miércoles, 29 de febrero de 2012

Sobre la necesidad de organizarse

Imagen de vivalared.com


Queridos lectores,

Varios fantasmas agitan el mundo, y será pronto el momento de hablar de ellos... pero hoy no. Hoy he aceptado publicar un post enviado espontáneamente por Forrest Gump, en el que nos explica su experiencia en organizaciones de base, cómo funcionan y cómo deberían de vertebrarse si quieren tener una mínima eficacia. Como algunos lectores reclaman ese tipo de movimiento/acción (recuerdo también que se están coordinando algunas iniciativas desde la web del Colectivo Burbuja redivida) me parece que puede ser interesante para muchos compartir la experiencia de nuestro corredor de fondo. Les dejo, pues, con Forrest Gump.

Salu2,
AMT


La necesidad de Organizarse. Teoría y Práctica.


NOTA PREVIA UNO - Necesariamente, y en virtud del principio "piensa global, actúa local", el contenido de este post mayoritariamente se basa en la realidad concreta de la Península Ibérica, por lo que pido por adelantado excusas a l@s lector@s de otros territorios si en muchos momentos se pueden sentir algo o bastante ajen@s a lo que aquí intentaré exponer.






NOTA PREVIA DOS - Recordemos que, fundamentalmente, vamos a hablar aquí de Organización, no estrictamente de Acción, cuya definición, en su caso, podrá ser objeto de posteriores posts, propios o ajenos. Lo digo para que no se me desengañe más de un@.

Porque las fases de concienciación son la Indignación, el Compromiso, y luego, sólo luego, la Acción. El activismo quiso pasar directamente, en el 15M, de la Indignación a la Acción, y así sucedió que, una vez más, se quedaron sol@s en el intento, demasiado salto para la mayoría de l@s human@s "normales", que lo que hubieran precisado es un de un poco más de "orden y concierto".


Teoría

(los impacientes os la podéis saltar, aunque yo no la escribí para eso :-))

En los últimos tiempos, en especial en los comentarios de este blog, han ido apareciendo reflexiones sobre la necesidad de, una vez conscientes del proceso de colpaso en que se halla inmersa la Humanidad Toda ---embalada, si no corrige el rumbo, hacia una tragedia de proporciones súper bíblicas---, dar un paso adelante, superador de la dinámica de mer@s espectador@s que corresponde, muy a su pesar, a una parte significativa de quienes en él participamos.

Sí, sin duda procuramos desplazarnos, siempre que podemos, a pie o en bicicleta, o si ello no es posible, en medios de locomoción colectivos. También seguro que nos miramos mucho más nuestros consumos eléctricos, apagamos los aparatos en vez de dejarlos en stand-by, y la batalla de las nefandas bombillas de bajo consumo, al final, la hemos resuelto dejando la mayor parte posible fundidas... Y sí, seguro que nos abrigamos más y mejor, ponemos lo imprescindible la calefacción o el aire acondicionado, y minimizamos nuestro gasto de agua corriente. Pero, dentro de much@s de nosotr@s, algo nos desazona, indicándonos que todo esto está muy bien, pero que haría falta intentar ir un poquito más allá.

No hace mucho, también Antonio, en su post sobre el Hombre Orquesta, nos llamó la atención sobre la necesidad de que, cada un@ en la medida de nuestras posibilidades, demos precisamente ese paso hacia un mayor nivel de compromiso, en vez de limitarnos a esperar que nuestro "profeta" nos vaya abriendo nuevas vías por las que después nosotr@s, "desbrozado" el camino por él, transitaríamos.

Yo añadiría, a guisa de ampliación, que la propia Historia nos brinda numerosos ejemplos de las nefastas consecuencias que comportó pedirles o exigirles ---a quienes ya hacían un valioso y considerable esfuerzo con su aportación "ordinaria"--- que tomara también la iniciativa en áreas que no les eran realmente propias, siendo quizá Marx el ejemplo más paradigmático al respecto. Porque así fue, insatisfech@s al parecer con que este pensador alemán hubiera él solito demostrado la realidad de la plusvalía y la esencia del Capitalismo, aparte de revolucionar la metodología para la correcta interpretación de la Historia y los aportes filosóficos adicionales que realizó, lo presionaron para que también "dirigiera" el "futuro", la Revolución ni más ni menos.

Resultado, por tod@s conocido. Destrozó la I Internacional, pues nada pasó para él a ser más importante que la demonización y la expulsión de Bakunin, y no creo que sea preciso relatar aquí las salvajes atrocidades que much@s de l@s "seguidor@s" de ese talentoso judío alemán cometieron a lo largo del pasado siglo, al tergiversar, por puro autoritarismo, que una cosa es la prelación o preferencia de lo colectivo sobre lo individual cuando estamos hablando de un derecho en concreto, y otra cosa muy distinta es imponer que el más nimio interés de carácter "social" en cualquier área, llegado el caso, haya de primar incluso sobre los derechos individuales más básicos de las personas, incluidos los del derecho a la propia vida, y a la libertad en muchos de sus aspectos concretos, libertad de iniciativa, de ganarse la vida mediante el propio esfuerzo, de expresión, de movimientos, de pensamiento político o religioso... Al tanto, no pretendo hacer ninguna crítica fácil, y a much@s de ustedes, o a mí mismo, me gustaría habernos visto en el lugar de Lenin, o incluso de Stalin, a ver qué habrían (o habríamos) hecho. Pero vaya, hay lo que hay, y la Historia del siglo XX fue la que fue, y no otra.

