Queridos lectores,
Quería destacar dos noticias relevantes sucedidas durante la semana pasada.
El lunes 22 de Marzo de 2010, el Gobierno británico organizó un encuentro con la industria para discutir sobre el riesgo de que el cénit de producción del petróleo (Peak Oil) pueda llegar en los próximos años. Ha habido varios hechos significativos en este encuentro. Primero, que el Gobierno británico comienza a contemplar la posibilidad de que el Peak Oil pueda ser inminente. Segundo, que a esta conferencia invitaron a dos miembros de la red de Ciudades en Transición (Transition Network, TN). Para los que no sepáis de qué va esta red, esencialmente tratan de dotar a las comunidades de la necesaria resistencia para abordar los cambios, para lo cual el acento se pone en la producción agrícola con prácticas como la permacultura. Uno de los dos miembros de TN ha hecho una transcripción de cómo fue el encuentro; podéis encontrar la información original aquí. Para los que no sepáis inglés, os traduzco la conclusiones del encuentro:
- La fecha exacta del Peak Oil es una cuestión académica, lo importante es que es un hecho inevitable.
- Hay un alto riesgo de que suceda tan pronto acabe la recesión o en 3-4 años.
- Los precios inevitablemente serán mayores que ahora
- A corto plazo podremos confiar en el suministro de gas gracias a las reservas no convencionales.
- La intervención del Gobierno es algo inevitable.
- El cambio de comportamiento es clave, y el Gobierno necesitará trasmitir el mensaje cuidadosamente, comunicando que las cosas serán diferentes pero no peores.
- Se necesitan mejoras en el transporte, incluyendo la electrificación.
- La planificación de usos del suelo ha de tener esto en cuenta, y llegado el caso se deben establecer racionamientos.
En suma, el Gobierno británico se esta preparando para algo parecido a una economía de guerra. Que es a lo que vamos. Preocupa el embargo informativo y la fe en cosas como el suministro de gas no convencional, la electrificación y otras utopías tecnológicas, pero es evidente que se están comenzando a tomar el problema en serio.
Unos días más tarde, el 25 de Marzo, Le Monde publica, en su versión inglesa, un extenso artículo sobre la revisión de las previsiones del Departamento de Energia (DoE) de los EE.UU. Significativamente, por primera vez, el DoE cree que podemos estar comenzando el plateau de producción de petróleo previo al declive (ver artículo aquí). Para ser el DoE esto es un gigantesco avance, ya que ellos siembre han rechazado que se pudiera producir un Peak Oil a corto plazo. Argumentan que el problema es la desinversión en prospección petrolífera, cuestión ésta que ya hemos discutido en este blog y que no se puede desligar del declive de producción en sí, debido a la retroalimentación entre los factores geológicos y económicos. Por tanto, aunque el Gobierno de los EE.UU. no quiere decir el nombre de la bicha, hace un cambio radical de postura y ya no pronostica un futuro brillante y sin problemas.
Algo se está moviendo. El día 22 Daily Telegraph citaba al ex-científico jefe del Gobierno británico, según el cual las reservas de petróleo del mundo están exageradas al menos de un tercio. Recientemente, se ha publicado un artículo de científicos kuwaitíes -del que diversos periódicos británicos se han hecho eco- con un extenso análisis publicado en Energy Fuels muestra que el Peak Oil se producirá antes del 2014. Algo se está moviendo...
Salu2,
AMT
Queridos lectores,
Quería que mi siguiente post fuese sobre los hechos tan relevantes acaecidos con el reconocimiento de los gobiernos del Reino Unido y de los EE.UU. de que el peak oil es inminente, pero hay otra noticia que quería destacar ahora: la extinción masiva de abejas en todo el mundo. Si siguen el siguiente enlace podrán leer una noticia recientemente aparecida en Energy Bulletin.
Hay una enfermedad, el Desorden de Colapso de Colonias (CCD por sus siglas en inglés), que se está extendiendo y no se sabe qué es. Parece que es algo similar al SIDA, ya que baja las defensas de las abejas, y éstas acaban muriendo de todo lo que las pueda infectar. La enfermedad se está extendiendo por el mundo, y si las cosas siguen así las abejas se podrían extinguir.
