacciones de biomasa.
      Y es que se puede seguir a todos los niveles, porque el efecto disponibilidad y sustitución del consumidor es eterno y universal. Por poder, os puedo contar lo que decía alguien en un pueblo leonés durante la sequía de hace seis o siete años: “A ver si convencemos a la gente de que ahorre agua, porque si no ahorran, por la noche no puedo llenar la bañera y tengo que duchar a los niños”. Y no imagináis lo ecologista y solidaria que era en público esta señora.  Ella lo había entendido: convencer a los demás de que ahorren abarata lo que tú quieres consumir y te lo pone en bandeja.
    Todo esto se puede teorizar de manera académica y acompañarlo de hermosas gráficas en las que se demuestra que al reducirse la demanda de un bien su precio disminuye, de modo que se vuelve atractivo para otros usos o para otros consumidores. Per tranquilos, que no voy a caer en ese vicio.
       Lo que sí deseo es que el concepto quede claro, porque es ley: mientras haya demanda para un recurso, el recurso se consumirá, y el ahorro o restricción por parte de un segmento de la población no reduce el consumo total, sino que lo traslada a otras capas y a otros grupos, y además a un precio menor.
    Ser un cerdo siempre es malo. Ser un derrochador  que desperdicia los recursos es una idiotez y un acto majadero. Pero hablamos de ética, no de efectos prácticos.
       El agua que no uses para regar tu huerta, la usarán para regar otra. O un campo de golf.
La gasolina que tú ahorres la quemarán en Indonesia.
Las truchas que no pescamos río arriba, son las que pescan río abajo.
      “La chica a la que no besaste no se metió a monja: se casó con otro”, me apuntan aquí al lado.
Si con este último ejemplo no queda claro, ¿qué carajo queréis que haga?
   
Javier Pérez  (www.javier-perez.es )

miércoles, 29 de mayo de 2013

Un año sin verano

Chichester canal circa 1828 de J. M. W. Turner. Fuente: wikipedia

Queridos lectores,

Hace pocos días tuve la ocasión de encontrarme con varios investigadores españoles con ocasión de la lectura de una tesis en la que, ellos y yo, formábamos parte del tribunal de evaluación. Durante la cena del día anterior a la lectura tuve una curiosa conversación.

- La probabilidad de que este año sea un año sin verano es ahora mismo del 75%

Quien así hablaba no era un bocazas desinformado, sino uno de los responsables de un servicio meteorológico autonómico de España.

- MétéoFrance y MetOffice dan esta previsión; los americanos aún no lo ven claro, sus modelos están indecisos. El caso es que el Jet Stream está cambiando.


Efectivamente, parece que la Corriente de Chorro polar está cambiando. Esta corriente es responsable de mantener un clima templado y relativamente húmedo en Europa, y también tiene otros efectos en los EE.UU. Algunas de las figuras que usaré más abajo, así como una excelente explicación de qué está pasando, puede encontrarse en la web de Skeptical Science, concretamente en el artículo "A Rough Guide to the Jet Stream: what it is, how it works and how it is responding to enhanced Arctic warming".


Normalmente esta corriente atmosférica desarrolla unos meandros ondulantes moderados. Sin embargo, los meandros que se están desarrollando son más grandes: se internan mucho más hacia el sur, y su velocidad de fase (a qué velocidad se desplazan estas ondas a lo largo de la corriente de chorro) es mucho menor. La siguiente figura muestra las dos posibles situaciones: la normal (línea roja, marcada como "zonal flow") y la que se está desarrollando ahora (línea naranja, etiquetada como "meridional flow").





Parece que la razón por la que pasa esto es por la disminución del gradiente meridional de temperaturas, es decir, que la diferencia de temperaturas entre el Ecuador y el Polo Norte ha disminuido, fruto del rápido calentamiento de éste último. Hasta ahora el Ecuador era mucho más caliente que el Polo Norte y la corriente de chorro era vigorosa y con meandros pequeños. En la actualidad el Ecuador se ha calentado un poco pero el Polo Norte se ha calentado mucho. Por supuesto el Polo Norte sigue siendo mucho más frío que el Ecuador, pero por menos grados centígrados que antes; como consecuencia, la corriente de chorro se hace más perezosa, con divagaciones amplias y propagándose más lentamente. En ocasiones, incluso, el progreso de las ondas se detiene, y según si estamos en un valle o en una cresta de la ondulación tenemos un influjo continuado y durante días de aire tropical o de aire polar. Eso es lo que estaría causando la situación actual.

Cuando los meteorólogos dicen que hay un 75% de probabilidades de que este año no haya verano lo que dicen es que, de acuerdo con sus modelos, el 75% de las configuraciones que prueban llevan a una situación donde el verano es fresco, con frecuentes bloqueos de aire frío alternados con otros bloqueos de aire caliente. Los modelos tienen muchas aproximaciones y tampoco conocemos todos los datos de entrada para alimentarlos, con lo cual la incertidumbre está servida y por eso se prueban diferentes configuraciones. En todo caso, lo que sí que se está observando es que la corriente de chorro va mucho más al sur ahora mismo.

¿Y cuánto más va a durar esto? Como saben, en el Ártico el deshielo avanza rápido e imparable:


Y en Groenlandia en Julio pasado la práctica totalidad de la capa superficial de hielo (unos pocos centímetros) se fundió durante 4 días:




Por tanto la cuestión ya no es si este año tendrá verano o no; la cuestión es que el riesgo de no tener verano en Europa será permanente desde ahora hasta que el hielo del Ártico se funda por completo, y quizá durante unos años más, hasta que se estabilice una nueva situación que no tiene por qué ser igual que la anterior. En definitiva, que no es el que el clima vaya a cambiar: es que ya ha cambiado, y no sabemos lo que nos espera. Y si se preguntan cuándo se acabará de fundir el hielo ártico, las estimaciones actuales apuntan a que será en algún verano de aquí a 2020... El futuro fue ayer: hemos llegado a la era de las consecuencias.

