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martes, 17 de agosto de 2010

Correspondencia con los lectores: Hay Esperanza


Queridos lectores,

Mi intención era que el siguiente post fuera sobre el peor escenario que se puede producir sobre la escasez de energía y sobre la peor reacción posible delante de ella. En vez de soplar una vez más las trompetas de la catástrofe, como me dicen mis detractores, lo que pretendo es poner el dedo en la llaga sobre qué actitudes interesa evitar a toda costa (aunque siempre habrá algún tonto o interesado que tomará el ensayo como muestra de predicciones que yo hago y que no se cumplen). En fin, en eso estaba cuando una comunicante anónima ha escrito de madrugada el comentario que sigue más abajo a mi post "Retazos de una crisis global". Dada la importancia (y hasta diría urgencia) de lo que ella suscita, creo que es conveniente que hoy le dedique mi post; así habrá una de cal y otra de arena, hoy esperanza y mañana catástrofe (en realidad, vislumbramiento de la catástrofe como método para evitarla y traer la esperanza; pero ésa será discusión de aquel post, no de éste). He aquí el comentario de Elisa:

Estimado Antonio:

Soy una mujer de mediana edad, con estudios básicos y tres hijos que siempre digo que son los mejores, pero es porque soy su madre. Llevan adelante sus estudios sin mucha brillantez. Ya van para tres años que estoy divorciada, me quedan 15 años por pagar de la hipoteca de mi piso. Y mi trabajo, gracias a dios lo conservo, no me da mas que un sueldo para vivir muy ajustada. Esta es una radiografía rápida de mi situación, y aunque mirado desde fuera puede parecer dura, yo estoy contenta con mi vida.

O más bien lo estaba. Hace unas semanas, ayudando a mi hija con un trabajo, descubrí tu blog y después de leerlo casi todo, seguí leyendo todo lo que he encontrado en español, tanto en Internet como en la biblioteca. Y estoy aterrorizada. He ido al medico y me ha dado unas pastillas para dormir, recomendándome que no lea nada del tema. Me gustaría dejar de leer, y me gustaría mucho mas no haber leído nunca tu blog. Entiendo perfectamente a la gente que no quiere saber. Pero no puedo dejar de pensar en esto. Mi hija dice que hay una página especializada en ayudar con los problemas psicológicos que crea la noticia del peakoil, pero esta en ingles y no la entiendo. Además yo no quiero ayuda psicológica, yo necesito una solución, una salida, una esperanza. Tal y como lo describes, a la siguiente subida del petróleo mi empresa cierra, el gobierno no tiene dinero para seguir pagando a los parados, el banco se queda con mi piso... Yo ya no tengo familia en el pueblo, ni siquiera en la ciudad y eso de la transición que he leído parece cosa de hipis. Tú eres un hombre inteligente y seguro que me puedes ayudar con alguna idea. Algo que yo pueda hacer y que me de una salida en un futuro tan horrible.


Un abrazo.

Elisa.

Querida Elisa,

En primer lugar quiero agradecerte que hayas escrito y hayas compartido tus inquietudes con nosotros. Sin tu comentario, yo habría seguido directamente en la línea dura de intentar desmontar con argumentos racionales la repetida e infundada fe de nuestra sociedad en un futuro siempre mejor (ejemplificada en mi amigo y sparring dialéctico Hank Rearden). Estoy centrado en mostrar por qué las cosas no pueden seguir como hasta ahora, sin darme cuenta de que lo que seguramente una parte importante de esos lectores que por aquí pasan en silencio cada día está demandando es una solución o, como mínimo, una esperanza. Hay esperanza, Elisa, y podemos adaptarnos; podemos hacerlo, pero para ello debemos primero entender a qué hacemos frente y después actuar en consecuencia.

Ayer estuve tomando un café con Quim y con Jordi, dos compañeros y blogueros que están enlazados en la columna de arriba, y nuestra conversación fue, esencialmente, horriblemente deprimente, mucho más de lo que se transluce en nuestros ya de por sí negros escritos. Sin embargo, yo no estoy ni mucho menos deprimido. El tema del Peak Oil es duro, sus consecuencias son potencialmente nefastas, pero aún no hemos perdido y aún es tiempo para cambiar las cosas. Y las cosas por fuerza cambiarán, cuando ya sea evidente que no se puede seguir por este camino.


