Queridos lectores,
He aquí la segunda entrega del ensayo de Parroquiano, donde sigue desarrollando su análisis sobre la conexión entre dinero y excedentes energéticos.
Salu2,
AMT
El crash oil a escala humana. II
El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa.
George Bernard Shaw
Como en todas las cosas importantes, pocas veces nos detenemos a pensar cual es, efectivamente, su verdadero significado; damos por descontado el conocer su esencia sin que siquiera nos la hayamos cuestionado una vez. Por de pronto, el dinero, no comprende una sola definición sino varias; la más conocida de ellas es la definición económica del dinero: un medio de intercambio y/o de pago. Pero, dijimos, no es la única; sociológicamente se ha considerado al dinero como un símbolo operador de la unidad social (moneda, nación y estado). Psicológicamente, al menos la escuela conductista, ha definido el dinero como un reforzador condicionado generalizado. Antropológicamente el dinero ha sido considerado como un catalizador de la equivalencia, hace que todo sea equivalente (incluso lo que en algún periodo de la humanidad se consideró irreductible, ej.: el honor, la pertenencia social, los valores y principios). En fin, para quienes tengan un interés mayor en el tema recomendable es el libro de Georg Simmel “La filosofía del dinero”. Mientras prosigo.
Ya definí el excedente, padre del trueque, abuelo del dinero, básicamente como energía sobrante. En el mismo sentido, desde el tema que nos convoca a todos en este blog, la energía, ¿cómo puede ser definido el dinero? O, dicho de otro modo, energéticamente hablando, ¿qué es el dinero? Al entender de este servidor el dinero puede ser definido, o encasillado, de dos formas o en dos definiciones:
a) batería energética (medio de pago, ahorro o acumulación)
b) vector energético (medio de intercambio).
Veamos.
La definición de la RAE para batería es acumulador eléctrico, mas técnicamente se define a las baterías y pilas como acumuladores, siendo esta otra forma de nomenclatura para dichos artefactos. Luego, el dinero no es otra cosa que una batería energética, que antaño por valor material de que estaba confeccionado, y hoy por fe y abstracción, es transmutable en múltiples y casi infinitas expresiones de esa energía, desde unas manos mágicas que te trasportan en el aire a 10000 km y te depositan suavemente en las playas de Varadero, hasta la pizza o el kilo de arroz para la reunión de amigos o con el que el indigente vive una semana. Es una batería energética mágica; cuyo sortilegio reside, precisamente, en que nos permite la transformación de la energía –reitero, por fe, abstracción y representación- en casi en lo que deseemos… entonces, ¿qué hay de mágico en la frase un millón de dólares?, pues simple, esa frase no es más que una forma de representarnos la idea, posibilidad fantástica (y la palabra nunca estuvo mejor utilizada), de ser dueños de una fuente de energía infinita para hacer todo cuanto queramos… ese es su encanto, su hechizo. El brillo del oro, más que el oro, es lo que atrapa y pierde al avaro y al ladrón (ni una ni otra cosa pierde al banquero, a él lo seduce la cantidad numérica, sea escrita en un libro de contaduría o en la pantalla de un computador) lo que insinúa que vale y no lo que vale. Pero ese dinero esa moneda tiene sus raíces bien hundidas en la realidad, y en la más básica de todas, despojada de su fulgurante canto de sirena ( detrás de la moneda está Dios dice Borges en El zahir) proviene, directamente de aquella oveja o cabrito criado en las pasturas neolíticas; así la palabra “pecuniario”, lo atingente al dinero, viene etimológicamente del latín “pecus” “rebaño”; lo mismo el vocablo español “ganancia” que pareciera provenir de “ganado”… también la cosecha es parte de esa consideración y hasta hoy lo extremadamente valioso vale como “ grano de oro”. Por favor, no nos olvidemos, en las raíces del dinero solo encontramos comida y abrigo, una forma de acumulación y reemplazo de esa energía que se nos escapa inclemente cada día, junto con la vida, a través del hambre y el frio.
Igualmente, el dinero, puede ser considerado un vector en la medida en que este es definido como (RAE) Agente que transporta algo de un lugar a otro. Así, el dinero, es un vector energético, el elemento trasmisor de energía entre personas, jurídicas y naturales, al interior de la comunidad y entre comunidades (si se quiere países). Más aún, con la digitalización del dinero hemos llegado, también al punto de la transferencia mágica del mismo. La tele transportación de la energía,…quizá por primera y única vez en la historia del hombre, hemos roto las leyes de la materia…y si no es así, el truco ha quedado lo suficientemente perfecto como para que el público no descubra el engaño.
Preguntaba al inicio del capítulo 1 de este post: ¿Han notado la fascinación que produce la hollywoodense frase un millón de dólares? Pues ahí está la respuesta, energía infinita, en infinitas formas, y para satisfacción infinita de las necesidades y más probablemente hoy de los deseos, placeres y vicios. Igualmente podría decir, que la energía infinita podría llevar al bien infinito, pero esa afirmación, contrastada con la realidad, no alcanza a durar el tiempo que me demoro en escribir la frase.