A cambio de su información sobre este nuevo problema climático yo le expliqué a mi interlocutor lo que es el Peak Oil y sus consecuencias, de las que nada sabía el pobre. En suma: que le di la cena.

- Eso es mucho peor que el cambio climático - me dijo al final- ¿para qué preocuparnos por el cambio climático si podemos acabar antes en Mad Max?

- ¿Antes? - contesté yo- Qué va: al tiempo. El gran problema que tenemos es que tendremos que hacer frente a una grave disrupción climática justo en el momento en que tendremos menos recursos. La gente cree que vamos hacia una guerra, y quizá tienen razón, pero no han identificado correctamente el objetivo. No vamos a la guerra contra otros humanos, sino contra el clima.



Por si acaso se lo preguntan, el cuadro con el que abro el post tiene bastante conexión con el tema que se discute hoy. La última vez que hubo un año sin verano fue en 1816. En aquel entonces, la causa de esa falta de verano fue la reducción de las temperaturas globales debido a la proyección de cenizas volcánicas a gran altura que apantallaron la radiación solar en todo el globo (un efecto similar a un invierno nuclear pero a menor escala). Se ve que varias erupciones volcánicas de importancia tuvieron lugar durante los años anteriores a 1816, y fueron culminadas por la erupción del monte Tambora en 1815, en una explosión devastadora. La presencia de cenizas volcánicas por toda la atmósfera terrestre causó unos atardeceres mortecinos de característico color ámbar, como los que ilustra el cuadro de Turner. Sólo que ahora el mecanismo es diferente: la luz de Sol no está siendo apantallada, sino que la circulación general de la atmósfera está cambiando. Y el cambio está entrando en una fase de aceleración.

¿Qué impacto tendrá los nuevos años sin verano? Con frío y sin Sol el trigo y demás cereales no pueden crecer; incluso, algunas cosechas se pueden arruinar por la alternancia entre semanas secas y cálidas y semanas frías y lluviosas. En 1816 el fracaso de las cosechas en Europa causó hambrunas y revueltas. En cuanto a los EE.UU., se cree que el desvío de la corriente de chorro hacia el Sur en torno a 1930 fue una de las causas de la Dust Bowl ("tazón de polvo"), la sequía extrema que arrasó las llanuras centrales. Recuerden que el verano pasado fue justamente muy árido en los EE.UU., lo que invita a pensar que está volviendo a pasar:





Estamos acostumbrados a pensar que en el opulento Occidente no nos va a faltar comida; quizá tendremos que esperar a dos o tres años sin verano en Europa y con sequía en los EE.UU. para ver qué equivocados estamos, a ver si podemos pagar con iPhones los camiones de grano que necesitaremos. Si al final las peores previsiones se cumplen las Guerras del Hambre estarán a la vuelta de la esquina. Incluso algunos de los pocos que comprenden la magnitud del problema creen que estamos destruyendo el planeta. Ilusos y soberbios: en realidad, estamos destruyendo nuestro hábitat, solamente.






Salu2,
AMT


lunes, 27 de mayo de 2013

Distopía I: primera mecanonosis



[Las personas y situaciones que aparecen en este relato son completamente ficticias. Cualquier parecido con personas o hechos reales será siempre mera coincidencia]

Comenzó como comienzan siempre las grandes tragedias: de una manera banal, anodina, rutinaria...

Acababa el turno de guardia en el Hospital Provincial de Lleida. Los médicos que entraban comentaban con los que salían los casos clínicos de los pacientes que habían llegado a Urgencias durante la noche. Jordi acababa su relato de la noche:

- ... y el paciente del box 3 tiene una neumonía, con derrame pleural bilateral. Le hemos puesto oxígeno y amoxi por vía venosa, a ver si reacciona rápido porque está un poco apurado. Antecedentes de interés: fumador desde hace más de 30 años.

- ¿Ves, Jordi? - le dijo Jose - ya te digo yo que fumar no sale a cuenta. Por las pelas, claro - y le palmeó el hombro.

- ¿Y cómo coño quieres que aguantemos las guardias de 24 horas? Tú porque eres un tío deportista, que corres todas las medias maratones, maratones completas y dobles maratones que te ponen por delante y más que te pusieran; pero los demás, chaval, tenemos que tirar de cafés y cigarros para aguantar este ritmo, y más ahora con los recortes.

- Va, no te piques. Lárgate ya, yo me hago cargo, y ve directamente a la cama, que haces mala cara...

- No, si me parece que tengo fiebre... todavía alguno de éstos me habrá pegado algo.

A las 8 de la noche Jordi ingresaba en su mismo hospital. Neumonía con doble derrame pleural, le dijeron. Le costaba respirar, le dolían los pulmones en cada inspiración. Le extrañó ver que no le ponían en ningún box, sino en una especie de pabellón de campaña al lado del hospital, lleno de militares y todo el mundo con mascarilla.  Le pusieron oxígeno y amoxicilina en vena, y antitérmicos, pero con el pasar de las horas no presentaba ninguna mejoría; al contrario, se sentía cada vez peor. El momento en que se asustó fue cuando vio entrar a Jose. Tumbado en una camilla como él.

- Jose... - murmuró - qué coño haces aquí... - el esfuerzo de medio incorporarse casi le ahoga, y se volvió a estirar.

- Neumonía - tosió Jose - el paciente del box 3... murió hace tres horas.

En ese momento a Jordi se le paró el corazón. Entonces fue el pánico. 