Se estima que un tercio de las cosechas en los EE.UU. dependen de la tarea de polinización de las abejas, y seguramente es una tasa similar en la mayoría de los países en latitudes medias. El colapso de las abejas conllevará un colapso de la producción mundial de los alimentos.
Algunos expertos apuntan que el uso y el abuso de los pesticidas es lo que está detrás de la desaparición de las abejas de miel. Sea lo que sea, si no actuamos rápido (y no lo estamos haciendo) esto va a ser un desastre. Es una vertiente diferente del declive ecológico y económico al que el ser humano se ha lanzado, un síntoma más del cénit de la humanidad. Solo que éste es más silencioso, nadie habla de ello, y ni las abejas pueden alentarnos con su zumbido, sólo con su inquietante silencio.
Seguiremos hablando. Salu2,
AMT
Queridos lectores,
Numerosos compromisos me han mantenido lejos del blog, y ahora se me acumulan los temas que desearía comentar. Hoy haré un post breve, y en próximos días espero poder ir sacando el resto (que es bastante sustancioso).
Hace unas semanas leía esta noticia en El País: "PRISA prevé triplicar el beneficio este año y reducir el endeudamiento". Si siguen el enlace verán que el grupo PRISA (editor de entre otros, de el diario El País, el de mayor tirada en España) prevé que, con 150 millones de euros, en 2010 triplicará su beneficio con respecto a 2009 (que fue de 50), y no sólo eso si no que prevén que en 2011 sea cinco veces el de 2009, o sea, 250 millones de euros. Esto podría tener sentido en un contexto de recuperación económica posible, pero dado el futuro al cual nos encaminamos es un brindis al sol, si no una inconsciencia temeraria. No tienen más remedio: PRISA tiene una deuda que, tras deshacerse de varios activos, quedará en 3.000 millones euros, e incluso con estas estimaciones tan fabulosas y aunque destinaran todo su beneficio a repagar la deuda y que ésta no tuviera interés les costaría 12 años devolverla.
Es evidente que PRISA no podrá devolver este préstamo. No quiero entrar a valorar si la estrategia empresarial que ha seguido ha sido acertada o equivocada, a pesar de que parece que algunas compras que hicieron han terminado por indigestársele. Lo que me parece importante destacar es que, en una situación de recesión permanente, PRISA va a hundirse, irremisiblemente. Como seguramente le pasará a otros grupos de comunicación, tarde o temprano, sobre todo si los supervivientes se lanzan a fagocitar los restos de los que caigan. Esto me lleva a la reflexión fundamental del post.
En medio del descenso de la energía, la falta de recursos y de capital, la información comenzará a escasear. Cada vez sobrevivirán menos medios de comunicación, que para recortar sus gastos disminuirán el número de corresponsalías, reducirán el número de páginas, etc. Eso en un contexto en el que las compañías contratarán cada vez menos publicidad y en el que seguramente el número de lectores caerá, con lo que los problemas se recrudecerán. Eventualmente, quedará algo de espacio para medios locales y las noticias de lugares más lejanos llegarán cada vez más con cuentagotas. Tampoco importará, porque la gente tendrá ocupaciones más urgentes y cercanas. Lo que sucede es que dejaremos de tener una noción clara del mundo, que cada vez entenderemos menos lo que está pasando. Ya sé que muchos de mi lectores argumentarán que igualmente no hay mucha información fiable hoy en día y que la agenda mediática está completamente distorsionada, pero esto de lo que hablo es mucho peor: es que no habrá qué distorsionar, y ni siquiera podremos leer entre líneas.
Nos queda, claro está, la opción de internet. Si es que la falta de energía no provoca caídas continuas en la red... Es por eso que quizá ahora se debe hacer un esfuerzo para crear medios para mantener el flujo de información, porque en el período tan confuso que vamos a vivir la falta de información que se pueda difundir a gran escala puede crear fricciones entre diferentes comunidades, ya que tendrán percepciones distintas de la realidad en función de su situación local. Mientras tanto, intentemos aprender y comprender tanto como podamos.
