Queridos lectores,
El mes de Septiembre de 2015 ha dejado un reguero de malas noticias muy impactantes que afectan a esferas diversas (ambiental, de recursos, económica, humanitaria) y que vienen de todas partes del planeta. Estas noticias se caracterizan por dos denominadores comunes. Por un lado, porque aunque la mayoría son de ámbito local tienen un impacto muy amplio, generalmente global. Por el otro lado, todas ellas son manifestaciones de un problema común: son las diversas caras de la crisis global de un sistema económico, productivo y social (en suma, civilizatorio) que cada vez es más disfuncional. Una vez más, repasaré algunas de estas noticias tratando de ponerlas en esa perspectiva global que tanto se echa en falta en los medios de comunicación de masas.
En el plano económico, y también en el de los recursos, es la crisis de las materias primas la que domina directa e indirectamente la actualidad. Los diarios económicos son cada vez más conscientes de que una dinámica de precios bajos para las materias primas puede traer consigo una recesión mundial, sin comprender aún que son en realidad consecuencia antes que causa de esa recesión. En los EE.UU. se habla ya abiertamente del hundimiento del fracking, sin hacer ya más referencias al ilusorio fracklog (básicamente, terminar los pozos pero no comenzar a explotarlos, a espera de la próxima subida de precios); algunos reputados diarios económicos hablan abiertamente de "extinción masiva de las empresas dedicadas al fracking", mientras la producción de petróleo de los EE.UU. cae ya un 5% respecto a los máximos de Junio, porcentaje similar de retroceso al que experimenta ya la producción de petróleo específicamente de fracking, en este caso desde Abril.
Imagen de http://crudeoilpeak.info/us-shale-oil-too-expensive-peaks-1h-2015 |
Las falsas promesas sobre la independencia energética de los EE.UU. se resisten a morir, aunque cada vez hay menos "expertos" que defiendan públicamente que el fracking es el futuro, confundidos por una situación que aunque era previsible no fueron capaz de prever. Para ellos, como siempre y con todo mi cariño, les dedico nuestra guía.
Entre tanto, otros países exportadores de petróleo menos opulentos sufren con el actual entorno de precios bajos, y un día se retiran subvenciones en uno y al siguiente otro anuncia un déficit fiscal inaudito. Muchos de ellos están sufriendo para equilibrar su presupuesto en un entorno de precios bajos, y no poco de ellos se acercan a la situación que analizábamos hace dos años en el post "La bancarrota petrolífera". La lista de países exportadores de petróleo que podrían quebrar y entrar en una situación de caos más o menos extendido es muy amplia; en la parte de arriba de la lista podemos encontrar nombres como Nigeria, Venezuela o Irán. Querría destacar en estas líneas el caso particular de Argelia, por su enorme importancia para España, ya que actualmente entre el 50 y el 60% (dependiendo del mes) del gas natural y alrededor del 4% del petróleo que importa España viene de ese país, y geográficamente es muy cercano. Los datos del último informe anual de BP nos muestran que la producción de gas natural de Argelia lleva años estancada, en tanto que la de petróleo está en declive, mientras que las exportaciones caen por lo general más rápidamente por un mayor consumo interior.
Los bajos precios del petróleo perjudican gravemente a las finanzas estatales argelinas, pues la venta de petróleo suponía aproximadamente el 60% de los ingresos del Estado, y por tanto el Estado se ve obligado a reducir sus prestaciones. El caso de Argelia es muy preocupante, pues el ambiente cada vez más enrarecido en el país recuerda al de la sangrienta guerra civil que se vivió en los años 90 y en la que soterradamente las potencias occidentales intervinieron para favorecer un determinado estado de la situación.
Pero el problema no es sólo con el petróleo. Los principales productores de carbón del mundo están sufriendo con los actuales precios bajos y las quiebras se multiplican por el mundo, alcanzando a productores tan importantes como Australia, los EE.UU. y China, por ejemplo. En China, uno de los productores de carbón más importantes del país,
Heilongjiang Longmay, acaba de anunciar que despedirá a 100.000 trabajadores, casi la mitad de su plantilla. Eso ha llevado a grandes firmas financieras como Goldman Sachs a reconocer que seguramente el pico del carbón ya está aquí, y que ha llegado antes de lo esperado (se ve que no oyeron a Michael Höök en Barbastro el pasado mes de octubre). Si se confirma la llegada del pico del carbón, se demostrarán dos cosas muy graves. La primera, que es el petróleo el que manda en el mundo de la energía, puesto que es precursor necesario de una parte esencial de la actividad, particularmente el transporte y la maquinaria pesada; la segunda, que si el carbón está ya en declive, juntamente con el petróleo, tenemos que las fuentes que proporcionan más del 60% de la energía primaria mundial han comenzando su descenso y por tanto la progresiva falta de energía se notará de manera mucho más acusada durante los próximos años y décadas.
