lunes, 31 de diciembre de 2018
Noveno año de este blog
Queridos lectores:
Como siempre por estas fechas, es la hora de hacer balance de cómo se ha desarrollado este blog durante el último año, y también como siempre he escogido una imagen significativa de los temas que hemos tratado. Este año he escogido la figura 1.19 del último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Es una figura terrible, mucho peor que aquellas a las que la AIE nos tiene acostumbrados - y ni siquiera es la peor de este informe. Según la AIE, incluso asumiendo que el fracking estadounidense crecerá de una manera desmesurada y completamente inverosímil, incluso así, en 2025 habrá un déficit de por lo menos 13 Mb/d sobre la demanda que para ese año se espera que sea de 100 Mb/d. En una situación no tan favorable, el déficit podría llegar a ser de 34 Mb/d. Estamos hablando de un tercio de la producción total de hidrocarburos líquidos. Y en 7 años tan solo. Después de eso poca cosa más queda por decir.
Como es costumbre, analicemos el pasado, presente y futuro del blog.
Pasado:
Éste ha sido, en muchos sentidos, un año más de tránsito, con un precio del petróleo que amenazó con desbocarse pero que finalmente se contuvo, y que gracias a eso la situación ha sido favorable a las economías occidentales pero desfavorable a las economías que dependen de la exportación de materias primas. El auge de la ultraderecha en el Viejo Continente es tan fuerte que ahora hasta España está bajo su influencia, y Francia e incluso Alemania parecen a su alcance. En el caso concreto de España, ha sido un año muy agitado, con cambio de gobierno incluido y con el conflicto catalán a medio gas pero siempre latente.
Respecto al blog, contando éste el año se cerrará con 47 posts, uno más que el año pasado (46), que ha marcado el mínimo histórico de posts publicados aquí. Parece que hemos conseguido estabilizar el número de posts, con 20 posts contribuidos por otros autores (a los que de nuevo agradezco su generosidad y dedicación). Sigo haciendo muchos viajes al año, me sigue faltando tiempo para leer, documentarme y poder escribir más posts, pero seguimos ahí. The Oil Crash sigue siendo en un lugar de referencia donde buscar información sobre el peak oil en castellano, y afortunadamente cada vez hay más páginas donde se abordan este problema y otros conexos en nuestra lengua.
Lo que realmente ha marcado el año para este blog fue la publicación de una entrevista que me hicieron en El Confidencial a principios de diciembre. Esa entrevista, en la que discutía el problema del pico del diésel, tuvo mucha repercusión e hizo que las más mortecinas estadísticas actuales se duplicaran durante algunos días, e incluso tres semanas después siguen por encima de la media. La publicación del post "¿Trabaja usted en el sector del automóvil? Pues sepa que le están engañando" fue el origen de todo. Ese post, con un tono muy diferente al habitual, más divulgativo y menos analítico, más incisivo y menos frío, tocando un tema más cercano a la mayoría de población, ha demostrado que se puede conseguir mejorar la divulgación con estrategias más adecuadas, sin caer en el tremendismo, eso sí.
Desde el punto de vista de la estadística, las discrepancias entre Google Analytics y el propio blogger son como siempre muy amplias en cifras absolutas, debido a la diferente manera que tienen de medir las visitas. Así, según Google Analytics hasta hoy ha habido 3.940.026 visitas y se han visualizado 10.184.168 páginas, mientras que según la contabilidad interna de blogger (de la que se nutre el contador que pueden ver aquí a la derecha) el número de páginas vistas (no hay estadísticas de las visitas) ha sido de 9.851.384. Como siempre, en lo que sigue usaré las estadísticas de Google Analytics, que son más detalladas, aceptando la incertidumbre en las cifras.
Desde el 31 de diciembre de 2017 al 30 de diciembre de 2017 el número de páginas vistas fue de 945.078, un 4,5% superior al del anterior período anual (904.490). Cabe destacar que, mirando la tendencia, si no fuera por la remontada de las últimas semanas probablemente la cantidad de páginas vistas hubiera sido ligeramente inferior este año a lo que fue el anterior. El número de visitantes únicos durante el último año fue de unos 168.000, que cuando se compara con los 131.000 del año pasado nos indica un incremento del 28%, muy significativo teniendo en cuenta que el número de posts de este año es prácticamente el mismo que el año pasado. El número medio de páginas por visita sube ligeramente (2,41) y la duración media de las visitas sube ligeramente con respecto al año anterior (1'55'' este año frente a los 1'49'' del año anterior). El 80,6% de los usuarios que han entrado este año son nuevos, que es un porcentaje muy semejante al de cada período anual. Si el año pasado hablábamos de la madurez del blog y de la dificultad de ampliar la audiencia si no se escribían más posts, la experiencia con el post que mencionaba más arriba demuestra que la mejor estrategia para conseguir audiencia es escribir posts más apropiados para una audiencia amplia.
El blog sigue manteniendo una buena afluencia de público, que ha hecho que durante 2019 hayamos llegado al noveno millón de páginas vistas el 19 de marzo, a un ritmo semejante al de los últimos millones. A ritmos actuales (que se ha incrementado espectacularmente en el último mes, y se sitúa en unas 150.000 páginas vistas al mes, casi el doble de lo que teníamos en noviembre) lo previsible es que a finales de enero o principios de febrero el blog llegue a los diez millones de páginas vistas. De mantenerse el ritmo, el siguiente millón se daría también en 2019.
En cuanto a la procedencia de los visitantes, durante 2018 España siguió ocupando el primer lugar con el 79,86% de los visitantes, seguida de México (2,67%), Argentina (2,01%), EE.UU. (1,87%) y Alemania (1,22%). La subida de EE.UU. y Alemania desplaza a Francia y Reino Unido a las sexta y octava posiciones, respectivamente. Llama la atención la presencia de cuatro países de lengua no española entre los diez primeros de la lista (EE.UU., Alemania, Francia y Reino Unido), aunque el año pasado también estaba aquí Italia.
En cuanto a la procedencia de los usuarios, destaca en primer lugar los enlaces directos, seguido por los provenientes de Facebook, donde todos los artículos son publicitados. También hay muchos usuarios que acceden al blog desde el Foro Crashoil o desde diversos diarios o blogs de actualidad y especializados.
En términos absolutos (contando desde el año 2010, inicio del blog), el número de visitantes únicos ha sido de 1.496.682, mientras que hasta el 30 de diciembre de 2017 era 1.328.205. Este dato confirma que se ha seguido produciendo reclutamiento de nuevos lectores.
A día de hoy (estadísticas de blogger, en este caso) los 10 posts más vistos son "Un año sin verano" (2013), con 91.818 visualizaciones; "La España buena y la España mala" (2013), con 50.637; "Tus vecinos no se conformarán con un YA OS LO DIJE" (2015), con 47.214; "El pico del diésel" (2012), con 42.840 visualizaciones; "Vidas low cost" (2017), con 41.529; "Digamos alto y claro: esta crisis económica no acabará nunca" (2010), con 41.361; "¿Trabaja usted en el sector del automóvil? Pues sepa que le están engañando" (2018), con 31.191; "La espiral" (2014), con 29.402; "Sucedió en el Parlament" (2016), con 28.208; "El coche eléctrico delante de los eventos inesperados" (2018), con 26.085. Dos de los 10 posts más destacados fueron publicados este año, "¿Trabaja usted en el sector del automóvil? Pues sepa que le están engañando" y "El coche eléctrico delante de los eventos inesperados", y además irrumpiendo con bastante fuerza. Son dos posts que tocan un tema de interés general y con un lenguaje muy asequible, lo que motiva su mayor interés.
Presente:
Lo más destacado acerca del blog este año es la llegada hasta los nueve millones de páginas de vistas y la estabilización del número de posts. Los comentarios siguen cerrados; ya saben que si quieren discutir sobre los temas aquí tratados y otros similares siempre pueden acudir al Foro Crash Oil.
Futuro:
Como esperaba, a finales de 2018 el blog ha ganado una mayor atención pública, gracias sobre todo al pico del diésel y las medidas precipitadas que están tomando los gobiernos para afrontarlo. Teniendo en cuenta nuestras previsiones para 2019, es esperable que haya cada vez una mayor atención pública a la temática del blog. Si se cumplen mis peores augurios, seguramente recibiré más estímulos para realizar y publicar más análisis. Ya veremos como se desarrolla el año que viene, pero por lo pronto promete ser movidito.
Que tengan Vds. una buena entrada de año y Feliz Año 2019.
Salu2.
AMT
Predicciones para 2019
Queridos lectores:
Como viene siendo tradicional, al acabar un año y estar a punto de comenzar el siguiente escribo un post formulando mis previsiones para el año que comienza sobre el devenir de la crisis energética y de sociedad que la primera comporta.