Espero volver en pocos días. Salu2,
AMT
Queridos lectores,
Ayer conseguí llegar a mi casa, en el norte de la provincia de Gerona, 23 horas más tarde de lo que tenía previsto. Entre medias, tuve que pasar una noche en Barcelona, intentando escarbar información útil de los refractarios trabajadores de diversas compañías y servicios (RENFE, Barcelona Bus, ACESA, Servei Català de Trànsit, etc). Cuando al día siguiente, ayer, por fin se abrió la AP-7 y fui a la estación de autobuses de inmediato, había tal acumulación de gente para coger el único autobús que saldría hacia Figueres 6 horas más tarde que comprendí que estaba condenado a pasar otra noche (o noches) en Barcelona. Así que cuando un chico francés pasó diciendo que quién quería compartir un taxi hacia el aeropuerto de Gerona no lo dudé un momento.
Llegar al aeropuerto de Gerona fue sencillo (la autopista estaba bien en ese tramo); llegar del aeropuerto a Gerona también (sencillo, que no barato). La llegada a Gerona parecía sacada de un film apocalíptico holliwoodense: coches caídos por las cunetas (algunos volcados), árboles arrancados, nieve y hielo, la mitad de la ciudad sin luz, fantasma, abandonada (el aspecto de la estación de trenes era tétrico) y como consecuencia de la falta de fluido eléctrico la cobertura de los móviles era intermitente e intentar hacer una llamada a un teléfono fijo requería de varios intentos; a otro móvil era imposible. Una vez en Gerona, casi por casualidad conseguí subir en un autobús a Figueres (fletado por RENFE) para verme una hora más tarde atrapado en una cola de más de 30 kilómetros de largo (causada por los camiones que salían por fin de los aparcamientos de La Jonquera, una vez que la frontera está abierta), atasco en el que nos tuvimos que quedar durante más de hora y media, faltando sólo dos kilómetros para llegar a la salida de Figueres... En fin, un caos.
Explico esta anécdota personal, seguramente semejante a otras vividas por mis lectores, porque me ha hecho reflexionar sobre la fragilidad de nuestro sistema, y en particular de la zona en la que yo vivo. A día de hoy, hay aún 50.000 abonados en la provincia de Gerona sin luz (probablemente uno de ellos un compañero que se quedó sin agua ni luz hace dos días, y que como vive en un pueblo pequeño seguramente que su caso no es prioritario) y la vía férrea que une Barcelona con la frontera sigue cortada por la caída de la catenaria en varios puntos y falta de suministro eléctrico. Podría ser peor: ayer por la mañana eran 220.000 los abonados sin luz y la autopista estaba cortada por la caída de cables de alta tensión.
Pero ahora pensemos: ¿qué pasará cuando la energía sea un bien escaso? ¿Qué pasará cuando no podamos desplazar rápidamente maquinaria pesada a puntos recónditos para levantar rápidamente torres caídas? ¿Qué pasará cuando, da igual el precio, no podamos llevar helicópteros a tender cables de alta tensión en parajes recónditos? ¿Cuando el mantenimiento sea más escaso y desidioso que el de hoy en día y las zonas boscosas no desbrozadas sean más abundantes y la lógica de la vida y la muerte en el bosque haga caer más árboles sobre nuestros tendidos, con o sin temporal? Pasará que cuando se produzcan este tipo de averías (máxime cuando se traten de disrupciones masivas como la de hace dos días) se tardarán días, semanas, meses... en poder repararlas. Pasará que en un momento dado costará tanta energía y dinero arreglar estas averías que se empezará a abandonar a su suerte (sin reconocerlo explícitamente) determinadas zonas menos pobladas y de más complicado acceso. Al final, poco a poco, todo irá colapsando por falta de energía y de capital.