                           ***********

Durante aquella larga jornada que acabó con la vida del paciente del box 3, de Jordi, de Jose y de 50 personas más la reacción de las autoridades sanitarias fue, técnicamente hablando, impecable, de manual. Tan pronto como hubo una veintena de neumonías explosivas como la del paciente del box 3 uno de los médicos más veteranos se dio cuenta de que aquello no era normal y dio la voz de alarma. La aplicación del protocolo de epidemia peligrosa estuvo a punto en menos de dos horas, pero para entonces ya había 50 personas con neumonía en un Hospital completamente sobrepasado por la magnitud de los acontecimientos. Al caer la tarde el Hospital estaba militarizado y la ciudad de Lleida en estado de emergencia. Algunos de los soldados que se ocuparon de la contención en aquellas primera difíciles horas enfermaron a su vez, como se pudo comprobar, por la falta de precaución en el uso de las mascarillas. Aparentemente el aislamiento y un uso correcto de las mascarillas era suficiente para evitar la propagación de la enfermedad, pero los médicos civiles y militares especializados en enfermedades altamente contagiosas y peligrosas llevaban protección integral, con mono aislante y sistema autónomo de respiración. No había para menos: el 95% de los pacientes morían en un plazo máximo de 48 horas desde los primeros síntomas. Fuera lo que fuera eso, era la enfermedad más peligrosa y letal a la que hacía frente la Humanidad desde la Peste Negra.

                          ***********

El Comandante Javier Pérez, médico militar de la máxima graduación en el dispositivo, estaba reunido en el centro de control que habían improvisado en una pequeña carpa lateral. Le rodeaban algunos de los mejores especialistas del país, civiles y militares, en enfermedades contagiosas y del sistema respiratorio, la mayoría de ellos con un amplio bagage en medicina interna, cardiología y otras muchas especialidades. Los primeros análisis de los pacientes vivos y las necropsias no dejaban lugar a muchas dudas sobre la naturaleza de la amenaza a la que hacían frente: se trataba de una nueva especie de neumococo, una especialmente contagiosa y letal. Pero había algo peor: el condenado bicho no respondía a los antibióticos usuales.

- Es un MARSA - terminaba su presentación un reputado neumólogo madrileño - con un amplio espectro de resistencias que cubre la práctica totalidad de los antibióticos comunes y la mayoría de los antibióticos hospitalarios. Sin embargo, está respondiendo bien al... - aquí el especialista usó el nombre comercial en vez del del principio activo. El Comandante Pérez pensó que seguramente el laboratorio que comercializaba ese antibiótico de nueva generación le estaría pagando un par de congresos y quién sabe si las vacaciones a la eminencia que ahora lo presentaba. Interrumpió secamente al orador en ese punto.

- ¿Porcentaje de recuperación? - espetó

- Bueno, el 10% de los pacientes tratados se recuperan plenamente en dos-tres días - su voz temblaba ligeramente.

- ¿Tamaño muestral? - la voz del Comandante era gélida

- Ehh... bueno, sólo hay 200 personas hospitalizadas ahora mismo, y el tratamiento se ha aplicado a 50 personas... - el gran especialista ya no parecía tan seguro de sí mismo.

- ... y se han salvado 5, es decir, sólo 2 ó 3 más de las que lo hubieran hecho sin su maravilloso mejunje. La muestra es excesivamente pequeña, sus resultados no son significativos - el Comandante había ido elevando la voz a medida que hablaba - En definitiva, que no tiene Vd. una mierda. Señor, aquí no estamos para perder el tiempo - hizo una pausa, para retomar hiriente - ni para ganarnos unas vacaciones en Cancún.

- ¡Comandante, me ofende Vd.! - dijo airado el especialista.

- Sr. González Mejía - la voz del Comandante era más gélida que nunca - tengo poder y potestad para ponerle a Vd. bajo arresto militar si así lo considero conveniente, y no dudaré en hacerlo si no hace el  favor de cerrar su puñetero PowerPoint y volver a su sitio - su dedo índice, señalando la silla que antes ocupara el doctor González Mejía, parecía una fusta para espolear caballos.

El Dr. González Mejía abrió la boca como para decir algo, probablemente para protestar por el uso del "Señor" en vez del "Doctor"  -una muestra de desconsideración imperdonable por parte del Comandante - pero se dio cuenta de que el Comandante lo había hecho intencionalmente y que en realidad ya había agotado su paciencia. Aún titubeó delante de su silla vacía, pensando si aguantar la humillación y sentarse o manifestar su rechazo a los modos del Comandante y largarse. Había dos policías militares en la puerta de la carpa. Se sentó.

El Comandante Pérez estaba furioso. Furioso con el despliegue de colores de los pavos reales de la medicina nacional, sí, pero furioso porque la situación se le estaba yendo de las manos. Habían pasado 5 días: 1000 ingresos, 947 fallecimientos. Y la epidemia había comenzado a propagarse fuera de la ciudad de Lleida. Pronto se tendría que decretar el estado de emergencia a toda la provincia, y a él le relevarían por un oficial de mayor graduación aunque probablemente menos experiencia médica. Al menos, le dejarían seguir al frente del equipo médico - o eso esperaba.

- ¿Nadie tiene algo mejor? - la voz del Comandante tronó - ¿Nadie sabe qué hacer para parar esto?

El Comandante se dio la vuelta y miró a la pantalla de proyección, ahora en blanco. No tenían armas con las que luchar, y eran la última línea de defensa antes de la derrota final. Del Apocalipsis...



- Comandante - una voz joven carraspeó - nosotros tenemos algunos resultados alentadores in vitro.

El Comandante se volvió hacia la voz. Era un hombre de unos treintaitantos, con barba bien arreglada y con gafas. Hipsters, les dicen ahora a éstos, si no fuera por la bata blanca que lleva. Le sonaba su cara: era una joven promesa de un hospital universitario de Galicia, le parecía.

- Te escucho, hijo, pero te lo advierto: no me hagas perder el tiempo.

- Hemos usado una combinación de antibióticos convencionales junto con un inhibidor de la actividad encimática. Con la solución conseguimos casi una eliminación del 100% in vitro. Hemos empezado ya las pruebas con organismos modelo, ratas, y la eficacia por administración endovenosa es del 85%. Queríamos pedir permiso para hacer ya ensayos clínicos con pacientes humanos, dada la urgencia de la situación...

- Nada de ensayos. Ponedles ese preparado a los que estén más críticos.

- Pero, señor, no estamos seguros de las posibles reacciones adversas, el inhibidor encimático...

- Es igual. Tratamiento compasivo. No tenemos tiempo. Es un tiro a la desesperada, pero tenemos que hacerlo.