Por lo tanto, de lo que se trata es de no repetir errores. Ni Antonio ni nadie va a ser el o la "caudillo" de nada, ni la lideresa o líder carismátic@ que todo lo soluciona y lo prevé. Y es que incluso la realidad sociológica del país (Catalunya y España) donde nació este blog, también avala esa concepción de responsabilidad distribuida como única vía válida y con capacidad de transformar el futuro, como paso previo a transformar el presente, la realidad real, que ha de ser nuestro objetivo.

Lo amplío, y concluyo con ello la "teoría". Aunque a día de hoy el 15M es poco más que un grato recuerdo, puso de manifiesto, entre otras muchas cosas, que en nuestra sociedad actual cualquier respuesta alternativa posible no orientada hacia la extrema derecha, si quiere ser mínimamente masiva, pasa por la horizontalidad más absoluta, no siendo nadie más que nadie, pero tampoco menos. Por lo tanto, y aparte de que es lógico que sea así (los pueblos evolucionan, lo que quiere decir que ni aunque surgieran "líderes" nos enteraríamos gran cosa, porque la gente más joven, aun sin saberlo, ha rebasado ya esas concepciones), es que, además, ES ASÍ, los liderazgos se quedan para las ideas, que ahí siguen teniendo todo su sentido, pero no para las relaciones interpersonales, Bakunin ha ido ganado algunas batallas después de muerto, y ésta posiblemente sea una de ellas.



* * * * *



Práctica


"No hay mayor estupidez que querer cambiar las cosas y seguir haciendo lo mismo".

---frase atribuida a Albert Einstein---



La experiencia organizativa nos enseña que, para que cualquier ente o entidad mínimamente numeroso pueda funcionar a satisfacción, se requiere la provisión de determinadas tareas o áreas. Sin embargo, para evitar en lo posible encallamientos o burocratizaciones, la experiencia ha enseñado también que el número de tales áreas ha de ser el mínimo imprescindible, y que, de cara a cualquier otra área de actuación, lo que procede es la creación de Grupos de Trabajo "ad hoc" con "fecha de caducidad", que se disuelvan automáticamente una vez alcanzad@s sus metas u objetivos, o pasado el plazo prefijado para su ejecución.


¿Cuáles son, entonces, esas imprescindibles áreas?


Área Económica.- Lo siento, pero el burro por delante, ande o no ande.

Esta área requerirá consumir un considerable espacio previo aquí.

Hacer cosas cuesta dinero. En otro mundo o sistema puede que sí o puede que no, pero, en el mundo real, costar cuesta dinero. Si, además, deseamos llevar adelante un proyecto que tenga también su vertiente solidaria, la necesidad de una adecuada financiación se vuelve esencial.

El voluntarismo está muy bien, y qué duda cabe que permite minimizar muy considerablemente los costes de prácticamente cualquier cosa, pero tampoco se puede caer en el extremo de que, por una concepción quasi religiosa del culto a la pobreza, al final muchas cosas no se hagan, o se hagan mal, o se hagan tarde o en una medida demasiado escasa.

Caso típico de pobreza militante es el de aquellas organizaciones que se auto financian, por sistema, a base de comidas autogestionadas, venta de bebidas o micro conciertos con igual finalidad. Estas actividades, que constituyen en sí mismas unos valores esenciales de cara a la creación y el crecimiento del conocimiento y la confianza entre las personas, tan necesari@s en cualquier mundo que quiera radicarse en la solidaridad, no deberían de verse contaminadas por tan fea faceta de constituir, encima, una de las principales fuentes de financiación, si no la única, de la que muchas minúsculas organizaciones disponen.

La escasez monetaria, a menudo, lleva a que, es un decir, por ahorrar unos pocos céntimos o euros, lo que ahora y aquí podría imprimir cualquiera pase a no ser posible hacerlo hasta mañana por la tarde, en que abre no se qué entidad en la que tan sólo hemos de poner el tóner aparte del papel, claro, con lo que, además, preferentemente le tocará imprimirlo a la persona que "domine" ese tal o cual presunto "atajo" económico.

Pero nosotr@s, ni queremos ser una organización minúscula, ni queremos trabarnos en todo aquello que sí se trabaron, y se traban, quienes persisten en seguir repitiendo los mismos errores. Por lo tanto, hemos de mirar de financiarnos por cauces más sólidos y estables, y hemos de resituar al voluntarismo en su justa medida. No se trata de contratar a nadie para tarea alguna, ahora vuelvo sobre ello, pero sí de que la añadida necesidad económica que conllevan cantidad de actividades no suponga un freno o un retraso, no digamos ya, muy a menudo, un obstáculo insalvable.

No, no se trata de "contratar" a nadie, para nada. De hecho, la corruptela de "¿y eso, a golpe de talonario, no hay quien nos lo pueda hacer?" no cabe duda de que ha estado tanto en la base de corrupciones bastante mayores, en aquellas organizaciones que dispusieron o disponen de mucha "pasta", como en la de la excesiva respuesta, en sentido contrario, dada y llevaba a cabo por el activismo más íntegro y más puro, a la mayoría de cuyas individualidades, a nivel personal, admiro y me fiaría de ell@s con los ojos cerrados, pero para nada me sucede lo mismo con sus métodos, con sus proyectos, o con sus resultados efectivos.