Aventurarse a hacer predicciones para el año siguiente es siempre un ejercicio arriesgado, cuando no directamente imposible. Un año es un período de tiempo demasiado corto como para poder describir con cierta precisión los cambios asociados al inevitable e inexorable declive de los recursos energéticos, y existen miles de factores imponderables que pueden acelerar o frenar los procesos en curso. Por ejemplo, en 2005 la producción de petróleo crudo convencional llegó a su máximo, pero no fue hasta 2008 que las dificultades de suministro se manifestaron en forma de un pico de precios histórico (casi 150$ por barril) para caer abruptamente después (tal y como era de esperar); después, hacia 2011, el precio del petróleo volvió a recuperar los 100$ y todo parecía indicar que habría un nuevo punto de ruptura, pero irrumpió el fracking estadounidense (ya saben, un negocio ruinoso a través del cual EE.UU. está financiando al resto de Occidente una extensión temporal de la fiesta del petróleo) y el precio no volvió a romper el techo, sino que se mantuvo en torno a los 100$ hasta que en 2014 algunas cosas comenzaron a ceder... y así hasta ahora. Este tipo de complejidades son las que se dan en el mundo real, y las que hacen que el ejercicio de intentar anticipar por dónde van a ir los tiros sea tan difícil.
Pero, a pesar de las dificultades, creo que es interesante intentar aventurar las dinámicas a corto plazo, básicamente para ayudar a los que esto lean a reconocer determinados movimientos y sepan cómo reaccionar (independientemente del momento exacto en que se produzcan finalmente). Por ejemplo, el actual acoso al diésel ya lo intuimos en 2012, aunque el momento en el que se ha producido el pico de producción del diésel haya sido en 2015. También es interesante intentar anticiparse a los problemas que se pueden producir a corto plazo justamente para intentar prevenirlos, si la detección es temprana. Lo que desde luego no debe tomarse es como un vaticinio cierto, y menos en tan breve lapso.
Pero antes de empezar con la previsión de este año propiamente dicha, haremos como siempre un repaso de las previsiones que hicimos el año pasado, analizando cuán acertadas o equivocadas fueron.
- Caída de la producción de petróleo: Puede que la producción de todos los líquidos del petróleo haya comenzado a caer, pero si es así tal caída no está siendo aún apreciable ni mucho menos ha llegado a los 2 Mb/d. Considero esta predicción fundamentalmente errónea.
- Pico de precios del petróleo: Hubo un momento, en octubre, en el que parecía que el precio del petróleo se iba a disparar, pues subía con rapidez y el barril de Brent tocó los 85$. Sin embargo, por razones múltiples y no del todo evidentes, el precio ha pegado un bajón impresionante en estos dos últimos meses, hasta los 52$ actuales. Considero esta predicción fundamentalmente errónea.
- Grave crisis del fracking en los EE.UU. con fuertes consecuencias políticas: Bueno, en el post ya se decía que lo más probable es que sucediera en 2019. Aunque la situación financiera de las empresas del fracking ha continuado su rumbo de empeoramiento durante 2018, aún no han tocado fondo. Predicción errónea, por tanto.
- Recesión, por fin: Pues no. El IBEX35 va de mal, pero aún no ha sido el momento. Aún no. Previsión errónea.
- Nuevas guerras: La situación del mundo no es buena, pero afortunadamente no han estallado nuevas guerras en países que aún no estaban en conflicto. Previsión errónea, por suerte.
- La España ingobernable (tercer acto): Hubo moción de censura, hay inestabilidad, pero no ha habido elecciones anticipadas (aunque es un riesgo que todo el rato ha planeado). Que el Congreso está fragmentado es un hecho, y que tras las próximas elecciones lo estará aún más es más que probable. Previsión casi correcta.
- Cataluña, rebelión de baja intensidad: La mayoría de las cosas que se decían en este punto tan detallado se han cumplido. Previsión esencialmente acertada.
- La sequía en España se agrava: Gracias a Dios, ha pasado exactamente lo contrario. Previsión completamente errónea.
- Cierre de este blog: Se consideraba que no era en absoluto probable, y así ha sido.
En suma, mis previsiones para 2018 han sido un desastre sin paliativos: creo que es el año en que menos cosas he acertado hasta ahora (y mira que en 2017 había estado muy desacertado). Así que, partiendo de este historial de desaciertos, vamos a ver ahora qué creo que nos deparará el 2019.
- Recesión, por fin: Hemos huido hacia adelante durante varios años, pero viendo las enormes tensiones que se están manifestando actualmente en la cotización bursátil incluso en EE.UU., en mucha mayor medida en Europa y hasta extremos muy preocupantes en España, creo muy probable que se desencadene por fin la recesión que hace años tememos. El consumo está débil, los programas de compra de deuda se han acabado a ambas orillas del Atlántico, el precio de la acción de grandes bancos como Deutsche Bank cotiza a la baja,... Los problemas se acumulan sin que haya mucha solución, y muchos analistas avisan de que se acaba el crecimiento. Algunos son tan infelices como para creer que lo que está a punto de pasar es la superautomatización y robotización del trabajo, cuando los problemas vienen claramente por otro lado. En fin, sea como sea, todo apunta a que en 2019 se va a presentar la recesión, y seguramente lo hará con una cara más fea de lo que lo hubiera hecho si no hubiéramos inflado tanto la bola.
- El precio del petróleo se mantiene moderado-bajo durante todo el año: Dado que lo más probable es que la recesión económica llegue antes de que se empiece a notar la caída de producción motivada por la desinversión global en exploración y desarrollo, lo más probable es que durante todo 2019 el precio del petróleo sea incapaz de superar los 80$ por barril, y con la recesión completamente desarrollada veremos el barril a un precio muy inferior, incluso por debajo de los 40$. Solamente a finales de año, cuando el hundimiento del fracking comience a tomar carta de naturaleza, el precio empezará su ruta de ascenso, que no concluirá hasta un nuevo pico de precios, pero eso no pasará antes de 2020.
- El fracking se hunde: Las dificultades económicas generales harán que se pierda la fe en la capacidad del fracking de generar alguna vez beneficios netos. Sin embargo, no es probable que eso suceda hasta finales de año e incluso podría postergarse hasta 2020. Eso sí, cuando las empresas de fracking comiencen a quebrar, el descenso de producción de petróleo y su ascenso de precio será inexorable.
- El pico del diésel amenaza: A finales de este 2018 se ha empezado a evidenciar que hay un problema urgente con el diésel, el cual se intenta disfrazar con diversas medidas y argumentos, aunque no son pocos los que adivinan la incongruencia argumental de lo que se está diciendo. En 2019 veo previsible que la urgencia por contener el problema del diésel se agudice, pues aunque la crisis económica haga caer el consumo general de combustibles, también va a golpear a las refinerías y va a paralizar inversiones necesarias para intentar sacar un poco más de diésel de los hidrocarburos que se procesan hoy en día. Por lo tanto, no me extrañaría ver en 2019 que el límite de velocidad en las carreteras convencionales se reduce hasta los 80 Km/h o que se anuncien nuevos impuestos o medidas coactivas contra el coche de diésel.
- Nuevas guerras: Este fantasma va a seguir flotando en el aire el año que viene y los que le seguirán. Cuál es el siguiente país que va a caer bajo la bota del dios Marte es difícil de saber. Las dudas sobre la capacidad de Argelia de mantener su producción de gas natural, las enormes dificultades de Venezuela para mantener su producción de hidrocarburos líquidos y la inestabilidad social que padece ese país, la guerra civil de baja intensidad que padece Nigeria,... La lista de candidatos es larga. Que alguno de estos países acabe de reventar es algo bien posible en 2019.
- El marasmo político: No es solo España, toda Europa esta prisionera de muchas urgencias, todas de ellas con un denominador común: la creciente desesperación de la clase media. Desesperación que se va a acrecentar cuando la crisis económica dispare el paro. En esa situación, la subida de partidos con discursos populistas parece cantada. Algún gobierno podría caer, y en el caso de España la convocatoria de nuevas elecciones es en todo caso obligada por ley, agotada la legislatura. El viraje del discurso político a posiciones extremistas y radicales es una cosa completamente inevitable, y es muy poco probable que surja una fuerza conservacionista con un discurso no reaccionario que se pueda oponer a esto (entre otras cosas porque los líderes políticos, incluso los de aquellas fuerzas que se autoconsideran más avanzadas, no entienden la situación).
