viernes, 26 de diciembre de 2025

The Oil Crash: Año 20


Queridos lectores: 

Como cada año, llegamos a ese momento en el que hacemos un resumen de los eventos más importantes que han marcado su devenir, principalmente desde el punto de vista de la crisis de sostenibilidad en la que estamos inmersos, sin descuidar cada uno de sus aspectos: ambientales, de recursos y sociales. Y este año ha venido especialmente cargado de eventos, por desgracia, por todos los frentes.

- La presidencia de Trump: La nueva entrada de Donald Trump en la presidencia de los EE.UU. ha sido de todo menos plácida. La mayoría de las medidas que ha tomado, tanto el frente interior como el exterior, son violaciones claras y sistemáticas de leyes nacionales e internacionales que buscan proteger derechos básicos. En el frente interior, destaca la actuación represiva y con nulo respeto a los derechos humanos de los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (los infaustos ICE) y la toma de medidas personales dirigidas a individuos concretos como represalia por sus acciones en favor de los derechos humanos, como es el caso de la relatora especial de Naciones Unidas para Palestina, Francesca Albanese, aparte de otras medidas más bizarras como declarar Antifa organización terrorista (cuando es solo una etiqueta genérica, no una organización) y en general la violencia verbal contra sus oponentes políticos o simplemente periodistas, buscando la intimidación siempre. Enturbian aún más la situación doméstica los actos de violencia política (como el asesinato de Charlie Kirk) o la turbia historia con los archivos de Jeffrey Epstein. Mientras tanto, en el frente exterior la política del Sr. Trump ha sido todavía más destructiva: aranceles (que propone o quita en función de la capacidad de coacción del otro, especialmente ridícula la actuación de los EE.UU. con los aranceles a China), afán expansionista (ahí tenemos las declaraciones de Trump diciendo que necesitan Groenlandia o que el petróleo de Venezuela es suyo) y en general un alto grado de injerencia geopolítica, con resultados que van a acabar siendo desastrosos: ahí está el plan de paz para Ucrania que es de facto un plan de rendición incondicional y de sometimiento al capital americano, su plan de reconstrucción de Gaza que pasa por consumar la actual limpieza étnica y crear un resort para ricos, la guerra de (aún) baja intensidad contra Venezuela incluyendo la incautación de petroleros, y ahora el bombardeo de posiciones en Nigeria  (de repente los EE.UU. se han dado cuenta de que en el principal productor de petróleo de África se mata a cristianos). En resumen, un desastre total... y aún no lleva ni un año.

- El reagrupamiento geopolítico: Mientras los EE.UU. intentan reforzar su papel como amos del mundo, los BRICS no se han estado quietos y avanzan en su consolidación como contrapoder global. La enorme torpeza de los EE.UU. ha favorecido un mayor acercamiento entre dos rivales regionales tradicionales, como son Rusia y China, los cuales están estrechando cada vez más sus lazos comerciales y haciendo más fuerte su unión. En particular, Rusia exporta cada vez más gas natural hacia China y más petróleo hacia la India, y con la consolidación de estas rutas comerciales la importancia de Europa como cliente se va debilitando a marchas forzadas. El hecho es que Rusia no volverá ya nunca a ser un suministrador tan importante de Europa: ha diversificado su mercado, lo cual le dota de resiliencia y disminuye la capacidad de coacción de Occidente. El problema es más bien para Europa, ya que que, ¿de dónde va a conseguir ahora energía barata? Por si fuera poco, los BRICS están consolidando su sistema de intercambios bancarios y cada vez se están usando más sus propias monedas, como los rublos y los yuanes, para los intercambios de materias primas, debilitando así el papel del dólar como divisa de reserva. Quizá los EE.UU. han entendido que ya no van a poder imponer su moneda al resto del mundo, y que su "privilegio exorbitante" está llegando a su fin: de ahí los aranceles y de ahí su prisa por forzar su propia reindustrialización. El problema es dónde queda Europa en todo esto. 

 

- El hundimiento de Europa: Europa se está quedando sin escapatoria. Abandonada por los EE.UU. en una guerra imposible de ganar en Ucrania, carente de energía barata para poder mantener su industria (el gráfico que acompaña estas líneas ilustra el hundimiento del sector industrial en Alemania desde 2017), con un modelo de transición energética que está fracasando por falta de tecnologías palanca capaces de producir una verdadera substitución energética... Europa no sabe a dónde va, porque en ningún momento ha contemplado la posibilidad de que su plan de transición y en general sus políticas no tuvieran una base técnica: el dominio de los tecnócratas formados en escuelas de negocios ha descuidado la comprensión de las leyes más básicas de las ciencias naturales, desde la Física a la Biología, pasando por la Geología y la Química. Nuestros líderes están desorientados y al tiempo se echan para atrás en la prohibición de coches con motor de combustión interna para 2035 pero siguen adelante con la idea del rearme mientras proponen 47 proyectos de minas para la extracción de minerales estratégicos en el todo el territorio de la UE. Mientras tanto, la intención de voto a los partidos de ultraderecha sube en toda la UE, como respuesta a la demostrada inoperancia de los desnortados partidos tradicionales. Europa no sabe a dónde va, Europa va a la deriva y probablemente se va a estrellar contra algo.

- La guerra de Ucrania: Un año más, y ya van casi tres, de guerra cruenta, de miles de vidas segadas, de ciudades destruidas, de poblaciones desplazadas... Este año, el ejército ruso ha decidido atacar masivamente la red eléctrica, así que en medio del crudo invierno ucraniano está faltando electricidad en la mayoría del país. Ucrania tiene problemas para seguir reclutando, en tanto que Rusia utiliza mercenarios de otros países afines y al mismo tiempo ha impulsado su propia industria armamentística. Las consecuencias de todo esto son claras, aunque sé que resulta de mal tono decirlo: la realidad es que la guerra se está perdiendo, el frente colapsa por diversos sitios y las fuerzas ucranianas ya no están en condiciones de evitar el avance de los rusos, solo de retardarlo. Europa no tiene un plan B, en tanto que los americanos ya están pensando en otras cosas...

- El genocidio en Palestina: Hace más de dos años que Israel comenzó una campaña de exterminio sistemático de la población palestina, sobre todo en la Franja de Gaza. Hay decenas de miles de muertos, posiblemente centenares. Naciones Unidas declaró la situación de hambruna, consecuencia de las política de bloqueo de acceso de alimentos y medicamentos a la Franja. Precisamente para intentar forzar ese bloqueo, varias flotillas han intentado llegar a la costa de Gaza, sin éxito, pero por lo menos han servido para aumentar la conciencia en el mundo occidental de la salvajada injustificable que está pasando en este rincón del mundo. En este momento, se supone que se ha iniciado una tregua y un proceso de paz, pero Israel sigue matando varias decenas de palestinos cada semana, y la vida en la Franja sigue siendo durísima. El exterminio sigue, solo que a otra intensidad; y por desgracia esta estrategia ha funcionado, ya que los medios de comunicación occidentales efectivamente han reducido la intensidad de su cobertura de esta tragedia.

- Año de incendios: el año 2025 se estrenó con unos incontrolables fuegos en California, que amenazaron zonas muy pobladas y que causaron la destrucción de unas 18.000 viviendas y la muerte de hasta 400 personas (las estadísticas son muy variadas por la disparidad en la consideración de la causa de muertes, por ejemplo por inhalación de humo). Después, y como se está convirtiendo en costumbre, una nueva oleada de fuegos en la Columbia Británica, en Canadá, con la destrucción de casi 900.000 hectáreas de bosque. Y en España el mes de agosto vio incendios de grandes proporciones en el noroeste y en particular en mi provincia natal, León, con 135.000 hectáreas quemadas tan solo en Castilla y León. La sensación de impotencia, el abandono, la indiferencia y que a pesar de la tragedia nada cambie, todo eso contribuye a que este episodio en particular sea una de las píldoras más amargas de tragar este año para mis paisanos.

