viernes, 18 de octubre de 2013

Presentación de la “Guía para el descenso energético” de Galicia



Queridos lectores,

Los compañeros de Véspera de Nada me han pedido que publique esta reseña, que sin duda será de su máximo interés.

Salu2,

AMT


El texto que publicamos a continuación es la traducción al castellano de la introducción de un libro que está ultimando su publicación. Se trata de la “Guía para o descenso enerxético” http://galiza.pospetroleo.com , un proyecto de la asociación gallega Véspera de Nada, actualmente aún en fase de colecta social de fondos (hasta el día 27 de este mes) a través de Verkami http://www.verkami.com/projects/6621-guia-para-o-descenso-enerxetico/ y que incluirá algunas aportaciones que en diversos momentos el responsable de este blog ha ido realizando en el terreno de las propuestas para el cambio social a un modo de vida pospetŕoleo. Debido al interés que está despertando el libro incluso fuera de Galicia, han querido presentarlo en castellano a los lectores de The Oil Crash y añadir en Verkami un nuevo tipo de apoyo a su publicación que incluye la traducción de fragmentos de la obra a las personas interesadas que encuentren demasiado difícil la lectura en idioma gallego.

Presentación de la Guía

Antes de nada, vamos a presentarnos. La Guía que tienes en tus manos ha sido concebida y realizada por las personas que formamos la asociación Véspera de Nada por unha Galiza sen petróleo. Esta pequeña organización fue creada en 2008 por gallegos conscientes de la grave amenaza que para nuestra sociedad (y para el resto del mundo industrializado) iba a suponer el inminente fin de la Era del petróleo. El nombre que le dimos a nuestra asociación procede del refrán gallego “Día de moito, véspera de nada”(Día de mucho, víspera de nada), con el que nuestra sabiduría popular advierte de que tras las épocas de bonanza llegan siempre las vacas flacas, algo que nos pareció muy adecuado al momento histórico que nos ha tocado vivir.
En la actualidad preside nuestra asociación Xoán Ramón Doldán García, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela. El profesor Doldán, buen conocedor de la situación energética de Galicia (no en vano fue director del Instituto Energético de Galicia entre los años 2005 y 2008), fue precisamente la primera persona que lanzó en público la voz de alama a la sociedad gallega sobre el problema del petróleo con un artículo publicado en la revista Tempos Novos en julio de 2008. Desde entonces, tanto Doldán —que ahora preside también la Red de Economía Ecológica de España— como otros miembros de Véspera de Nada, venimos difundiendo por todos los medios a nuestro alcance el trasfondo energético de la crisis que vivimos —y que vamos a seguir viviendo hasta dar origen a otro modo de vida totalmente diferente —, en diversos actos, con artículos y entrevistas en medios de comunicación, reuniones con políticos, cargos públicos y organizaciones sociales, y manteniendo un blog en Internet con noticias, reflexiones y propuestas sobre la cuestión (http://VesperaDeNada.org).
Con la presente publicación, que tras largo tiempo de preparación ahora lanzamos, queremos dar un importante paso adelante en la puesta en marcha de la necesaria concienciación y adaptación del país a una situación sin precedentes en la historia y que va a afectar profundamente las vidas de todos y cada uno de los gallegos y gallegas. En nuestro ánimo está que este libro sea útil para minimizar los riesgos que implica ese declive de la civilización industrial, de tal modo que el mayor número posible de personas puedan finalmente decir que si bien perdieron “mucho” de lo que tuvieron gracias a la abundancia petrolífera, no estaban en la “víspera de nada” sino en la víspera de tener “suficiente” y de recuperar una vida digna dentro de los límites físicos del planeta.

¿Para qué sirve este libro?

Este libro intenta ser un sencillo manual que nos ayude a prepararnos para unas trasformaciones a nivel económico, social, cultural y de modos de vida sin precedentes en la historia de la Humanidad. Serán trasformaciones con efectos en todos los países y para todos los habitantes del planeta, pero que tendrán diferente forma, alcance y ritmo según el lugar e incluso la clase social a los que pertenezcamos. Nosotros intentamos pensar en cómo nos afectarán en Galicia, teniendo en cuenta tanto los rasgos que caracterizan el conjunto de nuestra sociedad y economía, como la propia diversidad interna del país: costa/interior, ciudades/villas/aldeas, etc. Las dimensiones de lo que va a suceder —de hecho ya está sucediendo desde 2005-2007— son de tal envergadura que es imposible evitar que nos afecte.