- España, rumbo al desastre: En España, la deriva independentista de Cataluña (que aunque uno no lo acepte sería de justicia reconocer que ha sido un movimiento pacífico) ha llevado a un atrincheramiento esencialista español, sobre todo entre los partidos de la derecha, esencialismo que domina cada vez más el discurso político, por encima de muchos otros problemas ya presentes y algunos previsibles en el futuro más inmediato. Si todo va como parece, la radicalidad anticatalana en particular y reaccionaria en general va a acabar dominando la escena política española. Eso solo puede agudizar los problemas en Cataluña y por extensión en otras comunidades, empezando por las de las nacionalidades históricas (País Vasco, Galicia) y al final por todas partes. Dada la poca altura de miras de nuestros representantes políticos y la deriva actual, solo cabe esperar que la cosa degenere. Y la crisis económica lo va a hacer todo peor, mucha gente gritando acerca de problemas espurios y callando sobre los reales.
- Cierre de este blog: Aún no lo veo probable, pero teniendo en cuenta que vivo en España me espero que se me comience a ver como un mal español o un traidor o alguien al servicio de vete a saber qué intereses. No será 2019 el año en que cierre el blog, pero empiezo a vislumbrar su fin.
Salu2.
AMT
viernes, 28 de diciembre de 2018
The Oil Crash: año 13
Queridos lectores:
Como cada año por estas fechas, realizo en este post un repaso de las noticias acaecidas durante este año que creo que son más relevantes desde el punto de vista de los temas que trata este blog, es decir, del desarrollo de la crisis energética y de recursos, y de cómo éstas están impactando en nuestra sociedad. Por cierto que para los recién llegados, que no entenderán la cronología a la que se refiere el título ("año 13"), sigo la convención de Kenneth Deffeyes, según la cual el pico de producción de petróleo crudo convencional se produjo el día de Acción de Gracias del año 2005. Poco importa que esa fecha sea una simple convención sin mayor sentido que el simbólico: sabemos que aproximadamente a finales de 2005 la producción de petróleo crudo llegó a su máximo y que desde entonces se han intentado poner parches para seguir adelante, con discreto éxito (por no decir sonoro fracaso) desde el punto de vista del rendimiento energético y económico.
Pasemos, pues, a hacer la revista de los hechos que considero más relevantes de este 2018. Y para variar empezaré con la energía, y después con lo que está pasando en la escena social internacional y española.
- La Agencia Internacional de la Energía avisa de problemas inminentes con la producción de petróleo: En su último informe anual, el World Energy Outlook (WEO), la Agencia Internacional de la Energía (AIE), ha pasado varios mensajes importantes, pero el más significativo de todos es la imposibilidad de satisfacer toda la demanda prevista de petróleo en 2025. La AIE ve que al menos 13 millones de barriles diarios (Mb/d) de petróleo de demanda quedarán sin cubrir en 2025, cantidad que podría llegar a ser de 34 Mb/d según como evolucione la inversión en exploración y desarrollo. Teniendo en cuenta que para 2025 se espera una demanda de unos 100 Mb/d, estamos hablando de desajustes muy fuertes en el mercado, razón por la cual la AIE está lanzando repetidos avisos de que se van a producir varios picos de precios en el petróleo de aquí a 2025. Pero también se esperan problemas con el carbón, con el uranio y, en menor medida, con el gas natural. Para más detalles, pueden consultar el post correspondiente.
- El pico del diésel: Por lo que respecta a la energía, el año 2018 ha marcado también otro hito importante: la probable (aunque aún no confirmada) llegada del pico de producción de diésel para automoción. Bien, en realidad este pico se habría producido hacia 2015, pero es en 2018 cuando se estaría empezando a manifestar el inicio del declive, tras varios años de estancamiento. La caída de producción del diésel antes que de otros combustibles derivados del petróleo es una consecuencia de la falta de idoneidad de una parte de los hidrocarburos líquidos que se han introducido en los últimos años para compensar la caída de producción del petróleo crudo (puede encontrar una descripción completa del problema en el post correspondiente). El hecho es que la actual campaña de demonización del coche de diésel probablemente pretende ocultar por un tiempo (breve, en realidad) la verdadera naturaleza del problema. Cómo se va a desarrollar en los próximos años la crisis del diésel es una incógnita, pero la cosa promete ser bastante movida. De momento, se anticipan más movimientos contra el vehículo privado de diésel, por ejemplo a raíz de la reciente sentencia del Tribunal General de la Unión Europea que da la razón a tres grandes ciudades en querer fijar límites más estrictos a las emisiones de NOx. Y para acabar el año, el Gobierno español aprueba hoy mismo una sorprendente reducción del límite de velocidad en carreteras convencionales (convenientemente etiquetadas como "secundarias", cuando ese término significaba antes otra cosa), desde los 100 Km/h a los 90 Km/h, siguiendo la estela de otros gobiernos europeos. Dicen que lo hacen para disminuir el número de accidentes, cosa que sin duda es positiva, pero la razón más probable de esta celeridad son las actuales prisas para adaptarse a la disminución del diésel disponible.
- Pero el petróleo no sube de precio: A pesar de las pésimas previsiones para los próximos años, en lo que a la producción de petróleo se refiere, el precio del petróleo ha caído bastante durante el final del año 2018, como muestra la gráfica que acompaña a estas líneas (precio del barril de Brent en los últimos dos años). Cabe decir que el precio había subido mucho desde mediados de 2017 (de unos 45$ entonces hasta casi 85$ hace un par de meses) y que con la caída actual aún no ha vuelto a los precios de 2017 (todavía está unos 10$ más caro). ¿A qué obedece la caída de precio actual, si el petróleo está por escasear, como hemos dicho? Como llevo explicando desde el quinto post de este blog (escrito en febrero de 2010), los problemas con el suministro de petróleo no conllevan precios permanentemente altos, sino fuerte volatilidad. Es decir, precios que oscilan salvajemente, y a veces son demasiado bajos (falla el consumo) y a veces son demasiado altos (falla la producción). Es la temida espiral de la energía, una dinámica de destrucción acelerada que no hemos querido comprender. La actual caída de precio anticipa una severa crisis económica a escala global.
- Malas perspectivas económicas en todo el mundo: Si hay algo que se ha repetido mucho este año son los análisis que nos advierten de los negros nubarrones que se están acumulando en el horizonte. La demanda es débil, las perspectivas de crecimiento ya no son tan buenas, hay muchas fragilidades en el sistema... Hay muchos síntomas de que el actual ciclo de relativa bonanza va a acabar. Llevamos desde 2014 anticipando problemas muy serios que aún no se han materializado, en parte porque se ha apuntalado lo que queda de crecimiento con más deuda. Y aunque todo el mundo sabe que eso no podrá seguir así para siempre, ahí sigue el índice Dow Jones subiendo alegremente. Fíjense sin embargo en la enorme similitud del gráfico de evolución del Dow Jones durante los dos últimos años y la gráfica del precio del barril de petróleo que ponía más arriba. En este momento, gracias a la alocada apuesta por el fracking, el precio del barril del petróleo está completamente acoplado con las perspectivas bursátiles. Eso le pone una fecha de caducidad a la magra bonanza actual: cuando la burbuja del fracking reviente. Y como sabemos, la capacidad de los nuevos pozos de fracking de compensar la caída de producción de los anteriores está a punto de desvanecerse. Así que probablemente es cierto que estamos llegando al final de este período expansivo, con el agravante de que ha sido más expansivo en lo macroeconómico que en lo microeconómico.
- Malestar social creciente: Este año que acaba se caracteriza por el afloramiento de muchos movimientos de contestación social. Y no solo en el norte de África, donde se empieza a intuir el resurgimiento de la Primavera Árabe que todo lo quiso cambiar pero nada resolvió. Ahora el problema se ha trasladado a países más pudientes. En boca de todos está la revuelta de los chalecos amarillos en Francia: grupos numerosos de ciudadanos de clase media que, agobiados por los impuestos y las malas perspectivas económicas (porque la presunta recuperación económica no ha llegado de igual manera para todo el mundo) se lanzan a las calles para protestar en tal número que la cosa toma por momentos las dimensiones de una verdadera revolución. De momento las protestas han sido controladas con bastante fuerza, pero si los problemas que las han originado no se resuelven el país (y estamos hablando de Francia, nada menos) podría caer en una situación muy turbulenta. En el Reino Unido lo que ha cobrado mucha fuerza es el movimiento Extinction Rebellion: gente que se resiste a la forzada extinción de la raza humana si continuamos con nuestro alocado consumo de combustibles fósiles y aceleramos aún más el Cambio Climático. Aunque fuera del Reino Unido no se le ha prestado la debida atención, Extinction Rebellion supone también un grito y un desafío a las élites políticas y económicas que gobiernan a espaldas no ya solo de los ciudadanos, sino de las duras realidades a las que debemos de hacer frente. Todos estos movimientos, caóticos u organizados, reflejan el descontento creciente de la población con sus líderes y augura muchos otros problemas por venir.