Pero volvamos a lo nuestro. La tesis pikolera básica es que vivimos en un tiempo con energía menguante o estamos ad portas de entrar en él. Ahora, si este es fenómeno real y concreto como lo anunciamos y defendemos los pikoleros, ¿cómo se manifiesta? Y más precisamente ¿cómo se manifiesta entre nosotros, hombre de a pie, ciudadanos comunes y corrientes del mundo? simple, en este mundo, tú tienes menos dinero…tú tienes menos energía. Detengámonos en este punto. Actualmente la unidad internacional de energía, definida de esa manera por el Sistema Internacional de Unidades es el julio, que se define como el trabajo realizado por una fuerza de un newton en un desplazamiento de un metro en la dirección de la fuerza, es decir, equivale a multiplicar un Newton por un metro ( para los humanistas, como este servidor, casi chino mandarín). Asimismo, existen muchas otras unidades de energía, algunas de ellas utilizadas actualmente, otras en desuso…Caloría (cal) ,Frigoría (fg), Termia (th), Kilovatio hora (kWh) Tonelada equivalente de petróleo (Tep) Tonelada equivalente de carbón (Tec) Electronvoltio (eV) Brit ish Thermal Unit (BTU o BTu) Caballo de vapor (CVh) Ergio (erg) Pie por libra( ft × lb). Y si bien, para medir científica o matemáticamente cierta cantidad de energía, dichos conceptos o unidades otorgan la certeza y objetividad que requieren las ciencias exactas, claramente, a un nivel social, individual o comunal, medir nuestro acceso a la energía o la cantidad de energía con la que contamos, utilizando las medidas o unidades anteriores, es un despropósito. Se puede hacer sí, en un laboratorio, como objeto de estudio científico o en modelos matemáticos, ideales y teóricos; pero en el aquí y ahora, en la realidad concreta del cuerpo social, esas unidades no tienen sino una cabida marginal. Quizá, dejando de lado la caloría (cal) por su directa relación alimenticia, el decir que Fulano, o que el pueblo de Zutano, tiene acceso a un julio diario de energía, a 100 julios mensuales o anuales, a Fulano y al pueblo de Zutano, les dice nada. En la realidad, en el día a día, la fórmula es más sencilla, tú tienes menos dinero, tú tienes acceso a menos energía.
Así, si en la prehistoria, en los albores de la humanidad, el acceso a la energía estaba determinado derechamente por tu fuerza o la de tu clan (la ley del más fuerte); si en la antigüedad (y posiblemente hasta el inicio de la edad de los combustibles fósiles) el acceso a la energía acumulada o vacante estaba determinada casi exclusivamente por el nacimiento, esto es la pertenencia desde la cuna a cierta clase social dominante( nobleza, aristocracia, militar o religiosa) que solo dejarías en la muerte, el solo hecho del nacimiento aseguraba, contra todo evento, el dominio y la propiedad de los bienes materiales para mantener dicho status (paradigmático de ese inmovilismo energético es precisamente la época o edad feudal). Bien, ahora, en el presente, sin eufemismos, tu acceso a la energía está determinado por la cantidad de dinero con que cuentes (ello incluso independiente de la forma en que te hayas hecho de ese dinero…ya luego llegaré a ese punto) en el aquí y el ahora… tú tienes menos dinero, tú tienes menos energía.
Decir, que no es necesario señalar lo pendiente que estamos los pikoleros de los macro procesos energéticos en desarrollo, en sus distintas vertientes, políticas, económicas, geográficas, militares, mismas que apoyen nuestra opinión o la subviertan; todos aquí participamos de esa dinámica. Lo anterior, claramente, tiene sus consecuencias a la hora de mirar e interpretar el mundo desde la perspectiva pikolera; entre ellas, sino una de las más importantes, seguro una de las más paradójica es que, aunque aceptamos el Crash oil como un fenómeno que se desarrolla día a día y que, por tanto, necesariamente se está desarrollando a nuestro alrededor; pero, asimismo, por imperceptible, sencillamente no acertamos a verlo. Y sin embargo, lo anterior, porque el fenómeno es cierto, debiera ser posible. Refiramos que, quizá, la razón de este vicio de refracción sea lógica …lo grande es más fácil de ver que lo pequeño; las actuaciones del conjunto son más uniforme y coherente que las actuaciones del individuo; es razonable, entonces, que desde la ciencias, particularmente las exactas (aunque también las sociales), las actuaciones humanas, desarrolladas en el ámbito de la cotidianeidad, merezcan siempre ser vistas, únicamente, desde una perspectiva unitaria o individual atomizada, sin conexión directa con macro-procesos civilizatorios (como el que nosotros propugnamos con el Crash Oil.). Y si bien es lógico considerar que en el actuar de un solo individuo está más presente la voluntad individual del mismo, de quien realiza el acto, que el reflejo de procesos culturales, económicos o sociales, tal vez esto último no sea tan así. Dicho de otro modo, el cuadro del todo que nos entrega la ciencia solo puede pintarse con números; posiblemente, la ciencia, solo pueda mirar con la certeza que de ella se reclama exclusivamente a través de la cantidad. Pero para el caso del todo y la parte, de la civilización y el individuo, la conexión no se puede (ni se debe) hacer, a todo evento, en arreglo a cifras, gráficos o estadísticas. El hombre puede hacer lo que no el número, puede mirar a través de la pupila de otro hombre; luego, y quizá si estamos atentos, podamos ver la verdad de lo continente (la humanidad) en un solo gesto o palabra de lo contenido (el humano)… entonces pregunto: ¿qué tendría que ver que el fontanero deje mal un arreglo en las cañerías de mi casa con el Crash oil?