Nadie se atrevió a replicar. El Comandante sabía que muchos de ellos (González Mejía, el primero) explicarían con pelos y señales a la prensa que la culpa era del Comandante Javier Pérez si al final todo salía mal. Y qué más daba: igualmente lo harían, independientemente de sus medidas. Lo importante es que ahí fuera la gente moría como chinches. Era una guerra por ganar, y él era militar.


                           ***********

El Comandante Pérez se levantó de buen humor aquella mañana. Afeitado impecable, una buena ducha (los obreros se duchan por la noche, los cuadros lo hacen por la mañana, pensó, recordando sus días de campamento) y un buen café para comenzar el día. El medicamento preparado por el doctor Solana (la joven promesa gallega) había resultado ser bastante eficaz: la mortandad había bajado del 95% al 30%, y prácticamente al 0% si se cogía la neumonía en sus primeros estadios. Ciertamente había habido reacciones adversas, en un par de casos con resultado de muerte, pero se trataba de pacientes con muy mal estado de salud de base, y en el resto los problemas no pasaban de ser molestias pasajeras que se pasaban al cabo de un par de días.

Pero lo mejor es que hacía 3 días que no se registraba ningún caso nuevo. Los comerciantes y los políticos presionaban para que se levantara el estado de emergencia, pero el Comandante no lo solicitaría al Gobierno hasta que hubiera pasado una semana sin casos nuevos, "¿o es que quiere Vd. asumir la responsabilidad de nuevas muertes?", le espetó al alcalde; éste calló, como también lo hizo toda la comitiva que había venido el día anterior al campamento militar. Insensatos: cantan victoria tras sólo dos días. Ciertamente la incubación de la super-neumonía (como la llamaban en los diarios) era muy rápida; en menos de 12 horas desde el contacto se desarrollaban los primeros síntomas, y sin tratamiento la muerte sobrevenía antes de 48 horas desde el contacto inicial. Realmente esta bacteria es de lo más cabrón que se había encontrado en su vida de médico militar, y eso que había estado en el África central... "En fin", pensó, "esperemos una semanita y después recogemos los bártulos y le dejamos el campo libre a los epidemiólogos".

Porque ahí radicaba el quiz de la cuestión. De dónde había surgido la super-bacteria. No había ningún foco evidente. El primer caso registrado (el que mató a Jordi y a Jose) precedió de muy pocas horas a medio centenar de casos más desperdigados por toda la ciudad. No era como si la gente hubiera acudido a un centro de dispensación de la super-neumonía, no. No había un patrón espacial claro: la gente que se había infectado durante las primeras horas del brote vivían en sitios distantes de la ciudad, no tenían relación entre ellas y no habían acudido a los mismos sitios en las 24 horas precedentes. Eso hizo pensar al principio que, dado lo contagioso de la enfermedad, la propagación había sido entre los pacientes de la primera oleada, pero después se comprobó que los pacientes no eran infecciosos durante el período ventana de 12 horas en el que se desarrollaba la enfermedad. No tenía ningún sentido. Era como si el caso 0 se hubiera movido a toda velocidad por toda la ciudad, salvo por las zonas peatonales. Y después de tal carrera, ¿qué? ¿Por qué no había ido al hospital, si seguramente se debía encontrar horriblemente mal? ¿Estaría muerto en alguna cuneta?

Había una posibilidad inquietante, y es que quizá el caso 0 era portador pero no desarrollaba la enfermedad, y seguiría infectando a aquella gente con la que tratase. El estado de emergencia le habría confinado en su casa, pero cuando éste cesase volvería a salir, a sembrar la muerte por la ciudad y quién sabe si esta vez el brote llegaría a Barcelona, a Madrid, a París, a Nueva York... Peor aún. ¿Y si se trataba de un bioterrorista? ¿Y si lo de Lleida era un ensayo para algo peor?

Calma, Javier, calma. Las cosas estaban tranquilas después de 3 días y la situación está bajo control; incluso, ya hemos desarrollado un fármaco eficaz, con lo que estamos preparados para la siguiente batalla, si es que se trata de un ataque. En ese sentido, el Comandante podía estar orgulloso: se había ganado los galones luchando contra un enemigo implacable e invisible. Pero aún falta cumplir con un último deber: encontrar su refugio, la última trinchera, y exterminarlo si aún su portador, el caso 0, no estaba muerto.

En Madrid y en el extranjero se tomaban el asunto bastante en serio, aunque con discreción. Por eso, al acabar la primera semana el Centro Nacional de Epidemiología envió un equipo con sus mejores expertos, al que progresivamente se fueron incorporando los mejores especialistas que la OMS fue reuniendo. Ahora el siguiente frente era encontrar el origen de la infección.
  
Dos días más tarde el Comandante no estaba de tan buen humor. El Gobierno acababa de levantar el estado de emergencia. Aún no se habían cumplido dos semanas después del estallido del brote epidémico, pero hacía 5 días que no llegaba ningún paciente nuevo. El equipo médico estaba horrorizado, los epidemiólogos estaban escandalizados, pero no había nada que hacer. Los negocios tenían que continuar y cada día cerrados eran millones de euros menos de ingresos. Con la rampante crisis económica era imposible asumir más pérdidas económicas. Así que el Gobierno levantó el estado de emergencia un domingo por la tarde, y los negocios abrieron el lunes por la mañana. La nueva oleada de casos de neumonía llegó el lunes por la noche.

Pero esta vez algo era diferente. Ningún caso provenía de la ciudad de Lleida.

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Artur y Luis eran dos de los epidemiólogos con más experiencia en el Centro Nacional de Epidemiología. Hacía más de 20 años que se conocían y les gustaba trabajar juntos. Artur era minucioso y apasionado de su trabajo, en tanto que Luis era práctico y expeditivo. Formaban un buen equipo, aunque Artur deploraba a veces el excesivo arribismo de su amigo. Pero lo cierto es que había buena sintonía entre ambos y entre los dos había llevado a cabo muy buenos estudios, sin más ayuda exterior. Claro que en este caso se trataba de un asunto urgente y una cuestión de Estado; así se lo dejó claro el director del CNE antes de salir de Madrid. Urgente y cuestión de Estado: mala combinación.