- Eventos extremos: A pesar de que el calentamiento global sigue acelerándose, 2025 no ha sido un año pródigo en eventos extremos: ha habido, por supuesto (por ejemplo, la tempestad que inundó la localidad marroquí de Safi causando 37 muertes hace un par de semanas), acompañado de otros eventos inusuales como la nevada en Arabia Saudita o los 20 grados que se marcaron ayer en Islandia, por encima de la máxima habitual en junio. Pero afortunadamente este año no han sido pródigo en eventos extremos particularmente en España, y los que ha habido han tenido una extensión espacial y temporal limitada. A una escala mayor, la temporada de huracanes de 2025 ha cerrado con uno de los conteos más bajos de la historia reciente, aunque con huracanes más fuertes. La causa de que se formen menos tempestades posiblemente tiene mucho que ver con una atmósfera mucho más inestable y mayor cizalla horizontal, que inhibe la formación de procesos convectivos. Eso sí, cuando se forman son más violentos. Qué pasará a medida que la energía disponible sea mayor, siguiendo el proceso de calentamiento, es algo con lo que solo podemos especular, pero la intuición es que veremos eventos nunca antes vistos por su violencia.

- Protestas pro-Palestina en España: España es uno de los países de Europa donde ha habido mayor concienciación de lo que está pasando en Gaza y donde la población ha podido más abiertamente manifestar su repulsa contra esta aberración, particularmente con motivo de la Vuelta Ciclista y el repudio a la participación de un equipo israelí. Todo comenzó con 5 manifestantes que cortaron la carrera unos minutos en Figueres, la localidad que me ha adoptado; al día siguiente, fueron 10 en Olot, pero más de 100 se manifestaban en la calle; en pocos días, centenares de manifestantes abarrotaban las calles del País Vasco, luego Cantabria, luego Asturias, Galicia y para finalizar miles de personas impidieron el transcurso habitual en Madrid. Unas semanas más tarde, las protestas se generalizaron en toda España con motivo del apresamiento de la Global Sumud Flotilla. En el momento actual, España se ha retirado del concurso de Eurovisión, y es posible que haya algunos boicots adicionales a actividades deportivas donde participe Israel. Solo el tiempo dirá si estas protestas han llegado para quedarse.

 - Ascenso de la ultraderecha en toda Europa: En medio de la total inoperancia de los partidos tradicionales (incapaces de dar respuesta a los problemas más acuciantes de los ciudadanos, desde la carestía y escasez de la vivienda hasta la creciente precarización de los trabajos y el deterioro de los servicios públicos), las encuestas reflejan un apoyo creciente a los partidos de extrema derecha. Partidos que para nada cuestionan la inviabilidad económica del capitalismo, y que centran sus "soluciones" en la persecución del diferente, en la criminalización de los emigrantes y en su furibundo ataque a lo que suene vagamente a ecologista. El objetivo más o menos declarado es que para superar la actual crisis social y económica lo que hace falta es más capitalismo, no menos. Muchos de estos partidos cuentan con un buen respaldo financiero, y obviamente su programa político es del gusto de una parte de las élites económicas.

- Sobra petróleo...: Llegamos al final de 2025 con un precio del barril de petróleo más que moderado, en el entorno de los 60 dólares para el barril de Brent. No solo eso, la narrativa en el mercado es que está "inundado" y que va a sobrar petróleo durante años, y que nos esperemos precios de hasta 30 dólares el año que viene. Sin embargo, este discurso oculta algunos aspectos importantes. Uno de ellos, que tan importante como el incremento de oferta es la caída de la demanda, sobre todo en Alemania y otras naciones de Europa. Por otro lado, el incremento se basa de manera muy importante en el petróleo de fracking de los EE.UU., en lo que puede ser su canto del cisne. Pero además esta abundancia oculta carencias graves y sistemáticas, y en particular del tipo de petróleo necesario para producir diésel (del que, como sabemos, hay una carencia estructural desde hace años). No deja de ser significativo que a los EE.UU. se les haya dado ahora por incautar petroleros venezolanos...

- ... pero faltan muchas materias primas: muchas materias primas están cotizando a precios de récord. En el caso de algunas, como el oro o posiblemente la plata, se puede alegar que su condición de metales precisos influye en la actual escalada de precios, ya que se buscan valores de refugio. Pero eso no justifica la subida incesante del precio del cobre, que toca máximos históricos. En realidad, tanto el cobre como la plata están ya entrando en el proceso final de su agotamiento geológico, y su extracción posiblemente ha tocado su pico, o está a punto de hacerlo. Incluso sin haber llegado a sus probables máximos de extracción, la producción ya no puede aumentar significativamente, y eso dispara su escasez y su precio, sobre todo en un momento en que su demanda es muy alta por los requerimientos tanto de la transición renovable como de las nuevas tecnologías. La creciente escasez de metales de interés industrial va a ocasionar graves problemas económicos en los próximos años, y tiene un potencial destructivo comparable al del propio peak oil.

 

- El apagón en España: Este 2025 que pronto se despide ha visto también un apagón en España, que se produjo a las 12:33 del día 28 de abril. Un apagón cuyas causas y consecuencias ya hemos discutido varias veces, y que en particular está precipitando la debacle del modelo de Renovable Eléctrica Industrial (REI): para garantizar la estabilidad de la red, se mantiene cierta cantidad de generación eléctrica usando centrales de gas de ciclo combinado, lo cual encarece la factura y además disminuye el ya reducido margen de utilización de las plantas renovables, hundiendo aún más su rentabilidad, ya muy afectada por los crecientes curtailments. Todo lo cual era muy previsible y sobre lo que nadie ha querido actuar.

- El hundimiento del REI: Desde principios de año, y no solamente en España, se está produciendo un fuerte desinversión en la renovable eléctrica. La reevaluación de los costes operacionales de la eólica, y particularmente de la eólica marina, reflejan una baja o inclusive negativa rentabilidad. En cuanto a la fotovoltaica, dada su intermitencia y características, hacen falta muchos sistemas instalados pero compiten unos con otros cuando producen (lo que a veces se denomina canibalización), y también dejan de producir a la vez. Este problema no tiene ninguna solución, ya hace años que lo llevamos comentando, y encima tampoco se están introduciendo masivamente tecnologías palanca (como el coche eléctrico o el hidrógeno verde) para aprovechar el excedente porque simplemente no funcionan como estaba previsto, la tecnología no tiene las capacidades que se le presuponían. Para acabar de redondear la tragedia, se acaban los fondos NextGenerationEU, y encima no se van a poder cumplir algunos compromisos contractuales de suministro. El REI muere. Nadie lo va a reconocer, y se disimulará con pequeños proyectos que seguirán adelante, pero esto se acaba, ya no va a volver a haber el impulso fuerte de estos años - no en España ni en Europa, al menos. Cuántas empresas van a quebrar es a día de hoy una incógnita.