L@s afiliad@s a la central sindical CNT en los años 20-30 del siglo pasado pagaban, de cuota, un día de salario al mes, en aquellas épocas (ahora vuelven) en las que ni había vacaciones retribuidas, ni se pagaban los domingos o festivos, ni había pagas extra, ni había seguro médico, ni de paro, ni nada de nada. O sea, que pagaban un día de los veinticinco laborables que, por promedio, tenía cada mes, un cuatro por ciento de su salario bruto, por tanto. Como dispusieron de tan saneado sistema de financiación (lo de los atracos a los bancos nunca pasó de ser, a nivel aritmético, poco más que una anécdota), pudieron hacer grandes cosas, crecer y hacerse muy grandes, y si al final las cosas no salieron bien fue por otras razones, no por falta de una sólida Tesorería.

Así que, en virtud de todo lo expuesto hasta aquí, una posibilidad es crear tres niveles de compromiso económico.

Nivel Preferente: pagar cada mes el cuatro o cinco por ciento de nuestros emolumentos o ingresos brutos ordinarios. De ser preciso, y quien las tenga, pagaría también tal parte de sus pagas extra si alguna circunstancia coyuntural así lo aconsejase.

Nivel Ordinario: pagar mensualmente una cuota fija, que sería deseable que no fuera inferior a los 20 euros.

Nivel Future: quienes, por ser mileuristas, por carecer de ingreso alguno, o por razones similares, no se puedan permitir pagar prácticamente nada, estarían asociad@s desde una cuota simbólica, mensual o trimestral, de digamos un euro.

Derechos: Independientemente de su nivel de aportación económica, tod@s l@s miembros del club ostentarían absolutamente los mismos derechos y obligaciones, genéric@s o específic@s, que serán exclusivamente l@s que nosotr@s mism@s decidiéramos, y ningun@ más, ni ningun@ menos, de tales derechos u obligaciones.

Adicionalmente, sería necesaria una web que aceptase donaciones gratuitas, sistema Pay - Pal o sistema el que sea. Habrá gente que quizá no tendrá otra forma de contribuir, y querría hacerlo, y es legítimo aceptarlo.


Área de Extensión y Expansión

Abarca todas aquellas tareas a realizar que requieran presencia física de personas para poder llevarse a término.


Área de Comunicación Externa.

Se habrá de poner extremo cuidado en para nada confundir la mayor aptitud para esta área con la de ostentar un mejor dominio de las herramientas informáticas, si no queremos caer en un error clásico del activismo actual. Sé por qué lo digo, saben mucho de informática, pero a menudo carecen de criterio a la hora de seleccionar lo fundamental, lo esencial de las cosas. No tienen ninguna culpa, nunca debió de cargárseles con la selección de contenidos, si a menudo ni siquiera eran capaces de redactar un párrafo mediano sin irse a las cuatro o cinco faltas de ortografía o sintaxis, qué iban a ser capaces de seleccionar con rigor, criterio o regla algun@... Saben informática, lo que ya es bastante, pero el debate de los contenidos lo habrán de llevar, preferentemente, quienes valgan para eso, como se hace con cualquier otra área o tarea, no quien "domine la herramienta".

Tiempo atrás, en vez de tanto andar negociando nada con la prensa, humilde y anónimamente depositabamos físicamente nuestras escuetas y personales notas de prensa sobre las acciones que hubiéramos llevado a cabo. A menudo nos las publicaban, diversos diarios, y a día de hoy tendremos más posibilidades de ir filtrando noticias cómplices, aunque sean menores, si se las hacemos llegar por tal cuasi anónima vía (correo electrónico, cartas de l@s lector@s) a la o el becari@ mal retribuid@, pero aún cargada de ilusiones que nos pueda leer en primera línea, que no si nos empeñamos en tiras y aflojas con peces intermedios de las diferentes redacciones.

Necesitaríamos una página web específica, y también uno o más blogs.


Área de Confección de Contenidos o de Propaganda.

Aquí entraría la gente a la que le gusta escribir, o no pueda evitar hacerlo, y también aquella a la que le gusta tan sólo leer, hacemos falta tod@s, y entre tod@s lo haremos mejor. Igualmente importante será la participación de tant@ apasionad@ por lo gráfico, cualquier foto hecha por cualquiera puede ser buena, o puede ser pésima, pero de todas formas habrá que diseñar logos, quizá camisetas, gráficos, más toda la vertiente audiovisual...

Muy importante, todo lo que produzcamos debería de llevar incorporada su chispita de buen humor, en forma de viñeta, frase o cita,...


Área de Infraestructuras.

La más vital, junto con la de Economía, pero no son los mismos trabajos, ni las mismas responsabilidades. Necesitamos tener un punto físico, aunque sea el domicilio de alguno o alguna de nosotr@s, donde tener radicados los materiales que sabemos podremos necesitar, tales como pequeños equipos portátiles de sonido, material para montar un punto informativo (incluida la mesa y las sillas, o la carpa si la hay), material para la elaboración de carteles o pancartas,...


haciendo falta, además, claro está, el

Espacio de Comunicación Interna.

Necesitaremos tener nuestras propias listas de correo electrónico, preferiblemente dos, una "técnica" ("¿cuántas octavillas hacemos de tal cosa?" "¿quién sabe dónde está la mesa plegable?") y otra de debate, y sería deseable, también, tener un blog, aparte del de comunicación externa.


y siendo seguramente muy conveniente contar, también, con un

Área de Formación Permanente

aunque, mientras exista este blog, quizá ni la necesitemos, salvo tal vez para el debido e ineludible aprendizaje informático...



* * * * *



Y bien, tanta chuminada, ¿para qué?