- Auge del nacionalismo y el autoritarismo: Es un problema completamente global. Es la victoria de Bolsonaro en Brasil o la coalición entre el Movimiento 5 estrellas y la Liga en Italia, es el rodillo ultraderechista en Hungría o la recuperación del UKIP en el Reino Unido, es la reafirmación nacionalista de Japón y es, por supuesto, Donald Trump. Todos esos movimientos tienen en común un ascenso de líderes que hace 10 años serían improbables y actualmente son inevitables. Son líderes que surgen como una reacción contra la patraña y el engaño del progreso, como ya explicamos profusamente en su momento, oportunistas que aprovechan esa deriva iconoclasta de los ciudadanos desencantados y asqueados, dispuestos a acabar con el sistema si así se consigue una mejora por pequeña que sea. Pero obviamente esos líderes son lobos con piel de cordero, no persiguen una mejora social real sino imponer una agenda reaccionaria y autoritaria, que disfraza las renovadas prebendas al poder económico con soflamas nacionalistas. El año acaba salpicado de noticias terribles: Italia no solo ha cerrado sus fronteras, sino que ha regulado la deportación exprés y masiva; Japón desfía la prohibición internacional y vuelve a cazar ballenas; Brasil desprotege amplias áreas de la Amazonia para su explotación; Hungría aprueba una ley que degrada las condiciones laborales hasta casi la esclavitudad; el Reino Unido parece lanzarse a un Brexit duro que sobre todo va a perjudicar a sus clases medias; y así un largo etcétera de noticias. Y por supuesto, todo lo que tenga que ver con Donald Trump, desde el muro con México al "No me lo creo" con el que despachó el informe sobre cambio climático que habían realizado sus propios científicos. Todas estas noticias tienen un denominador común: el líder macho alfa impone auténticas barbaridades desde el punto de vista de los derechos colectivos con la excusa de hacer su nación grande y poderosa de nuevo. Y la masa traga y acepta, por lo menos de momento, aceptando tales barbaridades, quizá en la esperanza de que su país volverá a ser grande, de alguna manera.
- Ante el drama de los refugiados, sube la xenofobia: Aunque en los medios se hace menor seguimiento que en años anteriores, continúan llegando a Europa refugiados que huyen de los numerosos conflictos en el Norte de África y Oriente Medio. Delante de un problema en parte alentado por la propia Europa con su estrategia geopolítica, la reacción que se va extendiendo por el continente es la del atrincheramiento argumental contra lo que se vende numerosas veces como una "invasión", aunque la cantidad de refugiados que finalmente se asienta en Europa en realidad va disminuyendo año tras año, mientras crecen los enormes campos de refugiados en Turquía o en diversos países norteafricanos para contener a esa masa humana a la que Europa sus puertas cierra. Pero el discurso de la xenofobia prende fácil y cada vez son más los gobiernos europeos que regulan de manera salvaje contra los desplazados de los conflictos o simplemente la miseria que se crea desde occidente. Incluso en Alemania, la canciller Merkel, quien se mantuvo firme en la defensa de la acogida de refugiados, comienza su despedida del poder mientras la ultraderecha xenófoba va recogiendo más adhesiones también en su país.
Al otro lado del Atlántico, en los últimos meses se ha sucedido una serie de caravanas principalmente desde Honduras pero también desde Guatemala y El Salvador, atravesando México en dirección a los Estados Unidos. Análogamente a lo que sucede en Europa, nadie pregunta por qué en este momento se ha originado una caravana semejante, cómo es posible que tantas personas a la vez hayan llegado a tal punto de desesperación de emprender un viaje semejante a pie, con sus hijos pequeños y casi sin pertenencias. Y análogamente a lo que sucede aquí, toda esa gente necesitada se encuentra con la incomprensión, la xenofobia, e incluso la violencia (personal e institucional) en la frontera.
- El IBEX35 acaba desastrosamente el año: La evolución del selectivo español ha sido realmente muy mala durante este año, culminando una trayectoria descendente que comenzó hace casi dos años. La evolución de la bolsa española se encuentra entre las peores de Europa (y eso que incluso países grandes como Alemania o Francia no han tenido precisamente evoluciones muy brillantes). Sin recursos propios, Europa no tiene demasiadas posibilidades para intentar mejorar su curso económico, y cuando sobrevenga la gran crisis del fracking americano el sufrimiento actual se convertirá en un gran padecimiento.
- El PP, desbancado del poder: Sin duda, la gran noticia política en España este año ha sido la moción de censura contra el partido gobernante, el Partido Popular. El PP estaba acosado por numerosos casos de corrupción, muchos de los cuales han acabado en los tribunales, y una improbable coalición de prácticamente todos los demás partidos políticos hizo posible que prosperara la moción de censura y que el Partido Socialista recuperara el poder. El nuevo gobierno del PSOE parte de una situación de extrema debilidad y con importantes retos de futuro, pero solo necesita resistir durante un año y medio, hasta que la legislatura se acabe de manera natural, y ya ha conseguido aguantar casi la mitad de ese período. Con su acción de gobierno, el PSOE pretende convencer a la ciudadanía para que vuelvan a confiar en él, pero las encuestas siguen mostrando mucha división de voto, y además un nuevo factor ha irrumpido con fuerza al final de este año 2018.
- Ascenso de la ultraderecha en España: Y es que el partido Vox, hasta ahora una fuerza extraparlamentaria, ha conseguido centrar una buena parte del foco mediático durante los últimos meses. Con un discurso calcado de otros partidos autoritarios europeos, la entrada de Vox en el Parlamento Andaluz y la más que probable entrada en el Parlamento Español cuando se convoquen elecciones, acaba con la anomalía española de no tener un partido con un discurso netamente populista, autoritario y reaccionario.
- Revuelta de jubilados y de mujeres: El año 2018 arrancó con numerosas movilizaciones en las calles de España, por parte de colectivos que no habían planteado hasta ahora ninguna conflictividad. Las primeras fueron las manifestaciones masivas, primero en Bilbao y luego en toda España, de jubilados, reclamando una mejora de sus pensiones. Y es que las personas jubiladas han tenido que ayudar económicamente a sus hijos y nietos, agobiados por la crisis económica que para la clase media no ha cesado, y al mismo tiempo han visto como sus pensiones se congelaban o incluso, con las últimas reformas, se iban a reducir. Así que al final los jubilados no aguantaron más y salieron a reclamar lo que era suyo. El problema de las pensiones no ha sido resuelto en absoluto, porque las soluciones duraderas deberían pasar por cambios muy estructurales en los objetivos y medios de nuestra sociedad, y la crisis actual con las pensiones es en particular un efecto más del final del crecimiento económico. A las movilizaciones de los pensiones (de momento apaciguadas por la llegada del PSOE al poder, mientras se espera a ver si realmente se implementan mejoras en el sistema de pensiones, cosa dudosa) le siguieron las manifestaciones de las mujeres. Y es que en 2018 el movimiento de las mujeres reclamando sus derechos, el final de la discriminación y de la violencia implícita y explícita que la sociedad no solo tolera sino que en demasiadas veces alienta, movimiento que llevaba en auge durante los últimos años, ha conocido una verdadera eclosión. De nuevo este movimiento había pasado desapercibido para muchos, y no pocos hombres se han sentido amenazados por lo que en el fondo son simples reivindicaciones de sentido común. Por desgracia, la Reacción, que es de momento la única respuesta estructurada de lógica oposición a la absurda idea de Progreso que domina la agenda política y económica, ha hecho del antifeminismo su bandera, aglutinando de manera oportunista ese malestar de los hombres (y algunas mujeres) que se sienten amenazados por el ascenso del feminismo. Cóctel explosivo para los próximos años.
- Descrédito de la justicia: No llevaré aquí la cuenta de todas las decisiones judiciales discutibles, cuanto no directamente injustas, que han tenido un gran eco mediático en España durante el año 2018. La grotesca y rocambolesca anulación de la resolución del propio Tribunal Supremo que cargaba a los bancos con el pago de determinadas tasa que abonaban hasta ahora los clientes; el trato de favor de determinados tribunales con políticos del PP mientras se carga la mano con los independentistas catalanes; las resoluciones judiciales benignas con delitos contra la libertad sexual, la persecución de raperos, actores iconoclastas, titiriteros y otra gente de mal vivir... La lista es realmente impresionante. Dentro de la oleada reaccionaria que se abate actualmente sobre España, no son pocos los que ven con buenos ojos tales desmesuras. Sin embargo, las veleidades de un poder que para ser efectivo debe ser independiente e irreprochable están causando profundas grietas en el contrato social, al que una gran parte de la población se siente cada vez más desafecta. Si continuamos por esta vía de descrédito, la próxima parada será la rebelión contra los tribunales y a partir de aquí el choque entre las aspiraciones legítimas de los ciudadanos y el monopolio legítimo de la violencia que ostenta el Estado será imparable.