- La proliferación del biogás y la biomasa: Pero el capital lógicamente no se va a estar quieto, y ya está buscando masivamente oportunidades de inversión. Las cuales las centra actualmente en el biogás y en la biomasa - una aberración conceptual, energética y económica, aparte de social, pero que por desgracia seguramente se va a impulsar para intentar mantener rodando la pelota de nuestro insostenible sistema económico unos pocos años más. En ese sentido, en las comunidades autónomas españolas han proliferado como setas durante los últimos los planes de biometanización y de biogás, en los que se prevé el procesamiento de centenares de miles de toneladas de residuos, en conjunto millones, sin que haya capacidad en los territorios de implantación de generar ese enorme volumen de residuos, los cuales obviamente se prevén importar de otros sitios (posiblemente, desde Europa). Y ya comienzan a asomar la patita los planes de aprovechamiento masivo de la biomasa, primero con la excusa de la electricidad y el calor, pero ya también se empieza a mostrar el que desde luego siempre ha sido el objetivo último, hacer el proceso de Fischer-Tropsch para generar combustibles líquidos y compensar la creciente falta de diésel...


Y con esto acabamos el resumen de lo que ha dado el año. En el próximo post, enunciaremos nuestras previsiones para el 2026. Entre tanto, deseo que pasen unas Felices Fiestas.  

Salu2.

AMT 

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Liquidación de excedentes


Queridos lectores:

A medida que nos acercamos al final del año 2025, se va haciendo cada vez más evidente que va a haber un ajuste muy fuerte en el modelo de transición energética basado en la Renovable Eléctrica Industrial (REI) en Europa, y más específicamente en España. 

Aunque jamás se va a reconocer, el modelo REI ha fracasado y lo ha hecho estrepitosamente. Ha fracasado por las mismas razones que llevamos años contando, y en el caso particular de España, porque simplemente el consumo de electricidad continúa bajando mientras que se sigue instalando más sistemas de producción de electricidad renovable. La siguiente gráfica, elaborada por el profesor Sergi Saladié de la Universitat Rovira i Virgili, sintetiza muy bien la cuestión.

 


La línea de color sepia es la previsión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima del estado español (PNIEC). La línea marrón, la realidad de por dónde ha evolucionado el consumo estos años. En 2024 había ya una desviación del 20% hacia abajo entre la expectativa y la realidad, y este 2025 la cosa irá a peor, porque según los datos disponibles hasta ahora el consumo de electricidad habrá caído al menos otro 1% este año.

No vamos a abundar una vez más en las razones de este fracaso. La clave ha estado, por supuesto, en la ausencia de tecnologías palanca adecuadas para poder hacer la tan cacareada sustitución/transición energética: ni el coche eléctrico ni el hidrógeno verde han resultado ser lo que se suponía, y al tiempo la crisis energética latente, particularmente por la falta global de diésel y de energía asequible para Europa, está acelerando la desindustrialización del Viejo Continente y con ello la caída del consumo eléctrico. No hay transición, ni la va a haber. Llevamos demasiados años instalados en la falta de decisión, las excusas y los paños calientes, y como diría Churchill, ahora nos estamos adentrando en la era de las consecuencias.

El 31 de diciembre concluye el programa NextGenerationEU y con él la brutal inyección de dinero, sobre todo en España, para favorecer la transición energética. Al mismo tiempo, y particularmente desde el apagón del 28 de abril, las renovables están teniendo problemas para llegar al mínimo de horas para cobrar la prima, problema que ya comentamos cuando decayó el primer intento de decreto del Gobierno con el que se intentaba mitigar ese problema (luego sacaron otro con agostidad y, por lo que se ve, mayor aquiescencia de los actores políticos). Se añade a estos problemas la dificultad que van a tener algunas productores de satisfacer sus compromisos contractuales de provisión de "energía verde" a grandes consumidores industriales, que necesitan justificar sus emisiones de CO2 o si no pagar por los derechos de emisión. Y si incumplen estos compromisos, tendrán que pagar sustanciosas indemnizaciones.

Y, al margen de todo esto, lo que está claro es que va a haber un parón en los nuevos proyectos. No hay mercado. Hace tiempo que no lo hay. La rentabilidad de los proyectos no solo no está garantizada: es que está garantizado que no la tendrán. Nada indica que se vaya a producir un cambio de tendencia en el consumo de electricidad, a pesar de lo mucho que se publicitan los centros de datos por la irrupción de la IA para precisamente dar la impresión contraria. Pero los datos son inapelables: el consumo de electricidad continúa cayendo. Y es que incluso si el mercado repuntara, se necesitarían unos cuantos años para que se absorbiera la capacidad excedentaria actual.

Por supuesto, nadie va a reconocer que todo ha sido un mayúsculo bluff. Nadie va a reconocer que la transición al REI estará parada unos cuantos años, quien sabe si para siempre. Del mismo modo que, en la cumbre de Bélem, la UE y la propia España siguen hablando del objetivo de no superar los +1,5ºC de calentamiento cuando el último dato diario que tenemos indica que estamos a +1,8ºC y si miramos los últimos 365 días estamos por encima de +1,6ºC. No se va a reconocer la evidencia, ni con el Calentamiento Global, ni con el fracaso del REI, porque simplemente no hay narrativa alternativa. Tenemos que mantener el discurso porque no hay ningún otro, al menos a nivel oficial y políticamente aceptable.

2025 acabará, probablemente, en un baño de sangre en el sector eléctrico, en el que muchos pequeños promotores, muchos pequeños productores y algunos pequeños distribuidores van a quebrar. Eso servirá para reajustar el mercado, pero no va a permitir continuar al ritmo que se iba. Durante un tiempo parecerá que no pasa nada, o que pasa poco, por todos los proyectos que ya estaban en marcha, licitados o adjudicados y para los que el dinero necesario ya estaba comprometido. Pero poco a poco será evidente que prácticamente no se introducen proyectos nuevos. El grueso del sector aspira ahora a retoques del sistema: introducir baterías y que entren en el mix en condiciones favorables, proyectos de sistemas de estabilización (designados eufemísticamente como "mejoras de la red"), proyectos de hibridación (pequeños parques renovables con baterías, para poder desempeñar la función de producción y regulación de estabilidad), repotenciación de parques ya existentes... y poco más: algún proyecto nuevo, de tanto en tanto, pero lejos de la enorme cantidad de ahora. El REI no desaparece, pero se va a reducir, y mucho, en el curso de los próximos dos años. El volumen de negocio va a ser bastante más pequeño del que ha sido estos años, y también la carga de trabajo. No va a haber trabajo para tantos ingenieros, y los despidos van a ser norma.

Sobran ingenieros, sí. Y también sobran voceros. 

Todas esas personas que se dedican a hacer activamente lobby en favor del modelo REI durante estos años, personas muy activas en el frente comunicativo, con contactos en los medios, con capacidad de influencia. Personas que han estado acosándonos, a mi y al resto de personas que en el mundo académico hemos intentando explicar este sinsentido. Personas y organizaciones pensadas para la promoción del REI, ahora, van a sobrar. Ahora que el REI va a pasar a un discreto plano, la intensidad de su promoción tendrá que ajustarse a su nueva dimensión real.