Pues para visibilizarnos. Las plazas no son propiedad de nadie, ni siquiera del 15M, y si queremos dejar de ser poco más que un conjunto de buenas disposiciones e intenciones, hemos de hacernos ver. Hemos de montar paradas en las plazas, siempre en las zonas soleadas (vaaale, menos en verano, claro), y no buscando tanto el repartir y el repartir como el conseguir que la gente, aunque lleguemos a mucha menos que en otros puntos quizá de mayor afluencia, sí que se pare a hablar con nosotr@s, que será nuestro objetivo fundamental, y no el de repartir y repartir. Al efecto, y salvo en ocasiones muy singulares, de ordinario evitaremos nuestra presencia en los lugares más concurridos o a las horas en que la gente lleva más prisa, pues ante todo nos verán como un obstáculo más, por lo que los días idóneos para "actuar" serán los sábados o los domingos, por las mañanas y por las tardes mientras haya sol (cada un@ haciendo sólo unas horas) en parques o zonas concurridas, pero tranquilas.

Si hay gente con suficientes ganas e ideas, se pueden ir pensando performances u otras actuaciones, teatralizadas, de danza, flash-mob,... Lo importante es que nos pongamos en marcha, y para eso nos tenemos no solamente que ver, sino también que, de alguna manera, "asociar".

Y quizá, incluso, algún día lleguemos a manifestar pacíficamente en las calles nuestra exigencia de que se deje de engañar a la gente con la promesa de un futuro que sabemos que no va a ser posible, y ya ni siquiera deseable.

¡Ánimo, y a por ello! Quedemos un día en un punto físico real, mala suerte si solamente acuden polis... de paisano, quiero decir. Están por todas partes, pero ello no debe de preocuparnos en exceso, pues al final, al igual que sucedió en el año 1936, a la policía "llana" o "de a pie" no le quedará otra que la de estar con el pueblo.

Para acabar, recordar aquello de que "Fe no es esperar, Fe no es soñar, Fe es penosa lucha para el hoy y para el mañana..." Está en catalán, claro, pero se entiende casi todo, cop = golpe, falç = hoz, blat = trigo,... y además, a continuación pone la letra en castellano.


Claridad, Racionalidad y Solidaridad.

saludos cordiales.
forrest gump

jueves, 23 de febrero de 2012

Impacto del Peak Oil en nuestro sistema sanitario

Imagen de http://peakoiltas.org


Queridos lectores,

Esta semana un amable lector, conocedor del sistema sanitario y de cómo funciona su cadena de suministros, se ha ofrecido a escribir una pieza sobre el impacto del peak oil en nuestro sistema tal y como está concebido hoy en día. Espero que les resulte interesante.

Salu2,
AMT 


Seguramente a nadie le sea extraña la afirmación de que el sistema sanitario español es de los mejores del mundo. Este decir que aunque parece estar perdiendo apoyo en los últimos tiempos, de momento (febrero de 2012) parece seguir siendo cierto sustentado en estadísticas internacionales que colocan a nuestro país entre aquellos con mayor esperanza de vida al nacer teniendo uno de los gastos sanitarios por habitante y año más contenidos.

Podríamos intentar mentirnos a nosotros mismos y decir que lo dicho es así gracias a la dieta mediterránea y los buenos hábitos que ya casi nadie practica, pero la cruda la realidad es otra. Si bien el sistema sanitario español intenta centrarse en la atención primaria y el diagnóstico precoz, la verdadera contención del gasto sanitario en relación al número de habitantes se origina en una presión a la baja sobre los sueldos de los trabajadores del sistema sanitario, información que se desprende de un análisis comparativo de costes globales por tratamiento entre países de la UE («health basket project», realizado por la «Asociación Europea para la Gestión de la Salud», EHMA). La remuneración de los profesionales sanitarios españoles, que es de las más bajas de la Europa comunitaria y por tanto del mundo desarrollado,  lo que reduce el coste final de la factura sanitaria (recorte de prensa al respecto). Esta situación, unida a la tiranía que ejerce la estructuración de una carrera sanitaria basada en la explotación de becarios abundantes y la escasez de plazas para promoción , el exceso de carga laboral fruto de que en España los médicos concentran gran parte de la actividad sanitaria y las reducidas plantillas de enfermeros en comparación con el resto de Europa, ha obligado a cientos de profesionales sanitarios a emigrar cada año con su título bajo el brazo en busca de un futuro mejor. Por supuesto este proceso se ha acentuado con la creciente crisis y la reducción en la contratación. A pesar de lo expuesto, el sector sanitario público español sigue siendo de calidad cubriendo casi a la totalidad de la población. Por eso, no deja de ser uno de los sectores económicos más importantes en cuanto a porcentaje del PIB se refiere, suponiendo el gasto sanitario total (público más privado) un 8.4% en 2007, 9.0% en 2008 y alcanzando por primera vez el nivel medio de los países de la OCDE en 2009 con un 9.7% sobre el PIB nacional, siendo este el último dato disponible en la serie oficial del banco mundial. Hay que destacar que, a pesar de que el gasto público representó el 74% del gasto sanitario en España en 2009, que la sanidad española alcanzara el nivel del resto de países desarrollados no se debió a una mejora sustancial en servicios, equipos, contratación o retribución del personal (todas ellas empresas que se intentaron acometer con mayor o menor éxito antes y durante las primeras etapas de la crisis), sino a la contracción progresiva del PIB nacional.

Después de este repaso necesario podemos entender que el sistema sanitario español era una máquina que funcionaba de manera ajustada dado su nivel de suministros hasta el inicio de la crisis, cubriendo con servicio de calidad a la población residente e incluso a los no poco asiduos turistas sanitarios
(suerte que el parlamento europeo puso coto a esta sangría el año pasado), de modo que la próxima vez que les digan que la sanidad española no es eficiente permítanse arquear una ceja y discutir. 