- El laberinto catalán: Sobre Cataluña se ha escrito ya mucho, mucho en este blog. La situación en Cataluña ha pasado, como desgraciadamente era previsible, de drama a comedia, y no tiene visos de mejorar en los próximos años, sino más bien empeorar, ya que para muchos partidos españoles la reacción desemesurada al independentismo catalán se ha convertido en un filón electoral, mientras que en Cataluña una parte del independentismo se siente cómoda en el enrocamiento y el conflicto permanente. Pero afortunadamente, a pesar de la exagerada retórica, el nivel de tensión en la calle se ha rebajado más que considerablemente, seguramente porque las preocupaciones cotidianas de tantos ciudadanos pasan más bien por otros derroteros más mundanos.
Y con eso acabo esta revista de los hechos que considero más relevante de este 2018 que pronto acaba. En el siguiente post, formularé mis previsiones para el año 2019.
Salu2.
AMT
jueves, 27 de diciembre de 2018
El coche diésel y la cuenta del camión
Queridos lectores:
Javier Pérez ha escrito un breve ensayo mostrando uno de los flancos débiles de la argumentación contra la contaminación de los coches de diésel. Y es que ciertamente los coches de diésel contaminan, pero, ¿son lo que más contamina?
A modo de reflexión adicional, he abierto el post con una imagen de satélite, tomada sobre Europa, en la que se muestra la concentración de óxidos de nitrógeno (NOX), alternándose con la presencia de barcos en el mar (que delinean las principales rutas marítimas). De una imagen de concentración de NOX similar se ha dicho en algún artículo reciente, aparecido en medios generalistas, que muestra claramente que donde hay más coches (de diésel, se sobreentiende) hay más NOX. Sin embargo, si estudian bien la imagen verán que la concentración de NOX está más correlada con la concentración de actividad logística (portuaria y camiones). Y si vieran una imagen del mundo entero (incluyendo otros países como EE.UU., donde el coche de diésel es minoritario) verían un retrato muy diferente al que se suele mostrar.
Con su estilo directo y contundente, Javier desmonta con dos argumentos muy simples, aproximados pero que capturan bien los órdenes de magnitud del problema, por qué lo que nos cuentan sobre el coche de diésel no tiene demasiado sentido.
Les dejo con el maestro Javier.
Salu2.
AMT
El coche diésel y la cuenta del camión
Ya lo comenté cuando charlábamos sobre mi artículo acerca del poco aguante que los coches eléctricos muestran ante los hechos inesperados, pero no está de más repetirlo: la actual campaña de sensibilización a favor de los coches eléctricos parece más un sonajero que otra cosa: artefacto para entretener al crío mientras haces otra cosa y que no te jorobe.
Una de las cosas que distinguen los motivos de los pretextos es que los motivos muestran cierta coherencia interior, unos con otros, y conducen al triunfo o al fracaso de manera más o menos armónica. Los pretextos no. Los pretextos se amontonan como hojas caídas del árbol de las ocurrencias, ¡y ahí queda eso!
En este caso, yo veo muy bien todo lo que sea reducir la contaminación y defender el medio ambiente, pero lo que no veo tan bien es que se nos haga comulgar con ruedas de molino. La historia que nos están metiendo con las etiquetas medioambientales, lo malísimo que es el diésel y todo eso, me suena cada vez peor. Y es que aquí nos pasa un poco como al tipo aquel que dató un monumento contando las piedras, porque a nadie se le había ocurrido contar las piedras.
En mi caso no pretendo ser tan original, pero un poco de matemáticas puede ayudar.
En España hay aproximadamente un millón y medio de camiones. Si sumamos también las furgonetas, que serían muy interesantes para este ejemplo, nos metemos en cinco millones, pero nos vamos a centrar en los camiones, y así nos queda margen contra los discutidores. Los camiones son unos vehículos muy gordos y muy caros, y al contrario que los turismos, no se pasan la mayor parte del tiempo parados. De hecho, tras buscarlo por ahí, mi dato es que recorren de media 80.000 Km al año.
En ese mismo sentido, y también como media, porque los parámetros son muchísimos, y de todos los tipos, podemos decir que un camión viene consumiendo 35 litros de diésel a los cien kilómetros. Pongo unos datos en cifras y otros en letras por un buen motivo. De nada.
Vamos a hacer la cuenta: 800 X 35 X 1.500.000=42.000.000.000, que son cuarenta y dos mil millones de litros de gasoil. Eso es lo que la flota de camiones española consume al año.
Pero el dato, así en frío, no parece ni mucho ni poco. Ahora hay que convertirlo a maldad, y la maldad y el terror es el diesel que gastan los coches, ¿no es así?
¿A cuántos automóviles diésel que recorren 15.000 Km al año equivale esto?
Le ponemos un consumo medio de 7 litros los cien kilómetros y 15.000 kilómetros anuales de media, como dijimos.
Pues nada: 42.000.000.000 / 1050 = 40.000.000 ¿Cuarenta millones de coches? ¿De verdad? Pues es lo que dicen las cifras.
Lo repito: los camiones que circulan actualmente consumen el equivalente a lo que gastarían cuarenta millones de coches diésel. Y hemos dejado fuera de esta cuenta a tres millones y medio de furgonetas.
Pero de lo que se trata, para reducir el consumo de gasóleo, es de penalizar a los automóviles privados, ¿verdad? ¿Os dais cuenta de que reducir a la mitad el uso de camiones, promoviendo el transporte por ferrocarril, equivaldría a sacar de las carreteras a 20 millones de coches diésel? ¿Os dais cuenta de que lo del diésel en las ciudades y lo malísimo que es el coche del pobre no es más que una broma del mal gusto para meternos por los ojos el coche eléctrico?
¿Os dais cuenta de que todo es una milonga y nos quieren vender en realidad otra cosa? ¿Os habéis fijado en que si metemos en la cuenta las furgonetas, que son tres millones y medio y circulan una media de 55.000 kilómetros al año, las cifras ya son un chiste?
Pero claro... Como unos son guays y otros no saben multiplicar, pues picamos...
Válgame Dios
De verdad: no vale la pena hablar de racionalizar nada, porque no se trata de racionalizar nada. Se trata de poner un impuesto a los más humildes para reurbanizar los países desarrollados. Cuando se dificulten los desplazamientos, aumentará el valor de la vivienda más céntrica y se devaluará la vivienda que requiera un desplazamiento mayor hasta el trabajo o los centros de poder. ¿No os suena a nada? ¿A otro impuestos las clases más humildes? ¡Qué raro!
Del efecto del coche eléctrico sobre el mundo rural y la distribución de la población (aprisco 2.0 para piara 2.0) ya hablamos otro día…
Javier Pérez
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miércoles, 19 de diciembre de 2018
El Ocaso del Petróleo: Edición de 2018
Queridos lectores:
Una vez más, como cada año desde 2012, les presento el análisis de la evolución previsible del volumen de hidrocarburos líquidos, de su energía bruta y de su energía neta tomando como referencia las predicciones de evolución de producción de petróleo que se recogían en el último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el World Energy Outlook (WEO).
Recordemos que en el WEO de este año se han presentado dos hechos cruciales respecto al petróleo.
Por una parte, el reconocimiento por parte de la AIE que de aquí a 2025 probablemente van a faltar al menos 13 millones de barriles diarios (Mb/d) de producción de petróleo para satisfacer la demanda prevista en el escenario de referencia, cantidad que podría elevarse hasta los 34 Mb/d si realmente se produjera una desinversión muy importante en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos. Eso sobre una demanda que se va a mover sobre los 100 Mb/d significa que podría faltar hasta un tercio del petróleo demandado.
Según explica la propia AIE, la falta ese petróleo va a desencadenar diversos picos de precios altos en los próximos 7 años, con consecuencias imprevisibles.
El segundo hecho relevante es la siguiente gráfica, todo un aviso a navegantes.
En esa gráfica, la AIE nos presenta cómo evolucionaría la producción de petróleo si no se invirtiese ni un dólar en mantener la producción de petróleo, es decir, no solo no gastando más en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos, sino ni siquiera invirtiendo lo mínimo para retardar la caída de producción en los pozos que ya se están explotando actualmente. A diferencia de la gráfica anterior, ésta llega hasta 2040 y nos muestra un escenario de pesadilla, en el que la producción de petróleo no llega a ser en 2040 ni el 20% de lo que es hoy. Una reducción tan drástica solo pasaría en el caso de que se produjese una crisis económica brutal y persistente, que hicieran que las petroleras redujeran su negocio a la mínima expresión. Aunque tal posibilidad no es en absoluto verosímil, la figura 3.13 del WEO 2018 tiene la virtud de alertar a las compañías petrolíferas para que no jueguen con fuego, y quizá en cierto modo es un llamamiento a los gobiernos para que tomen cartas en el asunto, si la iniciativa privada no es capaz de hacerse cargo.