Es decir, continuar como hasta ahora dejará de ser posible. Lo que sí podremos será reducir el impacto y las peores consecuencias siendo conscientes del problema, anticipándonos y adoptando con decisión las medidas necesarias tanto en el ámbito personal y familiar como en el comunitario. Por lo menos eso esperamos en nuestra asociación y a eso nos gustaría contribuir con este libro.
Antes de pasar a explicar en el cap. 1 la causa de estos graves problemas que se aproximan (el denominado Cénit del petróleo), presentaremos la estructura del resto del libro. En el cap. 2 propondremos una serie de medidas que consideramos serán de utilidad para prepararnos y que se centran en el nivel personal-familiar, abordando aquellas áreas en las que como individuos o pequeños colectivos tenemos (o podemos llegar a tener) un mayor control. Dentro de esa pequeña escla incluimos también a las PYMEs, a las que dedicamos una serie de consejos básicos en el cap. 3. En el cap. 4 presentamos también medidas que deberían tomar las administraciones públicas y que nosotros, como ciudadanos debemos reclamar con decisión, criticando todo lo que se haga en sentido contrario y desde la consciencia de lo grave que sería equivocarnos de camino en esta crítica etapa histórica. Si ya siempre es importante demandar de los gobiernos que cumplan con su misión en beneficio del pueblo, en estos momentos históricos resulta además vital para la supervivencia, pues lo que necesitamos es una movilización social propia de tiempos de guerra, comparación esta en la que coinciden todos los divulgadores del problema. Por lo tanto, la razón de que incluyamos esas medidas a nivel político no es la de convertir esta en una guía para las administraciones, sino dar pautas a los ciudadanos para saber qué políticas reclamar de sus representantes y qué medidas no deberían admitir no sólo porque nos alejen de los caminos de la sostenibilidad, sino porque desperdiciarían los valiosos últimos recursos económicos y energéticos con los que aún cuenta nuestra sociedad. De todos modos no perdamos de vista que buena parte del consumo energético de nuestras sociedades está en manos de los propios ciudadanos: Pat Murphy ha calculado que en los EE.UU. el 67% del consumo energético total del país depende de las decisiones personales de sus habitantes en terrenos como el trasporte, la vivienda y la alimentación. Según explica, si los consumidores reducimos por nuestra cuenta la energía que gastamos en esos sectores, produciremos una reducción en los correspondientes sectores industriales de la economía nacional (Murphy, 2008: 121-122). Nuestro poder por tanto no es en absoluto despreciable como agentes de un descenso energético controlado que poner en marcha sin contar con la aprobación o decisión de gobiernos y empresas: 2/3 del consumo total de energía puede depender directamente del tipo de vida que llevemos. Esos cambios personales deberán ser puestos en marcha al tiempo que ejercemos nuestra presión social sobre los gobiernos para que contribuyan a variar el rumbo energético del conjunto de la sociedad. Nuestra propia experiencia reduciendo nuestro consumo energético nos proporcionará el conocimiento adecuado para mejor promover un descenso energético organizado a niveles superiores: comunitario, comarcal, nacional...

La prioridad que como sociedad nos debemos marcar para prepararnos anticipadamente a la caída del petróleo es reducir drásticamente el consumo de energía fósil y de productos derivados de los combustibles fósiles. Ese será el objetivo final que guíe la mayor parte de las medidas que proponemos, y que se podría traducir en un sentido práctico en “comprar menos, usar menos, querer menos y desperdiciar menos” (Murphy, 2008: 113). La trasformación social que se deriva de ese profundo cambio en el modo de vida girará en torno a dos ejes: el resurgir de las pequeñas comunidades humanas y la reducción del tren de vida.

La medidas han sido organizadas a efectos prácticos en diversas áreas de nuestra vida, aunque advertimos de que deben ser adoptadas de una manera integral y con criterios y principios comunes para poder contribuir a la máxima reducción de nuestra vulnerabilidad al Cénit del petróleo. Pensemos en este libro como una guía para sobrevivir a un tsunami que vemos lentamente acercarse: tenemos tiempo de ir haciendo una serie de cosas para anticiparnos a su llegada, pero todas esas acciones deben tener en cuenta el hecho de que nuestras vidas no serán las mismas después del impacto del tsunami, y que debemos estar mentalizados para cambios y sacrificios importantes. Al final esos sacrificios van a merecer la pena, porque nos ayudarán a sobrevivir y nos ahorrarán muchos dramas.