Bien es verdad que si introducimos el coste educativo en la ecuación, la «TRE» de la sanidad no salía tan a cuenta pero aún y así nos contentábamos con que el sistema funcionara... hasta que vino lo que nos trae a la discusión actual: La sanidad y el Peak Oil. Como hemos podido aprender en algunos de los post anteriores, una de las primeras manifestaciones del Peak Oil es una crisis económica que en los términos actuales no acabará nunca. La sanidad, que como el resto de administraciones públicas se financia mediante emisión de deuda (parte a cargo del gobierno central y parte a cargo de las CC.AA. por tener las competencias transferidas), se encuentra de un año para otro con una situación de pura bancarrota al no poder hacer frente a los pagos acordados por el estancamiento y reducción de los ingresos públicos. Ante esto, los gestores públicos, que parecen saber poco o no querer saber nada de Peak Oil pero que si saben mucho de BAU, intentan apuntalar el sistema de la mejor forma que pueden mediante nueva deuda, pero existen limitaciones al déficit presupuestario que no se deben saltar. Como no hay pues dinero para todo, los administradores que no son tontos y saben que deben retrasar al máximo el conflicto social, dan preferencia al pago de nóminas y evitan al máximo la degradación o cierre de servicios (aunque en ocasiones aparentemente no queda otra). Aún y así sigue sin haber dinero para todo y hay que mantener el nivel de servicios a toda costa, de modo que se procede incrementar otro tipo de deuda: la de los proveedores. La compra a crédito (pago en diferido negociando cierto interés sobre el coste de adquisición) que no era extraña debido a las habituales divergencias de presupuestos soliviantadas de año en año vía aumento de los mismos, se convierte así (vía incumplimiento de pagos generalmente) en el «modus vivendi» de una administración con recursos menguantes. Esto nos conduce al punto actual en que la industria sanitaria en conjunto reclama aproximadamente 12 mil millones de euros al sistema público de salud, aproximadamente 6.300 millones a la industria farmacéutica  y el resto la de productos sanitarios (desde tiritas a maquinas de rayos X, pasando por jeringuillas, goteros y demás), industrias que ya están amenazando con acciones punitivas en caso de impago que como veremos más tarde se pueden permitir.

Como se puede entender, esta situación es trasladable a cualquier «empresa pública» y no dejar de ser una economía de guerra no declarada en la que cada uno se defiende como puede. Veamos las armas en este caso: Por su lado las administraciones central y autonómicas han intentado principalmente impulsar el uso de medicamentos genéricos para ahorrar en el gasto farmacéutico
, centralizar en servicios regionales la compra de material fungible para evitar la picaresca de las relaciones comerciales y obtener mejores precios por volumen de compra, y por supuesto, recortar allí donde la gente apenas percibe pero las estadísticas darán cuenta. Los efectos de las primera medida son limitados, debido por un lado a que los visitadores médicos siguen haciendo su trabajo con total libertad (yo diría impunidad)  y a que en realidad un genérico y un medicamento con marca no tienen porqué ser lo mismo, pues aunque compartan el principio activo principal pueden diferir ampliamente en el resto de componentes (excipientes que pueden estar sujetos a patente) afectando por completo la dinámica de efecto y por tanto el criterio decisor del médico y del paciente. La segunda medida está en fase de implantación pero tiene amplias limitaciones, pues si bien sugiere un ahorro potencial, la administración tiene que cargar a partir de ahora con un reto logístico gigantesco que antes se repartían cientos de empresas de productos sanitarios y transportes, condicionado por la infinidad de productos sanitarios existentes y las variables tasas de consumo de los distintos centros sanitarios. En cuanto a los resultados de la última medida quedarán para la posteridad los cientos de profesionales huidos de España por falta de trabajo y las estadísticas. De momento ya tenemos algún que otro santo presuntamente inocente.

En todas las guerras hay al menos dos bandos y en esta el otro lo representa una industria que también tiene sus bajas, con menguante en número de empresas nacionales, creciente concentración de poder y que está aprendiendo a defenderse. La escalada progresiva de costes de producción de los últimos 15 años asociada al precio de la energía (aunque no lo supieran), presionó a la industria sanitaria a un delicado equilibrio entre precios de producción y venta, del que las empresas que pudieron intentaron huir trasladando su producción a Europa del este o China. Esto que parecía ser la panacea, no ha dejado de ser un dolor de cabeza que nunca acaba: los productores orientales no terminan de ser del todo confiables y especialmente los chinos parecen no tener reparos en embarcar mercancía problemática, en unas ocasiones por defectos «que pasan inadvertidos», en otras deliberadamente alterada por unos trabajadores desesperados que viven en las mismas fábricas trabajando interminables jornadas por sueldos miserables. A esto hay que sumar unos locos y crecientes costes de las materias primas y transporte, que obligan a negociar continuamente los precios de compra exprimiendo al máximo los márgenes de supervivencia de las empresas. Especialmente dramático es el caso del plástico usado en miles de productos distintos, pues los principales productores de plástico materia prima están en Europa y como no podía ser de otra manera su precio se dispara junto con el del petróleo. Ante todo esto, que la administración retrase un pago (generalmente cientos) suele ser el tiro (ametrallamiento) de gracia para decenas de PYMES que no pueden acumular más deuda. Y por si quedara alguna posibilidad para las PYMES, el sistema de compra centralizada tiende a excluirlas pues no suelen poseer la capacidad de producción necesaria para hacer a los concursos además de tener escasa o nula capacidad de venta a crédito. De esta manera, poco a poco, solo los peces transnacionales más gordos van quedando en el acuario y la administración elimina sin querer queriendo la competencia en el mercado, haciendo saltar por los aires las ventajas de la estrategia de compra centralizada. Al no existir competencia real, hospitales tienen que aceptar las condiciones que imponga la industria si de verdad quieren obtener material mediante compra a crédito. Supongo que tenemos claro que cuando una industria transnacional amenaza con secuestrar a un gobierno no lo dice en balde, a los hechos me remito.