Con semejantes dos bombazos en el WEO 2018 me esperaba encontrarme una información detallada en las tablas del mismo o en la hoja Excel que la AIE proporciona adjunto al informe, información que esperaba utilizar para hacer mi análisis sobre evolución previsible de la energía del petróleo en los próximos años. Cuál no sería mi sorpresa cuando me encontré con que, en vez de facilitar el procesamiento de los datos, la AIE lo ha dificultado hasta el punto de que me planteé no sacar este post este año (ya me pasó en 2013, donde solo pude combinar los datos para descubrir ciertas irregularidades contables). Y es que la AIE ha puesto dos escollos para mi análisis. El primero, menos importante, es que han omitido la información para el año 2020. Eso no es demasiado grave, pues dan los datos hasta 2017, así que en el primer período, en vez de hacer una extrapolación lineal de 5 años, como hago en todos los demás tramos, la hago de 8 años. Es menos preciso, pero como es la zona en que la curva es más plana porque está llegando a su máximo es un efecto que no se nota demasiado. Bastante peor es la otra jugarreta: en los datos de ese año, al reportar la producción de petróleo crudo la AIE no desglosa las categorías de "Actualmente en producción", "Aún no desarrollado" y "Aún no encontrado", sino que da un único valor, resultante de sumar esas tres categorías. Esto es un problema más grave, debido a las diferencias en los contenidos de energía bruta, neta y evolución previsible de cada una de estas categorías (que siempre han sido referidas en los informes anteriores).
Esta última limitación es bastante seria y por ese motivo me planteé no sacar mi análisis este año, pero al final me decidí a hacer una aproximación simple para poder actualizar las gráficas, aunque éstas sean menos precisas que en años anteriores. Para poder realizar mi trabajo, he utilizado una aproximación, combinando la información del WEO actual con la del año pasado.
Mi aproximación es la siguiente: aprovechando que el año pasado aún daban el desglose del petróleo crudo en esas tres categorías ("Actualmente en producción", "Todavía por explotar" y "Todavía por descubrir"), he asumido que cada año las proporciones relativas de cada fracción son las mismas que en 2017. Por ese motivo, se tiene que entender que las categorías representadas son equivalentes a las de mi análisis de 2017, que estaban referidas al año 2015 en ese caso. Por tanto, cuando se hable del petróleo crudo "Actualmente en producción", se debe entender "En producción desde 2015", y de manera análoga para el petróleo "Todavía por explotar" y "Todavía por descubrir".
Dado que tan solo ha pasado un año desde el último informe con categorías desglosadas, es esperable que los errores debidos a la aproximación que enuncio más arriba no tengan demasiado impacto en nuestro análisis. Espero, eso sí, que el año que viene la AIE tenga la consideración de dar los números correctamente.
En los 7 años en los que he escrito esta serie (desde "El ocaso del petróleo" de 2012 hasta "El Ocaso del Petróleo: Edicion de 2017" y ahora el presente post), la motivación ha sido siempre mostrar que si se le quita la primera capa de maquillaje a los datos de la AIE, incluso en sus escenarios - hasta ahora optimistas - se vislumbraba un futuro de no tanta abundancia energética como se pretende. Resulta interesante repasar esos posts más antiguos e ir viendo como, a medida que han ido pasando los años, las mejores previsiones de la AIE se han ido volviendo progresivamente un poco menos optimistas y poco a poco se van alineando con las previsiones que aventuramos en este blog desde sus inicios.
Pero, bien, vayamos sin más dilación a mostrar las gráficas de ese año. La primera es la gráfica del volumen de hidrocarburos líquidos producidos en el mundo. Los datos hasta 2017 están tomados de éste y anteriores informes, en tanto que a partir de 2018 inclusive se obtienen de la previsión del escenario Nuevas Políticas del WEO 2018. Como los datos solo son ofrecidos cada 5 años en el Excel asociado al WEO (8 años para el período de 2017 a 2025), los años intermedios son interpolados linealmente.
Las categorías de hidrocarburos líquidos o "líquidos del petróleo" que se muestran son "Crudo de campos ya existentes" (franja verde), "Crudo de campos todavía por desarrollar" (rojo), "Crudo de campos por encontrar" (morado), "Líquidos del gas natural, NGL" (gris), "Petróleo ligero de roca compacta, LTO" (petróleo de fracking, naranja oscuro), "Petróleo extra pesado" (naranja intermedio), "Otros" (naranja claro) y "Ganancias de proceso" (azul). Esta gráfica es similar a las mostradas otros años, aunque en ésta se aprecian algunos detalles interesantes. En primer lugar, dado el incremento de detalle alrededor de 2015 (están los datos de 2016 y 2017) se percibe el ligero descenso de la producción de petróleo crudo convencional. En la gráfica se aprecia también la caída de producción del fracking en 2016, recuperado en 2017 (gracias a Trump) y aunque se le augura un gran crecimiento sigue siendo una fracción minoritaria del total en todo el período. Y en una tónica semejante a la de otros años, se puede comprobar que la fracción que corresponde a los líquidos del gas natural (NGL) crece muy moderadamente durante el período de estudio; de hecho, con respecto a años anteriores en este informe es en el que se espera una menor producción de NGL en 2040.
Ya sabemos que este tipo de gráficas, en las que la AIE junta volúmenes de líquidos que son sustancias diferentes, dan una idea equivocada de cuál es la cantidad de energía real que se estaría produciendo según su escenario. Aplicando los mismos criterios de siempre (consultar el primer post de la serie, "El ocaso del petróleo" de 2012) he estimado cuál es la energía bruta que se corresponde a esta producción de volumen.
Esencialmente, desaparecen las ganancias de proceso (no es un aporte neto de energía neta del petróleo, es solo la expansión volumétrica en el proceso de refinando), el petróleo crudo se queda como estaba y al resto de hidrocarburos se les asigna un contenido energético por volumen que es el 70% del del petróleo crudo. La gráfica resultante muestra una producción de energía del petróleo prácticamente plana desde 2030. Es, de hecho, la gráfica de energía bruta más plana que hemos visto hasta ahora: de 2030 a 2040 aumenta en solo 0,6 millones de barriles equivalentes de petróleo crudo al día (Mboe/d), mientras que con los datos del WEO 2017 en el mismo período se incrementaba 1,6 Mboe/d. Este cambio es semejante a otros que hemos visto en el pasado; básicamente, a la AIE cada vez le cuesta más justificar su optimismo de caras al futuro y las gráficas van tendiendo poco a poco a aquello a lo que tienen que tender, es decir, a mostrar que en realidad la producción de petróleo y de su energía va a ir disminuyendo en los próximos años.
Pero, como sabemos, la energía bruta no es el final de la historia. Muchos de los hidrocarburos que estamos poniendo actualmente en producción, incluso dentro de la categoría de petróleo crudo convencional, son cada vez más costosos de producir. Eso quiere decir que se tiene que gastar una cierta cantidad de energía, y cada vez mayor, para producir ese petróleo, y eso quiere decir que el rendimiento energético de ese petróleo es cada vez menor. Por eso nos interesa calcular cuál es la energía neta que va a darnos el petróleo, es decir, la energía que tenemos cuando descontamos lo que cuesta producir ese petróleo. Ésa es la energía que interesa conocer, porque es ésa la que acabará llegando a nuestros vehículos y a nuestros negocios: ¿de que me sirve a mi que Arabia Saudita llegue algún día sacar 15 Mb/d si para ello ha de gastarse 10 Mb/d de energía? Eso es un rendimiento de 5 Mb/d, tan solo; para eso, mejor que siga sacando 10 Mb/d como hasta ahora, gastando solo 3 Mb/d: nos dará un rendimiento neto de 7 Mb/d. Por eso es tan importante calcular la energía neta.
Aplicando los mismos factores que siempre, ésta es la gráfica que obtengo para la evolución previsible de la energía neta del petróleo a partir de los datos del WEO 2018 de la AIE:
Esta gráfica es similar a la de años anteriores; si acaso, se ha querido dulcificar un poco el declive en contradicción con los datos históricos. Y es que, como se ve en la gráfica, los años 2016 y 2017, que ya están incorporados en esta gráfica, muestran una tendencia de declive un poco más rápido y por eso hay un pequeño punto de inflexión en 2017.