Nuestros líderes políticos están perfectamente al corriente de la situación; aparte de los comentarios que están al principio del post "Retazos de una crisis global" tengo diversa información más o menos confidencial que confirma que conocen y entienden el problema. Lo que sucede es que nadie quiere, por el momento, asumir el coste político de aceptar públicamente que se ha de pasar de una sociedad de bienestar a una de necesidad. Sin embargo, llegado el momento se tomarán medidas destinadas a garantizar el acceso a las necesidades básicas. El único problema es que no se deciden a lanzarse ya por esta senda, están esperando una señal clara e inequívoca. Posiblemente sea cuando el barril de petróleo vuelva a estar en el entorno de los 150 dólares... Y para entonces tu situación económica personal puede estar muy deteriorada, y al fin y al cabo si me estás haciendo este llamamiento es para que te ayude.

Yo no tengo la solución para tus problemas y dudas; ni siquiera la tengo para los míos. Y, sin embargo, últimamente amigos y conocidos, sabiendo de este tema, me llaman para preguntarme sobre qué hacer con sus vidas, y me consultan antes de tomar decisiones muy transcendentales sobre su futuro. Esto me produce cierta ansiedad, porque tengo miedo de condicionar la toma de decisiones clave para el futuro de otros cuando yo no poseo una bola de cristal, no puedo ver el futuro, no puedo tener ni dar seguridad a nadie sobre qué es lo que va a pasar ni cómo; por Dios, si yo mismo me encuentro en una encrucijada de muchas dudas y mucha indecisión. Pero si algo me ha enseñado la vida es que en determinados momentos no puedes dudar, y aún cuando te juegues la vida y tu futuro hay que decidir: con la cabeza, con serenidad, con frialdad, sí; pero también con arrojo y valentía. Quizá lo perdamos todo, pero al menos lo habremos intentado.

Elisa, yo no puedo resolver tus problemas, ni darte una panacea para todos tus males. Soy humano, y como tal sometido a error y a incertidumbre. Sin embargo, creo que aunque no tengo la solución que me pides sí que te puedo dar consejos, y es incluso mi obligación hacerlo. Lo que ahora te diré son consejos basados en la prudencia y en la sensatez, y quizá alguna de las cosas que ahora te diga sea errónea o no se aplique en tu caso; no antepongas mi opinión a tu propio juicio sobre las cosas, se crítica y toma lo que te sea útil y desecha lo que te estorbe. No te puedo dar ninguna garantía de que lo que ahora te cuente sea plenamente eficaz, y no puedo responsabilizarme sobre las consecuencias que puede tener seguir mis consejos, ni ante ti ni ante esos otros lectores que ahora esto leerán. Hacedme caso a vuestro propio riesgo.


Lo primero y más importante que tengo que decirte es que, Elisa, eres una mujer afortunada, ya que tienes un activo inestimable: tienes tres hijos. Quizá ahora no lo veas o no lo vean, pero ellos serán el mayor apoyo que tendrás, y tú lo serás para ellos. Lo primero que tienes que hacer es una catarsis familiar y discutir serenamente sobre qué es el Peak Oil y qué es lo que va a significar para vuestras vidas. Por los datos que das en tu mensaje (te quedan 15 años de hipoteca, ayudabas a tu hija con un trabajo del cole relacionado con la energía, se puede valorar su rendimiento en los estudios) imagino que tus hijos son pre-adolescentes o adolescentes, lo cual quiere decir que se puede hablar con ellos. Quizá alguno de tus hijos pase o quiera pasar de todo y seguir jugando con su PlayStation; en tal caso plantéale cómo será su vida cuando haya sólo una o dos horas de electricidad al día o cuando la PSP IV valga 10.000 euros. Quizá te sorprendas del sentido común y la entereza con la que abordan el problema. Intenta no abordar el problema de una manera radical, fanática o ansiosa: esto te puede causar problemas con tu ex-pareja cuando los niños, como es natural, le pregunten cuál es su opinión al respecto. Por el contrario, pon el problema en el contexto de la crisis actual de la que tanto llevan oyendo hablar durante los dos últimos años, los numerosos recortes que están haciendo los Gobiernos y Administraciones Públicas, el riesgo que tienes de perder tu trabajo con el consiguiente riesgo de perder el piso (esto seguro que les conmueve, ya que todos necesitamos nuestro huequito). Hazles ver que las cosas con su padre seguramente irían igual de mal, porque es un problema sistémico, de toda la sociedad. A los que sean más mayores y tengan espíritu critico, recomiéndales que lean éste y otros blogs, que busquen información, que se documenten (tu hija está bastante concienciada ya; ¡te ha buscado una página para ayuda a peakoilers deprimidos y todo!). Inicialmente los chavales propondrán tecno-fantasías al estilo de Hollywood que nos salvarán; cuando lean más verán que realmente no hay milagros (ésta es una de las funciones de este blog) y que no pueden confiar en un deux ex machina que todo les solucione. Después se desesperarán y dirán que total ellos no pueden hacer nada, así que hay que cruzarse de brazos y dejar que papá Estado o quien sea arregle la cosa, si es que tiene arreglo. Aquí se les tiene que hacer ver que igualmente esto no evitará que pierdas el trabajo, el piso, que acceder a la electricidad y hasta el agua potable se vuelva difícil y caro, etc. Una vez llegado a este punto, lo que se impone es pasar a la acción; tomar las riendas de nuestra propia vida y buscar la mejor manera para adaptarse.