Luis era de Albacete y por tanto no conocía demasiado el terreno por donde se movían, pero Artur era de Barcelona y su familia materna era de un pueblo de Lleida, así que se conocía bastante bien la ciudad y las comarcas que la rodeaban. Quizá por eso él vio inmediatamente un patrón, una regularidad al leer la lista de  los infectados de la segunda oleada. Mientras los demás miraban profesiones, lugares de trabajo y demás el se fijó en la lista de pueblos de procedencia: Térmens, Balaguer, Camarassa, Tremp, La Pobla de Segur,... y dijo sin dudar.

- Es la C-13.

- ¿Qué quieres decir? - le preguntó Luis.

- Toda esta gente vive alrededor de la carretera C-13. Es la vía más rápida para ir desde Lleida hasta Tremp y la Puebla - dijo Artur de forma desapasionada

- Y por tanto la vía más rápida para bajar hasta Lleida e infectarse - el tono de Luis era un poco burlón, aunque sabía que su amigo habría pensado en eso - Tu observación no es desdeñable, sin embargo; quizá toda esta gente o sus familiares directos convergieron en un único punto de Lleida donde se localiza el foco.

- Si miras la lista de infectados - prosiguió Artur con voz calmada- verás que hay muchos jubilados que hace años que no se mueven de su pueblo. Y de éstos la mayoría desarrollaron la enfermedad durante las 12 horas ventana en las que nadie de su familia les pudo infectar. No, no vinieron a buscar la infección a Lleida. La infección les vino a buscar a ellos a sus casas. A las de todos. La muerte circuló por la C-13.

                          ***********


La extraña vía de propagación de la enfermedad fue, justamente, la clave para resolver el misterio. Casi todas las personas infectadas habían recibido la visita de un comercial de una conocida marca de calderas de gasoil (el último invierno había sido muy frío y la gente se planteaba pasarse de la leña al gasoil). Comparando con los datos de la primera oleada, resultó que más de la mitad de las víctimas de la primera semana habían recibido la visita del mismo comercial. Habían encontrado al paciente 0.

Un equipo de contención de enfermedades se desplazó al domicilio del comercial Pere Alierta. Era una casa unifamliar en el extrarradio; el sujeto tenía poco contacto con su vecindario y eso explicaría por qué el estado de emergencia había conseguido la contención del brote. Si Pere Alierta era resistente a la bacteria, con su sangre se podría hacer una vacuna y se podría investigar mejor y más rápidamente los mecanismos de la fulgurante propagación del microbio dentro del organismo humano.

Llamaron a la puerta pero nadie abrió. No había tiempo de buscar una orden judicial y el Comandante Pérez, bajo su exclusiva responsabilidad (no se había decretado aún el nuevo estado de emergencia; el Gobierno titubeaba dada la nueva distribución espacial de afectados) autorizó que derribaran la puerta. El equipo de contención irrumpió en el apartamento y se encontró con el comercial, que les miraba con ojos suplicantes, agonizante. El hombre vivía solo, y no había tenido fuerzas ni para marcar el 112.

Murió tres horas más tarde. La autopsia confirmó que se había infectado a principios del lunes, y no antes. Nada en su organismo hacía pensar que fuera más resistente a la bacteria. Habían seguido una pista falsa.


                           ***********

- Un pista falsa. Ya lo ves, Artur. Tu idea era buena, pero era una pista falsa - remachó, casi burlonamente, Luis.

- No puede ser. Los patrones coinciden, el perfil de probabilidad es casi perfecto. Si no es él tiene que ser alguien que viaje con él.

- Él viajaba sólo; los comerciales nunca van acompañados. Además, la empresa está atravesando dificultades económicas importantes: mira qué birria de coche que tiene - señaló a un destartalado utilitario, de unos 20 años, que tenía aparcado en la entrada - este hombre tenía que multiplicarse y cubrir un área muy grande. Todo es mera coincidencia.

Artur no respondía. Pensaba.

- Seguro que se retrasaba con el pago de la hipoteca - prosiguió Luis, mirando a la casa: no era gran cosa, tampoco merecía la pena; el banco no se haría rico con esta operación.

Artur hacía rato que no le oía. Se movía frenético por la casa, rebuscando cajones, abriendo la nevera - vacía. Estaba ahí, pero dónde, dónde, dónde...

- Admítelo - Luis le detuvo - este hombre se infectó en otro sitio, en Lleida. Aún no hemos encontrado el caso 0. No hay compañero infectado. Su única compañía es esa birria de coche diésel.

La mirada de Artur se fijó, por primera vez, en el coche. Y lo vio.

- ¡Eso es, Luis! ¡Eso es! - gritó, eufórico.

- El qué, el qué, el qué - dijo en voz cada vez más alta Luis, pero Artur no le oía. Usando un bastoncillo y con sumo cuidado extrajo una especie de gelatina blanca que colgaba del tubo de escape y la introdujo en un frasco.

- Vámonos cagando leches al laboratorio - dijo Artur - si tengo razón hemos encontrado a nuestro caso 0.

- ¿Qué dices? ¿Quién es esa persona? 

- Quién no - Artur aceleraba por las calles de Lleida- Qué.

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El análisis de laboratorio confirmó la sospecha de Artur. La gelatina había sido creada por una colonia del super-neumococo. Cuando desguazaron con sumo cuidado el coche, encontraron que todo él estaba infestado de la bacteria. El coche necesitaba un buen repaso, pero, como era un diésel antiguo - seguramente de segunda mano - a pesar de los grumos de gelatina orgánica que flotaban en el combustible el motor era capaz de quemar e ir tirando. Una parte nada despreciable del diésel salía sin quemar por el tubo de escape, y la bacteria, milagrosamente, era capaz de resistir a la cámara de combustión. Un neumococo vaporizado en el aire junto con el humo de la combustión: mala combinación.