Pero ya sabemos que las previsiones de la AIE son extremada e infundadamente optimistas. Para empezar, la producción de petróleo de los campos existentes se está asumiendo que va a caer a un ritmo del 4,5% anual de 2025 a 2040 (de 44,2 Mb/d a 22,2 Mb/d). Cabe destacar que este ritmo de decaimiento, sin ser aún realista, es superior al que han usado en WEOs anteriores (por ejemplo, suponían que era del 4,2% anual en el WEO 2017): de nuevo, vemos que la AIE va progresivamente aceptando la magnitud del problema. En todo caso, como la propia AIE reconoció en su WEO 2016, el ritmo de decaimiento real es del 6,2% anual (y con tendencia a empeorar). Aplicando ese ritmo de decaimiento para los campos de petróleo crudo existentes y el resto de ajustes como se explicó en el post original, la gráfica para la evolución de la energía neta en un escenario más realista que nos resulta es la siguiente:
Para los lectores que acaben de llegar a este blog, esa gráfica será probablemente bastante impactante. Básicamente, nos está diciendo que la energía neta que de manera más realista podemos esperar que nos aporte el petróleo caerá desde los 69 Mboe/d en 2015 hasta los 33,3 Mboe/d en 2040, es decir, una caída de más del 50% en un período de 25 años. Es ciertamente una perspectiva ominosa, pero es similar a la que hemos obtenido otros años y de hecho la de este año es ligeramente mejor (0,9 Mb/d más en 2040) que la del año pasado.
No es tampoco una casualidad que esta gráfica guarde un cierto parecido con la gráfica 3.13 del WEO 2018 que puse más arriba, y que repito bajo estas líneas para mejor referencia.
Y es que la gráfica 3.13 refleja cómo sería la producción en volumen si se detuviese la inversión, mientras que la gráfica de energía neta realista que enseño más arriba nos muestra la energía descontando el coste de inversión en términos energéticos. Es decir, en ambos casos se considera un descuento asociado al esfuerzo de producir energía: descuento total, en el caso de la gráfica 3.13 (y por eso la caída en ella es más fuerte), o un descuento optimizado, en el caso de mi gráfica (y por eso la caída es algo menor). Lo más probable es que lo que acabe pasando en la realidad sea algo a medio camino entre ambas gráficas.
Conclusiones:
Con cada año que pasa, la AIE se ve obligada a dar una nueva vuelta de tuerca sobre sus previsiones en lo que respecta a la producción de hidrocarburos líquidos. Este año por primera vez ha mostrado dos gráficas que anticipan un escenario muy desagradable en lo que a la producción de petróleo se refiere, algo que por lo que parece ya estamos empezando a notar con la posible llegada del pico de producción de diésel. A medida que pasan los años y se conocen los datos de producción se muestra que la tendencias que anticipábamos hace unos años se están empezando a consolidar. Más importante aún, no acaba de aparecer algo que cambie radicalmente la situación, sino más bien al contrario: la inversión en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos cae en todo el mundo excepto en los EE.UU., hasta el punto de que actualmente Norteamérica, que produce menos del 20% de todo el petróleo mundial, se invierte más del 50% en exploración y desarrollo:
Y en los EE.UU., el mito del fracking como gran revolución está cada vez más expuesto: el Financial Times pone en cuestión la calidad del hidrocarburo extraído por fracking (no se puede usar para producir diésel porque sería muy costoso, entre otras cosas); y hace unos días Art Berman mostraba que, en contra del mito de los costes de explotación siempre decrecientes, resulta que en el ultimo año y medio han experimentado una apreciable subida.
Los economistas clásicos, que solo miran hacia el precio del petróleo, consideran que no hay nada de qué preocuparse porque ahora mismo el precio está bajo. No han entendido la volatilidad de precios, no comprenden los efectos de la espiral de energía. El análisis de los datos de producción, por el contrario, nos muestra una situación muy compleja por delante, previsión que a medida que pasan los años parece confirmarse.
Salu2.
AMT
Una vez más, como cada año desde 2012, les presento el análisis de la evolución previsible del volumen de hidrocarburos líquidos, de su energía bruta y de su energía neta tomando como referencia las predicciones de evolución de producción de petróleo que se recogían en el último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el World Energy Outlook (WEO).
Recordemos que en el WEO de este año se han presentado dos hechos cruciales respecto al petróleo.
Por una parte, el reconocimiento por parte de la AIE que de aquí a 2025 probablemente van a faltar al menos 13 millones de barriles diarios (Mb/d) de producción de petróleo para satisfacer la demanda prevista en el escenario de referencia, cantidad que podría elevarse hasta los 34 Mb/d si realmente se produjera una desinversión muy importante en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos. Eso sobre una demanda que se va a mover sobre los 100 Mb/d significa que podría faltar hasta un tercio del petróleo demandado.
Según explica la propia AIE, la falta ese petróleo va a desencadenar diversos picos de precios altos en los próximos 7 años, con consecuencias imprevisibles.
El segundo hecho relevante es la siguiente gráfica, todo un aviso a navegantes.
En esa gráfica, la AIE nos presenta cómo evolucionaría la producción de petróleo si no se invirtiese ni un dólar en mantener la producción de petróleo, es decir, no solo no gastando más en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos, sino ni siquiera invirtiendo lo mínimo para retardar la caída de producción en los pozos que ya se están explotando actualmente. A diferencia de la gráfica anterior, ésta llega hasta 2040 y nos muestra un escenario de pesadilla, en el que la producción de petróleo no llega a ser en 2040 ni el 20% de lo que es hoy. Una reducción tan drástica solo pasaría en el caso de que se produjese una crisis económica brutal y persistente, que hicieran que las petroleras redujeran su negocio a la mínima expresión. Aunque tal posibilidad no es en absoluto verosímil, la figura 3.13 del WEO 2018 tiene la virtud de alertar a las compañías petrolíferas para que no jueguen con fuego, y quizá en cierto modo es un llamamiento a los gobiernos para que tomen cartas en el asunto, si la iniciativa privada no es capaz de hacerse cargo.
Con semejantes dos bombazos en el WEO 2018 me esperaba encontrarme una información detallada en las tablas del mismo o en la hoja Excel que la AIE proporciona adjunto al informe, información que esperaba utilizar para hacer mi análisis sobre evolución previsible de la energía del petróleo en los próximos años. Cuál no sería mi sorpresa cuando me encontré con que, en vez de facilitar el procesamiento de los datos, la AIE lo ha dificultado hasta el punto de que me planteé no sacar este post este año (ya me pasó en 2013, donde solo pude combinar los datos para descubrir ciertas irregularidades contables). Y es que la AIE ha puesto dos escollos para mi análisis. El primero, menos importante, es que han omitido la información para el año 2020. Eso no es demasiado grave, pues dan los datos hasta 2017, así que en el primer período, en vez de hacer una extrapolación lineal de 5 años, como hago en todos los demás tramos, la hago de 8 años. Es menos preciso, pero como es la zona en que la curva es más plana porque está llegando a su máximo es un efecto que no se nota demasiado. Bastante peor es la otra jugarreta: en los datos de ese año, al reportar la producción de petróleo crudo la AIE no desglosa las categorías de "Actualmente en producción", "Aún no desarrollado" y "Aún no encontrado", sino que da un único valor, resultante de sumar esas tres categorías. Esto es un problema más grave, debido a las diferencias en los contenidos de energía bruta, neta y evolución previsible de cada una de estas categorías (que siempre han sido referidas en los informes anteriores).
Esta última limitación es bastante seria y por ese motivo me planteé no sacar mi análisis este año, pero al final me decidí a hacer una aproximación simple para poder actualizar las gráficas, aunque éstas sean menos precisas que en años anteriores. Para poder realizar mi trabajo, he utilizado una aproximación, combinando la información del WEO actual con la del año pasado.
Mi aproximación es la siguiente: aprovechando que el año pasado aún daban el desglose del petróleo crudo en esas tres categorías ("Actualmente en producción", "Todavía por explotar" y "Todavía por descubrir"), he asumido que cada año las proporciones relativas de cada fracción son las mismas que en 2017. Por ese motivo, se tiene que entender que las categorías representadas son equivalentes a las de mi análisis de 2017, que estaban referidas al año 2015 en ese caso. Por tanto, cuando se hable del petróleo crudo "Actualmente en producción", se debe entender "En producción desde 2015", y de manera análoga para el petróleo "Todavía por explotar" y "Todavía por descubrir".
Dado que tan solo ha pasado un año desde el último informe con categorías desglosadas, es esperable que los errores debidos a la aproximación que enuncio más arriba no tengan demasiado impacto en nuestro análisis. Espero, eso sí, que el año que viene la AIE tenga la consideración de dar los números correctamente.
En los 7 años en los que he escrito esta serie (desde "El ocaso del petróleo" de 2012 hasta "El Ocaso del Petróleo: Edicion de 2017" y ahora el presente post), la motivación ha sido siempre mostrar que si se le quita la primera capa de maquillaje a los datos de la AIE, incluso en sus escenarios - hasta ahora optimistas - se vislumbraba un futuro de no tanta abundancia energética como se pretende. Resulta interesante repasar esos posts más antiguos e ir viendo como, a medida que han ido pasando los años, las mejores previsiones de la AIE se han ido volviendo progresivamente un poco menos optimistas y poco a poco se van alineando con las previsiones que aventuramos en este blog desde sus inicios.