Elisa, tú ya sabes lo que es el Peak Oil y eso te hace infinitamente más adaptable que el 99% de la población que ni sabe lo que es ni quiere saberlo. En los momentos duros que vendrán en los próximos meses tú sabrás dar una lectura más correcta de qué es lo que está pasando y tomarás las decisiones más lógicas sabiendo que estamos viviendo el Oil Crash, que no son las mismas que las decisiones lógicas convencionales, las de un escenario de "todo sigue igual". Por otro lado, esto es una carrera de fondo, y aunque los indicios apuntan a que el proceso se está acelerando, hay infinidad de eventos que pueden acelerar o retardar el desarrollo de los acontecimientos, y antes de que la situación se vuelva más o menos caótica pueden pasar bastantes años; ciertamente, también pueden faltar sólo meses. Tú debes seguir con tu vida normal, tu trabajo normal, tus horas de sueño normales, y al tiempo empezar a tomar progresivamente medidas adecuadas para adaptarte a una situación de carestía, sin estresarte, sin agobiarte pero sin dudar. No volverte loca por la angustia de esta realidad pero ser coherente y tomar decisiones meditadas al respecto.


La primera adaptación que has de emprender es la de reducir tu exposición, principalmente financiera. Es difícil saber el curso que seguirán los tipos de interés durante los próximos meses, pero en el momento en el que el petróleo suba y los precios de la energía hagan que todo se encarezca, las autoridades monetarias seguramente darán la respuesta estándar: a más inflación, mayor tipo de interés. Te quedan 15 años de hipoteca, imagino que debía ser como mínimo a 20 años y posiblemente a 25 años (a 30 años es dudoso, hace 15 años se daban pocas hipotecas así). Eso quiere decir que tu hipoteca es vieja y por tanto la repercusión del interés sobre tu cuota no es muy elevada; deberías hacer un cálculo (ya tienes un ejercicio para el mayor de tus hijos, y así podrá ver más de cerca cómo es el mundo real) sobre cuánto te ha de subir la cuota si tu tipo de referencia pasa del actual al 8%, por ejemplo (es un caso extremo; si se llega a tales tipos la sociedad explotará). Si la repercusión en la cuota mensual de tal subida es pequeña, como me imagino (digamos un 10% de subida de la cuota; por ejemplo, pasaría de 700 euros a 770 euros) entonces no merece mucho la pena que hagas nada respecto a tu hipoteca: podrías intentar amortizar plazos para acortar la vida de la hipoteca, pero es más que dudoso de que acabaras antes de que el Oil Crash se manifieste en plenitud; por otro lado, amortizar capital no tendría mucha influencia en la cuota mensual en este caso. Por el contrario, si una subida del 8% del tipo de interés te implica una repercusión importante sobre la cuota (digamos más del 10%) te tienes que plantear ir reduciendo capital, tanto como puedas.


Otra cuestión clave es la reducir los gastos. Es impresionante lo que se puede llegar a ahorrar con cambios simples de hábitos que no afectan sustancialmente a tu calidad de vida. Coge todas tus facturas mensuales y ordénalas de mayor a menor, y plantéate dónde puedes ahorrar más. Si la/s factura/s de teléfono/s son muy importantes, plantéaos llamar menos o buscar planes adecuados; si el gasto principal es el gas, cambiad los hábitos de uso del agua caliente (poned reguladores de caudal en los grifos, la ducha, etc). Si la asignación periódica a los chavales representa un buen mordisco, habla con ellos y hazles ver que tienen que ayudar a la economía familiar. Si alguno de tus hijos tiene suficiente edad para trabajar, anímale a que coja un empleo por horas (en un McDonald's, en una ferretería, donde sea) que pueda compatibilizar con sus estudios; así, ellos se sienten importantes por contribuir a la economía familiar y aprenden a valorar el dinero y el esfuerzo que cuesta conseguirlo. Has de pensar también que los precios de los carburantes pueden dispararse; por tanto, hay que vigilar la calefacción y el aire acondicionado, y por supuesto intentar ser lo menos dependientes posible del coche. En fin, esto son algunas ideas; seguramente tú misma podrás encontrar la vía más apropiada en esa dirección.