Y si intuimos que esta situación solo puede ir a peor por la espiral deflacionaria y de deuda en la que se encuentra la economía, aún se puede agravar un poquito más por algo que la mayoría desconoce: los marcos regulatorios. La adopción de nuevos protocolos y materiales en materia sanitaria es una carrera de fondo que no tiene fin aparente. Que duda cabe de que esta carrera ha tenido efectos beneficiosos en la calidad y efectividad del servicio («que la esperanza de vida media sigue en 80 años a pesar de la vida que nos pegamos, oiga»). Pero nada es gratis y la mejor tecnología sanitaria se paga bien pagada. Evidentemente, a la industria no le cuesta lo mismo fabricar una aguja de toda la vida (aguja, adaptador cónico y capuchón) que la misma aguja con capacidad de autodestrucción (aguja, adaptador cónico y capuchón con partes móviles que bloquean segundos usos), por lo que esos costes aumentados de diseño y fabricación se repercuten en el producto final. Uno puede pensar «compremos agujas de toda la vida entonces», pero es aquí cuando llega la trampa y es que la transposición de normativas de rango europeo obliga progresivamente al sector sanitario a la adopción de materiales modernos en pos de distintos criterios (calidad del servicio, seguridad del operador, seguridad del paciente...). Así que ya sea por intereses lobbisticos de la industria, ya sea por necesidades reales del servicio, la transposición nacional de algunas normativas europeas promete generar un cuello de botella presupuestario nada despreciable a medio plazo del que se está por ver como se saldrá.


Así que después de saber todo esto y sin tener en cuenta aquello que se nos escape, queda claro que en el sector sanitario se desarrolla una autentica guerra de guerrillas económica, en la que los centros médicos diezmados en efectivos se ven arrinconados y hacen lo que sea para mantener el servicio, incluso intentar reciclar o reutilizar material (no se dejen asustar por notas de prensa interesadas de la industria que muchas de esas prácticas son viables y no se realizaban por pura comodidad
, confíen en el personal sanitario que se debe a valores humanistas por encima de otros). Suerte tenemos de que la sanidad parece ser lo último en lo que los gestores se permiten meter la tijera, pero la situación no acompaña. Siendo una prioridad fundamental pagar deudas oirán hablar cada vez más de un «copago» que realmente es «repago» (asimétrico, ineficaz e injusto, ¡DI NO!)  o de privatizaciones parciales. De modo que no se acomoden y salgan a la calle a protestar  porque esto se parece cada vez más a una tragedia griega  con frases tan épicas como ésta. Las consecuencias serán nada halagüeñas.

Salud y buena suerte,

SDL.

martes, 21 de febrero de 2012

Una mina en la luna


Imagen de spaceports.blogspot.com

Queridos lectores,

A raíz de un lamentable desliz que tuve en un programa de radio (en el que erré en varios órdenes de magnitud la cantidad de energía necesaria para transportar un kilo de material al espacio) me ha parecido interesante hacer una revisión crítica (y mejor fundada que aquel cálculo apresurado y erróneo) sobre qué implica intentar aprovechar explotaciones minerales en el espacio, también para contestar algunas tonterías recurrentes sobre la extracción del helio-3 en la Luna o la de enviar todos los residuos radiactivos al Sol. He tenido la fortuna de que Luis Cosin se ha ofrecido para hacer el trabajo por mi (liberándome por tanto del esfuerzo de documentar el tema) y lo cierto es que Luis ha escrito un análisis excelente. Con Luis les dejo.

Salu2,
AMT


 MINERÍA TERRESTRE … ¿Y EXTRATERRESTRE?

Abundancia relativa de los diferentes elementos químicos en el planeta Tierra

La formación del planeta que habitamos tuvo diversas fases que explican la abundancia relativa de los diferentes elementos químicos en cada una de sus estructuras.

Hace unos 6.000 millones de años, la Tierra era una masa fundida de material interestelar. Esto permitió que, debido a la gravedad, los materiales más densos (fundamentalmente Hierro en un 70%, junto a menores cantidades de Níquel, Iridio y otros elementos pesados) se hundieran lentamentehacia el centro.

Mientras, los más ligeros flotaron hacia la corteza, cuya composición aproximada es la siguiente:


http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Distribucion_en_peso_de_los_elementos.jpg


Oxígeno (en forma de óxidos y sales aniónicas), Silicio, Aluminio, Hierro, Calcio/Estroncio, Magnesio, Sodio y Potasio dan cuenta del 99,2% de la corteza terrestre. 

Notar la relativa escasez de un elemento fundamental como es el Carbono, menos del 0,8%, y sin embargo toda la vida del planeta es posible sólo gracias a él.

Los elementos químicos más ligeros, hasta el Hierro (número atómico 26) se forman rutinariamente en las estrellas, mediante la fusión sucesiva de núcleos de Hidrógeno y Helio a grandes presiones y temperaturas de varios millones de grados (un proceso que se intenta replicar a menor escala en nuestro planeta en los reactores de fusión) lo que explica su mayor abundancia relativa en el Universo en general y en nuestro planeta en particular. De todas formas, son extraordinariamente escasos: Se estima que un 98% del Universo es Hidrógeno, y un 99,99%, Hidrógeno +Helio.