La lectora o lector se preguntará con razón de dónde hemos sacado estas medidas que incluimos en nuestro libro. Su origen está en la labor de investigación que viene realizando nuestra asociación desde su creación en 2008. Existen numerosas personas que en todo el mundo y desde ámbitos tan diferentes como la geología, la permacultura, el ecologismo, la sociología, la filosofía, la política, el urbanismo o la economía vienen analizando desde hace años cuáles van a ser las consecuencias del Cénit del petróleo y del inexorable declive energético al que este fenómeno nos va a llevar. De ese análisis parten propuestas que intentan ofrecer alternativas, que intentan fortalecer a las sociedades para facilitar el tránsito histórico a un mundo que estará caracterizado sin duda por:
  • Una movilidad más reducida y esporádica.
  • Una vuelta a la vida social y económica mucho más local (lo que llaman relocalización).
  • Sociedades más simples.
  • Una escasez de productos, servicios y estructuras socioeconómicas dependientes del petróleo; fin de la sociedad de consumo.
  • Una vuelta a la agricultura orgánica, de baja mecanización y bajo consumo de energía y materiales.
  • Una vuelta al campo de parte de la población que hoy habita en las ciudades.
  • Etc. (Veremos más características en el apartado 1.3)

Debemos advertir de que esta guía no pretende aportar detalles técnicos en los diversos terrenos de adaptación de los que hablamos: se limita a dar una perspectiva lo más amplia posible de lo que hay que hacer y de por qué es necesario hacerlo, y a dar ideas sobre los aspectos de nuestra vida que deberemos comenzar ya a adaptar. Es decir, no esperes encontrar aquí explicaciones acerca de técnicas de permacultura, cómo construir una balsa depuradora de aguas grises, o instrucciones para fabricar un generador eólico a partir de piezas de desguace: sería inviable abordar con detalle todas las cosas que podemos tener que poner en práctica y necesitaríamos no una guía sino toda una enciclopedia de gruesos tomos. En el apartado de Bibliografía es donde la lectora o lector va a encontrar esas referencias a otras obras con información detallada de tipo práctico, bien sea en libros o en Internet.

Nuestro trabajo ha consistido en recopilar esas propuestas, ampliarlas y organizarlas de una manera coherente y adaptada, en la medida de lo posible, a la realidad gallega. Una buena parte de las propuestas vienen de ámbitos anglosajones que tuvieron una industrialización mucho más precoz que la nuestra. En Galicia nos llevan demasiado tiempo dicindo que estábamos atrasados, y de hecho la modernización fue tardía en nuestra tierra. Irónicamente ese supuesto atraso —entendido como la supervivencia de un modelo de vida apegado al rural— es envidiado ahora por pensadores y activistas de otros lugares —por ejemplo Cataluña, Reino Unido, EE.UU...— porque nos sitúa a una menor distancia de la vuelta a una sociedad básicamente agraria y local, porque estamos aún en estrecho contacto con la tierra, a nivel familiar, social y cultural, incluso aunque seamos urbanitas, y porque aún hay un sector agroganadero importante aunque en proceso de destrucción. Aun así no podemos complacernos en esa teórica ventaja gallega, porque existen fuerzas que nos llevan por el camino contrario, en una huida hacia el abismo de una industrialización insostenible, de un abandono de nuestro campo y de los que en él habitan y sus medios de vida, cuando deberíamos estar conservándolo como la mayor riqueza del país y su mayor valor de futuro. Abandonar o sacrificar nuestro mundo rural sería un suicidio como país y como pueblo, porque tras el colapso de la industrialización será el activo más importante e indispensable que nos quede. Nuestros montes, vegas, ríos y rías, nuestro mar... nuestros árboles, matorrales y semillas... nuestro ganado... nuestro suelo, nuestra agua, nuestro clima... han sido lo único que en realidad hemos tenido durante milenios en esta tierra y lo único que nos va a quedar si no somos tan tontos como para estropearlo en los estertores finales de un espejimo industrialista.

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