Las últimas semanas han sido prolijas en manifestaciones esperpénticas de la impotencia de los proREI. Algunos intentan contrarrestar las malas noticias, particularmente las que cuelgo yo en mis ahora más escasas interacciones en las redes sociales, con argumentos cada vez más bobalicones (como que en 2025 ha aumentado la capacidad fotovoltaica instalada, eso sí, sin que sirva para nada). Otros siguen con su cruzada en pro del REI sin saber que ya está muerto: estos días un diario local se hacía eco de los resultados finales del Biopaís, un proyecto científico financiado por la Fundación Biodiversidad y que cuantifica de manera inequívoca el enorme e inaceptable impacto ambiental que tendría un parque eólico en la Bahía de Roses; pero, para contrarrestar el revés, lo contrapone a un folleto propagandístico de una asociación no científica que intenta promover el REI a toda cosa en Cataluña, al cual presenta como "otro estudio científico". Una manipulación tan artera y grosera que llama la atención por lo palurda, pero a la que por desgracia ese diario, bien engrasado por los intereses del REI, nos tiene acostumbrados. Este (enésimo) lamentable incidente me recordó al que vivimos hace unos años cuando sobre este mismo tema fuimos a hablar al Parlament de Catalunya, y, aparte de la manipulación mediática descarada (en la nota de prensa aparecía la opinión de la empresa y desapareció por completo mi intervención), tuvimos que soportar la actitud cínica, sesgada y de muy mejorable educación de la que ahora es Consellera del ramo, que contraponía a nuestros estudios científicos los trabajos de la empresa ("los otros científicos", según ella) y que nos designó de manera despectiva como "más activistas que científicos" (aparte de la falsedad evidente del aserto, da qué pensar que alguien que pertenece a un partido que se dice de izquierdas considere peyorativa la palabra "activista"). O sea, que para esta gente seguimos con la miseria de siempre. No saben, sin embargo, que los cheques dejarán de llegar.

Incidentalmente, también en estas semanas alguien me hizo notar que una buena parte de esta gente (pero muchos: hagan los deberes y lo verán meridianamente claro) están siendo financiados o lo han sido por la European Climate Foundation, una organización que parece respetable (al fin y al cabo, tiene la palabra "Climate" en su nombre) hasta que te das cuenta de que entre sus primeros financiadores se encuentra la Fundación Rockefeller. La cual tiene todo el derecho legítimo a financiar lo que quiera, pero obviamente no se puede negar de que probablemente tenga un sesgo inevitable en sus fines. Como dice Juan Bordera a los proREI que dicen defenderlo por razones ambientales: "Si tus intereses coinciden con los de Iberdrola, tienes que hacérterlo mirar".

Pero, como decimos, esto se acabó. Hay un excedente de lobbystas del REI. Y ahora viene la hora del ajuste, muchachos. Aunque no os lo queráis creer. Aunque no lo queráis aceptar. 

Algunos quedarán como grupo básico de presión del REI, a menor escala, adecuado a la nueva escala del REI. 

Otros, más cínicos y oportunistas, se apuntarán a la nueva burbuja renovable (como ya lo están haciendo algunos), alabando las bondades del biogás y los gases renovables, e introduciendo ya la falca de la biomasa. Ambas cosas, aberraciones abominables, de las que ya hemos hablado y de las que hablaremos a menudo en los próximos años. 

Para el resto, lo mejor es que se vayan buscando otro trabajo. Sobran tontos útiles. Gracias por los servicios prestados, pero ya os podéis ir a casa, muchachos.

Salu2.

AMT  

jueves, 13 de noviembre de 2025

World Energy Outlook 2025: Intentando reconciliar dos visiones contradictorias


Queridos lectores:

El 12 de noviembre, un mes más tarde de lo que acostumbraba en los últimos años, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado su informe anual, el World Energy Outlook (WEO). Aparentemente, el retraso en la publicación de este informe se ha debido a la reincorporación del Escenario de Políticas Actuales (escenario que se corresponde por lo esencial con el Business as Usual), el cual había sido abandonado hace unos años precisamente porque a nadie le cabía en la cabeza que se siguiera con la suicida tendencia de la civilización actual. Sin embargo, por presiones de los EE.UU., se reincorpora el escenario CPS y se hace a costa de relegar un tanto el que estos años había sido el único de referencia, el STEPS o Escenario de Políticas Declaradas, dando por hecho que las políticas que se pensaban en marcha en realidad están siendo desmanteladas y que más nos vale ver por dónde vamos si seguimos pisando el acelerador - de hecho, el Escenario de Políticas Anunciadas (APS) desaparece por completo. Un desagradable retroceso, máxime cuando este informe se ha sacado justo la semana que ha empezado la ya muy descafeinada Conferencia de Partes sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, la COP30. Como cada año, en las siguientes líneas haremos un análisis de lo más relevante del WEO 2025.

Como siempre, lo primero que he hecho es buscar la palabra "peak". Sale un total de 225 veces en este documento, pero, sorpresa, en ningún caso se refiere al pico de producción de ninguna materia prima. Y a diferencia de otros años, en los que ha pasado lo mismo, en este caso sí que es una sorpresa relativa dada la reciente publicación en septiembre de un informe especial de la AIE sobre los picos de producción de petróleo y gas, que ya comentamos en este blog. Sin embargo, de cara al informe anual han preferido obviar completamente este hecho. Está claro que el WEO de este año es simplemente un documento para contentar a un establishment, sobre todo americano, que no quiere ver la verdad.

Este WEO2025 tiene 519 páginas, lo cual lo hace más largo que el sucinto informe del año pasado, pero bastante menos que los WEOs que se estilaban antaño. Está estructurado en 3 partes y 8 capítulos:

1.- Visión general y hallazgos clave.

2.- Definición de escenarios.

3.- Escenario de Políticas Actuales (CPS)

4.- Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) 

5.- Implicaciones de CPS y STEPS

6.- Asegurando el acceso a la energía para todos.

7.- Cero Neto de Emisiones para 2050

8.- Análisis regionales.

 

Interesante ver como el escenario del cero neto queda completamente separado de los otros, en la parte de "Análisis de objetivos".

Antes de entrar en el análisis de los capítulos en sí, me gustaría destacar algunos conceptos que se nos ofrecen en el resumen ejecutivo.

Comienza el resumen con esta frase: "En un mundo volátil, la seguridad energética se adueña del centro del escenario". Es justamente lo que llevamos años diciendo, que en las discusiones sobre energía poco a poco el foco se irá desplazando de la cuestión ambiental hacia la de la seguridad del suministro. Y, como se ve, la cosa va tomando más peso con el paso de los años, a medida que las dificultades de mantener el suministro de energía se hacen más evidentes. Y sigue: "Las amenazas urgentes y los riesgos a largo plazo están elevando a la energía a una cuestión central de la seguridad económica y nacional. La energía está en el corazón de las actuales tensiones geopolíticas, con los riesgos tradicionales para el suministro de combustibles ahora acompañados con las restricciones que afectan a materiales críticos. El sector eléctrico es cada vez más vulnerable a ataques". En fin, es difícil decirlo más claramente. Añade que, a pesar de las dificultades, sobra suministro de petróleo (cierto, en buena parte por la debilidad de la demanda), que el actual sistema comercial está en peligro (obvio, con el desplazamiento del dólar como divisa de reserva) y que hay menos entusiasmo para limitar las emisiones de CO2 aunque los riesgos climático están aumentando.

El resto del resumen abunda en estas ideas, en la necesidad de construir un sistema resiliente, que la demanda de energía no deja de crecer y que la Edad de la Electricidad ya está aquí (cosa harto discutible en vista de lo estancada que está la electrificación de las economías más avanzadas). Y por supuesto que la inteligencia artificial (la última burbuja) va a suponer un incremento incesante del consumo de electricidad.

Desde el punto de vista del suministro, nos anuncian que la producción de electricidad renovable va a subir con fuerza, sobre todo la fotovoltaica, y que la energía nuclear está volviendo (ambas cosas son mentira, pero da igual, es demasiado pronto para que la AIE pueda aceptar la desagradable verdad).

Vamos ya con el análisis crítico de los capítulos de este WEO 2025. Excluyo los últimos 3 porque creo que no tienen demasiado contenido relevante.


1.- Visión general y hallazgos clave.