Los otros elementos químicos más densos, como el Plomo o el Uranio, no se forman fácilmente, pues requieren temperaturas y presiones que no se dan ni siquiera en el núcleo de de las estrellas más grandes.

Se piensa que su formación tiene lugar en eventos muy especiales que ocurren esporádicamente y liberan cantidades de energía fabulosas: las explosiones de estrellas supergigantes (supernovas) cuando éstas llegan al final de su ciclo de vida. 

El hecho de que en nuestro planeta, aunque raros, se encuentren elementos como el Plomo, el Oro o el Uranio, muestra que la nube de materia a partir de la cual se formó el sistema solar debió “barrer” una o más regiones de la galaxia regadas con escombros de supernovas, o quizá que una explosión de supernova cercana y su correspondiente onda expansiva fueron los desencadenantes de la formación del Sistema Solar.

Los elementos más pesados o son muy raros en la Tierra o son propensos a la combinación química con elementos más ligeros, y por tanto permanecen en la superficie. En cierto sentido, somos afortunados por vivir en un planeta en el que existan trazas de estos elementos y que se hayan mantenido en la superficie del mismo, a nuestro alcance.

La Tierra es el planeta más denso del Sistema Solar. Recordemos esto para más adelante.

La minería terrestre
¿Qué tipo de materiales esperamos encontrar entonces en la minería terrestre? 

De la discusión anterior, concluimos que elementos ligeros (hasta el Hierro) y trazas de elementos pesados que se encuentren en combinación con otros elementos ligeros (óxidos, sulfatos, hidróxidos, carbonatos, nitratos…etc.).

La actividad tectónica de nuestro planeta, con un magma fundido que emerge esporádicamente en forma de volcanes y cordilleras dorsales, trae a la superficie nuevas hornadas de materiales pesados que son susceptibles de ser aprovechados.
Sin embargo, el ritmo de extracción de las menas conocidas es tan alto que en pocos años habremos agotado buena parte de ellas y estaremos a expensas de encontrar nuevos yacimientos. 

Un ejemplo paradigmático es la mena de Uranio:

http://ourfiniteworld.com/2011/07/05/uranium-supply-update/

Así, dado que las posibilidades que ofrece nuestro entorno son limitadas, quizá en breve empecemos a experimentar “cuellos de botella” provocados por la incapacidad de aumentar la extracción de ciertos elementos críticos: Molibdeno y Wolframio para aleaciones, Lantano y tierras raras para componentes electrónicos miniaturizados, Uranio para instalaciones nucleares, Tantalio (quién no ha oído hablar de la guerra del “coltan”)…etc. son candidatos a protagonizar conflictos en el futuro.

La minería extraterrestre
Con las limitaciones anteriores, se nos puede ocurrir la idea obvia: ¿por qué no buscar fuera? 

Después de todo, sólo en nuestro Sistema Solar hay otros 7 planetas (y multitud de satélites, planetoides y asteroides) en los que quizá encontremos aquellos materiales que empiezan a escasear en el nuestro.

Las obras de ciencia ficción muestran un futuro optimista de sociedades avanzadas embarcadas en grandes proyectos de comercio interplanetario (o, exagerando aún más, intergaláctico!), buscando más allá de sus planetas y estrellas de origen los materiales y la energía necesarios para mantener sus civilizaciones ultra-desarrolladas.

Pero este tipo de aventuras no se parece en nada a algo que hayamos visto o experimentado hasta ahora. Es otra escala de espacios y de tiempos.

Teniendo en cuenta que una Unidad Astronómica (UA), definida como la distancia media de la Tierra al Sol, equivale a 149.597.870 km, estamos hablando de distancias de varios miles de millones de km, que la luz tarda horas en cruzar:


Planeta Diámetro ecuatorial Masa Radio orbital Periodo orbital Periodo de rotación

(Tierra=1) (Tierra=1) (promedio, UA) (años) (días)
Sol
109,00
332 950
0,00
0,00
25-35
Mercurio
0,38
0,06
0,38
0,24
58,60
Venus
0,95
0,82
0,72
0,62
-2431,00
Tierra
1,00
1,00
1,00
1,00
1,00
Marte
0,53
0,11
1,52
1,88
1,03
Júpiter
11,20
318,00
5,20
11,86
0,41
Saturno
9,41
95,00
9,54
29,46
0,43
Urano
3,98
14,60
19,22
84,01
0,72
Neptuno
3,81
17,20
30,06
164,79
0,67

A modo de comparación, el ecuador terrestre tiene “sólo” 40.000 km de longitud, 5.000 veces menos. Las sondas Voyager, los objetos más veloces jamás construidos, propulsadas por combustible nuclear y viajando a la increíble velocidad de 17 km/s, tardaron 28 años en alcanzar los límites del Sistema Solar.

Encontrar lo que buscamos en un escenario tan vasto no es fácil.

¿Qué podemos encontrar?
Antes de ponernos a buscar, deberíamos tener una expectativa realista sobre lo que esperamos encontrar. Está claro que la minería extraterrestre no tiene demasiado sentido para minerales de Magnesio, Hierro o Aluminio, cuya abundancia en nuestro planeta es alta (a no ser que el objetivo sea establecer una colonia extraterrestre, pero esto si que es ciencia ficción!).
Con suerte, esperamos encontrar yacimientos con suficiente abundancia de algún elemento raro. ¿Dónde buscaríamos?