El momento en que más bacterias eran vaporizadas en el aire era al arrancar; el coche lanzaba un humo negro y letal que apestaba a las pobres personas que, por educación, habían acompañado al comercial hasta la puerta. Por eso las personas que vivían en pisos no se habían infectado. Por desgracia, algunos transeúntes se había visto expuestos a los gases del coche, ampliando así el círculo de muerte. El propio Pere Alierta había tenido la suerte de no infectarse hasta aquel fatídico lunes; quizá dejó el coche en marcha, quizá lo metió en un garaje, quizá se agachó a mirar algo en el tubo de escape...

Luis acababa su explicación delante del Comandante y del Ministro de Sanidad, desplazado a Lleida para la ocasión - y para las cámaras de los fotógrafos. Habían quedado que sería Luis, como siempre, el que haría la presentación pública - Artur era un poco torpe en contextos como aquél, "tan oficial", y sacaba de sopetón cuestiones inconvenientes. La presentación iba como la seda. El Ministro sacaba pecho: un médico español había encontrado el remedio en tiempo récord - suerte que aún no había terminado su contrato Ramón y Cajal-, dos especialistas españoles habían identificado el foco inicial, que encima era completamente inusual... Los sistemas de ciencia y salud españoles eran de los mejores del mundo.

- Cómo se ha formado el super-neumococo - proseguía Luis - es todavía un misterio, aunque relativo. Las estaciones de servicio se ven obligadas a utilizar muchos biocidas - antibióticos, en realidad-  para evitar la proliferación bacteriana en sus depósitos. Como bien saben, de vez en cuando tienen que alternar los diferentes biocidas porque, de tanto usarlos, las bacterias de los depósitos se vuelven resistentes. Si no se incorporase biodiésel al carburante esto no pasaría, pero actualmente por ley el 7% de la mezcla en Europa y el 15% en los EE.UU. tiene que ser biodiésel. Así que en su gasolinera se está librando continuamente una lucha por mantener la infección del combustible a raya. Infección debida a microorganismos que afectan a los humanos y que ahora afectan a las máquinas porque les damos alimento de humanos (el biodiésel se deriva de grasas vegetales) - la última frase se la había escrito Artur, como todas las anteriores, y la leyó casi sin darse cuenta, bajando la voz al final. El Ministro torció el gesto. "Maldita sea, Artur, me la has jugado, ya tuviste que colar una impertinencia".  Artur esbozó una media sonrisa irónica, adivinando el pensamiento de su amigo.
 
- Pero - prosiguió, prestando más atención a lo siguiente que iba a leer en las notas de la presentación-  como las máquinas no tienen sistema inmunitario, se las tiene que ir medicando a ciegas y no son capaces de eliminar los residuos orgánicos en su interior. Sólo es cuestión de tiempo que, a fuerza de combinar antibióticos, una cepa sea lo suficientemente resistente a todos. Teóricamente tras varias decenas de generaciones (lo que representa entre días y semanas, en el caso de una bacteria) la bacteria ha evolucionado tanto que pierde la capacidad de infectar seres humanos. Sin embargo, algún proceso de recombinación entre bacterias, ya en el depósito de la estación de servicio, ya en un coche, podría dar lugar a una superbacteria. Poco probable, ínfimamente probable en realidad; pero estamos repitiendo este experimento miles, quizá millones de veces, a escala mundial. Si tal eslabón evolutivo es posible, es cuestión de tiempo que se acabe produciendo. Es lo que ha pasado aquí. Lo sucedido, trágico y terrible como ha sido, ha demostrado que los sistemas de respuesta y alerta sanitaria españoles funcionan y son eficaces. Por otro lado, esta tragedia revoluciona nuestra concepción de las enfermedades infecciosas y abre una nueva vía para la investigación en enfermedades infecciosas y la biotecnología, disciplinas en las que España es un país puntero..." La presentación de Luis seguía ya con sus propias notas, y el Ministro sonreía, ufano. Era el momento para que Artur saliera afuera, a tomar aire.



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- Esto es como una zoonosis - decretó Luis - pero en vez de animales como vectores de la transmisión tenemos máquinas.

- Una mecanonosis - musitó Artur, de mala gana pero inconscientemente siguiendo la broma a su compañero.

- ¡Exacto! ¡Una mecanonosis! - euforia de Luis - por fin hemos encontrado el término para acabar el informe.

El informe, pensó Artur. El dichoso informe. Más de 10.000 personas muertas en tres frenéticas semanas y lo único que le importaba a Luis era el puto informe. Como mínimo a Artur le quedaba el consuelo de que habían parado la epidemia antes de que se propagase de manera explosiva por todo el país, quién sabe si por todo el continente o por todo el mundo. Sintió un escalofrío. La casualidad había querido que la bacteria fuera muy rápida en causar la muerte. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido igualmente letal pero su período de incubación y desarrollo de síntomas hasta la muerte hubiera sido más lento, pongamos una o dos semanas? En ese período de tiempo prácticamente todo el mundo podría haberse infectado. Sacudió la cabeza. Mejor no pensarlo.

- Hay que clausurar inmediatamente todas las gasolineras para hacer análisis e inspecciones - dijo al fin - y seguramente los de arriba tendrán que plantearse prohibir el uso de biocombustibles... - lo último lo dijo con media mueca, casi un rictus- ...hay demasiado dinero en juego, seguro que buscarán alguna excusa para no hacerlo...

- ¡Mejor para nosotros! - dijo Luis, cada vez más eufórico, delante de la mirada atónita de Artur - ¡ahora tendremos trabajo a espuertas! ¿Te das cuenta, Artur? Miles de gasolineras por revisar, centenares de miles de análisis por realizar. Tendrán que darnos proyectos, becarios, aparatos... ¡dinero, Artur, dinero! Esta epidemia nos va a permitir volver a la primera división de la investigación microbiológica.

Artur tenía la opción de darle un puñetazo en la cara a su amigo o la de irse a vomitar al baño. Escogió la segunda.