Pero, bien, vayamos sin más dilación a mostrar las gráficas de ese año. La primera es la gráfica del volumen de hidrocarburos líquidos producidos en el mundo. Los datos hasta 2017 están tomados de éste y anteriores informes, en tanto que a partir de 2018 inclusive se obtienen de la previsión del escenario Nuevas Políticas del WEO 2018. Como los datos solo son ofrecidos cada 5 años en el Excel asociado al WEO (8 años para el período de 2017 a 2025), los años intermedios son interpolados linealmente.
Las categorías de hidrocarburos líquidos o "líquidos del petróleo" que se muestran son "Crudo de campos ya existentes" (franja verde), "Crudo de campos todavía por desarrollar" (rojo), "Crudo de campos por encontrar" (morado), "Líquidos del gas natural, NGL" (gris), "Petróleo ligero de roca compacta, LTO" (petróleo de fracking, naranja oscuro), "Petróleo extra pesado" (naranja intermedio), "Otros" (naranja claro) y "Ganancias de proceso" (azul). Esta gráfica es similar a las mostradas otros años, aunque en ésta se aprecian algunos detalles interesantes. En primer lugar, dado el incremento de detalle alrededor de 2015 (están los datos de 2016 y 2017) se percibe el ligero descenso de la producción de petróleo crudo convencional. En la gráfica se aprecia también la caída de producción del fracking en 2016, recuperado en 2017 (gracias a Trump) y aunque se le augura un gran crecimiento sigue siendo una fracción minoritaria del total en todo el período. Y en una tónica semejante a la de otros años, se puede comprobar que la fracción que corresponde a los líquidos del gas natural (NGL) crece muy moderadamente durante el período de estudio; de hecho, con respecto a años anteriores en este informe es en el que se espera una menor producción de NGL en 2040.
Ya sabemos que este tipo de gráficas, en las que la AIE junta volúmenes de líquidos que son sustancias diferentes, dan una idea equivocada de cuál es la cantidad de energía real que se estaría produciendo según su escenario. Aplicando los mismos criterios de siempre (consultar el primer post de la serie, "El ocaso del petróleo" de 2012) he estimado cuál es la energía bruta que se corresponde a esta producción de volumen.
Esencialmente, desaparecen las ganancias de proceso (no es un aporte neto de energía neta del petróleo, es solo la expansión volumétrica en el proceso de refinando), el petróleo crudo se queda como estaba y al resto de hidrocarburos se les asigna un contenido energético por volumen que es el 70% del del petróleo crudo. La gráfica resultante muestra una producción de energía del petróleo prácticamente plana desde 2030. Es, de hecho, la gráfica de energía bruta más plana que hemos visto hasta ahora: de 2030 a 2040 aumenta en solo 0,6 millones de barriles equivalentes de petróleo crudo al día (Mboe/d), mientras que con los datos del WEO 2017 en el mismo período se incrementaba 1,6 Mboe/d. Este cambio es semejante a otros que hemos visto en el pasado; básicamente, a la AIE cada vez le cuesta más justificar su optimismo de caras al futuro y las gráficas van tendiendo poco a poco a aquello a lo que tienen que tender, es decir, a mostrar que en realidad la producción de petróleo y de su energía va a ir disminuyendo en los próximos años.
Pero, como sabemos, la energía bruta no es el final de la historia. Muchos de los hidrocarburos que estamos poniendo actualmente en producción, incluso dentro de la categoría de petróleo crudo convencional, son cada vez más costosos de producir. Eso quiere decir que se tiene que gastar una cierta cantidad de energía, y cada vez mayor, para producir ese petróleo, y eso quiere decir que el rendimiento energético de ese petróleo es cada vez menor. Por eso nos interesa calcular cuál es la energía neta que va a darnos el petróleo, es decir, la energía que tenemos cuando descontamos lo que cuesta producir ese petróleo. Ésa es la energía que interesa conocer, porque es ésa la que acabará llegando a nuestros vehículos y a nuestros negocios: ¿de que me sirve a mi que Arabia Saudita llegue algún día sacar 15 Mb/d si para ello ha de gastarse 10 Mb/d de energía? Eso es un rendimiento de 5 Mb/d, tan solo; para eso, mejor que siga sacando 10 Mb/d como hasta ahora, gastando solo 3 Mb/d: nos dará un rendimiento neto de 7 Mb/d. Por eso es tan importante calcular la energía neta.
Aplicando los mismos factores que siempre, ésta es la gráfica que obtengo para la evolución previsible de la energía neta del petróleo a partir de los datos del WEO 2018 de la AIE:
Esta gráfica es similar a la de años anteriores; si acaso, se ha querido dulcificar un poco el declive en contradicción con los datos históricos. Y es que, como se ve en la gráfica, los años 2016 y 2017, que ya están incorporados en esta gráfica, muestran una tendencia de declive un poco más rápido y por eso hay un pequeño punto de inflexión en 2017.
Pero ya sabemos que las previsiones de la AIE son extremada e infundadamente optimistas. Para empezar, la producción de petróleo de los campos existentes se está asumiendo que va a caer a un ritmo del 4,5% anual de 2025 a 2040 (de 44,2 Mb/d a 22,2 Mb/d). Cabe destacar que este ritmo de decaimiento, sin ser aún realista, es superior al que han usado en WEOs anteriores (por ejemplo, suponían que era del 4,2% anual en el WEO 2017): de nuevo, vemos que la AIE va progresivamente aceptando la magnitud del problema. En todo caso, como la propia AIE reconoció en su WEO 2016, el ritmo de decaimiento real es del 6,2% anual (y con tendencia a empeorar). Aplicando ese ritmo de decaimiento para los campos de petróleo crudo existentes y el resto de ajustes como se explicó en el post original, la gráfica para la evolución de la energía neta en un escenario más realista que nos resulta es la siguiente:
Para los lectores que acaben de llegar a este blog, esa gráfica será probablemente bastante impactante. Básicamente, nos está diciendo que la energía neta que de manera más realista podemos esperar que nos aporte el petróleo caerá desde los 69 Mboe/d en 2015 hasta los 33,3 Mboe/d en 2040, es decir, una caída de más del 50% en un período de 25 años. Es ciertamente una perspectiva ominosa, pero es similar a la que hemos obtenido otros años y de hecho la de este año es ligeramente mejor (0,9 Mb/d más en 2040) que la del año pasado.
No es tampoco una casualidad que esta gráfica guarde un cierto parecido con la gráfica 3.13 del WEO 2018 que puse más arriba, y que repito bajo estas líneas para mejor referencia.
Y es que la gráfica 3.13 refleja cómo sería la producción en volumen si se detuviese la inversión, mientras que la gráfica de energía neta realista que enseño más arriba nos muestra la energía descontando el coste de inversión en términos energéticos. Es decir, en ambos casos se considera un descuento asociado al esfuerzo de producir energía: descuento total, en el caso de la gráfica 3.13 (y por eso la caída en ella es más fuerte), o un descuento optimizado, en el caso de mi gráfica (y por eso la caída es algo menor). Lo más probable es que lo que acabe pasando en la realidad sea algo a medio camino entre ambas gráficas.
Conclusiones:
Con cada año que pasa, la AIE se ve obligada a dar una nueva vuelta de tuerca sobre sus previsiones en lo que respecta a la producción de hidrocarburos líquidos. Este año por primera vez ha mostrado dos gráficas que anticipan un escenario muy desagradable en lo que a la producción de petróleo se refiere, algo que por lo que parece ya estamos empezando a notar con la posible llegada del pico de producción de diésel. A medida que pasan los años y se conocen los datos de producción se muestra que la tendencias que anticipábamos hace unos años se están empezando a consolidar. Más importante aún, no acaba de aparecer algo que cambie radicalmente la situación, sino más bien al contrario: la inversión en exploración y desarrollo de nuevos yacimientos cae en todo el mundo excepto en los EE.UU., hasta el punto de que actualmente Norteamérica, que produce menos del 20% de todo el petróleo mundial, se invierte más del 50% en exploración y desarrollo:
Gráfico elaborado por Tad Patzek |
Y en los EE.UU., el mito del fracking como gran revolución está cada vez más expuesto: el Financial Times pone en cuestión la calidad del hidrocarburo extraído por fracking (no se puede usar para producir diésel porque sería muy costoso, entre otras cosas); y hace unos días Art Berman mostraba que, en contra del mito de los costes de explotación siempre decrecientes, resulta que en el ultimo año y medio han experimentado una apreciable subida.
Los economistas clásicos, que solo miran hacia el precio del petróleo, consideran que no hay nada de qué preocuparse porque ahora mismo el precio está bajo. No han entendido la volatilidad de precios, no comprenden los efectos de la espiral de energía. El análisis de los datos de producción, por el contrario, nos muestra una situación muy compleja por delante, previsión que a medida que pasan los años parece confirmarse.
Salu2.
AMT
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