En los grandes, no
Podemos descartar los grandes planetas gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) ya que son un 99,99% Hidrógeno y Helio, con un pequeño núcleo rocoso escondido en su interior, inaccesible bajo una gruesa y tempestuosa atmósfera de varios miles de km de grosor.

Quizá sus lunas, pequeñas y rocosas, tengan lo que buscamos. Pero siguen estando muy lejos.

Sólo nos quedan los planetas más cercanos
Mercurio, Venus y Marte son candidatos, igual que nuestra Luna. 

Mercurio está demasiado cerca del Sol y es demasiado extremo (350 °C por el día y –170 °C por la noche). No tiene atmósfera y el viento solar (partículas cargadas eléctricamente a velocidades cercanas a la de la luz) destruye rápidamente los aparatos. La sonda Messenger logró llegar hasta el planeta y sobrevivió apenas unas semanas.

Venus, a pesar de su sugerente nombre, es un infierno a más de 400 °C con una atmósfera altamente corrosiva de ácido sulfúrico, 90 veces más densa que la nuestra y sometida a vientos muy fuertes. Las rocas en su superficie se encuentran semifundidas debido al efecto invernadero extremo. No parece un objetivo viable a corto o medio plazo.


La Luna está a una distancia accesible (384.400 km) y ya hemos estado allí varias veces (supuestamente para algunos!). 

Su composición es con toda probabilidad, muy similar a la de la corteza terrestre. De hecho, la hipótesis más generalizada hoy en día es que el sistema Tierra-Luna se formó como resultado de un gran impacto: un cuerpo celeste del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, lanzando gran cantidad de material en órbita alrededor de esta, que sufrió un proceso de agregación para formar la Luna.


Marte, en cambio, es un mundo lejano (800 millones de km en su punto más cercano a nuestro planeta, casi 3.000 veces más que la Luna) y su composición, aunque razonablemente estimada, sigue siendo un misterio. 

Mucho menos denso que la Tierra (casi la mitad), es de esperar que abunden sobre todo elementos ligeros, en una proporción incluso mayor que la Tierra. Pero esos elementos son justamente los que no necesitamos.


La extracción
Aunque las técnicas de extracción y procesado podrían ser similares en muchos aspectos a las de la minería terrestre a cielo abierto, hay que tener en cuenta una serie de condicionantes:

  • Ni en la Luna ni en Marte disponemos de combustibles fósiles, y mucho menos aire con suficiente oxígeno como para quemarlos. Estaríamos dependiendo de energía solar, eólica o nuclear. Esto implica trasladar, montar y mantener enormes instalaciones termosolares, fotovoltaicas, eólicas o nucleares. La disponibilidad de Cobre (número atómico 28, posterior al Hierro en la tabla periódica y por tanto, escaso) y otros elementos pesados sería un factor seriamente limitante.

  • Tampoco disponemos de suficiente agua líquida para el lavado de los materiales y su tratamiento químico. Teniendo en cuenta que los costes de transporte serían mucho más altos (ver el punto siguiente) sería vital conseguir materiales de la máxima pureza posible para mejorar la eficiencia del transporte.

  • Otro desafío es el trabajo de construcción y el mantenimiento de las instalaciones, que debería ser realizado por robots con mínima presencia humana y supervisión a distancia. Estamos hablando de robots auto-reparables y con capacidad de decisión (¿inteligentes?). Actualmente no disponemos de esa tecnología. No hay plantas industriales que funcionen durante años sin presencia humana, mucho menos en un entorno tan hostil como la superficie lunar o marciana. ¿Necesitamos tecnología de Star-Trek?

El transporte

La velocidad de escape es una medida de la energía necesaria para poder sacar un objeto fuera del campo gravitatorio de un planeta (lo que es condición necesaria para poder alcanzar otros planetas o satélites).

La velocidad de escape de la Tierra es de 11,2 km/s. La de la Luna 2,4 km/s y la de Marte 5,1 km/s. Traducido a energía por kilogramo de masa (usando la ecuación que da la energía cinética E = m*v^2 / 2 ) nos da lo siguiente (asumiendo un poder calorífico de 46,0 MJ/kg de gasolina y una densidad de 680 g/l).



Velocidad de escape Energía de escape Energía de escape

m/s J/kg en litros gasolina /kg
Tierra 11200 62720000 2,005
Luna 2400 2880000 0,092
Marte 5100 13005000 0,416

Asumiendo (lo cual es mucho asumir) que toda la energía se aproveche, habría que sumar este 0,1 litro de combustible a cada kg de material traído desde la Luna. 

Teniendo en cuenta que el coste de la energía supone de media un 15% de los costes de producción en la industria minera (un dato muy variable, ya que no es lo mismo extraer mineral de Hierro que de Uranio) puede suponer un sobrecoste global de entre el 1% (para la mena de elementos raros, como el mineral de Uranio, con un coste de 130 dólares/kg) hasta un 1000% (para la mena de elementos menos raros, como el Hierro).

Obviando los demás factores, el transporte sería poco condicionante para los recursos escasos, y muy condicionante para los más abundantes. La minería extraterrestre sólo tiene sentido para materiales escasos.


Mención aparte en el transporte merecen los riesgos asociados al transporte de sustancias peligrosas o radiactivas a lo largo de miles de km y su entrada en la atmósfera con velocidades de unos cuantos km/s. 

Un pequeño error y el resultado puede ser una lluvia contaminante que abarque miles de km2.

Luis Cosin