Fuente: news.antiwar.com |
Queridos lectores,
Aunque no me gusta hacer posts excesivamente centrados en temas de actualidad, durante estas dos últimas semanas se han producido dos noticias inquietantes en Arabia Saudita que creo que merece la pena discutir desde una perspectiva más amplia. La fuente principal de lo que hoy discuto la pueden encontrar en este post del blog Oilman.
La primera de estas noticias es que, a pesar del descenso de producción de petróleo en Libia de más de 1,2 millones de barriles diarios (Mb/d) por causa de la guerra que asuela ese país, Arabia Saudita ha experimentado un descenso de su producción de petróleo de unos 800.000 barriles diarios en un mes solamente, pasando desde los 9,11 Mb/d de Febrero a los 8,29 Mb/d en Marzo, según anunció el ministro saudí de petróleo, el Sr. Ali Al-Naimi. Esto ha causado indignación en diversos medios de comunicación americanos, como Wall Street y Financial Times, quienes se quejan de la falta de fiabilidad del socio saudí, ya sea de sus cifras o bien de su capacidad de producción de petróleo.
La segunda noticia tiene que ver con un cambio de tendencia en la política de prospección de Arabia Saudita. Según informa Reuters, Simmons & Co, el banco fundado por el finado Matt Simmons, ha difundido un acuerdo entre el reino saudí y varias grandes empresas de servicios como la tristemente famosa Halliburton para aumentar la cantidad de perforaciones de pozos en un 30%. Aunque en principio la noticia sería positiva (y un cambio de tendencia respecto al anuncio que el año pasado hizo el rey Abdallá de que dejarían el petróleo restante para las futuras generaciones), dos representantes de la compañía nacional de petróleos saudí, Aramco, confirmaron a Reuters que el objetivo de esos pozos adicionales es únicamente mantener el nivel de producción actual, no aumentarlo.
Ambas noticias han desencadenado una catarata de dudas sobre la capacidad y la voluntad reales de Arabia Saudita de ser el suministrador de petróleo de último recurso del mundo. Con una capacidad ociosa nominal de unos 3 Mb/d, Arabia Saudita podría ser capaz de producir más de 12 Mb/d, cifra que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) da como producción esperada de este país para 2015, y con la perspectiva de que aumente hasta los 14 Mb/d en 2020. Sin embargo, algo está impidiendo que Arabia Saudita aumente su producción significativamente por encima de los aproximadamente 9 Mb/d que produce hoy en día, lo que ha hecho que haya dejado de ser el primer productor mundial de petróleo, cediéndole esta plaza a Rusia con sus más de 10 Mb/d.
Hay diversas hipótesis sobre lo que está pasando en Arabia Saudita, las cuales pasan por una interpretación de las palabras del Sr. Al-Naimi cuando se le preguntó sobre la razón de esta disminución de producción petrolífera tan abrupta en una situación de precios tan elevados. De acuerdo con el Sr. Ministro, Arabia Saudita ve el mercado bien abastecido de petróleo; "inundado" incluso, según sus propias palabras, y que si el precio sube es debido a los especuladores.
Algunos analistas creen que podría tener razón, ya que con el desastre de Japón (terremoto y tsunami posterior) el país nipón ha perdido mucha capacidad de refinado y su demanda ha caído drásticamente. Sin embargo, la demanda mundial sigue creciendo con fuerza, principalmente gracias a China e India, y en menor medida por la recuperación económica de los países occidentales, y a buen seguro Japón necesitará pronto cantidades suplementarias de petróleo para compensar su capacidad de producción eléctrica perdida (en torno al 25%, una cifra enorme). Sea como sea, el propio presidente de los EE.UU., Barack Obama, se ha abonado a esta tesis y anuncia una guerra (léase persecución legal) contra los especuladores del petróleo. Lo cual no deja de ser sorprendente en un país que se ha construido sobre la base de la fe en el libre mercado. Yo, que soy de natural desconfiado, creo más bien que el Sr. Obama está poniendo la venda antes de la herida y está buscando ya chivos expiatorios para el previsible pico de precios del petróleo de este verano. El tiempo dirá.
Otros analistas creen que los movimientos de Arabia Saudita responden a un deseo de ajustarle las cuentas a Occidente, y particularmente a los EE.UU., por su falta de apoyo a los regímenes amigos del reino saudí que han caído con fichas de dominó en los meses recientes. Temiendo por su propia estabilidad, los dirigentes saudíes habrían decidido bajarle un poco los humos a Occidente a base de cerrar un poco el grifo del petróleo, dejando que los precios suban, y al tiempo consiguiendo beneficios rápidos y a bajo coste para luego repartir algunas migajas entre su propia población y frenar el descontento.