Entre tanto, otras materias primas no energéticas también están atravesando su propio calvario. Por ejemplo, en el caso del muy necesario cobre su precio en el mercado internacional se sitúa por debajo del coste de producción en Chile, el primer productor mundial; pero este problema no afecta sólo al cobre sino a todas las materias primas, y está llevando a situaciones muy tensas en las áreas que dependen de su exportación. Tal y como la plantean los adalides de la religión del libre mercado, la cuestión es clara: si se quiere ser competitivo en un mercado internacional deflacionista es necesario abaratar costes y eso implica un mayor desprecio a la seguridad ambiental y a la de las personas. Es en ese contexto en el que se tienen que entender los proyectos de megaminería que se intentan imponer en las zonas pobres de Europa, o el movimiento de protesta contra las minas de cobre en Perú. Como he tardado tanto en escribir este post (demasiados viajes los últimos días), puedo dar cuenta de las conclusiones del último informe del Fondo Monetario Internacional, que alertan de que la caída económica de los países exportadores de materias primas lastrará el crecimiento económico mundial. Como ven, todo un ejercicio de profundidad analítica o de cinismo.
Para los países occidentales, y especialmente para Alemania, la noticia económica del mes ha sido el escándalo de Volkswagen, con sus graves implicaciones económicas. No abundaré más en ello puesto que el post previo a éste contiene un análisis un poco más detallado; baste decir aquí que las consecuencias económicas serán profundas: de momento Volkswagen anuncia que retirará todas las inversiones que no considere esenciales, seguramente para hacer frente al enorme coste de esta crisis que puede llevarle a la quiebra.
La economía mundial está revuelta, ya lo ven. En el particular caso de España, se insiste en que se está asentando una sólida recuperación, siempre, claro está, que los países emergentes no la echen al traste con su mala evolución económica fruto del hundimiento del mercado de materias primas, como si este mercado no estuviese en este mismo mundo sino en otro plano material, como si esas materias primas no se consumiesen aquí directa o indirectamente - vía elaboración en China. El caso es que estamos en Septiembre y el índice bursátil español, el IBEX 35, está prácticamente donde comenzó el año y ahora que comienza Octubre, con los balances trimestrales del tercer trimestre del año a punto de ser públicos, la posibilidad de un hundimiento bursátil es cada vez más cercana.
La siguiente crisis en la que quiero detenerme un momento es en la humanitaria, que tiene su origen en la crisis geopolítica. La crisis de los refugiados que proceden de Siria y también de otras partes de África y Oriente Medio no cesa, y durante el mes de Septiembre tuvimos que asistir al bochornoso espectáculo del mercadeo de refugiados que cada país europeo está dispuesto a asumir. Mientras la cantidad total de refugiados que se barajaba se movía en el entorno de las decenas de miles de personas, las economías más potentes de la zona euro se mostraban más dispuestas a repartir la carga, a pesar de la actitud desconfiada de los países del sur, que son los que primero han recibido la oleada de refugiados. Ahora que se comienza a decir que los refugiados sólo de Siria se acercarían a un millón la actitud es cada vez más cerrada. El problema es que Siria sólo es el comienzo; otros países de los que mencionábamos al principio de este post pueden seguir su mismo camino, pues el problema de Siria tiene una componente no despreciable de bancarrota petrolífera, y también de cambio climático (aunque por supuesto un mucho de injerencia extranjera en la región). ¿Qué va a hacer Europa cuando las oleadas de refugiados se cuenten por millones, procedentes de países que le suministraron fielmente durante décadas las materias primas indispensables para nuestro desarrollo? Por el momento, en el teatro sirio de operaciones la actividad bélica se ha incrementado, con una coalición más o menos explícita de países árabes en la que participa Irán, otra coalición occidental comandada por los EE.UU. y en la que Francia también ha tomado un papel destacado (el presidente Hollande ha llegado a calificar Siria de una amenaza para la seguridad nacional francesa) y por último Rusia, que es el único país con bases militares sobre el terreno, que con la excusa de atacar al Estado Islámico ataca también (y posiblemente más) a los grupos contrarios al presidente Bashar al-Assad. Para poner la actitud rusa en perspectiva, conviene no olvidar