De acuerdo con el WEO, los dos escenarios principales (CPS y STEPS) corresponden a diferentes ritmos de adopción de tecnologías y por eso, aunque en ambos el consumo de combustibles fósiles se mantiene elevado o incluso crece, lo hace a un ritmo diferente. Eso sí, el CPS nos lleva a un calentamiento de +3ºC en 2100, en tanto que para STEPS es de +2,6ºC. Se tiene que decir que ambas perspectivas son horribles, pero es que en realidad probablemente se quedan cortas teniendo en cuenta el comportamiento que se está observando últimamente en el desbalance radiativo del planeta. Pero lo mejor es que se nos dice que incluso en el escenario de Cero Neto en 2050 (NZE) se llegaría a +1,65ºC en 2050, y que después comenzaría a bajar por las tecnologías que activamente eliminarán CO2 de la atmósfera. Tecnologías que a día de hoy no tenemos, difiriendo el problema a una fecha relativamente lejana para no hacer frente al desastre que estamos generando incluso en el mejor de sus escenarios...

El resto del capítulo tiene poca chicha. Se habla, por ejemplo, del aumento del consumo de energía y de la demanda de electricidad en los dos escenarios, CPS y STEPS, de la irrupción de la IA, del parón que supuso la CoVid... Todo generalidades sin demasiado contenido. Lo que sí que se ve es una diferencia enorme entre la evolución del consumo de petróleo y gas, pues mientras en STEPS bajan, en CPS suben (como si no hubieran sacado el informe de septiembre, vamos: una vez más, se nota que CPS lo han metido forzados). Por qué insisten en que el carbón bajará tan deprisa, cuando todo apunta exactamente en la dirección contraria (es decir, que será lo que más tarde en comenzar a bajar), es para mi siempre un misterio.

 


Después discute sobre las emisiones, y por último presenta las curvas de evolución de la temperatura del planeta. Tremendamente preocupantes porque muestran ya subidas muy importantes en todos los escenarios, que encima serán mayores teniendo en cuenta que el desbalance radiativo del planeta es mucho mayor de lo previsto (si no sabe de qué va esto, encontrará una breve explicación en este post).

 


A continuación se introducen muchos argumentos muy discutibles sobre la evolución de la energía, pero en general tienen poco interés, sobre todo por lo fantasioso de la fanfarria asociada a la proclamada "Era de la Electricidad". De lo poco salvable es esta gráfica que nos da el porcentaje del primer productor del refinado de algunos minerales estratégicos. China arrasa, y de qué manera.


Hay algunos comentarios inquietantes sobre la posibilidad de conversión de carbón en gas natural (proceso altamente ineficiente y contaminante), y una gráfica particularmente divertida que muestra a las claras a dónde está yendo el modelo de Renovable Eléctrica Industrial: comparativa entre la producción y la capacidad productiva de ciertos sectores industriales asociados al REI.


O, por ejemplo, las desmedidas expectativas de inversión en los diferentes tipos de suministro energético: ya el petróleo cuesta de mantener, y se está esperando niveles de inversión aún mayores en renovables. Poco realista, sobre todo a medida que la subvención energética de los combustibles fósiles al resto de actividades vaya disminuyendo.



2.- Definición de escenarios.

Esta sección comienza con una larga nota autoexculpatoria por presentar escenarios tan radicalmente diferentes y divergentes entre sí, al punto de que los dos escenarios principales, CPS y STEPS, son completamente disonantes. Alegan la volatilidad del momento, los cambios de políticas, la incertidumbre... Y en realidad tienen razón, en este momento es muy difícil saber qué pasará incluso en espacios de tiempo relativamente breves.

Lo cierto es que para definir aspectos clave de los diseños de los escenarios se utiliza mucho texto pero muy vacío: este capítulo está trufado de grandes parrafadas que no dicen nada, y de gráficas inútiles que aportan poca o nada de información. Vean un ejemplo de entre muchos que hay.

 


Aquí también se definen con mayor precisión los escenarios que se van a usar:

  • Current Policies Scenario (CPS): Este escenario se caracteriza porque no se implementan medidas nuevas, se sigue a partir de lo que hay ahora mismo, y cuando hay metas propuestas se eligen las más conservadores. Es lo que los gobiernos preferirían hacer, no nos engañemos, y por eso Donald Trump ha presionado para que vuelva a aparecer.
  • Stated Policies Scenario (STEPS): En el que las políticas que se han anunciado realmente se ponen en marcha con objetivos razonables. Es una versión más suave del CPS, no tan reaccionario pero no verdaderamente comprometido.
  • Net Zero Emissions by 2050 (NZE) Scenario: Un escenario en el que se intenta evitar pasar de un calentamiento global de +1,5ºC. Por contraste con otros años, se acepta que no podemos evitar pasar de ese calentamiento (de hecho, se llegaría a +1,65ºC en 2050), pero se asume que después la temperatura va a bajar porque vamos a implementar masivamente tecnologías que no tenemos.
  • Accelerating Clean Cooking and Electricity Services Scenario (ACCESS): Un escenario de relleno al que se alude poco en el informe, y nunca para explicar las tendencias generales, y con el que se pretende enjugar la mala conciencia de no tomar medidas efectivas para luchar contra uno de los mayores desafíos de la Humanidad, el Cambio Climático; en este escenario se lucha contra la desigualdad global en el acceso a la electricidad y se consigue cierto grado de justicia social. Más inverosímil que un dado de tres caras.

En cuanto a la modelización económica, como siempre es ajena a la modelización energética, que la usa como forzamiento. Se asume que el PIB del planeta crecerá un 2,6% anual en promedio de aquí a 2050, y da igual si es posible o no, los escenarios energéticos tienen que adaptarse a este requerimiento. En cuanto a la población, se asume que llegará a los 9.600 millones de personas en 2050, una marca ligeramente inferior a la de otros años. En cuanto al precio del petróleo, no pasa de media de 106 dólares por barril en CPS, de 80 en STEPS y de 33 dólares en NZE.

De otro lado, los precios de las tecnologías verdes van a seguir bajando y bajando porque no va a haber problemas de suministro de ningún tipo de materiales y el progreso tecnológico seguirá sin cesar.


Capítulo bastante insulso, en suma, teniendo en cuenta la cantidad de cosas interesantes que se hubieran podido explicar.

 

3.- Escenario de Políticas Actuales (CPS)

Creo que esta figura resume muy bien el capítulo. Básicamente, no se espera ningún pico de demanda en petróleo y gas, pero sí en el carbón.

 

La siguiente figura da una idea más precisa de la evolución prevista en CPS. Atención a las renovables, que se espera que superen al petróleo en 2050, incluso en este escenario tan poco favorable a la transición energética:


Este despliegue, por supuesto, se va a basar en la fotovoltaica sobre todo. 


Se ve que a la AIE no le han llegado las noticias del repliegue salvaje de la inversión en energía solar en todo el mundo (de aquí unos meses, con el final del NextGenerationEU, esto va a ser una masacre). También se comenta sobre el nuevo empuje de la nuclear, aunque como pueden ver en el gráfico su aportación total no es demasiado grande (por lo menos en este WEO se menciona la palabra "uranio", cuatro veces, y se dice que los proyectos de minas son importantes, aunque no hay ninguna previsión sobre la evolución de su extracción). También nos dicen lo mucho que se van a expandir las líneas eléctricas, lo cual es gracioso teniendo en cuenta los graves problemas de mantenimiento que tenemos ya con su extensión actual. No pasa nada: vamos a añadir unos cuantos millones de kilómetros más en los países más desarrollados, y decenas de millones de kilómetros en el resto.

