lunes, 30 de diciembre de 2019

The Oil Crash: Año 14

Irónico, ¿no les parece?

Queridos lectores:

Como cada año por estas fechas, haré un breve resumen de los eventos más destacados que han sucedido durante el año que ahora se acaba, incidiendo en aquellos aspectos que tienen más que ver con los problemas de sostenibilidad que nos plantea el progresivo agotamiento de las materias primas no renovables, y más particularmente el agotamiento del petróleo. Dado que este año estoy más ocupado que de costumbre, este resumen será, también, más breve y más directo.


- El shale aún aguanta: Con 50 quiebras más durante este año 2019, y con Cheaspeake en la cuerda floja a pesar de haber conseguido un acuerdo de última hora para no quebrar, el shale oil continúa aguantando. ¿Por cuánto tiempo más? Teniendo en cuenta sus pésimos resultados económicos, hace años que el sector en su conjunto debería haber quebrado, así que es obvio que se mantiene en pie por consideraciones que no son exclusivamente financieras. Hay un interés que es político en que el shale oil continúe, y que no solo es de los EE.UU.: sin la contribución del petróleo de fracking, la producción total de petróleo del mundo llevaría ya unos años cayendo. Necesitamos el fracking para mantener la ficción de que nuestro estilo de vida se va a poder mantener; pero como el fracking es una ruina, alguien tiene que pagar el agujero económico que deja, y ese alguien son, por supuesto, las clases medias que se ven depauperadas a través de recortes sociales y salariales. Es difícil prever cuánto tiempo más se podrá aguantar este bombeo de rentas y, sobre todo, cuanto tiempo más la geología de los yacimientos de shale oil podrán seguir dando rendimiento, puesto que se agotan muy rápido y los mejores sitios ya han sido explotados. En eso estamos.

- La AIE disfraza sus previsiones: Así como en su informe anual del 2018 la Agencia Internacional de la Energía (AIE) fue muy clara sobre la inminente (2025) llegada de diversos picos de precios del petróleo debido a su falta, este año ha intentando disimular la realidad tanto como ha podido. La única gráfica que muestra que incluso contando con unas previsiones poco creíbles sobre el descubrimiento de nuevos yacimientos la producción de petróleo se estancaría está oculta en entre las 800 páginas largas del informe, y es la figura 3.5 que acompaña a estas líneas. El problema es inminente, pero en esta hora crítica la AIE ha decidido esconder la cabeza debajo del ala, al menos este año. Quizá el peor momento para ser cobarde.

- Aumenta la conciencia de la necesidad de reducir las emisiones de CO2: Durante este año, se ha hecho muchísima propaganda institucional sobre el grave problema ambiental que causan las emisiones desbocadas de CO2 asociadas a la actividad industrial. Es un tema que se he repetido hasta la saciedad, aumentando la conciencia sobre el problema en la sociedad occidental (pues no es esto un fenómeno global, contrariamente a lo que se pretende hacer creer aquí). Lo curioso es que se está insistiendo mucho en las actuaciones presentes y planes de futuro de las empresas para reducir sus emisiones, como si realmente estuvieran haciendo algo, y se pone el acento en los esfuerzos que tienen que hacer los ciudadanos. Se habla mucho de reducir el consumo, pero de manera muy particular el consumo de carne y la reducción de emisiones asociadas a la movilidad. Respecto a lo último este año, justamente, se han anunciado planes drásticos para reducir las emisiones en las grandes ciudades (Madrid Central, Zona de Bajas Emisiones de Barcelona...), que pretenden favorecer un tipo de movilidad que no es más sostenible pero sí más insolidario, y sospecho con la cuestión de la ingesta de carne pasa algo parecido. Es un despertar de la conciencia ecológica, sí, pero sesgado y dirigido en una dirección muy concreta y no necesariamente la mejor.

- Sin embargo, los Gobiernos son incapaces de llegar a algún acuerdo productivo sobres las emisiones de CO2: Este año ha tenido lugar la Vigésimo Quinta Conferencia de Partes en la Convención de Naciones Unidas sobre el Clima, la cual inicialmente debería haber tenido lugar en Chile pero que finalmente se celebró en Madrid. Había una gran expectativa creada en torno a esta conferencia eminentemente política, comenzando por la repetición de eslóganes ("Es tiempo de actuar") como por la conferencia preparatoria celebrada en septiembre en Nueva York. El hecho de que la conferencia se desplazara de Chile a España en tan breve plazo de tiempo provocó muchos desajustes y requirió de una alta capacidad de improvisación. Pero, a pesar de tantas expectativas y tantos esfuerzos, la conferencia acabó sin ningún acuerdo merecedor de tal nombre, tan vagos fueron los puntos acordados entre las partes. Quizá ejemplificó mejor que nada la distancia entre lo que se necesitaba y lo que se hizo la odisea de la activista Greta Thunberg, quien se encontraba en la otra punta de EE.UU., a punto de emprender un largo viaje en tren hasta Chile, cuando se enteró de que debía cruzar de nuevo al Atlántico en menos de un mes para poder llegar a tiempo a Madrid. Lo consiguió, pero obviamente fue en vano. A estas alturas, sabemos que para poder hacer algo útil tendríamos que afrontar una drástica reducción de la actividad industrial en un tiempo récord, cosa que los poderes económicos no van a aceptar.