Antonio Turiel
Figueres, 27 de Mayo de 2013

jueves, 23 de mayo de 2013

Cinismo en la era del declive



Queridos lectores,

Es moneda común, desde hace muchos años, que las declaraciones públicas de diversos organismos internacionales e instituciones públicas con respecto a un posible escenario de escasez de energía sean desdeñosas. En muchos casos tal actitud refleja una ignorancia de algunos aspectos técnicos asociados a la llegada del peak oil, lo cual no es de extrañar ya que quienes rigen estos organismos suelen ser economistas, y ya sabemos por qué los economistas no entienden el Oil Crash (ni tampoco el problema específico que plantea la disminución de la TRE). En otros casos tenemos auténticos matones, expertos en fabricar la duda con fines completamente espurios (generalmente favorecer la liberalización administrativa y continuar con la fiesta como si nada pasase). En algunos casos, sin embargo, se encuentra tal oposición en medios gubernamentales, que se basan en una confusión de conceptos favorecida por aquellos organismos que tienen como función asesorarlos en materia de seguridad energética. El por qué estos organismos asesores actúan de esta manera es difícil de saber. Puede que tengan miedo de las consecuencias de hablar claramente, puede que a sus responsables se les impongan directrices políticas de no reconocer la verdad... Sea como fuere, el hecho es que ahora que el ocaso del petróleo ya está aquí estoy observando un incremento de declaraciones cada vez más estentóreas por parte de diversos responsables, sin que en realidad haya argumentos nuevos para negar que los recursos del mundo sean finitos y, lo que es más grave, que la oferta posible de los mismo tiene sus limitaciones. Al margen de sus motivaciones, está claro que su actitud es bastante cínica.

El caso es que algunos lectores me han preguntado repetidamente en los últimos tiempos por algunas de esas declaraciones de abundancia energética que sólo se soportan sobre el papel, y dada la recurrencia e impacto de las mismas he pensado que sería buena idea compilarlas en un post; aunque, como verán, no hay realmente nada nuevo bajo el Sol. He aquí mi somera relación:

No hay problema con el petróleo; queda tanto como el que se ha extraído hasta ahora: Esta afirmación la hizo un responsable de CORES en una reciente conferencia en ESADE, en Barcelona. Lo divertido del caso es que la segunda afirmación es factualmente correcta. Efectivamente, si pensamos en petróleo crudo se ha consumido poco más de un billón (español) de barriles de petróleo y las reservas restantes estimadas se estiman en otro billón, aproximadamente. Sin embargo a alguien que trabaja en CORES es imposible que se le escape que el problema es la producción, y no las reservas. ¿De qué me sirve tener 100 millones de euros en el banco si sólo me dejan sacar 100 euros al mes? Justamente el problema es que la primera mitad de las reservas -la que era más fácil de acceder- la hemos sacado en una fase de producción creciente (cada año se sacaba más petróleo que el anterior) mientras que la segunda mitad -la de extracción más difícil- saldrá a un ritmo cada vez más lento (cada año se sacará menos que el año anterior). 



Por tanto, lo que pretende ser una afirmación optimista es en realidad una manera torticera de disfrazar la realidad; un argumento convincente para el no informado: mera propaganda.

El problema de la producción es meramente de inversión: Quien hace esta afirmación desconoce o finge desconocer qué es la Tasa de Retorno Energético (TRE) y las implicaciones que tiene. Porque la cuestión no es si es técnicamente posible extraer todo ese petróleo que hay en el subsuelo, sino si podemos extraerlo de forma rentable. Para el economista, que sólo ve el dinero, es meramente cuestión de mejorar las técnicas extractivas y con la suficiente inversión se podrá hacer. Sin embargo, la clave es la rentabilidad energética, la cual evoluciona lentamente y en realidad tiene tendencia a disminuir a pesar de las mejoras tecnológicas. Y si el negocio no es rentable energéticamente es imposible que lo sea económicamente.

Las reservas estratégicas de petróleo de los EE.UU. están en máximos de los últimos 5 años. ¿Peak oil? Perdonen que me ría: Este comentario, prácticamente literalmente, se lo leí hace semanas a un conocido gestor de fondos. Esta persona en concreto suele insistir sobre el tamaño de las reservas estratégicas de los EE.UU., cuando difícilmente se puede encontrar un peor termómetro de la situación del petróleo. Para empezar, expliquemos qué son las reservas estratégicas de un país. Se trata petróleo almacenado en grandes tanques en ubicaciones clave, y cuyo objeto es garantizar la continuidad del suministro a servicios y sectores clave en caso de una interrupción del suministro de petróleo. Se crearon en los años 70 justamente para amortiguar los efectos asociados a las interrupciones de aquella época (embargo árabe, guerra de Irak-Irán). Todos los países de la OCDE y algunos que no pertenecen a esta organización tienen las suyas. Por ley, tienen que cubrir al menos 60 días de consumo o 60 días de las importaciones típicas en esa época del año, la que sea mayor de estas dos cifras. Dado este mandato legal, lo habitual es que estas reservas se mueven alrededor de ese guarismo, 60 días (el petróleo entra y sale continuamente de estas instalaciones porque una vez extraído se degrada en contacto con el aire y por tanto no se puede dejar almacenado sin más). Así pues, estas reservas estratégicas varían poco, y si acaso tienden a disminuir al ir cayendo el consumo del país. En cada momento del año la variación del volumen de reservas estratégicas con respecto a la media de los 5 años precedentes en la misma fecha son insignificantes en porcentaje, siendo mucho más importantes las variaciones a lo largo del año (puesto que no se consume lo mismo en invierno o verano que en primavera o otoño). Y en todo caso, cómo varía esta cantidad no nos dice nada sobre la evolución futura de la producción, sino sobre los patrones actuales de consumo de los EE.UU.

En la misma línea, aparte de las reservas estratégicas la propia industria guarda petróleo para que le sirva de colchón en caso de contingencias comunes (un petrolero que se retrasa, una avería en un oleoducto...). Este colchón es, en el caso de los EE.UU., de unos 30 días, sin que exista un mandato concreto acerca de su tamaño. Sus variaciones porcentuales son más rápidas que las de las reservas estratégicas debido a que responden más a las previsiones que la industria hace sobre el mercado. En los EE.UU. durante los últimos meses estas reservas han tocado máximos de 5 años aunque ahora están cayendo cerca de los valores medios. Como antes, este indicador tampoco es significativo acerca de la producción (por más que el homo economicus pretenda que la producción responde a los cambios en demanda que se reflejan en estas gráficas - absoluta falacia que se desmonta viendo la actual inelasticidad en la producción de petróleo, sobre la que ya hablamos).