Por último, algunos analistas apuestan por que lo que está pasando es que de manera práctica Arabia Saudita no puede incrementar su producción, es decir, Arabia Saudita estaría llegando ya a su peak oil. Ése es un punto crítico, ya que el inicio del declive de producción petrolífera de los saudíes significa el inicio del declive de producción petrolífera del mundo. Hay varios indicios que apuntan a que éste podría ser, efectivamente, el caso. Ya hemos comentado aquí que de la capacidad ociosa saudí hay aproximadamente 1 Mb/d que es más nominal que real: el campo de Manifa produce un petróleo tan contaminado con vanadio que no se puede refinar en ninguna refinería del mundo. Añádase a eso que una gran parte del resto de la capacidad ociosa es petróleo de alto contenido en azufre, el cual no es apto más que para unas pocas refinerías en el mundo, y en particular no puede ser procesado en las refinerías que se alimentaban del crudo libio. La idea saudí de hacer una mezcla especial de crudo malo y crudo bueno hasta llegar al punto de tolerancia de las refinerías y así suplir el déficit libio no fue bien recibida; según comenta Javier Blas en Financial Times la mezcla no llegaba al mínimo estándar de calidad requerida y no ha tenido salida en el mercado. Por otro lado, Arabia Saudita es un país sometido a un estrés hídrico muy importante, con una clara sobreexplotación de su acuífero, el cual podría agotarse en esta década. Ese agua del acuífero se destina a dos usos principales: la agricultura y para la inyección de vapor de agua en los pozos de petróleo para incrementar su producción. Si el acuífero está a punto de agotarse esto puede propiciar una caída drástica de la producción petrolífera de Arabia Saudita, más rápida de lo que predice la curva de Hubbert, en una nueva manifestación de la no-linealidad de la fase de transición.
En Noviembre pasado la AIE reconoció por primera vez que el mundo habría superado su Peak Oil de petróleo crudo, aunque en su optimismo ontológico asumía que la producción del mismo se mantendría estable durante los próximos 25 años; y añadiendo a eso el aporte de los líquidos del gas natural y del petróleo no convencional la producción total podría incluso aumentar. Pero en su estimación la AIE daba por descontado que la producción de Arabia Saudita llegaría a los 14,6 Mb/d en 2025; incluso asumiendo que Arabia Saudita pudiese mantener el ritmo de producción actual los 5,4 Mb/d que faltarían prácticamente eliminarían toda la subida prevista; cualquier nuevo desvío de las previsiones y el mundo habrá entrado ya en la fase de declive de la producción de todos los líquidos del petróleo, y no sólo el petróleo crudo. En suma, que los informes del último año que nos alertan de la próxima llegada del declive y de problemas de suministro seguramente son acertados. Ojalá no sean, además, optimistas.
Salu2,
AMT
Addendum (28 de Abril de 2011): El comentarista JotaEle me envía estas reflexiones, acompañadas con unas gráficas, que creo que merece la pena compartir:
Gráfica 1: Mayores productores mundiales de petróleo |
Gráfica 2: Producción mundial, producción OPEP y No OPEP, producción de Rusia y producción de Arabia Saudí. |
Addendum 2: La cosa se complica por momentos. Majed Al Moneef, gobernador saudí de la OPEP, acaba de anunciar dos hechos relevantes. Uno, que la producción de petróleo de Arabia Saudita permanecerá estancada en los 8,2 Mb/d actuales hasta 2016, y que no llegará hasta los 10,8 Mb/d hasta el año 2030; muy lejos, por tanto, de la marca de 14,6 Mb/d que la AIE asigna al reino para el año 2035. Peor aún, en un reconocimiento práctico del efecto Export Land Model (del que ya hablamos aquí) anuncia que el crecimiento del consumo doméstico en aquel país va a implicar necesariamente una reducción del volumen de petróleo disponible para la exportación. Los que sepan francés puede ver la cobertura completa de esta información en el blog OilMan de Le Monde.
Y si creen que la cosa no puede empeorar, sepan que Serguei Koudriachov, ministro de energía ruso, acaba de anunciar que las compañías petroleras rusas suspenden sus exportaciones de productos petrolíferos a partir del mes de Mayo. Estamos hablando de una prohibición de exportación de gasolina, gasóleo y otros carburantes, que según parece Gazprom y Rosneft estaban desviando al mercado internacional, el cual paga mejor que el doméstico. Esto ha ocasionado una escasez alarmante de estos productos en Rusia, lo cual ha obligado al Gobierno de ese país a tomar cartas en el asunto.
Las consecuencias de ambas noticias es difícil que tarden en hacerse notar: previsible subida del precio del petróleo justo al comienzo del período del año de más demanda y una subida aún mayor de la gasolina y gasóleo. Es, además, una muestra más de las crecientes ineficiencias en el mercado global de hidrocarburos, que cada vez va respondiendo peor al paradigma del libre mercado. Los efectos de la carestía de gasolina en países importadores es impredecible, y especialmente en Irán, tercer productor mundial de petróleo pero importador de gasolina. Más efectos no lineales que pueden hacer abrupto el descenso por el lado derecho de la curva de Hubbert. Tiempos revueltos...