De todos los productos energéticos de nuestra sociedad moderna, la electricidad es uno de los más polivalentes y más necesarios. Sin electricidad, no seríamos capaces de hacer muchas de las cosas que nos parecen normales: no tendríamos luz, ni electrodomésticos, no podríamos conservar los alimentos, no tendríamos calefacción (incluso mi caldera de gas funciona con un sistema electrónico alimentado con electricidad) ni aire acondicionado, ni teléfono móvil, ni fijo si la compañía telefónica tiene problemas,... Muchos comercios no podrían funcionar. Y, sin embargo, nuestro sistema de producción y distribución de electricidad es extremadamente frágil; dependemos sobremanera de tendidos de muy larga distancia apoyados en torres gigantescas colocadas en lugares poco accesibles, cosa que dificultará su reparación cuando las cosas no sean como ahora.
Sostiene Richard C. Duncan, el creador de la teoría Olduvai, que el problema más grave que tendrán las sociedades modernas delante del Peak Oil es el mantenimiento de la red eléctrica, y que la caída de ésta favorecerá el colapso de la sociedad. De hecho, de acuerdo con Dale Allen Pfeiffer en su libro "Eating fossil fuels", en Corea del Norte lo primero que falló, después de una serie de desastres naturales, fue la red eléctrica. Corea del Norte se había visto sometida a una deprivación importante de petróleo con la caída de la Unión Soviética y el aislamiento internacional, pero optó por mantener un modelo industrial y autártico. A partir de la caída del sistema eléctrico todo empezó a fallar, los suministros no llegaban, la producción de grano cayó en picado y el país se vio sometido a una hambruna de la que sólo ha salido a medias por los planes de emergencia de las Naciones Unidas. D.A. Pfeiffer estima que a causa de la hambruna han muerto un millón de personas (de 23 que tenía el país) y que el 62% de los niños padece desnutrición. Las cifras son elocuentes.
Dicen que mis posts son deprimentes y que no aporto soluciones. La realidad es que no hay soluciones si no estamos con una disposición activa para cambiar las cosas, y si no entendemos que el cambio tiene que venir de cada uno de nosotros en vez de esperar que, como siempre, un Estado protector y benevolente nos lo arregle y organice todo. Pues bien, si quieren soluciones aquí las tienen. Lo contrario de fragilidad es resistencia (busquen en inglés resilience). Es la construcción de comunidades y sociedades que sean resistentes a estas adversidades. En ese sentido, destaca la iniciativa de Ciudades en Transición (Transition Towns) que se va extendiendo por todo el mundo y que busca crear comunidades autosuficientes y resistentes. Creo que en cada ciudad, en cada pueblo, en cada comunidad de España se debería de constituir una comunidad de transición para favorecer el cambio. Lo contrario supone esperar al siguiente golpe, al siguiente temporal, a los siguientes apagones y desabastecimientos. Ahora es su opción.
Gracias por su tiempo. Atentamente,
AMT.
Queridos lectores,
Acabo de volver, y tengo mucho trabajo acumulado, así que aún me mantendré alejado del blog unos días. Sin embargo, no quería dejar pasar la ocasión para comentar la siguiente noticia, según la refiere El País:
Obama parepara una "drástica reducción" del arsenal nuclear estadounidense
No deja de ser curioso que, de repente, en medio de tantas necesidades urgentes en EE.UU. (cuando estuve allí la semana pasada vi varias noticias en la tele, en la que calificaban al Gobierno de "roto"), la administración Obama pierda tiempo con un asunto tan espinoso como es la del reducción del arsenal nuclear, sobre todo teniendo en cuenta que tendrá a los republicanos en contra y sin tener una contrapartida asegurada de una reducción del mismo calibre por parte de Rusia. A no ser que EE.UU. necesite reaprovechar el uranio inmovilizado en las cabezas nucleares para sus necesidades energéticas civiles. Y es que, como comentamos, falta uranio para cubrir las necesidades mundiales, con el agravante de que en el caso del uranio la caída será brusca (no será un pico como con el petróleo), ya que al menos del tercio de uranio - el que viene de las reservas- se agotará repentinamente. Y en este contexto es crucial que EE.UU. comience a movilizar sus reservas militares. Conviene recordar los problemas que ha tenido Francia este invierno por culpa de la falta de uranio (ver noticia en The Times).
En unos días volvemos. Saludos cordiales,
AT.