Antes de responder, o tratar de responder, la pregunta anterior -que es en definitiva donde quiero llegar- permítanme, primero, hacerles otra pregunta: ¿Qué es lo realmente mágico que tienen los hidrocarburos?
Sociológicamente, estimo (y sí, esta es una apreciación que puede ser subvertida), permiten, por primera vez en la historia de la humanidad, disociar, masivamente, el excedente energético y su utilización en las cobertura de necesidades, para colocar dicho excedente, como resultados de satisfacción segura de las primeras, en los simples deseos. Al día de hoy lo anterior tiene, podría tener, una primera y posiblemente trágica consecuencia, el creer que las necesidades, particularmente las básicas, se cubren solas… hace tanto ya que nadie pasa hambre o frio (y que no se me mal interprete, hablo desde la perspectiva del hombre promedio occidental, que bien o mal se las apaña dentro del BAU “para llegar a fin de mes”… ¿ se entiende no?) decía que hace tanto ya que nadie pasa hambre o frio, que nadie asocia la falta de energía o, su equivalente, el dinero, con esos fenómenos. La neolítica relación directa entre excedente energético y cobertura de las necesidades básicas, en gran parte de países occidentales solo se da al interior del fenómeno de la indigencia y de manera más global en ciertos países con amplios y brutales problemas de pobreza… es ahí donde efectivamente un euro o peso o dólar de menos significa un día de hambre o frio. Pero en el contexto BAU (incluso entre las clases más bajas del “sistema”) el excedente energético y su merma dejarán en evidencia otro tipo de “necesidades” o “carencias”, casi simples deseos. Ya la conexión anterior les quita, objetivamente, el grado de tragedia y de profundidad abismal que la frase “una necesidad insatisfecha” de por sí plantea…dos ejemplos cotidianos: a) el sufrimiento de quien tiene que cambiarse de barrio pijo a uno menos considerado socialmente porque su situación financiera cambió; ese es un sufrimiento real para los involucrados… ¿ cuántos MILLONES familias están viviendo en este momento ese drama replicado en el auto, la casa, el colegio de los niños? b) ¿cuantos millones de familias de las clases más desprotegidas y vulnerables socialmente tienen como primera prioridad el pago de la TV por cable, siendo elevado, de facto , ese elemento, al carácter de esencial?...(el sufrimiento es real pero, esencialmente, ¿está justificado?) .
Así las cosas, los hidrocarburos, permitieron confundir masivamente necesidades con deseos; luego, en un rizo maquiavélico, ha hecho desaparecer las necesidades y en su lugar se han colado, impostados, los deseos. Mientras exista energía vacante la ilusión se mantiene y se mantendrá, social y personalmente, global o unitariamente. Se conservará ese ingenuo delirio mientras los niveles de energía no mengüen al punto de hacernos volver, de rompe y raja, a los límites esenciales, al núcleo duro de lo que malamente debemos considerar verdadera energía cubriendo verdaderas necesidades (pan techo y abrigo). Así, por ejemplo, si alguien gana 1000 (solo como ejercicio 1000 unidades de energía) y con eso cubre sus necesidades esenciales un recorte del 50 % 500 unidades implicara que efectivamente pueda dejar de cubrir conceptos energéticos básicos como abrigo y comida (comenzará a pasar hambre y frio) sin embargo si alguien gana 20.000 unidades de energía un recorte de 500 unidades implicará posiblemente un día menos de vacaciones y claramente esa situación es mucho más difícil asociarla a la energía y su finalidad como satisfacción de las necesidades humanas, sin embargo, la merma, igualmente es real.
Los pikoleros lo sabemos, esta generación y las que vienen están enfrentada a un momento único en el devenir de la humanidad. Durante los últimos cincuenta mil años el hombre ha contado con excedentes energéticos crecientes, y ese ha sido el púlpito sobre que el cual, generación tras generación, el hombre le ha gritado en su cara al universo el titulo soberbio de ser la “criatura mimada de la creación”. Con el maná de energía siempre creciente para sostener cada palabra del discurso civilizador, no hubo ni contradicción ni tropiezo; sin embargo, será esta generación y las que siguen a quienes le he este dado conocer la verdadera fortaleza de esa afirmación.