En el resto del capítulo hay muchas discusiones sobre consumo por sectores, pero se echa bastante de menos un análisis más detallado en lo que es lo más crítico, que es el suministro de energía y no tanto su uso. Por supuesto, no hay ninguna discusión sobre las diferentes fuentes de "todos los líquidos del petróleo" o del gas - curiosamente sí que hay un poco en el caso del carbón - , así que todo se queda en meras discusiones sobre cómo usar lo que se da por hecho que va a haber. En general, este capítulo llama la atención por su superficialidad, comparado con los WEOs de otros años. 

4.- Escenario de Políticas Declaradas (STEPS) 

Enfatizando la gran contradicción con el escenario CPS, he aquí la gráfica de resumen de la demanda esperada de energía por fuente.


Como ven, aquí todos los combustibles fósiles llegan a su máxima producción en los próximos años y luego comienzan su declive, suave para el petróleo y el gas, rápido para el carbón. Al igual que en CPS, la nuclear se duplica y las renovables crecen aún más rápido en STEPS. 

El resto del capítulo es todavía más insulso que el de CPS, muy centrado en el uso de la energía y muy poco en cómo obtenerla, lo que no deja de ser curioso teniendo en cuenta el foco que se la da desde la primera frase de este WEO a la seguridad energética. Por poner una gráfica, pongo la de la generación de electricidad, y me remito a mis comentarios en el caso del CPS.


Eso sí, nos da una ligera indicación sobre la procedencia del petróleo, pero en cifras porcentuales, no absolutas. El ligero repunte porcentual hacia 2050 del petróleo convencional onshore no es porque su producción aumente, sino por que los otros caen más rápido entonces. Todo muy curioso.

 

Cabe decir que, al final del WEO hay un largo anexo con tablas y allí que hay información más detallada sobre la producción de petróleo por tipos en los dos escenarios de referencia.


 

 

Eso sí, hay toda una discusión sobre el enorme potencial, sobre todo en Europa, para el biogás y la biomasa que es enormemente preocupante, puesto que yo tengo claro que ésa será la siguiente burbuja renovable.

5.- Implicaciones de CPS y STEPS

Éste es un capítulo un tanto confuso, pero en él se pueden encontrar algunos mensajes interesantes. Por ejemplo, el de la siguiente gráfica:

 

Es la manera de la AIE de decir que ellos tienen que introducir dos escenarios para poder cubrir todo el abanico de predicciones que se están haciendo, y lo hacen desde una cierta moderación; así, su CPS no es el más pro-fósil ni su STEPS es el que da la caída más fuerte de la producción de petróleo y gas. Por cierto que llama la atención que los escenarios más pesimistas son de compañías de petróleo y gas, precisamente.

De otro lado, nos recuerdan lo que ya comentamos en el post sobre el informe de septiembre: hace falta una grandísima inversión para poder cubrir la demanda futura de petróleo y gas, y que realmente aparezcan nuevos yacimientos y en gran cantidad (cosa más que dudosa). Recordemos que el 90% de la inversión en upstream de los últimos años ha ido a mantener la producción existente, y solo el 10% a incrementarla.


Otra gráfica interesante es la situación actual y la previsión según STEPS para 2035, de cómo se cubre la demanda eléctrica tanto promedio como en momentos de pico en tres regiones: Europa, China e India.




Como se ve en la gráfica, hoy en día, aunque en promedio la aportación de las renovables es bastante significativa, en los momentos de pico prácticamente desaparecen del mix. Lo más interesante es que, en STEPS 2035 en el caso de Europa, es más importante la respuesta del lado de la demanda que las baterías. Básicamente, que la gente deje de consumir tanto en las horas pico. Una aceptación de la imposibilidad de cubrir esa demanda en esos momentos. Y no es que no se vayan a instalar baterías, no. Decir que la capacidad instalada se va a incrementar significativamente es como decir que en el Océano Pacífico hay una cantidad significativa de agua. 

 


Hay también una discusión sobre la vulnerabilidad a los materiales críticos, fundamentales para el modelo de transición REI. Una interesante figura de esa sección:

 


Y, como queriendo decir algo, hasta qué punto se podría abastecer el mercado de ciertos minerales refinados si, por alguna razón, faltara el suministrador más importante.

 


La dependencia de China no es solo en los materiales; es también en la tecnología.


Sigue después una discusión sobre el papel de la Inteligencia Artificial, un poco superficial para mi gusto, y después nos encontramos con esta bonita previsión sobre cuál va a ser el grado de penetración de electricidad sobre el total de consumo de energía final, lo que sirve de base para justificar la afirmación de que entramos en la Era de la Electricidad:


Vamos, que vamos a pasar del 21% actual al 28% en 2035. Que no está mal, pero de ahí a denominarlo "Era de la Electricidad" media un abismo, y más teniendo en cuenta que en los países avanzados el porcentaje lleva prácticamente estancado desde hace décadas (y no llega generalmente al 28%), así que aquí hay más de deseo que de realidad.

Empieza entonces una sección sobre el impacto de los eventos extremos en los sistemas de generación de electricidad. Como dice Carlos de Castro, un problema de la renovable es que tiene que estar necesariamente expuesta al ambiente porque es de donde capta la energía. Y el ambiente a veces es especialmente duro.


Lo que es más interesante, han evaluado el riesgo que suponen las tormentas de granizo para las placas fotovoltaicas. Aquí EE.UU. y Europa salen muy mal paradas.

 

Otro efecto del clima cambiante es el incremento del uso del aire acondicionado (quien lo tenga y pueda pagar la factura de la luz, claro) y que por ello se espera un importante incremento del consumo de electricidad.

 


Resumen:

Se trata de un WEO un tanto extraño y desigual, con partes que se nota que han estado trabajadas con detalle y sobre todo con lógica interna, y otras que son auténticos pegotes. El más interesante de todos los capítulos es el 5, que tiene ese extraño título de "Implicaciones para CPS y STEPS" pero que en realidad prosigue la discusión sobre seguridad energética del WEO 2024. Solo allí se pueden encontrar detalles importantes sobre las limitaciones de los escenarios que se proponen y dan un planteamiento más realista de la situación. Los otros capítulos están claramente incompletos, particularmente el de CPS, que se nota que llegó a última hora. La entrada forzada del CPS, que además desplaza al APS de otras ediciones, hace que todo el WEO quede deslavazado y un tanto incoherente, sobre todo porque desde la AIE se han visto forzados a decir que tanto CPS como STEPS son sus escenarios de referencia (lo que contradice también la práctica histórica de fijar un solo escenario de referencia). STEPS era el intento de la AIE de hacer aceptables los cambios inevitables en nuestro sistema energético debido al declive energético, con grandes dosis de tecnooptimiso. CPS es una pataleta, una rabieta de niño pequeño que se cree que si se proponía STEPS era por conciencia ambiental y buenrollismo ecologista, y por eso propone un escenario diferente, de seguir creciendo y consumiendo sin límites; la AIE lo ha intentado rebajar un poco, pero aún así se sigue viendo el disparate que es: si ya el STEPS es poco realista, el CPS es una aberración total.

El acto fallido que representa este WEO es fruto de décadas de autoengaño. Durante tantos años hemos insistido en que venían picos de demanda, que se iba a producir una sustitución energética y tecnológica, que podríamos mantener el capitalismo tal cual y que todo estaba bajo control. Ahora que los hechos hacen evidente que nada de eso es posible, justo en el peor momento, sufrimos este retroceso en la aceptación de nuestra cruda realidad en forma de CPS. Más vale que en la AIE se pongan rápidamente las pilas y reconduzcan la situación, porque con el auge del populismo y la radicalidad en todo el mundo, si no se hace entender rápidamente donde estamos, podemos llegar a un punto en que la OCDE desbarate la AIE por innecesaria o inútil. Y entonces sí que será difícil entender hacia donde vamos.