El dinero que consigas ahorrar debe dirigirse a dos fines. Uno, a mantener un fondo de contingencia para cubrir imprevistos (reparaciones u otros). Dos, para comenzar a implementar vuestro propio plan de adaptación. Eso implica, en esencia, cultivar. Sí, suena a estrafalario, suena a cosa de hippies como tú dices, pero es necesario. Si tenéis poco espacio, comenzad por cultivad tomates en el balcón, luego intentad ir hacia otro tipo de cultivos (yo estoy pez en esto, no sé: leguminosas, me imagino). Aprended a hacer compostaje. Todo eso son sólo parches, pero os permitirá ir aprendiendo las artes básicas de la jardinería, que en un futuro no muy lejano os serán útiles.

Otra cosa relevante es la educación de tus hijos. Es posible que te plantees que algún día alguno de ellos vaya a la Universidad. Si es así, es importante entender que en un mundo en el que todo será escaso ciertos estudios y especialistas son un lujo que no nos podremos permitir. Esto es cierto incluso, aunque en menor medida, para los itinerarios de Formación Profesional. Aunque la decisión ha de ser siempre tomada por tus hijos, es importante que sepan que no todos los estudios llevarán a un empleo o tendrán utilidad, independientemente de cómo hayan sido las cosas en los años y décadas pasadas. Vamos a un mundo diferente con unas necesidades diferentes.


En el medio plazo es importante que intentes constituir una comunidad. Sé que esta parte es la más difícil, pero también es necesaria. Seguramente en tu barrio hay más personas pasando por situaciones difíciles, y que encima no entienden qué está pasando aunque intuyen que algo va mal, profundamente mal, y sin embargo esperan que esto todavía pueda arreglarse (cosa que no va a pasar). Esa gente, abandonada a su suerte, son parte del problema, ya que en la ira de sentirse abandonados acabarán atacando a los que tienen al lado (y no a los de arriba). Al mismo tiempo, esa gente es parte de la solución, ya que con ellos podrás constituir una sociedad de mutuo apoyo: todos estáis en el mismo barco y si queréis salir de ésta os tenéis que ayudar entre todos. Los que no tengan trabajo pueden ofrecer sus horas a los demás y recibir bienes o servicios a cambio (bancos de horas). Esto favorece el espíritu de cohesión y disminuye el riesgo de estallidos. Por otro lado, si conseguís llegar a tener cierta fuerza, y cuando las cosas vayan peor, podéis intentar montar huertos comunales, explotados por los vecinos del barrio en solares abandonados y tierras periféricas. No será sencillo, pero todo es empezar.


Hay un blog que te quiero mencionar, porque creo que te podrá dar mucha luz en los momentos más negros. Lo escribe con admirable constancia Sharon Astyk, y se llama "El libro de Casaubon"; lamentablemente, está en inglés, pero creo que tu hija podría leértelo, quizá incluso para toda la familia, haciendo traducción simultánea. Al principio será un poco penoso, pero a medida que el nivel de traducción de tu hija mejore puede ser una experiencia grande, intensa. Sharon Astyk es una mujer admirable, y sus escritos transpiran compasión y comprensión, y habla con sencillez de la adaptación, de cómo hacer frente a los retos que nos esperan, de cómo no desesperar, de los sentimientos. En medio de miles de blog masculinos con sesudos análisis de duras aristas que desgarran la piel del alma, leer a Sharon es como encontrar un oasis en medio del desierto... y sin embargo ella habla de los mismos temas, y con gran profundidad analítica; pero ella refleja unas emociones más cálidas, más humanas y más humanizantes. Además, "El libro de Casaubon" es un gran tratado de jardinería sostenible, de cómo adaptar la casa para que consuma menos energía, de como reaprovechar los materiales. Está adaptado a la realidad americana y por eso no todo lo que propone tiene una directa e inmediata aplicación a otros contextos, pero aún así es muy interesante.


Otra cosa que seguramente es muy útil es que alguien venga a hablaros del Peak Oil en tu ciudad o barrio. Me tratas de tú, lo cual me sugiere que seguramente seas española y probablemente vives en España. Yo paso con cierta periodicidad por Madrid, y según y cómo podría intentar acercarme a algún otro lado, así que quizá yo mismo podría dar esa charla; en este caso, tú tendrías que contactar con tu Ayuntamiento o con una asociación vecinal para organizarlo. Si miras en la columna de la derecha tienes suficientes datos como para saber cómo contactar conmigo personalmente, no a través de comentarios del blog (y si no mira el primer post de este blog; seguro que esa hija tan espabilada que tienes te dice cómo).

Eso es más o menos todo.

Mucha suerte y un abrazo,

Antonio