En EE.UU. se está viviendo durante los últimos 5 años un boom de gas natural gracias a la producción de gas de esquisto, que es el combustible del futuro: Parece mentira que, con la abundancia de datos disponibles, se sigan diciendo estas tonterías. Al margen de que la producción de gas de esquisto es, simplemente, ruinosa desde un punto de vista económico, yo no veo ningún boom de gas natural en los EE.UU. Claro que eso depende de a qué llama uno "boom".

Veamos cómo ha evolucionado el consumo de gas natural en los EE.UU.  (datos de la Energy Information Administration):




La gráfica nos enseña los consumos agregados de gas durante los 12 meses precedentes. Fíjense que, si bien el consumo de gas remonta algo desde 2005, en 2009 aún estaba por debajo de los niveles del año 2000. Sólo de 2010 a 2012 el consumo llega a subir a un ritmo significativo, de aproximadamente un billón de pies cúbicos de consumo adicional al año. Es tan pequeño que cuesta hablar de boom: sería de aproximadamente 1 billón de pies cúbicos en tres años, es decir, de menos de un 1,5% anual si lo miramos desde 2010, y del 0,3% si lo miramos desde 2000. En fin, que nuestros comentaristas están exagerando la importancia del crecimiento del consumo.

Exageraciones varias sobre el futuro de la producción de petróleo en los EE.UU.: Ésta fue otra de las afirmaciones del responsable de CORES en ESADE. Seguramente Vd. ha leído que los EE.UU. serán el primer productor de petróleo del mundo hacia 2020 y exportará petróleo a partir de 2035; en algunos sitios, haciendo la ola a tan rocambolescas afirmaciones, llegan a afirmar que exportará petróleo el año que viene - en realidad EE.UU. comercia con petróleo de diversos tipos y procedencias, y con la disminución de calidades de los petróleos disponibles y los problemas con las refinerías (que también discutimos aquí) se pretende exportar excedentes de petróleo pesado hacia otros sitios donde se pueda refinar, aunque se mantengan o incluso aumenten las importaciones de otros tipos de petróleo. 

Todas las exageraciones que circulan actualmente sobre el futuro energético de los EE.UU. se basan en afirmaciones o informes de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que hizo el pasado Noviembre en su informe anual y hace poco ha renovado con motivo de su informe semestral. Sin embargo, del dicho al hecho media un gran trecho (pueden leer la traducción de un excelente post de Matthieu Auzanneau sobre este tema en este mismo blog). Cuando analizamos el último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía destacábamos esta gráfica



La gráfica muestra cómo evolucionarán las importaciones de petróleo en los EE.UU. (curva azul inferior) de acuerdo con el escenario central que maneja la AIE. Como ven, incluso en 2035 EE.UU. seguiría importando más de 3 Mb/d (sobre los más 18 Mb/d que consumen los EE.UU. ahora mismo), pero aquí la AIE hace un divertido maquillaje contable. Según la AIE, EE.UU. será autosuficiente de manera neta porque los excedentes del gas natural que producirá equivaldrán a los faltantes de petróleo. Poco importa que a igualdad de contenido energético el petróleo valga más del doble que el gas natural y que posiblemente no tengan suficiente mercado para su gas: este salto al vacío sirve para crear una narrativa estimulante. Con todo, lo verdaderamente grave de esa gráfica (como comentamos en su día) es que se asume como una hipótesis natural que los EE.UU. reducirán su demanda exterior (lo que en la gráfica llaman "Demand-side efficiency") en 4 Mb/d, es decir, en más de un 20% del su consumo actual. Tomando el conjunto del consumo de petróleo, la AIE prevé un descenso del consumo de petróleo en los EE.UU. del 31%, lo cual es bastante grave si se tiene en cuenta que grandes caídas del consumo,  y no tan importantes, sólo se han visto acompañadas de una recesión económica profunda. Ciertamente, si la industria de EE.UU. se hunde el país puede acabar por exportar petróleo, pero no estoy muy seguro de que eso sea una buena noticia... Como tampoco lo es, en realidad, que EE.UU. pudiera llegar a ser el primer productor de petróleo del mundo antes de 2020, ya que lo sería con una marca similar a la actual de Arabia Saudita y Rusia, y si EE.UU. ocupase el primer lugar sería por el declive de esos dos países. En suma, que se maquillan como buenas noticias lo que en realidad son noticias horribles, en la máxima expresión del cinismo.

Sin duda los lectores identificarán ahora o en los próximos meses informaciones del mismo jaez. Si quieren saber qué hay de cierto y qué de exageración en una promesa de abundancia energética, mi recomendación es que busquen los datos originales en los que se basan las declaraciones originales (en la prensa, particularmente española, las noticias llegan a veces muy desvirtuadas por una cierta dejadez o falta de rigor de algunos periodistas, que no comprueban los datos originales). Y una vez con los datos en la mano, tiren de calculadora, y comparen los datos: si hablamos de nuevas reservas de petróleo, compárenlas con el consumo del planeta (90 Mb/d), a ver si son tan grandes; si hablamos de mejoras presuntamente fundamentales verifiquen si al final no tienen más que un impacto marginal en el consumo o producción de tal país; si se habla de tal tecnología revolucionaria, verifiquen si ésta ya está en fase comercial o si sólo hablamos de prototipos o, peor, experimentos aún en el laboratorio; etc. En muchos casos sin gran esfuerzo verán cómo se abusa del anumerismo del lector. Lo cual es preocupante en el caso de un periodista, y es prácticamente una traición a los intereses generales en el caso de los gestores públicos. Y es que en algunas circunstancias tanto cinismo no es disculpable.


Salu2,
AMT