Salu2.

AMT 

 

jueves, 23 de octubre de 2025

El Gran Salto al Vacío


Queridos lectores:

En este agitado 2025 se van sucediendo eventos que, si bien pueden y van siendo asumidos dentro de "la nueva normalidad", lo cierto es que cada vez van siendo más disruptivos y perturbadores. Desde la creciente escasez de combustibles en América Latina y África hasta el genocidio en Palestina, pasando por la guerra en Ucrania o los abusivos aranceles de los EE.UU. al resto de mundo, con el reciente contraataque de China limitando la exportación de tierras raras, y rematando en asuntos más domésticos con la carestía y escasez de un bien tan fundamental como es la vivienda. Y todo eso sin hablar de la inestabilidad climática y el resto de problemas, mientras los que vivimos a orillas del Mediterráneo contenemos la respiración, deseando que este año no, que este año no nos toque.

Se respira un ambiente de fin de ciclo, pero no de un ciclo cualquiera, sino de uno más importante - no sé si secular, pero de seguro es un fin de etapa importante. El mundo se prepara para una situación que, para mi, tiene mucho que ver con la creciente escasez de recursos y la dificultad de mantener rentabilidades clásicas.

Y precisamente en este momento, quizá precisamente por ser este momento, mis eternos detractores, que dicen que no es verdad que hayamos superado ya los picos del petróleo y del uranio... podrían finalmente tener razón. Aunque sea por poco tiempo, aunque sea de manera breve y poco duradera, y aunque este canto del cisne lleve a una caída más precipitada posterior, todo apunta a que podríamos (aún está por ver si lo conseguimos) pasar las marcas de producción que en el caso del petróleo se consiguió en 2018, y en el caso del uranio en 2016.

Vayamos primero con el petróleo: como nos muestran los últimos datos de la Energy Information Administration sobre la producción mundial de crudo y condensado (la parte del petróleo que puede usarse como combustible, lo cual excluye mayormente los líquidos del gas natural, que se usan para hacer plásticos), estamos a punto de superar el pico de noviembre de 2018 (fíjense en la curva verde). Por primera vez en mucho tiempo, las previsiones que hace la propia EIA (curva roja) parecen creíbles.

Imagen de Peak Oil Barrel: https://peakoilbarrel.com/june-world-and-non-opec-oil-production-rise/ 

 

No se muestra una subida continua, solamente una recuperación ligeramente aumentada de los niveles de 2018. Lo cual es curioso, porque sabemos que la producción del mundo excluyendo a los EE.UU. lleva en ligero declive desde 2015. Y es que, efectivamente, hace ya diez años que todo aumento de la producción total de petróleo depende de los aumentos de producción del fracking estadounidense. Hace 12 años, la mayoría de las empresas que se dedicaban al fracking quebraron, y el sector hubiera desaparecido de no ser por la intensa ayuda gubernamental, especialmente con la primera presidencia de Donald Trump, pero también aunque sea menos reconocido con la de Joe Biden. Sin embargo, ese milagro no podía durar para siempre, y aunque la pandemia de la CoVid dio un respiro momentáneo (al hacer caer la demanda de petróleo) estamos llegando al final del camino. Como explica Quark (alias de Antonio García Asenjo) en su magnífico blog, los aumentos de productividad de los últimos 4 años tienen que ver sobre todo con la finalización de los pozos ya perforados pero aún no completados (los DUC), que básicamente son una despensa que se agota si no se va reponiendo. Y aparentemente el ritmo de consumo de los DUCs es mucho mayor que el de su reposición, al punto de que al ritmo actual de caída nos quedaremos virtualmente sin DUCs el año que viene:

Imagen del post https://futurocienciaficcionymatrix.blogspot.com/2025/10/analisis-produccion-petroleo-usa-shale.html

 

En el fondo, perforar nuevos pozos, pese a las mejoras técnicas (que sin duda las ha habido en todos estos años) ya no es tan rentable, sobre todo cuando las mejores localizaciones para la producción ya están virtualmente agotadas. En esencia, estamos liquidando la inversión hecha ya hace unos años, sin reponer (ni tener intención de reponer) lo gastado. ¿A dónde nos lleva esto? Como dice Quark en su blog, a una caída bastante rápida de producción probablemente a partir de 2026, en función de las medidas que se tomen o no. En suma, la huída hacia adelante lo que va a llevar es a una caída de la producción total más precipitada de lo que hubiera sido de otro modo.

¿Y para qué? Probablemente para que Donald Trump pueda cumplir su promesa de una gasolina barata para los estadounidenses. En el momento actual, con la producción de petróleo apuntando hacia máximos, pero sobre todo con un consumo en decadencia por la fuerte recesión instalada en Europa y cierto parón en China, más el viento recesivo de los aranceles, tenemos un precio del petróleo relativamente bajo (60 dólares por barril de Brent, que tampoco es una bicoca, pero es aceptable hoy en día). En suma, por razones de cortas miras políticas, vamos a aumentar, por un breve momento, la producción de petróleo.

¿Sobrepasaremos la marca de noviembre de 2018? Tampoco es 100% seguro. De un lado tenemos la fortísima crisis de Argentina (que ha forzado un rapídisimo rescate de los EE.UU., posiblemente no solo por afinidad política pero también por la importancia estratégica del petróleo argentino), que pone en peligro el milagro de la producción creciente de fracking en la formación de Vaca Muerta. Por el otro, los crecientes ataques ucranianos a infraestructura petrolera rusa está poniendo en peligro su capacidad de distribución, y por ende de producción. Y no olvidemos el gran "tapado" de las crisis futuras del petróleo, Nigeria, un país superpoblado y de estratégica importancia petrolera para Europa y que es un auténtico polvorín.

¿Se superará el valor de extracción de petróleo de 2018, entonces? Quizá sí, quizá no. Poco importa. Porque sea lo que sea, durará poco, y seguiremos el curso de declive que ya está marcado, como comentábamos en el post anterior

Hablemos ahora del uranio: la Asociación Nuclear Mundial (ANM) publicaba cada año, hacia el mes de mayo o junio, la actualización sobre la extracción mundial de uranio. O así lo hizo hasta 2023. Entonces ya veíamos un claro declive desde los valores máximos de extracción de 2016, en buena sintonía con las previsiones que fueron enunciadas hace ya 12 años.

 


Y durante dos años, la ANM no publicó ninguna actualización, lo cual, no nos engañemos, resulta un tanto sospechoso: recordemos que algunas estimaciones previas, de las pocas que publica la Agencia Internacional de la Energía, daban a entender que en los próximos años veremos un declive muy rápido de la producción.

Pero hete aquí que a mediados de septiembre, por fin, publican una actualización. Y una que es muy espectacular:


 

Resulta que en estos dos años la producción mundial de uranio ha pegado un rebote más que considerable, hasta el punto de estar ahora cerca de superar el máximo de 2016.

Cuando uno examina la gráfica, se ve que la razón principal de este repunte es el incremento enorme de la extracción en Canadá. Y al buscar un poco más, se ve que la extracción de algunas minas canadienses había caído en picado en los últimos años debido a sus altos costes (demostrando que el silogismo que suelen aplicar los pro-nucleares de que el precio del uranio tiene poca influencia en los costes operativos no es del todo cierto). Y es que el uranio canadiense es de los más caros del mundo, vendiéndose por encima de los 200 dólares el quilo de óxido de uranio.