- Los extremos climáticos se agudizan: Mientras nuestros líderes son incapaces de llegar a un acuerdo útil, los problemas ambientales se van agudizando. En particular, durante este año hemos vivido unos incendios terribles en California, Brasil y Australia. No se puede asegurar que estas calamidades estén per se asociadas al Cambio Climático, en primer lugar porque un incendio forestal no es en sí mismo un evento climático, aunque este tipo de desastres es favorecido por las condiciones meteorológicas adversas que se agravan justamente por el Cambio Climático. En todo caso, todo apunta a que, efectivamente, se está produciendo una aceleración de efectos que muy probablemente están asociados al Cambio Climático, y no tenemos tiempo para quedarnos mirando a ver si es así o no.

- Los poderes económicos reaccionan para evitar la crisis económica: Llevamos un año anticipando que se acerca una crisis económica, y sin embargo no acaba de estallar. No solo eso, sino que los últimos indicadores reflejan una ligera mejora de la situación. Y aunque los problemas estructurales persisten, está claro que se está haciendo lo imposible para evitar, o retrasar al máximo posible, la llegada de la crisis, tomando todas las medidas económicas y financieras que son precisas. Medidas que se están tomando a escala global, lo cual está llevando a muchos países al borde del estallido social, porque, obviamente, la carga se está distribuyendo de manera poco homogénea.

- Las revueltas estallan por medio mundo: Durante este año hemos vivido estallidos sociales de alta intensidad en Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, Irán, Irak... En otros países, como Venezuela o Argelia, se mantiene una situación de tensión e incertidumbre, de vacío de poder, que ya hace años que se prolonga. Otros muchos países, como Nigeria, Somalia, Sudán del Sur o Filipinas, sufren manifestaciones públicas y revueltas de mayor o menos intensidad haciendo raramente la portada en los diarios de los medios de comunicación occidentales. Un denominador común a todas estas revueltas es la protesta contra la degradación de la calidad de vida y las medidas de austeridad. Una situación que tiene mucho que ver con el progresivo descenso de la base material que sustenta la sociedad industrial; en particular, el aumento de la inestabilidad en América del Sur no tiene nada de extrañar si tenemos en cuenta que la región ha superado ya su máxima producción de energía y que ya no es capaz de satisfacer su consumo interno.

- El Brexit se hace inevitable: Saltando de continente y yendo a la rica Vieja Europa, una buena parte de las preocupaciones de este año se han centrado en la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Una salida a la que al final la primera ministra Theresa May se veía abocada a su pesar; su avance hacia el Brexit arrastrando los pies le costó al final su cargo, siendo sustituida por el mucho más ultra Boris Johnson. Éste intentó toda una serie de maniobras para forzar una salida abrupta del Reino Unido y, siendo finalmente incapaz de salirse con la suya, convocó unas elecciones en las que logró una mayoría más que suficiente, lo cual ratifica que a pesar de todo lo que se ha dicho lo más probable es que la mayoría de la población del Reino Unido sí que quiere el Brexit, e inclusive una salida rápida, dando un portazo y sin cerrar todos los detalles de los acuerdo con la Unión Europea. Las consecuencias de esta salida, programada ya inexorablemente para el 31 de enero de 2020, son difíciles de prever, pero la Unión Europea ya se prepara para tomar todo tipo de represalias contra el Reino Unido, como escarmiento para que nunca más otro socio se decida a abandonar ese privado club.

- El laberinto español: En el caso concreto de España, la situación política ha sido alambicada durante este año y actualmente es bastante complicada. Comenzó el año con un Gobierno socialista con carácter bastante interino, nacido de una moción de censura contra el anterior gobierno conservador en la que se aliaron una gran diversidad de partidos para desbancar a los conservadores, acosados por multitud de escándalos de corrupción. En abril, el Partido Socialistas consiguió un buen resultado, aunque aún se quedaba lejos de la mayoría absoluta, y no le pareció conveniente cerrar un pacto con el más izquierdista Podemos, mientras que las opciones de pacto por su derecha eran más complicadas. Esas elecciones parecieron certificar el desastre del conservador Partido Popular y el irresistible ascenso del liberal Ciudadanos, mientras que la ultraderecha entraba por primera vez en el parlamento español de la mano de Vox. Las elecciones municipales y autonómicas de un mes más tarde mostraron que el Partido Socialista no podía aflojar su discurso españolista, ya que los partidos de derecha recuperaron parte del terreno perdido y consiguieron algunas alcaldías y comunidades autónomas importantes. Al final, después de meses de negociaciones infructuosas España se vio abocada a unas nuevas elecciones, en noviembre, en las que la dura sentencia para los líderes catalanes que promovieron el referéndum independentista se proyectaba ominosamente. Al final, el Partido Socialista se quedó prácticamente igual, Podemos retrocedió, el Partido Popular recuperó terreno, Ciudadanos se estrelló y Vox culminó su irresistible ascenso hasta la tercera fuerza del país. En este caso, el Partido Socialista sí que quiere pactar con Podemos, pero ahora se quedan más cortos que en abril y necesitan llegar a acuerdos con más partidos, y en particular con los partidos independentistas, si quieren evitar pactar con la derecha. Con los líderes independentistas condenados ya a prisión firme, la actitud de los partidos independentistas es más agresiva y piden concesiones importantes, mientras que los partidos de derecha cierran la pinza con una retórica inflamada. Y para complicar la situación, la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha permitido al antiguo president de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, conseguir la condición de eurodiputado y con ella la inmunidad parlamentaria; además, es posible que el líder del otro gran partido independentista, Oriol Jonqueras, actualmente en prisión, pueda ser liberado en fechas próximas, complicando aún más la ecuación. El próximo curso político promete ser escarpado.


Y así terminamos el repaso de las noticias de este año. En breve, formularé mis predicciones para el año que viene.


Salu2.
AMT

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