que los países occidentales, y principalmente los EE.UU., dieron soporte económico a los grupos contrarios a al-Assad, algunos de los cuales se constituyeron después en el Estado Islámico. El ansia de Occidente por quitarse de en medio al ya incómodo al-Assad le ha llevado a crear una situación de pesadilla del país, en tanto que Rusia, de manera más pragmática, le interesa mantener a al-Assad en su puesto aunque sea un monstruo, pues es alguien controlable. El caso es que Rusia está en una posición de cierta fuerza, puesto que ha obligado al mismísimo presidente Obama a aceptar su intervención en la zona, a pesar del ostracismo en el que se había mantenido a Rusia durante el último año a causa de la guerra de Ucrania. La situación por tanto en Siria es compleja y peligrosísima, con demasiadas facciones no sólo sobre el terreno sino volando sobre él, y la falta de acierto en la gestión de la crisis (que hunde sus raíces en la falta de comprensión de cuál es el problema global) no es sólo inquietante por la crisis actual, sino por cómo se gestionarán las que vendrán. En un mundo con cada vez más problemas originados por el declive de la producción de materias primas indispensables para sostener un modelo económico basado en el absurdo del crecimiento continuo, la tensión geopolítica y las guerras sólo pueden multiplicarse en los próximos años.
La última crisis cuya evolución en Septiembre quería analizar es la ambiental, y más particularmente la climática. A dos meses de la celebración de la cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en París (reunión de la cual lo inesperado sería que se llegase a un acuerdo con alguna consecuencia útil), el año 2015 se está mostrando pródigo en noticias sobre la progresiva desestabilización climática del planeta. En septiembre supimos que agosto de 2015 ha sido el más cálido a nivel global desde que hay registros, manteniendo la tendencia general de este año. También, que el progresivo avance de un fenómeno El Niño de grandísimas dimensiones parece casi seguro, pero no es el único fenómeno alarmante que se está desarrollando en la escena climática global: un reciente artículo de Carlos de Castro nos muestra que este gran El Niño (caracterizado por un calentamiento anómalo del Pacífico Ecuatorial) coincide con un calentamiento anómalo de la superficie del Atlántico Septentrional (cuando por lo general en caso de El Niño cabría esperar un descenso térmico) y con un descenso térmico en las costas de Groenlandia, indicio de un deshielo acusado y de disrupción de las zonas de subducción de la gran corriente termohalina que redistribuye calor y humedad al Hemisferio Norte.
Las consecuencias de estos patrones cada vez más acusados, si se consolidan en los próximos años, cursarán en forma de tempestades más violentas y de sequías más extremas. De lo segundo tenemos desgraciados ejemplos en California en los EE.UU. y en la zona de Sao Paolo en Brasil, amén de los previsibles intensos incendios en Indonesia. De lo primero tenemos los 500 litros por metro cuadrado recogidos en Carolina del Sur, afectada por una "cola" (un frente activo) del Huracán Joaquín, los estragos causados por un insólito temporal que azotó la Costa Azul francesa hace unos días (en el que al menos 20 personas murieron, algunos tratando de sacar su coche, icono BAU, del garaje), por no mencionar las gravísimas riadas en el sudeste de España como consecuencia de las lluvias torrenciales (típicas en esta época del año, aunque quizá un poco más intensas). La anomalía de temperatura en la superficie del Mediterráneo Occidental sigue siendo elevada, y por eso aún no se pueden descartar más lluvias intensas, incluso muy violentas, antes de que acabe el año.
Éste es el resumen, el repaso a las diversas facetas de la crisis de civilización en que estamos inmersos: crisis de recursos que también lo es económica, crisis humanitaria que tiene su origen en la crisis geopolítica, crisis ambiental... Son éstas las grietas del mes de Septiembre: no son esencialmente diferentes a las que he glosado en los resúmenes de los meses anteriores; simplemente, son más grandes. Y cuanto más grandes sean más probable será que una parte del edificio que forma nuestro sistema se desmorone. Nada está perdido aún y todo puede cambiarse: todo está por hacer. Pero para ello hay que arrimar el hombro y contribuir al cambio necesario, en el sentido necesario.
Salu2,
AMT
P. Data: Y no, no he comentado nada de las crisis políticas (elecciones en Grecia y Cataluña, por ejemplo); ello será el tema de un post futuro.
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