En fin, está claro: el mundo está dispuesto a pagar más por el uranio y eso ha llevado a aumentar la producción. ¿Superaremos el pico del 2016? En este caso es algo más difícil que en el del petróleo: Canadá básicamente ya está produciendo a niveles máximos, y en la mayoría del resto de países el declive está bien instalado, y cuando empieza es bastante rápido en el caso del uranio. Todo depende de Kazajistán, el mayor productor mundial, pero dado que hace tiempo que usan masivamente la lixiviación in situ, que es prácticamente el último recurso en extracción, es complicado que pueda mantener su producción mucho tiempo. Y no olvidemos la importancia estratégica de Rusia en este mercado.

Y mirando cómo ha evolucionado el precio del uranio de mina, del hexafloruro y del uranio enriquecido, está bastante claro que estamos disparados en una carrera que es muy difícil ganar. ¿Dónde está el límite de coste?

 


Una vez más,  estamos dando un salto al vacío, que nos deja muy mal preparados para el momento en que la extracción de uranio no pueda mantenerse. No hay anticipación ninguna, solo huida hacia adelante.

Y eso me lleva al tercer tema que quería tratar hoy, éste mucho más doméstico: la situación crítica a la que está llegando la producción de electricidad en España. Como recordarán, el pasado 28 de abril se produjo un apagón que afectó a toda la Península Ibérica (pues arrastramos a Portugal en nuestra caída). Ya comentamos en su día, con la poca información disponible, qué podía haber pasado. Después de enésimas estrategias de desinformación y de confundir a la opinión pública, últimamente se ha venido en convenir en el debate público de que hay un problema con el control de la tensión que está asociado a la manera en la que se ha instalado y se opera la energía renovable de nuevo cuño (eólica y fotovoltaica). El problema de fondo: el control de la potencia reactiva. La potencia reactiva está originada porque la propia red no es un elemento inerte, sino que tiene capacidad de almacenar energía a través de campos tanto eléctricos (debido a su capacitancia) como magnéticos (debido a su inductancia). La red, siguiendo un principio muy básico de acción-reacción, se opone a los cambios. De esa manera, cuando aumenta la demanda eléctrica y se intenta transmitir más potencia a través de ella (lo cual se hace aumentando la intensidad), ella reacciona oponiéndose y robando parte de esa energía. Del mismo modo, cuando disminuye la demanda y se reduce consecuentemente la intensidad, nos encontramos que la red nos devuelve parte de la energía que antes había tomada prestada: ésa es la potencia reactiva que lleva la tensión a dispararse.

Nada de esto es nuevo, lleva habiendo importantes variaciones de tensión desde hace años, a medida que se ha ido instalando más energía renovable, y es que las únicas centrales que están autorizadas a controlar la tensión, absorbiendo potencia reactiva, son las tradicionales que usan alternadores giratorios. Teóricamente, los nuevos inversores que utilizan las centrales fotovoltaicas podrían de manera efectiva absorber la potencia reactiva si se ponen en un modo concreto de funcionamiento (grid forming), pero la programación en una red compleja como la española no es nada sencilla y es conocido que cuando muchos de estos sistemas se conectan de esta manera se pueden producir resonancias entre ellos que conducen a altas sobretensiones y oscilaciones de frecuencia indeseadas, ambas cosas muy peligrosas. El uso de estos inversores en entornos operativos reales es ahora mismo materia de investigación muy intensa, y aún no se tiene una total seguridad de cómo operarlos de manera económica. También es cierto que con la instalación de sistemas adicionales (como compensadores síncronos) disminuyen enormemente los riesgos, pero también es más caro.

Y es en este contexto que en las últimas semanas se ha desatado una auténtica tempestad en el panorama eléctrico español, comenzando por una filtración que apuntaba a un riesgo inminente de un nuevo apagón, noticia que fue desmentida por Red Eléctrica Española (REE) pero solo a renglón seguido pedir a la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) medidas extra para limitar la manera en la que se operan las renovables, y particularmente que entren y salgan de sistema de manera más progresiva (15 minutos en vez de los 2 actuales), justamente para limitar la generación de potencia reactiva. En seguida las compañías eléctricas comenzaron a protestar, y aquí es donde la cosa se hace compleja técnicamente, pero la razón de fondo es fácil de entender: dinero. Por culpa de los cambios en el modo de operación de la red desde el apagón (con un mayor uso de centrales de ciclo combinado), las renovables no están consiguiendo operar el tiempo suficiente no solo para cobrar por las horas generadas sino para acceder a ciertas bonificaciones estatales, aparte de incumplir ciertos compromisos contractuales (de todo esto hablamos sucintamente hace unos meses). El año se acaba y hay prisa por cumplir algunos objetivos de generación, cada vez más difíciles porque hacia el invierno la iluminación baja y eso afecta dramáticamente a la fotovoltaica. Por todo ello, las compañías, en su intento de arañar minutos de generación y así cumplir objetivos, no quieren oír hablar de entradas y salidas más progresivas de la red, y están forzando la negociación.

Total, que en los últimos días estamos oyendo auténticos disparates y salvajadas. Por ejemplo, REE sugiere cambiar las normas de utilización (la consigna) con la que se usan las centrales clásicas para absorber la reactiva que se genere con la entrada y salida continua de renovables en la red, pero las compañías eléctricas dicen (y tienen razón) que si hacen eso las pueden dañar, porque no son tan rápidas. La contrapropuesta es, dicho así literalmente, "hacer un experimento", que entiendo que es reprogramar los inversores para que las renovables puedan absorber reactiva (y rezar para que no se produzcan las peligrosas resonancias que antes comentaba, cuya aparición es bastante imprevisible porque depende de cuánta energía se produce y consume en cada momento). Pero para poder hacer una cosa o la otra se necesita la autorización de la CNMC, que es quien puede modificar el reglamento.

La situación es caótica, es estúpida pero, sobre todo, está dirigida por el cortoplacismo económico. La único que está importando es los beneficios o pérdidas de este año, y en ningún momento se plantea que lo que se necesita es un rediseño total del sistema y la instalación de costosos (por la gran cantidad de ellos que se requieren) sistemas para garantizar la estabilidad. Mención aparte merecería la discusión de la vulnerabilidad a los ataques informáticos de una red con tantos inversores electrónicos operando en ella.

Nadie va a poner sentido común. Nadie va a dar un puñetazo en la mesa y exigir que se hagan las cosas en pro del bien común, minimizando los riesgos, mejorando la seguridad del suministro.

En este caso, como en los anteriores, vemos que la única lógica es la maximización a corto plazo del beneficio del capital. Es la lógica de la continua huida hacia adelante, pero ahora, adelante, tenemos un vacío. Un agujero enorme causado por la codicia enorme de estos años, que ha ido acumulando problema sobre problema. Ahora, en el momento en el que deberíamos pararnos y reflexionar, para intentar comprender como cerrar ese agujero, cómo seguir de manera viable para la sociedad, para que la sociedad sea viable y sostenible... ahora, precisamente ahora, el capital, en el paroxismo de su búsqueda insaciable del beneficio inmediato, solo ve un camino: el Gran Salto al Vacío, en la esperanza de que lleguemos a la otra orilla, la cual quizá no existe. Vamos a saltar al abismo porque los psicópatas que están tomando las decisiones no son capaces de imaginar otro futuro, uno sostenible y viable.

¿Lo vamos a permitir? ¿Vamos a permitir que esta gente nos destruya sin reaccionar, sin ni siquiera denunciarlo? ¿Qué piensa Vd., querido lector? 


Salu2.

AMT